lunes, 19 de octubre de 2015

LAS PERSONAS NO CAMBIAN, EN REALIDAD NUNCA FUERON COMO CREÍAS

No sabes muy bien cómo ocurre, pero un buen día, en el acto más sencillo y mundano, acabas abriendo los ojos. Puede que lleves 5 meses o 5 años con una persona, pero de pronto, te das cuenta de cómo es en realidad. Con toda su crudeza.

Y es ahí donde se rompen muchos de tus sueños, ahí donde se escapan en finas hebras la mayoría de tus ilusiones y esperanzas. Porque has vivido con la máscara de la fascinación o de un amor ciego que te impedía apreciar la auténtica verdad.

Nadie puede conocer en profundidad a las personas. Requiere tiempo, complicidad e instantes clave que nos abren los ojos. Hasta que eso ocurre, muchas veces tendemos a idealizarlas o atribuirles dimensiones extraordinarias; pero poco a poco, van cayendo los velos…

Está claro que en ocasiones, sí que es cierto que las personas pueden cambiar. Nos cambian las circunstancias, las experiencias vividas… No obstante, todos nosotros disponemos de una esencia inconfundible, de un tipo de personalidad, integridad y valores que suelen ser constantes en el tiempo.

En nuestra mano está saber darnos cuenta a tiempo, saber leer en los gestos, saber intuir en las palabras, saber deducir en los actos.

En ocasiones el amor es un mal filtro a la hora de ser objetivos, pero ello no quita que como siempre, debamos mantener el corazón abierto y los pies en el suelo. Amarrados a las raíces del equilibrio y la autoprotección.

Las personas no cambian, pero se enmascaran

Al principio todos nos esforzamos por encajar. Son muchas las personas que por ejemplo, intentan cuadrar sus aristas y vacíos particulares con los de sus parejas para que todo sea armónico, perfecto casi…

Ahora bien, muchas de esas uniones se consiguen enmascarando o simulando carencias propias.  O más aún, mostrando virtudes que no son ciertas. Nosotros, por nuestra parte, vemos a la paraje “como un todo” casi idílico sin apreciar  máscara alguna.

Tarde o temprano aparece la primera decepción. No sabemos cómo, ni entendemos cómo la otra persona ha sido capaz de hacer o decir tal cosa, sin embargo, ha ocurrido y no podemos hacer nada por cambiarlo.

Poco a poco van surgiendo esas situaciones tan reveladoras donde se pone a prueba a las personas. Ahí donde se demuestra su verdadera esencia, su auténtica personalidad.

¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Cómo pueden ser tan diferentes de cómo eran al principio a lo que estamos experimentando ahora? Debemos aceptarlo: no es que hayan cambiado de la noche a la mañana. En realidad, hay personas que no son como creíamos en un principio.

Y el descubrimiento suele ser desolador.

Nuestra resistencia a ver la verdad sobre las personas queridas

¿Cómo aceptar que la persona a quien queremos no es como pensábamos en un principio?  Lo creas o no este tipo de situaciones son realidades muy comunes en el día a día, y de hecho no surgen solo a nivel de pareja. Ocurre también entre amistades e incluso entre muchos vínculos familiares.

Las personas no cambian de la noche a la mañana, ni tampoco suelen cambiar con el tiempo. En realidad, es el propio tiempo el que te permite ver la verdad.
No existe una fórmula mágica que nos permita ver al segundo cómo son en realidad las personas. De hecho, muchas veces ni siquiera ellas lo saben. Se necesita compartir momentos, experimentar vivencias para que sea la propia vida quien saque a la luz las propias oscuridades y bellezas interiores.

Ahora bien, a pesar de ser complicado, hay una serie de aspectos que deberíamos tener en cuenta:

Evita ser tú quien lleve una venda en los ojos

Si ya es común que muchas personas vayan por los salones de la vida cubiertos por sus propias máscaras de seducción virginal, no vale la pena que nosotros, vayamos también con una venda en los ojos.

