PARA CONVIVIR EN ARMONÍA ES NECESARIO
SUMAR, NO RESTAR
Estoy en esa
etapa de la vida donde ya cansan las medias verdades, las falsas apariencias y
las presencias interesadas. En este mundo, nutrido a veces de días oscuros y
personas intermitentes, quiero compañías que sepan sumar, no que resten; deseo
vínculos que sean mi faro iluminado para construir un horizonte más libre,
ilusionado.
Los expertos
en psicología social y liderazgo nos recuerdan una sensación que todos habremos
experimentado alguna vez. Hay personas que causan un impacto indefinible cuando
entran a una habitación. En ocasiones, la famosa expresión “tener luz” parece
ser auténtica, creíble. Son presencias que por alguna razón, nos transmiten
calma y armonía.
“Estamos en este mundo
para convivir en armonía: quienes lo saben no luchan entre sí”
-Buda-
Esta
facultad tiene poco de magia, en realidad es pura psicología, y el proceso que
favorece esta “impregnación emocional” se debe a una dimensión que se define
como “conciencia cognitiva”. Es decir, la persona que ejerce esta influencia
positiva ha elegido de forma consciente ese estado. Está bien consigo misma, no
hay conflictos, no hay rencor, solo un equilibrio interior que a su vez, llega
a quienes le rodean.
Estas, son
sin duda personalidades que saben sumar, perfiles que cohesionan escenarios, que
hacen fluir los pequeños entornos en los que se mueven y que por lo general,
son muy hábiles a la hora de “abrir sus paraguas emocionales” para protegerse
de las malas artes ajenas, de las manipulaciones y de los traficantes de culpa.
Te
proponemos reflexionar sobre ello y ante todo, aprender alguna estrategia de
este tipo de personas.
Saber sumar y convivir es apartar fronteras
Vivimos en
un mundo complejo, en territorios dotados de una carga energética positiva o
negativa en base al tipo de interacción humana que en ella, se lleve a cabo
cada día. Sabemos también que están muy de moda etiquetas tan manidas, como la
ya clásica “toxicidad o persona tóxica“, sin embargo, más allá de estos
polémicos términos hay algo que está claro y que debemos asumir: siempre van a
existir perfiles de comportamiento que nos amarguen la existencia directa o
indirectamente.
Hay personas
que no saben sumar, lo sabemos, amigos, compañeros o familiares que no
entienden ni entenderán que para convivir no basta solo con atender y saciar
las necesidades propias a toda costa. Cabe decir, no obstante, que a veces,
tras la “supuesta” persona tóxica existe un problema concreto, como una
depresión encubierta que requiere sin duda de nuestra sensibilidad.
Es necesario
pues saber intuir, leer entre líneas y no recurrir al instante a esa frontera
radical donde dejar a unos con sus miserias mientras otros, nos colocamos los
escudos y las máscaras antigás para que no nos impregnen con su negatividad.
Convivir requiere también saber comprender, ser empático y no poner distancias
sin saber antes, cuál es la raíz de la discrepancia.
Personas que saben brillar, personas que
saben convivir
Hablábamos
al inicio de las personas que saben brillar y que disponen de eso que hemos
definido como conciencia cognitiva. Se trata ante todo de un constructo
realmente útil que todos deberíamos aprender a practicar, a hacer nuestro para
dotar a nuestros ambientes cotidianos de esa energía que crea cohesión, y que a
su vez nos da la oportunidad de defendernos con respeto, con auténtica
inteligencia emocional.
Grande es quien para
brillar no necesita apagar la luz de los demás.
A
continuación, te invitamos a reflexionar sobre las dimensiones que dan forma a
este comportamiento tan lleno de armonía, de equilibrio interior.
Cómo desarrollar una conciencia cognitiva
saludable y útil
Para crear
un buen impacto en nuestros contextos cotidianos y favorecer esa necesitada
cohesión, es necesario primero “cohesionarnos” por dentro, es decir, saber qué
ocurre en nuestro interior. Debemos aprender a ser cognitivamente conscientes.
Para sumar y
no restar, no debemos prestar atención solo a nuestro exterior. No se trata
únicamente de ir con toda la buena voluntad del mundo para ayudar, para “caer
bien”, para resolver necesidades ajenas. Quien se centra solo en el exterior se
descuida a sí mismo, y la armonía, también se pierde.
Es
necesario, por tanto, desarrollar una auténtica calma interior, recordar cuáles
son nuestros valores, cuáles nuestras fortalezas, reafirmando siempre nuestra
autoestima como ese faro de luz que nunca hay que perder de vista.
Por otro
lado, también es muy positivo poner en práctica una adecuada conciencia
sensorial. Debemos intuir, sentir y saber entender las emociones ajenas, ese
mundo de los sentidos que a menudo nos envuelven y nos aprisionan.
La persona
que sabe brillar, que sabe sumar, es capaz de entender y descifrar ese mundo
emocional para canalizarlo como es debido. Desarrollará un adecuado y
respetuoso “desapego emocional” hacia quien gusta traer conflictos, críticas y
amarguras infundadas.
A su vez,
sabrá sintonizar con la persona que camufla sus necesidades reales mediante esa
hostilidad o mal humor donde a veces, yace la soledad, el miedo o la depresión.
Para
concluir, la verdadera convivencia no implica crear fronteras ni expatriarnos
ante lo que no nos gusta o no entendemos. Se trata de crear puentes, de
respetar opiniones distintas, de entender a quien sufre en silencio y de hacer
brillar a quien en ocasiones cae en un nubarrón de oscuro desconcierto.
La distancia
auténtica la guardaremos para cuando nos infligen un daño auténtico. Porque en
esta vida, quien sabe sumar no es cautivo de nada ni nadie; es alguien libre,
feliz por ser quien es y que a su vez, es capaz de transmitir su bienestar a
quienes le rodean.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/convivir-en-armonia-sumar-no-restar/