Bienvenido Welcome Herzlich willkommen
viernes, 19 de mayo de 2017
miércoles, 17 de mayo de 2017
“COMEMOS
EN EXCESO Y ESO NOS ENFERMA”
Doctor García Chacón: “Estamos más enfermos, llegamos a la vejez más deteriorados y se han
incrementado incluso las enfermedades en los niños. La Nutrición clásica falla
y además los médicos carecemos de información para pautar dietas a los
pacientes”
Presidente de AMHI Internacional, Asociación
Internacional de Medicina Holointegrativa,
el doctor venezolano Rafael
García Chacón, se especializó en Nutrición después de ver que los pacientes no
revierten sus enfermedades si no hay un
cambio en la alimentación que siguen y asegura que para ello todos necesitamos
educación e información básica.
-Doctor,
¿Comemos lo que necesitamos?
-No. Nos excedemos en la cantidad. Y
mucho. Estamos biológicamente diseñados
para comer de más como parte de nuestro programa básico de supervivencia.
Nuestra especie viene de un ambiente cambiante, miles de años atrás, en el que
a veces teníamos mucho para comer y otras veces nada. Aprendimos a acumular
reservas, pero hoy no nos hace falta, tenemos las despensas llenas. Y sin embargo,
sobrepasamos las cantidades con este mismo objeto de afrontar periodos de
ayuno.
-¿Están
los profesionales sanitarios haciendo ese papel de educador en alimentación?
-Los médicos no solemos ver en nuestros
estudios habituales la materia de Dietética y Nutrición. Por ello nuestros
conocimientos al respecto suelen ser limitados. En la actualidad, la escasa
importancia que se le da a los alimentos
tiene su base en la experiencia, por eso cuando se indica una dieta para
alguien con colesterol alto, por falta de formación, pocas veces es suficiente
y casi siempre se recurre a medicamentos. Lo mismo pasa con la diabetes y otras
enfermedades. Con el tiempo, el médico deja de indicar dietas y manda desde el
principio medicamentos.
-Esto
indica claramente el fracaso de la nutrición en el sistema sanitario
-Sí, pero el fracaso de la dietética se debe
a un enfoque incompleto de la alimentación para el ser humano. Se les presta
atención a los nutrientes clásicos (vitaminas, minerales proteínas) y sin
embargo se desconoce la importancia de la Bio-compatibilidad, de los
reguladores de la ecología de las células madre (por ejem. los fotoquímicos y
las moléculas que aportan ácido o bases)
En este marco, el doctor García Chacón
destaca que ha surgido un nuevo modelo de alimentación basado en el código
alimentario grabado en nuestros genes. Los beneficios de esta forma de
nutrirnos son una mayor energía, un
mejor control del peso, menor propensión a enfermar, un deterioro orgánico más
lento, mayor duración de la vida y una velocidad de recuperación más elevada si
estamos enfermos.
Y en este campo, para el ser humano, comer
según nuestros genes nos lleva a comer como los grandes simios, con los que
compartimos un 99% de afinidad genética. Esta dieta incluye vegetales, frutas,
semillas y raíces. Ante ello, es fácil pensar
¿Y si nos hubiéramos quedado comiendo sólo plátanos habríamos
evolucionado?, pero junto a esta
cuestión coexiste un debate crucial:
–¿Es
necesario hacer un cambio de alimentación pese a todos los informes que dicen
que hay más esperanza de vida?
-Primero, no vivimos más que antes. El límite
de la vida del ser humano está entre los 110 y 120 años. Esto era así hace 2000
años y sigue siendo así. La probabilidad de llegar a esta edad es tan remota como
lo fue hace 2000 años. Lo que ha aumentado es la expectativa de vida, el
promedio, no la duración. Y no tanto por
los avances de la medicina como ciencia sino por el desarrollo de la red
sanitaria (agua potable, sistema de recogida de basuras…) que ha limitado las
epidemias que diezmaban a la población. La renta y la educación también mejoran
la expectativa de vida.
-¿Qué
dicen los estudios en materia de alimentación?