Evita idealizar

Saca conclusiones a través de las palabras, de los actos, de los gestos y también de los silencios. A una persona se la conoce no por las pancartas que ella misma se corona, sino por los detalles que tú mismo puedes intuir.

No esperes que cambien por ti

Este es un error en el que muchos solemos caer. En ocasiones, puede ocurrir que sepamos de antemano cómo es una persona. Conocemos sus defectos, sabemos que puede hacernos daño… Sin embargo, nos decimos aquello de  “con nosotros va a ser diferente: cambiarán”.

Y sin embargo no ocurre, no es frecuente que las personas lleguen a cambiar su forma de ser, sus costumbres, sus necesidades, sus matices. Seguiremos aguardando una espera inútil en la que se mina nuestra autoestima y nuestras esperanzas. Es algo peligroso.

El problema de las personas sinceras es que piensan que los demás también lo son. Por eso nos cuesta tanto ver que esconden los demás bajo sus máscaras.




domingo, 18 de octubre de 2015

DEJA DE PENSAR QUE TE MERECES ALGO MEJOR


Merecer algo se dice hoy en día con tanta facilidad que ha perdido su significado. ¿Hasta qué punto puedes decir que te mereces tener más de lo que tienes? ¿Por qué te mereces algo mejor? Gracias a los reclamos publicitarios y a influencias de todo tipo resulta que todos nos merecemos algo mejor, simplemente “porque tú lo vales”.

Es fácil quedarse atrapado en el ciclo del “merecer”, casi tan fácil como alcanzar un estado de frustración provocado por no tener eso que uno se cree que se merece, pero que no sabe por qué. Si todos lo tienen, ¿por qué yo no? Si ellos lo consiguen, ¿por qué yo no? Si yo valgo más porque soy “esto” o porque tengo “aquello”.

Esto se ve alentado muy a menudo por los demás que, con la intención de dar ánimos, sacan a relucir los merecimientos. Y es peor aún cuando se establece una comparación cuando es otro el que se lleva lo que tú querías.

¿Por qué te lo mereces?

Cuando reclamas algo como un merecimiento propio debes saber primero por qué. ¿Te lo has ganado? ¿Has sido realmente el mejor? ¿Realmente tienes derecho a ello?

¿Por qué crees que tienes que ser más que los demás? ¿Quién te da derecho a pensar que otros valen menos que tú?

Podríamos darle mil vueltas a estas reflexiones, plantear decenas de preguntas. Y todas llegarían a un mismo destino: merecerse o no merecerse algo no es un derecho con lo que nacemos.

Comparar con los demás no sirve de nada

Te puede parecer que hay quien tiene más que tú, que ha conseguido más aún mereciéndolo menos. Puede ser verdad o no; eso es algo subjetivo, como ya hemos visto. ¿De qué te sirve castigarte a ti mismo con esa idea? El hecho es que tú no lo tienes, no lo has conseguido.

¿Quejarte te acerca más tu logro? Definitivamente, no.

La comparación con aquellos que tienen lo que tú buscas es una excelente forma de perder el tiempo, la motivación y la energía. Puede que no sea justo, que sea un asco, pero es lo que hay.

Haz méritos, luego ya veremos

Los méritos son los que te pueden dar derecho a reclamar eso que te mereces. Pero, no son una moneda de cambio. En realidad, se parece más a una subasta cuya moneda no vale siempre lo mismo y es algo que valora el comprador. Y ni siquiera la comparación es completa.

Castigarte constantemente pensando que te mereces algo mejor solo te arrastrará por el camino del pesimismo y no te permitirá tomar acción en tu vida para conseguir lo que buscas.

¿Qué buscas?

Muchas personas se encuentran con que no tienen lo que piensan que se merecen porque, simplemente, no supieron plantearse bien lo que buscaban. Unos son demasiado orgullosos para reconocer que se equivocaron, otros simplemente siguen sin saber siquiera que deben responder a esa pregunta.

¿Crees que te mereces algo mejor? Plantéate primero por qué no lo tienes y luego qué es lo que vas a hacer para merecer eso que quieres. Aunque antes tendrás que saber qué buscas  o qué tipo de vida quieres.

