miércoles, 17 de mayo de 2017

“COMEMOS EN EXCESO Y ESO NOS ENFERMA”

Doctor García Chacón: “Estamos más enfermos, llegamos a la vejez más deteriorados y se han incrementado incluso las enfermedades en los niños. La Nutrición clásica falla y además los médicos carecemos de información para pautar dietas a los pacientes”

Presidente de AMHI Internacional, Asociación Internacional de Medicina Holointegrativa,  el doctor venezolano  Rafael García Chacón, se especializó en Nutrición después de ver que los pacientes no revierten  sus enfermedades si no hay un cambio en la alimentación que siguen y asegura que para ello todos necesitamos educación e información básica.

-Doctor, ¿Comemos lo que necesitamos?

-No. Nos excedemos en la cantidad. Y mucho.  Estamos biológicamente diseñados para comer de más como parte de nuestro programa básico de supervivencia. Nuestra especie viene de un ambiente cambiante, miles de años atrás, en el que a veces teníamos mucho para comer y otras veces nada. Aprendimos a acumular reservas, pero hoy no nos hace falta, tenemos las despensas llenas. Y sin embargo, sobrepasamos las cantidades con este mismo objeto de afrontar periodos de ayuno.

-¿Están los profesionales sanitarios haciendo ese papel de educador en alimentación?

-Los médicos no solemos ver en nuestros estudios habituales la materia de Dietética y Nutrición. Por ello nuestros conocimientos al respecto suelen ser limitados. En la actualidad, la escasa importancia que se le da a los alimentos  tiene su base en la experiencia, por eso cuando se indica una dieta para alguien con colesterol alto, por falta de formación, pocas veces es suficiente y casi siempre se recurre a medicamentos. Lo mismo pasa con la diabetes y otras enfermedades. Con el tiempo, el médico deja de indicar dietas y manda desde el principio medicamentos.

-Esto indica claramente el fracaso de la nutrición en el sistema sanitario

-Sí, pero el fracaso de la dietética se debe a un enfoque incompleto de la alimentación para el ser humano. Se les presta atención a los nutrientes clásicos (vitaminas, minerales proteínas) y sin embargo se desconoce la importancia de la Bio-compatibilidad, de los reguladores de la ecología de las células madre (por ejem. los fotoquímicos y las moléculas que aportan ácido o bases)

En este marco, el doctor García Chacón destaca que ha surgido un nuevo modelo de alimentación basado en el código alimentario grabado en nuestros genes. Los beneficios de esta forma de nutrirnos  son una mayor energía, un mejor control del peso, menor propensión a enfermar, un deterioro orgánico más lento, mayor duración de la vida y una velocidad de recuperación más elevada si estamos enfermos.

Y en este campo, para el ser humano, comer según nuestros genes nos lleva a comer como los grandes simios, con los que compartimos un 99% de afinidad genética. Esta dieta incluye vegetales, frutas, semillas y raíces. Ante ello, es fácil pensar  ¿Y si nos hubiéramos quedado comiendo sólo plátanos habríamos evolucionado?, pero  junto a esta cuestión coexiste un debate crucial:

–¿Es necesario hacer un cambio de alimentación pese a todos los informes que dicen que hay más esperanza de vida?

-Primero, no vivimos más que antes. El límite de la vida del ser humano está entre los 110 y 120 años. Esto era así hace 2000 años y sigue siendo así. La probabilidad de llegar a esta edad es tan remota como lo fue hace 2000 años. Lo que ha aumentado es la expectativa de vida, el promedio, no la duración.  Y no tanto por los avances de la medicina como ciencia sino por el desarrollo de la red sanitaria (agua potable, sistema de recogida de basuras…) que ha limitado las epidemias que diezmaban a la población. La renta y la educación también mejoran la expectativa de vida.

-¿Qué dicen los estudios en materia de alimentación?