-Pues lo que está claro es que cuando se pasa
de una alimentación tradicional (con variedad de alimentos) a una moderna con
comida rápida, muchos alimentos refinados, muchos lácteos, aparecen con más
frecuencia enfermedades degenerativas.
-¿Pero
estamos más enfermos que antes?
-Sin duda. Las enfermedades se han
incrementado incluso en los niños: enfermedades infecciosas, alergias y asma,
diabetes, enfermedad cardiovascular, parkinson y alzheimer, depresión. En esta
última, tenemos el doble que nuestros padres, el triple que nuestros abuelos. Y
en temas como la obesidad, adolescentes de 13 años tienen sus arterias como
adultos de 45.
Y si esto no es suficiente, nos encontrábamos
en medio de una epidemia de cáncer que ahora se agrava porque una de cada ocho
mujeres tiene o tendrá cáncer de pecho.
-Y ¿en
qué estado llegamos a la vejez?
-Más deteriorados. Y no por falta de recursos
médicos sino por mayor degeneración, algo que tiene que ver con la
alimentación, la falta de ejercicio, el estrés y las enfermedades
degenerativas. Pero si usted come según las instrucciones del dietista no
estará mucho mejor que los demás. Algo falla en la dietética que se está
recomendando. Hay que realizar profundos cambios en la concepción de lo que es
la dietética. Se trata de una verdadera revolución. La de la alimentación
Bio-compatible.
-En
Alimentación, vivimos de los mitos?
-Absolutamente. Y hay grandes errores en los
que todos caemos:
1. Comemos en exceso: fruto de nuestra
sociedad de consumo. Se come más cuando hay angustia, para darse un premio.
2. Comemos buscando sólo tener todos los
nutrientes cada día (y esto no solo no produce salud sino que acorta la vida.
Estamos diseñados genéticamente para pasar periodos relativamente largos sin
comer. Y necesitamos pasar ciertos periodos de tiempo sin comer para estar
sanos. Cuando se somete a los animales a ayunos experimentales viven más, se
deterioran menos y se enferman menos).
3. El paradigma central de la dietética
analítica es: para estar sanos, la alimentación debe aportar vitaminas,
minerales, proteínas, carbohidratos y lípidos en cantidades suficientes. Si
usted hace esto y se enferma, ya no será por la alimentación sino por otros
factores. Pues esto es falso. Se puede enfermar por lo que se come aunque se
ingieran todos los nutrientes. Es más, la mayoría de enfermedades que nos matan
están vinculadas a estas dietas “completas”.
Ninguna generación en toda la historia había
consumido tantas vitaminas minerales, proteínas y nutrientes como la actual y
ninguna había estado tan enferma.
-¿Alguna
consideración más que debamos tener en cuenta?
-Sí, hay aspectos importantes que olvidó el
viejo modelo: el agua, la fibra y las determinantes ácidas y alcalinas. Estas
últimas, claves, porque en el
mantenimiento de la salud el equilibrio ácido-base juega un gran papel.
La alimentación habitual produce un estrés ácido y necesitamos fitoquímicos
protectores. Hay 42 vitaminas y minerales pero existen más de 10.000 sustancias
de valor inestimable para nuestra salud. Son los fitoquímicos. En este punto merece una atención especial la
paradoja francesa: Su población tiene baja enfermedad cardiovascular aunque
toma un elevado número de grasas (queso y otros alimentos concentrados) . La
clave está en el vino tinto. Se ha identificado una molécula que podría ser la
responsable: el resveratrol, que disminuye los niveles de LDL colesterol. Y el
resveratrol también es un antioxidante, por lo tanto habrá que recuperar esta
información y dirigir a las personas hacia este enfoque nutricional.
Fuente: http://www.mamabio.es/comemos-en-exceso-y-eso-nos-enferma/
martes, 16 de mayo de 2017
LA
GRANDEZA DE LAS PERSONAS ESTÁ EN LOS PEQUEÑOS DETALLES
La grandeza de una persona está en pequeños
detalles que, en principio, pueden no parecer importantes. Los pequeños
detalles moldean a las personas en acero inolvidable, las hacen únicas y
excepcionales.