Por tu propio bien, actúa más y quéjate menos. Sal de esa irrealidad en la que te encierras para justificarte y decide lo que vas a hacer a partir de ahora.

Sé honesto contigo mismo y pon los pies en el suelo. Acepta el hecho de la realidad poco tiene que ver con la fantasía, de que el mundo real es así, imperfecto. Gracias a eso todos tenemos una oportunidad. Y no culpes a los demás de tus problemas, de tus frustraciones, ni de tu “mala suerte”. Hay cosas que no puedes cambiar. Lo único que puedes hacer es cambiarte a ti mismo.




sábado, 17 de octubre de 2015

ES MEJOR ESTAR SOLO QUE MAL ENAMORADO

“En realidad, nadie sabe si está bien o mal enamorado. El amor se siente con toda su expansión y su ciega certeza, hasta que el sufrimiento se vuelve de pronto en ese compañero cotidiano al que jamás deberíamos acostumbrarnos…”

Se pueden escribir muchas cosas sobre el amor. Todos conocemos esos famosos manuales, hemos leído más de un libro de autoayuda firmado por eminentes especialistas, por grandes gurús que parecen tener el mejor de los consejos ante cualquier problema emocional.

Ahora bien ¿Entonces, por qué razón seguimos equivocándonos en muchas de nuestras relaciones? La verdad es que nadie es inmune al sufrimiento. Ni siquiera el cerebro, con todos sus conocimientos, lecturas y experiencias tiene sujetas por completo las riendas del corazón.

“Nos repiten a menudo aquello de “si te das por entero a esa persona, luego solo podrás volver a amar en pedazos”. No obstante… ¿cómo hemos de ofrecernos a quien amamos si no es con todo nuestro ser, con toda nuestra plenitud, inmensidad y particularidad?”

El amor que se siente como verdadero no se ofrece en pedazos, con el esto es mío esto es tuyo. Se ofrece de forma íntegra, plena, porque amamos de modo completo, con sinceridad… y quizá sea ahí, donde aparezca el auténtico riesgo.

En esta vida nada es seguro, andamos sobre un mundo que nunca deja de fluir y de cambiar. Ahí donde las personas, como los sentimientos, también son falibles. Nadie puede acertar de pleno en esto del amor, no obstante, hay algo que siempre deberemos tener claro…

No hay que tenerle miedo a la soledad, no hay que verla como una mala opción. En ocasiones es la mejor forma de estar en unión con nosotros mismos, es la catarsis a esos malos amores de los que hemos de saber liberarnos, porque a veces, es mejor estar solo que mal enamorado.

Esos malos amores, esos amores ilógicos que nos hacen prisioneros

Hay amores sabios, amores plenos que nos enriquecen y que hacen nuestra vida más completa y edificante. Son esas relaciones donde ambos miembros respetan sus espacios, donde es posible el crecimiento individual y a su vez, el de la propia pareja.

Puede que más de uno se pregunte… ¿pero existen de verdad este tipo de relaciones? Desde luego. Puede que esa búsqueda te lleve media vida, o puede que tengas a la persona indicada cerca de ti pero aún no la hayas visto. No obstante, todos tenemos nuestro momento, ese que hay que saber ver con el corazón abierto y la mente despierta.

Luego, por qué no decirlo, también están esas personas que a lo largo de su vida han vivido un fracaso tras otro. Es como si en lugar de ir apartando piedras del camino las hubieran almacenado en su mochila, ahí donde también es imposible avanzar, crecer…

¿Qué hace que en ocasiones hayamos de vivir esos amores tan dañinos e ilógicos? La verdad es que hay muchas, muchísimas explicaciones al respecto y aunque todas nos pueden ser conocidas, ello no evita que en más de una ocasión caigamos en ellas.

Porque así es, el amor en ocasiones nos ciega y nos arrastra. No importa lo que nos digan las personas de nuestro alrededor. Nuestra realidad es nuestra y nos dejamos llevar, hasta que llega un momento en que, efectivamente, abrimos los ojos…

Veamos ahora a qué se deben estos hechos, el que caigamos en relaciones tan dañinas.