-Pues lo que está claro es que cuando se pasa de una alimentación tradicional (con variedad de alimentos) a una moderna con comida rápida, muchos alimentos refinados, muchos lácteos, aparecen con más frecuencia enfermedades degenerativas.

-¿Pero estamos más enfermos que antes?

-Sin duda. Las enfermedades se han incrementado incluso en los niños: enfermedades infecciosas, alergias y asma, diabetes, enfermedad cardiovascular, parkinson y alzheimer, depresión. En esta última, tenemos el doble que nuestros padres, el triple que nuestros abuelos. Y en temas como la obesidad, adolescentes de 13 años tienen sus arterias como adultos de 45.

Y si esto no es suficiente, nos encontrábamos en medio de una epidemia de cáncer que ahora se agrava porque una de cada ocho mujeres tiene o tendrá cáncer de pecho.

-Y ¿en qué estado llegamos a la vejez?

-Más deteriorados. Y no por falta de recursos médicos sino por mayor degeneración, algo que tiene que ver con la alimentación, la falta de ejercicio, el estrés y las enfermedades degenerativas. Pero si usted come según las instrucciones del dietista no estará mucho mejor que los demás. Algo falla en la dietética que se está recomendando. Hay que realizar profundos cambios en la concepción de lo que es la dietética. Se trata de una verdadera revolución. La de la alimentación Bio-compatible.

-En Alimentación, vivimos de los mitos?

-Absolutamente. Y hay grandes errores en los que todos caemos:

1. Comemos en exceso: fruto de nuestra sociedad de consumo. Se come más cuando hay angustia, para darse un premio.

2. Comemos buscando sólo tener todos los nutrientes cada día (y esto no solo no produce salud sino que acorta la vida. Estamos diseñados genéticamente para pasar periodos relativamente largos sin comer. Y necesitamos pasar ciertos periodos de tiempo sin comer para estar sanos. Cuando se somete a los animales a ayunos experimentales viven más, se deterioran menos y se enferman menos).

3. El paradigma central de la dietética analítica es: para estar sanos, la alimentación debe aportar vitaminas, minerales, proteínas, carbohidratos y lípidos en cantidades suficientes. Si usted hace esto y se enferma, ya no será por la alimentación sino por otros factores. Pues esto es falso. Se puede enfermar por lo que se come aunque se ingieran todos los nutrientes. Es más, la mayoría de enfermedades que nos matan están vinculadas a estas dietas “completas”.

Ninguna generación en toda la historia había consumido tantas vitaminas minerales, proteínas y nutrientes como la actual y ninguna había estado tan enferma.

-¿Alguna consideración más que debamos tener en cuenta?

-Sí, hay aspectos importantes que olvidó el viejo modelo: el agua, la fibra y las determinantes ácidas y alcalinas. Estas últimas, claves,  porque en el mantenimiento de la  salud  el equilibrio ácido-base juega un gran papel. La alimentación habitual produce un estrés ácido y necesitamos fitoquímicos protectores. Hay 42 vitaminas y minerales pero existen más de 10.000 sustancias de valor inestimable para nuestra salud. Son los fitoquímicos.  En este punto merece una atención especial la paradoja francesa: Su población tiene baja enfermedad cardiovascular aunque toma un elevado número de grasas (queso y otros alimentos concentrados) . La clave está en el vino tinto. Se ha identificado una molécula que podría ser la responsable: el resveratrol, que disminuye los niveles de LDL colesterol. Y el resveratrol también es un antioxidante, por lo tanto habrá que recuperar esta información y dirigir a las personas hacia este enfoque nutricional.


Fuente: http://www.mamabio.es/comemos-en-exceso-y-eso-nos-enferma/


martes, 16 de mayo de 2017

LA GRANDEZA DE LAS PERSONAS ESTÁ EN LOS PEQUEÑOS DETALLES

La grandeza de una persona está en pequeños detalles que, en principio, pueden no parecer importantes. Los pequeños detalles moldean a las personas en acero inolvidable, las hacen únicas y excepcionales.

