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miércoles, 7 de septiembre de 2016
martes, 6 de septiembre de 2016
ENTREVISTA A DAN WINTER: “LAS EMOCIONES
AFECTAN A NUESTRA GENÉTICA”
Dan Winter,
físico, psicofisiólogo, músico, investigador poligráfico, analista de sistemas
IBM.
56 años.
Nací en Nueva York y vivo en el campo, en el sur de Francia. Tengo pareja. El
éxtasis, la felicidad, las experiencias pico… son absolutamente necesarios para
la salud y son pura física. Mis conocimientos como ingeniero eléctrico
conforman mi idea religiosa.
¿Sabe esa
aureola que les ponen a los santos? Es
pura ciencia.
¿Se puede ver y medir?
Uno de mis
colegas, el profesor Konstantin Korotkov, catedrático de la Universidad de San
Petersburgo, ha creado un aparato, el GDV (visualización por descarga de gas),
que conectado a la punta de los dedos y a un ordenador muestra el aura de todo
el cuerpo; es decir, el campo energético.
¿…?
Están
utilizándolo ya más de 10.000 médicos, incluida la asociación médica
estadounidense. Con el GDV obtenemos información sobre el estado físico y
psicológico del paciente. Nos permite abordar un nuevo nivel del ser humano, el
energético.
Póngame un ejemplo concreto de lo que puede
medir el GDV.
La empatía
entre las personas: vemos cómo el aura de las parejas bien avenidas se mueve
entre los dos cuerpos; y también cómo la gente que toma drogas, legales o
ilegales, tiene agujeros en su aura.
¿Y usted investiga con eso?
Sí. Entre
otras cosas, con lo que ocurre con el aura tras la muerte.
Creo que tendremos que ir despacio.
Cuando
morimos, el campo eléctrico, o lo que llamamos vida, sale del cuerpo. Las
constantes de Kluver (un científico que se dedicó a investigar las experiencias
cercanas a la muerte) es lo que la gente suele ver cuando muere. Se trata de un
patrón de simetrías.
¿Todos ven lo mismo?
Sí, primero
ven una rejilla, luego una especie de telaraña, un túnel y finalmente una
espiral. Lo que hemos descubierto es que esos cuatro pasos se corresponden con la geometría de pliegues
de nuestro ADN.
¿Y?
Nosotros
somos un colectivo de 3 billones de células, y probablemente cuando morimos
nuestro campo electromagnético se va hacia el centro de cada una de esas
células, nuestro ADN, para luego salir de nuestro cuerpo. Adónde llegue después
depende del grado de fractalidad del entorno en que morimos y de nuestra
preparación; puede llegar a cualquier punto del universo.
Defíname fractalidad.
Una rosa, un
helecho, una piña, las muñecas rusas…, es decir: el interior tiene exactamente
la misma forma que el exterior, y eso es lo que produce la fuerza centrante, la
implosión, lo que provoca que todo se mantenga alrededor de un centro, incluido nuestro campo electromagnético. En realidad,
la fractalidad es lo que genera la gravedad.
¿Todo se pliega sobre sí mismo?
Si, sólo
existe una forma que se comprime infinitamente. Imagine un pequeño chip en el
que cabe toda la información del cosmos; eso es lo que llamamos vacío, que en
realidad alberga toda la energía del universo.
Nuestro campo magnético va variando… ¿en
función de qué?
Lo que
comemos, dónde nos encontramos y cómo nos movemos. Un edificio metálico y
cuadrado es lo opuesto a fractalidad. Pero
durante una experiencia cumbre, las ondas cerebrales generan la proporción
aurea.
Que obedece toda la naturaleza
Sí, desde una caracola hasta las galaxias, desde
nuestro propio cuerpo hasta los átomos; todo tiene la misma proporción: es el
punto de unión de nuestro universo, el camino de la unidad, el número phi.
¿Phi o Pi?
Pi es la
constante que permite pasar de la línea al círculo, y phi nos permite pasar del
círculo a la espiral, reentrando en ella misma. Es lo que llamamos
autoconsciencia.
El personaje Max Cohen, de la película “Pi,
fe en el caos”, ¿se inspira en usted?
Sí, pero
debería haberse llamado phi y no pi, el productor le cambió el título en el
último momento. La película describe cómo todo está compuesto de espirales y
expone paralelismos directos de mi vida.
¿Y ahora qué le ocupa?