Necesidad de ser reconocidos

De pronto, aparece alguien que reconoce nuestras palabras, que es amable y que se interesa por lo que hacemos, por lo que decimos. Somos de la noche a la mañana ese centro en la vida de otra persona que no somos nosotros, y ello, nos hace sentir bien.

Son generalmente las personas con una baja autoestima las que más suelen dejarse llevar por este tipo de relaciones, a veces, tan destructivas.

Todos tenemos alguna carencia, y el simple hecho de tener a alguien que en un primer momento nos llena esos vacíos y lima nuestras esquinas aliviando nuestros miedos, es algo que reconforta. No obstante, la mayoría de las veces no es más que una falsa ilusión.

A largo plazo, estos amores dañinos crean más espacios, más vacíos y más astillas.

Miedo a la soledad

Puede que te sorprenda, pero el enunciado de este artículo no sería aplicable para una gran cantidad de personas. Hay quien no “concibe” eso de estar solo. La soledad es un fracaso vital y a su vez, una vergüenza de cara a la propia sociedad.

Y para ello aguantarán y tragarán lo que sea. La relaciones, aunque sean destructivas y vulneren sus derechos como persona, se alzan a su vez como una “zona de confort” mucho más manejable que lo que hay detrás de esa linea de “seguridad” (o destrucción).

Esos viejos estereotipos

Este aspecto también puede sorprender a más de uno, pero a día de hoy aún hay quien asume esas discutibles ideas de que: “en el amor, si no se sufre no se ama de verdad”, “el amor es ceder para hacer feliz a la otra persona”, “en esta vida es más fuerte el que más aguanta, el que más sufre…”

Deberíamos desterrar muchas de esas ideas etiquetadas por el amor romántico, ahí donde están implícitos esos roles tradicionales de sumisión y dominación, donde quien más ama es quién más celos presenta… Debemos tener cuidado con estos conceptos que siguen aún muy presentes en nuestra sociedad.

Suele decirse que siempre aparece un amor tan fuerte en la vida, que nos destrozará y hará que luego amemos en pedazos. No hay que ser tan dramáticos, une tus trozos de nuevo, uno a uno y sin perder ninguno para amar de nuevo con optimismo empezando siempre por ti mismo.


Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-es-mejor-estar-solo-que-mal-enamorado-1348


viernes, 16 de octubre de 2015

DEJAR TODO PARA MÁS TARDE ES DEMASIADO TARDE

En muchas ocasiones de nuestra vida dejamos aquello que tenemos pendiente para más adelante. Puede ser una pequeña tarea, pequeños pasos hacia un objetivo o nuestra toma de decisiones. Podemos estar viviendo acumulando tareas, obligaciones o deseos.

Así, pasa el tiempo, y lo que un día dijimos que haríamos queda pendiente y sin fecha por determinar, convirtiéndose en un “tengo que…” sin fin. En ocasiones puede que no genere demasiadas dificultades, sin embargo en otras puede que más tarde sea demasiado tarde.

Lo haré más tarde

Cierto es que nuestro día a día puede estar cargado de cosas que hacer, que nos impiden llevar todo hacia adelante, no somos ningún superhéroe ni superheroína.  Es normal que a veces no podemos con todo, por lo que es mejor hacer menos cosas y bien, que muchas y mal.

Pero cuando dejamos muchas cosas para más tarde y se nos acumulan, podemos experimentar altos niveles de ansiedad y de malestar con respecto al concepto que tenemos sobre nosotros mismos. Tenemos ansiedad cuando dejamos muchas puertas sin cerrar y cabos sin atar.

También podemos estar cayendo en el error de sobreestimar el tiempo y esfuerzo que pensamos que nos llevará hacer algo. Podemos pensar que tardaremos más tiempo del que realmente invertiríamos. A veces tardamos más en pensarlo que en hacerlo, tenlo en cuenta.

Demasiado tarde es un concepto que sólo se aplica a las cosas que ya son definitivas.