No se trata de personas que no tienen miedo a nada o que no han cometido errores, sino que son personas que siempre que pueden tienen una palabra de aliento, una mano amiga para tender, un buen pensamiento, una buena acción. En definitiva, son sus pequeños detalles los que marcan la diferencia.

Ellas entienden el valor de vivir y de compartir y no se acobardan por los sinsentidos de la sociedad. Digamos que, estas personas, echan el freno en el momento adecuado y reparan en que vivimos a demasiada velocidad.

No destruyen a los demás con sus críticas ni con sus expectativas, pues uno de los “pequeños detalles” que ponen en práctica es aceptar incondicionalmente al otro. No solo es que amen al mundo, es que lo respetan porque son parte de él.

El gran don de la sensibilidad

Haciendo gala de su gran sensibilidad, estas personas no solo sienten y piensan por ellos, sino por su entorno. Tienen una gran capacidad para empatizar, captar, proteger y lidiar con las emociones ajenas. Esto es lo que las hace grandes y bellas.

No es que se caractericen por una alegría infinita y contagiosa, sino que su forma de ser les permite observar cómo funciona el mundo y comprenderlo un poco mejor. Por eso, siempre tienen un momento para escuchar, para entender y para esperar. Algo que al común de los mortales no se nos da demasiado bien.

Nos empeñamos en acelerar y acelerar para llegar antes de tiempo. Pero, ¿de qué nos sirve tener unos minutos más si llegamos tan cansados a nuestro destino y nos olvidamos de que lo pequeño nos hace grandes?

Las personas hermosas son raras, no se distinguen por la cara, sino por el alma. Son personas valientes, personas sencillas por dentro y por fuera, personas que viven seriamente sus sentimientos y que valoran en la misma medida los de los demás.

Los pequeños detalles que nos hacen grandes

Todos somos únicos, sin embargo, ser grandes a la vez no es tan habitual. Son los pequeños detalles los que hacen grandes momentos, grandes rasgos y grandes personas. Se nos olvida fácilmente, pero es sencillo lograr que alguien se sienta especial. Os ofrecemos algunas ideas…

● Dar siempre los buenos días, las buenas tardes o las buenas noches. Es decir, dos palabras tan sencillas llevan consigo un gran respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Que alguien te desee lo mejor en el día es una gran privilegio.

● No mostrar una felicidad hipócrita. Es decir, no estar alegres y felices porque siempre hay que estarlo, sino que hay que aceptar las emociones y los sentimientos que reinen en cada momento.

● No respetar solamente las emociones propias, sino también las ajenas. Esto es muy importante. Pensad en cuántas veces alguien ha querido levantaros el ánimo de manera desacertada o cuántas veces os han dado una mala noticia sin preparaos para lo que venía y sin medir las consecuencias. Nuestras emociones no son cuestión de todo o nada, hay que tratarlas con cuidado y acompañarlas adecuadamente con el ritmo de su melodía.

● Las sonrisas a destiempo, la calidez de las palabras, las caricias y las declaraciones susurradas nos hacen sentir especiales. Así como la gente tóxica es especialista en echar a perder los días de los demás, las personas geniales suelen sacar sonrisas, haciendo que un día difícil se convierta en fácil. Porque, al fin y al cabo, hacernos sentir diferentes es lo que convierte a alguien en inolvidable.

● La grandeza de las personas no se mide por el dinero, por sus estudios o por su belleza. La grandeza de una persona se mide por la lealtad de su corazón y la humildad de su alma. Y, a pesar de que la vida pueda separarte de estas personas, te convertiste en alguien mejor desde que las conociste y eso es para siempre.

Desde luego que lo que se cuenta aquí son cosas comunes, pero es que no cabe duda de que esos son los pequeños detalles de la vida en los que se conoce a la grandes personas.


Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/la-grandeza-de-personas-esta-en-los-pequenos-detalles/


martes, 9 de mayo de 2017

PERDONAR ES LIMPIAR LOS DESECHOS QUE OTRA PERSONA DEJÓ EN NOSOTROS

Perdonar, se dice tan sencillo y a veces cuesta tanto trabajo, puede resultar una ardua labor, con todo y que sepamos qué es lo mejor para nosotros, que somos los mayores beneficiados, que nos liberaremos de sentimientos negativos que podemos sustituir por positivos… Pero cuánto trabajo nos puede costar perdonar realmente, de corazón…

Cuando sentimos que alguien nos ha lastimado, cuando han lastimado a alguien que queremos, cuando presenciamos o vivimos injusticias, cuando somos traicionados, cuando nuestro corazón se entristece y se arruga como una pasa porque alguien lo desvaloró, maltrató o realizó cualquier acto donde nos sentimos vulnerados, se genera en nosotros de forma casi inevitable un sentimiento de rencor, de dolor al recordar, de impotencia o de culpa.

Debemos hacer un esfuerzo del tamaño necesario para no cargar con ese peso a nuestras espaldas, el perdonar de corazón nos libera, nos permite soltar algo que nos hace daño, algo que nos pone en sintonía con el dolor. Perdonar no significa hacer las paces con quien sentimos que nos ha agredido, tampoco es restarle importancia a eso que nos lastimó. Es reacomodar nuestros sentimientos en pro de nuestro bienestar, es darnos mayor importancia a nosotros que a nuestro agresor.

Perdonar es amarnos más a nosotros de lo que despierta en nuestro ser el recuerdo de lo que nos lastima. Perdonar es aceptar lo que ocurrió, no podemos cambiar el pasado, solo podemos cambiar cómo lo revivimos en nuestra memoria, poder sanarnos nos permitirá ser más fuertes, ser más conocedores de nosotros mismos y sobre todo protectores.

Esperar una disculpa o un cambio de actitud por parte de quien nos ha lastimado o ha hecho algo que ante nuestros ojos merezca ser perdonado, es darle el poder a otro sobre nuestro estado emocional, probablemente esa disculpa no llegue, probablemente esa persona ni siquiera tenga conocimiento de lo que ha generado en nosotros o bien pueda que jamás cambie. Pero es nuestra responsabilidad y nuestro derecho liberar nuestra mente del dolor, aunque nada alrededor cambie.

Ver las cosas tal y cómo son, aceptar y dejar ir son las tres claves para romper esas cadenas. Nada puede cambiar aquello que vivimos, aunque devolvamos una acción, aunque utilicemos la venganza, inclusive si la otra persona se disculpa o en el peor escenario, dejar de existir en este plano, eso no cambiará lo que vivimos… Lo mejor es aceptar y dejar ir todo pensamiento de dolor… Ya pasó, no podemos hacer más.

Dejemos que el universo aplique sus respectivas leyes, pero sin estar a la expectativa, todo ocurre por una razón, todo lo que vivimos son lecciones, TODOS nosotros, inclusive nuestro agresor, estamos en medio de un proceso de aprendizaje. Hay una ley de causa y efecto y sin nosotros ocupar nuestros pensamientos y sentimientos en algo o alguien, muy probablemente veamos un claro escenario a futuro. Lo importante es que no nos dejemos amarrar nuestro corazón, porque allí estamos permitiendo que nos lastimen permanentemente y eso podría catalogarse como la peor de las agresiones y solo sería nuestra responsabilidad.

Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta.
–Facundo Cabral


Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-perdonar-es-limpiar-los-desechos-que-otra-persona-dejo-en-nosotros-7589


lunes, 8 de mayo de 2017

EL PODER DE LA HUMILDAD

Sería curioso empezar este artículo ahondando un poco en el significado de la palabra “humildad”. La etimología nos dice que humildad procede de “humus”, es decir, aquello que se desprende de la naturaleza y que a su vez la fertiliza y la hace crecer. La humildad sería pues “lo esencial”.