La
bioretroalimentación, que nos ha permitido discriminar las emociones en
términos eléctricos, de ahí mi expresión emoción coherente. Eso ha inspirado
notables investigaciones.
¿Con algún resultado revelador?
Se midió, de
un modo totalmente replicable, que el efecto de la ordenación coherente de los
armónicos del corazón en los momentos de compasión o amor causaba una
repercusión en el trenzado del ADN.
¿Qué significa eso?
Que las
emociones afectan directamente a nuestra genética. Y tiene diversas
aplicaciones: en estos momentos, con mi equipo de Inglaterra estamos buscando
campos eléctricos bioactivos.
¿Qué es eso?
Sabemos que
una pirámide o un dolmen pueden afectar a la germinación de semillas, e
investigamos cómo crear un campo eléctrico que prevenga el envejecimiento…, lo
opuesto a vivir en edificios y ciudades
como los nuestros. Todos los edificios sagrados están construidos siguiendo la
proporción áurea, de manera que generan un campo eléctrico que facilita el
crecimiento, y eso hoy podemos medirlo.
¿Tenemos que cambiar de vida?
Las
enseñanzas espirituales son, en el fondo, enseñanzas eléctricas. Sólo tenemos que crear entornos
más fractales, comer comida fractal y hacer ejercicios que nos armonicen con el
exterior, así nos llenaremos de vida y consciencia.
Ima Sanchís
Foto: Ana
Jiménez
Fuente: La
Vanguardia (entrevista publicada el 27 de febrero de 2009)
http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2009/02/27/pagina-76/76916231/pdf.html
lunes, 5 de septiembre de 2016
domingo, 4 de septiembre de 2016
OFICIALMENTE LA CIENCIA ADMITE QUE NUESTROS
PENSAMIENTOS CREAN NUESTRA REALIDAD
Lo que sigue
no viene de un texto religioso ni nueva era: es rigurosamente científico. Se
apoya en la física cuántica.
Todo este
fascinante mundo cuántico abre una enorme y misteriosa puerta al mundo
espiritual. Somos como grandes antenas electromagnéticas. Dependiendo de
nuestra energía vamos a atraer a unas posibilidades o a otras, de las infinitas
que nos ofrece el universo.
Y la
pregunta es: ¿qué señal estás tu transmitiendo al universo? Porque puede
depender de ella lo que recibas. Siendo conscientes de esto tenemos la
capacidad de cambiar nuestra energía,
para ello primero tenemos que cambiar el pensamiento, salir de nuestra
rutina, de nuestro tiempo y de nuestro cuerpo. Imaginar situaciones deseadas es
una forma muy sencilla de hacerlo ya que al imaginar nuevas situaciones, como
el cerebro no tiene ojos, no sabe si lo que pensamos, soñamos o imaginamos,
está pasando de verdad o no.
De esa forma
nos adelantamos a lo que queremos, las
funciones celulares de la felicidad se ponen en marcha: serotonina, endorfinas,
dopamina… Y co-creamos con el universo.
Puedes crear tu propio mundo. Si el pensamiento que transmites sobre lo que
quieres es bien claro y definido, lo atraerás. Podemos relajarnos, confiar en
la vida, co-crear con el universo y disfrutar de nuestra existencia.
Compartir e
interactuar con las personas es lo que de verdad nos va a hacer felices. Somos
seres espirituales y además de necesitar cosas necesitamos nutrirnos de amor,
compartir y sentir paz y serenidad.
Así de
fuerte, es urgente tomar consciencia y comenzar a
vivir con una actitud más responsable, a dejar de ser horrorosamente reactivos
sino proactivos. Para que ante la conflictividad que vivimos, seamos más
adultos y reflexionemos, para elegir de nuestros pensamientos, los más
positivos, los más constructivos para solucionar las problemáticas y no para
atizarlos.
Les informo
con base científica a los que tienen un pensamiento tóxico constante de rabia
desasosiego, desesperación: no importa a quién están culpando de sus desgracias,
a los únicos que les están haciendo daño, es a ustedes mismos.
Nada
justifica quedarte en la lamentación, lapidando a otros para justificar tu
desgracia, ya basta. Se valiente, levántate, piensa y hazte cargo de un mundo mejor
para ti y los tuyos.
El momento
es ahora.