Casi nunca es tarde, pero no lo dejes para más tarde

Todas, o casi todas las decisiones pasan por un proceso lógico de toma de decisiones. Con la influencia de nuestras emociones, claro está. Lo cierto es que a veces, pensarlo demasiado significa imaginarnos los posibles finales y, casi siempre, todos malos.

Y así dejamos pasar los días. Pensando y pensando que llegará el día en que algo cambiará sin movernos del sofá. Y claro, ese día nunca llega. Sabiendo que todo lo que está en nuestra mano es posible cambiarlo si somos nosotros mismos los que empezamos.

Tampoco el tiempo es un valor importante. Es cierto que hay cosas irrecuperables y que ya pasaron, de eso tan sólo nos queda aprender con la convicción de que todos cometemos errores. Pero nunca es tarde para cambiar cosas que aún podemos solucionar, tan solo hay que intentarlo.

Hablar con alguien con el que llevamos mucho tiempo sin hablar, solucionar conflictos del pasado, retomar esa pasión que nos hacía felices o cumplir los sueños realizables que tenemos apuntados tan sólo son posibles si nos ponemos en movimiento. 

A veces nos paramos tanto tiempo a contemplar una puerta que se cierra que vemos demasiado tarde otra que se abre.

Una conducta repetida se convierte en un hábito.

Un hábito es  una costumbre o práctica adquirida por la frecuencia de repetición de un acto. Podemos adquirir hábitos saludables y beneficiosos o sin embargo hábitos que no nos favorecen nada. La clave está en en el inicio y, sobre todo, en la persistencia.

Los hábitos surgen porque el cerebro siempre busca el modo de ahorrar energía, por lo que su tendencia natural es convertir casi cualquier situación ya vivida en una rutina. El problema es que el cerebro no diferencia entre los buenos y los malos hábitos.

Estos son algunos consejos para empezar un hábito:

- Piensa en desarrollar un hábito que sea saludable y escribe una lista con los motivos para llevarlo a cabo.
Marca el día en un calendario que sea visible en un lugar de tu casa.
- Prepara con antelación todo lo necesario que necesitas para empezar.
- Tener en cuenta que implementar un hábito en tu vida requiere de tiempo y persistencia.
- Introduce pequeños cambios y no intentes cambiarlo todo a la vez.
- Saber que “recaer” en dejar de hacer un hábito no es un fracaso, es sólo una “recaída”

“Una vez que la respuesta se convierte en un hábito, ya no se aprende”

- John Seymour -

Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/dejar-mas-tarde-demasiado-tarde/


jueves, 15 de octubre de 2015

LOS CUATRO PRELIMINARES ORDINARIOS

“Los cuatro modos de modificar la actitud mental”. Se trata de llegar a una comprensión plena de lo que significan estas reflexiones y sirven como base para una actitud de renuncia y una práctica constante y diligente. Estos temas de reflexión son:

1. La preciosa existencia humana. Nuestra existencia es difícil de conseguir y fácil de perder. Deberíamos utilizarla de la mejor manera posible, desarrollando al máximo nuestro potencial para despertar nuestra naturaleza de Buda.

2. La impermanencia y la muerte. Todo cambia, nada permanece, nuestra vida es frágil como una burbuja y el momento de la muerte es incierto, no debemos perder el tiempo apegándonos a lo que sin duda perderemos, ya que nuestro tiempo de vida es incierto.

3. El Karma y sus consecuencias. Una acción virtuosa es causa de felicidad, una acción no virtuosa es causa de sufrimiento, debemos actuar de la forma mas beneficiosa posible para nosotros y los demás, y abandonar totalmente las acciones negativas por pequeñas que nos parezcan.