¿Qué es para ti esencial en tu vida? ¿Tu familia, tu trabajo, tus aficiones? Todos disponemos de ese algo que es verdaderamente importante para nosotros, nuestra verdadera esencia. El resto, es simplemente superficial. Pero hay que saber reconocerlo.

En ocasiones, las personas no solo nos rodeamos de cosas artificiales, sino que es posible que hasta nosotros mismos nos hayamos convertido, desgraciadamente, “en seres artificiales”. ¿Cómo evitarlo entonces? ¿Cómo volver a nuestra esencia?

Practicar la humildad

Hay quien dice que la humildad, sencillamente, consiste en callar nuestras virtudes y permitir a los demás descubrirlas por sí mismos. Es cierto, pero la dimensión de la humildad va mucho más allá.

Practicar la humildad y por lo tanto ser humilde se trataría en primer lugar de una sencilla invitación a ver nuestras limitaciones y a saber reconocerlas con el objetivo de aprender.

Por ejemplo, primero hemos de asumir nuestro desconocimiento mediante el cual, asentar esos nuevos aprendizajes, esas nuevas experiencias. Si aceptamos nuestros propios límites tomaremos conciencia de todo aquello que nos queda por hacer o aprender. Quien cree que ya lo sabe todo no irá más allá, la soberbia engulle a la humildad y origina personas engreídas a la vez que resentidas.

Ser humilde no es ser débil o ingenuo, al contrario, nos aporta lucidez y una fuerza particular para ver las cosas en toda su realidad. Bien es cierto que en ocasiones puede ser complicado llegar a ver cuál es la verdadera esencia, el verdadero “humus” de nuestras vidas.

Estamos llenos de obligaciones, de presiones laborales, de proyectos que cumplir, de personas ante las que responder y no defraudar… Tanto que en ocasiones nos sumergimos en una pequeña vorágine de dimensiones donde es complicado entrever lo que de verdad nos aporta la felicidad. Pero es aquí donde empieza la humildad: comprendiendo qué es importe por encima del resto de artificios.

Tu bienestar, tu familia y tú seréis siempre lo más importante. La humildad debe practicarse cada día, y el mejor modo de hacerlo es mediante unas sencillas preguntas: ¿Qué es lo que me hace verdaderamente feliz? ¿Qué es lo que no desearía perder? ¿Qué es lo que podría hacer para conseguir o mantener aquello que quiero?

La humildad en las pequeñas cosas

Las personas humildes no se vanaglorian de sus éxitos. Practicar la humildad es un ejercicio diario que se mueve con la responsabilidad de hacer las cosas bien, de comprometerse, de hacer lo que toca y lo que es necesario, con autenticidad.

Las cosas pequeñas son las que tejen los actos verdaderamente importantes, esos códigos sencillos que tanto nos aportan: una sonrisa, una palabra, un gesto de empatía… códigos que no se compran sino que salen desde lo más profundo de nuestro ser; aspectos que se instalan en nuestra memoria y que nos aportan la verdadera felicidad.

Saber escuchar, saber entender los silencios, ser receptivos, cercanos, cómplices y sinceros, son características que definen a las personas humildes. Esas que tanta confianza nos aportan y donde deberemos buscar a los verdaderos amigos.

El valor de la humildad no requiere objetos materiales, las dimensiones “intangibles” son casi siempre las que nos aportan verdadero bienestar, verdadera felicidad. Y es aquí donde reside la verdadera calidad de vida… en las cosas sencillas. En el “humus” de nuestra esencia, ahí donde logramos desprendernos de todo lo que es superficial.

¿Qué tal si lo ponemos en práctica?


Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/el-poder-de-la-humildad/