Fuente: https://despierten.wordpress.com/2013/06/06/oficialmente-ciencia-admite-nuestros-pensamiento-crean-realidad/
sábado, 3 de septiembre de 2016
viernes, 2 de septiembre de 2016
ME SIENTO, ME CUIDO Y ME VIVO
¿Cuándo fue
la última vez que te preguntaste "cómo me siento"?, ¿cuándo fue la última vez
que te permitiste respirar hondo y disfrutar de todo aquello que te rodea?,
¿cuándo fue la última vez en la que tu bienestar no fue una opción sino una
prioridad?
En los tiempos que
corren, donde el estrés es una forma de vida, vivimos tan preocupados por lo
que ocurrirá en el futuro que dejamos de lado el disfrutar del presente. Pero
no nos damos cuenta que el presente es lo único que realmente tenemos porque el
futuro aún no es algo real.
Actualmente,
los me cuido se han convertido en “si tengo tiempo me tomo un respiro”, los me
siento en “no es nada solo estoy algo cansada” y los me vivo en “sobrevivo al
día a día”. Esto hace que nuestra salud mental y física se vean afectadas por
multitud de estresores perjudiciales que nos hacen mucho daño.
Para
sentirte bien tienes que cuidarte y el ritmo de vida actual hace que cuidarte
sea muy difícil. Pero para ello ha surgido el mindfulness, como una herramienta
para poder llevar el estrés a la vez que seguimos con las actividades de
nuestra vida cotidiana.
Mindfulness para la vida cotidiana
Para
iniciarte en el mindfulness sólo tienes que tener ganas de cuidarte y comenzar
a seguir los siguientes pasos, primero en un lugar silencioso, y luego una vez
dominados, utilizarlos en tu vida cotidiana mejorando así tu salud:
Concéntrate
en tu respiración: cuando estamos ansiosos o enfadados, nuestro ritmo
respiratorio es acelerado, lo que hace que nuestro corazón lata más deprisa
señalándonos que no estamos bien. No tenemos que tratar de dominar o cambiar
nuestra respiración, sólo con prestarle atención, con ser conscientes, su ritmo
cambia.
Explora tu
cuerpo: pregúntate ¿cómo me siento?, ¿qué es lo que dice mi cuerpo? El hacerte
consciente de tu propio cuerpo hace que esas sensaciones incómodas, que pueden
aparecer durante la meditación, empiecen a formar parte de ese momento único.
De esta forma ese dolor o incomodidad puede entrar en el campo de nuestra
consciencia y ser aceptado sin juzgarlo como algo indeseado. Recuerda que esas
sensaciones son enseñanzas sobre nosotros mismos.
Siente el
mundo que te rodea: escucha tu mundo, las hojas de los árboles o los coches, el
silencio o el bullicio de la gente. No es pasar de largo es formar parte de
algo, vivirlo. Siente el momento presente, siente, pero sin la necesidad de
moverte, porque si la mente está inquieta el cuerpo le sigue, ambos están
conectados.
No eres tus
pensamientos: cuando comenzamos la meditación ríos de pensamientos suelen
irrumpir en nuestra mente. Unos son más ansiógenos que otros, pero todos son
igualmente importantes, no hay que tener en cuenta el contenido. En este caso,
no se trata el prohibirnos pensar sino el concentrarnos de nuevo en la
respiración. Observamos los pensamientos y los dejamos pasar centrándonos en
nuestra forma de respirar.
Estos pasos
son una exposición preliminar de lo que es iniciarse en el arte del
mindfulness, en el arte de sentirte, vivirte y cuidarte. Al principio te
costará, pero si empiezas poco a poco en un lugar cómodo, sentado de manera
firme y sin cruzar las piernas, el dominio de la técnica llegará con la
práctica y tendrás tal control sobre ella que podrás aplicarla en cualquier
momento y lugar.
Me siento bien si busco tiempo para ser, no
para hacer
Me siento
bien si busco tiempo para ser, no para hacer. Me siento bien si me cuido, si me
vivo con toda intensidad, no si me limito a ver la vida pasar agobiada por las
tareas que definen un futuro que aún está por llegar.
Cuidarte y
ser consciente de ti misma y de tu bienestar hará que tu salud mejore, que tu
sistema inmunológico sea más fuerte y tu mente esté más despejada. Hará que
descanses mejor y tu rendimiento, por tanto, sea mayor. Cuidarte con el
mindfulness hará que tengas tiempo para ser y disfrutar de ti misma ¡a que
esperas!
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/me-siento-me-cuido-y-me-vivo/
jueves, 1 de septiembre de 2016
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