No se trata de personas que no tienen miedo a
nada o que no han cometido errores, sino que son personas que siempre que
pueden tienen una palabra de aliento, una mano amiga para tender, un buen
pensamiento, una buena acción. En definitiva, son sus pequeños detalles los que
marcan la diferencia.
Ellas
entienden el valor de vivir y de compartir y no se acobardan por los
sinsentidos de la sociedad. Digamos que, estas personas, echan el freno en el
momento adecuado y reparan en que vivimos a demasiada velocidad.
No destruyen a los demás con sus críticas ni
con sus expectativas, pues uno de los “pequeños detalles” que ponen en práctica
es aceptar incondicionalmente al otro. No solo es que amen al mundo, es que lo
respetan porque son parte de él.
El gran
don de la sensibilidad
Haciendo gala de su gran sensibilidad, estas
personas no solo sienten y piensan por ellos, sino por su entorno. Tienen una
gran capacidad para empatizar, captar, proteger y lidiar con las emociones
ajenas. Esto es lo que las hace grandes y bellas.
No es que se caractericen por una alegría
infinita y contagiosa, sino que su forma de ser les permite observar cómo
funciona el mundo y comprenderlo un poco mejor. Por eso, siempre tienen un
momento para escuchar, para entender y para esperar. Algo que al común de los
mortales no se nos da demasiado bien.
Nos empeñamos en acelerar y acelerar para
llegar antes de tiempo. Pero, ¿de qué nos sirve tener unos minutos más si
llegamos tan cansados a nuestro destino y nos olvidamos de que lo pequeño nos
hace grandes?
Las
personas hermosas son raras, no se distinguen por la cara, sino por el alma.
Son personas valientes, personas sencillas por dentro y por fuera, personas que
viven seriamente sus sentimientos y que valoran en la misma medida los de los
demás.
Los
pequeños detalles que nos hacen grandes
Todos somos únicos, sin embargo, ser grandes
a la vez no es tan habitual. Son los pequeños detalles los que hacen grandes
momentos, grandes rasgos y grandes personas. Se nos olvida fácilmente, pero es
sencillo lograr que alguien se sienta especial. Os ofrecemos algunas ideas…
● Dar siempre los buenos
días, las buenas tardes o las buenas noches. Es decir, dos palabras tan
sencillas llevan consigo un gran respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Que
alguien te desee lo mejor en el día es una gran privilegio.
● No mostrar una felicidad
hipócrita. Es decir, no estar alegres y felices porque siempre hay que estarlo,
sino que hay que aceptar las emociones y los sentimientos que reinen en cada
momento.
● No respetar solamente las
emociones propias, sino también las ajenas. Esto es muy importante. Pensad en
cuántas veces alguien ha querido levantaros el ánimo de manera desacertada o
cuántas veces os han dado una mala noticia sin preparaos para lo que venía y
sin medir las consecuencias. Nuestras emociones no son cuestión de todo o nada,
hay que tratarlas con cuidado y acompañarlas adecuadamente con el ritmo de su
melodía.
● Las sonrisas a
destiempo, la calidez de las palabras, las caricias y las declaraciones
susurradas nos hacen sentir especiales. Así como la gente tóxica es
especialista en echar a perder los días de los demás, las personas geniales
suelen sacar sonrisas, haciendo que un día difícil se convierta en fácil.
Porque, al fin y al cabo, hacernos sentir diferentes es lo que convierte a
alguien en inolvidable.
● La grandeza de las
personas no se mide por el dinero, por sus estudios o por su belleza. La
grandeza de una persona se mide por la lealtad de su corazón y la humildad de
su alma. Y, a pesar de que la vida pueda separarte de estas personas, te
convertiste en alguien mejor desde que las conociste y eso es para siempre.
Desde luego que lo que se cuenta aquí son
cosas comunes, pero es que no cabe duda de que esos son los pequeños detalles
de la vida en los que se conoce a la grandes personas.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/la-grandeza-de-personas-esta-en-los-pequenos-detalles/
lunes, 15 de mayo de 2017
sábado, 13 de mayo de 2017
martes, 9 de mayo de 2017
PERDONAR
ES LIMPIAR LOS DESECHOS QUE OTRA PERSONA DEJÓ EN NOSOTROS
Perdonar, se dice tan sencillo y a veces
cuesta tanto trabajo, puede resultar una ardua labor, con todo y que sepamos
qué es lo mejor para nosotros, que somos los mayores beneficiados, que nos
liberaremos de sentimientos negativos que podemos sustituir por positivos… Pero
cuánto trabajo nos puede costar perdonar realmente, de corazón…
Cuando sentimos que alguien nos ha lastimado,
cuando han lastimado a alguien que queremos, cuando presenciamos o vivimos
injusticias, cuando somos traicionados, cuando nuestro corazón se entristece y
se arruga como una pasa porque alguien lo desvaloró, maltrató o realizó
cualquier acto donde nos sentimos vulnerados, se genera en nosotros de forma
casi inevitable un sentimiento de rencor, de dolor al recordar, de impotencia o
de culpa.
Debemos hacer un esfuerzo del tamaño
necesario para no cargar con ese peso a nuestras espaldas, el perdonar de
corazón nos libera, nos permite soltar algo que nos hace daño, algo que nos
pone en sintonía con el dolor. Perdonar no significa hacer las paces con quien
sentimos que nos ha agredido, tampoco es restarle importancia a eso que nos
lastimó. Es reacomodar nuestros sentimientos en pro de nuestro bienestar, es
darnos mayor importancia a nosotros que a nuestro agresor.
Perdonar es amarnos más a nosotros de lo que
despierta en nuestro ser el recuerdo de lo que nos lastima. Perdonar es aceptar
lo que ocurrió, no podemos cambiar el pasado, solo podemos cambiar cómo lo
revivimos en nuestra memoria, poder sanarnos nos permitirá ser más fuertes, ser
más conocedores de nosotros mismos y sobre todo protectores.
Esperar una disculpa o un cambio de actitud
por parte de quien nos ha lastimado o ha hecho algo que ante nuestros ojos
merezca ser perdonado, es darle el poder a otro sobre nuestro estado emocional,
probablemente esa disculpa no llegue, probablemente esa persona ni siquiera
tenga conocimiento de lo que ha generado en nosotros o bien pueda que jamás
cambie. Pero es nuestra responsabilidad y nuestro derecho liberar nuestra mente
del dolor, aunque nada alrededor cambie.
Ver las cosas tal y cómo son, aceptar y dejar
ir son las tres claves para romper esas cadenas. Nada puede cambiar aquello que
vivimos, aunque devolvamos una acción, aunque utilicemos la venganza, inclusive
si la otra persona se disculpa o en el peor escenario, dejar de existir en este
plano, eso no cambiará lo que vivimos… Lo mejor es aceptar y dejar ir todo
pensamiento de dolor… Ya pasó, no podemos hacer más.
Dejemos que el universo aplique sus
respectivas leyes, pero sin estar a la expectativa, todo ocurre por una razón,
todo lo que vivimos son lecciones, TODOS nosotros, inclusive nuestro agresor,
estamos en medio de un proceso de aprendizaje. Hay una ley de causa y efecto y
sin nosotros ocupar nuestros pensamientos y sentimientos en algo o alguien, muy
probablemente veamos un claro escenario a futuro. Lo importante es que no nos
dejemos amarrar nuestro corazón, porque allí estamos permitiendo que nos
lastimen permanentemente y eso podría catalogarse como la peor de las
agresiones y solo sería nuestra responsabilidad.
Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que
el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por
lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica
(agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta.
–Facundo Cabral
Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-perdonar-es-limpiar-los-desechos-que-otra-persona-dejo-en-nosotros-7589
lunes, 8 de mayo de 2017
EL PODER
DE LA HUMILDAD
Sería curioso empezar este artículo ahondando
un poco en el significado de la palabra “humildad”. La etimología nos dice que
humildad procede de “humus”, es decir, aquello que se desprende de la
naturaleza y que a su vez la fertiliza y la hace crecer. La humildad sería pues
“lo esencial”.
¿Qué es para ti esencial en tu vida? ¿Tu
familia, tu trabajo, tus aficiones? Todos disponemos de ese algo que es
verdaderamente importante para nosotros, nuestra verdadera esencia. El resto,
es simplemente superficial. Pero hay que saber reconocerlo.
En ocasiones, las personas no solo nos
rodeamos de cosas artificiales, sino que es posible que hasta nosotros mismos
nos hayamos convertido, desgraciadamente, “en seres artificiales”. ¿Cómo
evitarlo entonces? ¿Cómo volver a nuestra esencia?
Practicar la humildad
Hay quien dice que la humildad,
sencillamente, consiste en callar nuestras virtudes y permitir a los demás
descubrirlas por sí mismos. Es cierto, pero la dimensión de la humildad va
mucho más allá.
Practicar la humildad y por lo tanto ser
humilde se trataría en primer lugar de una sencilla invitación a ver nuestras
limitaciones y a saber reconocerlas con el objetivo de aprender.
Por ejemplo, primero hemos de asumir nuestro
desconocimiento mediante el cual, asentar esos nuevos aprendizajes, esas nuevas
experiencias. Si aceptamos nuestros propios límites tomaremos conciencia de
todo aquello que nos queda por hacer o aprender. Quien cree que ya lo sabe todo
no irá más allá, la soberbia engulle a la humildad y origina personas engreídas
a la vez que resentidas.
Ser humilde no es ser débil o ingenuo, al
contrario, nos aporta lucidez y una fuerza particular para ver las cosas en
toda su realidad. Bien es cierto que en ocasiones puede ser complicado llegar a
ver cuál es la verdadera esencia, el verdadero “humus” de nuestras vidas.
Estamos llenos de obligaciones, de presiones
laborales, de proyectos que cumplir, de personas ante las que responder y no
defraudar… Tanto que en ocasiones nos sumergimos en una pequeña vorágine de
dimensiones donde es complicado entrever lo que de verdad nos aporta la
felicidad. Pero es aquí donde empieza la humildad: comprendiendo qué es importe
por encima del resto de artificios.
Tu bienestar, tu familia y tú seréis siempre
lo más importante. La humildad debe practicarse cada día, y el mejor modo de
hacerlo es mediante unas sencillas preguntas: ¿Qué es lo que me hace
verdaderamente feliz? ¿Qué es lo que no desearía perder? ¿Qué es lo que podría
hacer para conseguir o mantener aquello que quiero?
La humildad en las pequeñas cosas
Las personas humildes no se vanaglorian de
sus éxitos. Practicar la humildad es un ejercicio diario que se mueve con la
responsabilidad de hacer las cosas bien, de comprometerse, de hacer lo que toca
y lo que es necesario, con autenticidad.
Las cosas pequeñas son las que tejen los
actos verdaderamente importantes, esos códigos sencillos que tanto nos aportan:
una sonrisa, una palabra, un gesto de empatía… códigos que no se compran sino
que salen desde lo más profundo de nuestro ser; aspectos que se instalan en
nuestra memoria y que nos aportan la verdadera felicidad.
Saber escuchar, saber entender los silencios,
ser receptivos, cercanos, cómplices y sinceros, son características que definen
a las personas humildes. Esas que tanta confianza nos aportan y donde deberemos
buscar a los verdaderos amigos.
El valor de la humildad no requiere objetos
materiales, las dimensiones “intangibles” son casi siempre las que nos aportan
verdadero bienestar, verdadera felicidad. Y es aquí donde reside la verdadera
calidad de vida… en las cosas sencillas. En el “humus” de nuestra esencia, ahí
donde logramos desprendernos de todo lo que es superficial.
¿Qué tal si lo ponemos en práctica?
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/el-poder-de-la-humildad/
Suscribirse a:
Entradas (Atom)