4. El sufrimiento de la existencia. La esencia de nuestra existencia es el sufrimiento, sufrimos al nacer, al envejecer, al enfermar y al morir. Los que carecen de algo sufren por conseguirlo, los que tienen un poco sufren porque quieren más, los que tienen suficiente sufren para conservarlo, y al final todos perdemos lo que tenemos. Es por eso que debemos intentar trascender esta existencia.




miércoles, 14 de octubre de 2015

ASÍ FUNCIONA LA SANACIÓN CUÁNTICA

Curación Cuántica: “…El cuerpo es, en realidad, un río de inteligencia, un río de energía inteligente que se renueva constantemente. Uno podría decir que si se renueva constantemente, ¿cómo es que sigo teniendo los mismos vasos sanguíneos que parecen envejecer cada vez más?; y ¿cómo es que aún tengo artritis en mis huesos?; y si cambio mi hígado cada seis semanas ¿cómo es que aún está ahí la cirrosis?, etc. Y la razón de eso, es que en la mayoría de los casos, fabricamos el mismo patrón energético subyacente y creamos esa misma experiencia física. En la mayoría de los casos, fabricamos el mismo flujo de inteligencia para darnos esa misma experiencia.

Los psicólogos les pueden decir que tenemos unos 60 000 pensamientos por día. Esto no debe sorprendernos, pues hay veces que creo que tenemos muchos más que esos. Pero lo que sí desconcierta un poco, es que casi un 95% de los pensamientos que uno tuvo hoy, son los mismos que uno tuvo ayer. Se siguen fabricando literalmente por hábito. Si no me creen, tomen una hoja y verifiquen cuántas cosas han cambiado este año, comparado con el año pasado. Si pueden encontrar diez o cinco cosas, es realmente un logro notable. La mayoría de la gente, dirá que perdió 10 kilos y volvió a subir 15 o que empezó a hacer ciclismo y luego lo dejó.

O sea, que seguimos creando los mismos patrones de inteligencia a través de nuestra experiencia sensorial e interpretaciones que dan como resultado, la misma apariencia física de la materia. Pero la verdad es que no es así. Cuando observo, por ejemplo, un cáncer de pulmón en una radiografía y lo comparo con el mismo cáncer de pulmón de hace seis meses, ¿estoy observando el mismo cáncer, físicamente hablando? No, porque los carbones, nitrógenos, hidrógenos, etc. que conforman ese cáncer son nuevos con respecto a seis meses atrás.

Si pongo un enfoque totalmente materialista, soy supersticioso, y mi lógica está encajonada en la superstición del materialismo, entonces por supuesto, encararé una guerra nuclear contra ese cáncer para tratar de eliminarlo, porque creo que es material. Lo que realmente tengo que hacer, es exorcizar el crecimiento del cáncer, lo cual significa que tengo que reestructurar el patrón energético, los patrones de inteligencia, las memorias celulares, que producen el cáncer. Eso es lo que, en última instancia, produce una verdadera curación, lo que hoy llamamos una remisión espontánea. No hay nada intrigante al respecto. En verdad, hacemos eso todos los días de nuestras vidas.

El cuerpo humano renueva unos 500 billones de células por día. Alrededor de un 1% de éstas, son mutaciones y por lo tanto, son células cancerígenas. Todos tenemos células cancerígenas en el cuerpo por un tiempo, pero no enfermamos de cáncer, porque el cuerpo sabe como deshacerse de ellas, mediante brillantes impulsos de inteligencia que se transforman en interluking, interferón, factores de necrosis humanos, o en todas esas fabulosas drogas que se producen dentro de nuestra propia farmacia.

Nuestro cuerpo tiene los receptores para estas drogas, no porque tenga algún contrato con Haufmann LaRoche, sino porque tenemos la capacidad de fabricar las drogas más exclusivas de las que se pueda pensar. Y estas drogas se encuentran en dosis muy precisas en el momento adecuado, en el órgano adecuado. El paquete contiene todas las instrucciones y lo único que tenemos que hacer es acceder a esa farmacia. Lo hacemos todos los días, inconscientemente. Si lo pudiéramos hacer un poco más conscientemente, entonces lo amplificaríamos; y luego tendríamos la llamada curación milagrosa. No hay nada de milagroso. Se trata solamente del milagro de ayer, pero la ciencia de hoy.

Por lo tanto, el cuerpo está compuesto de átomos. Estos átomos son partículas que son fluctuaciones de energía, apareciendo, desapareciendo, chocando, en una danza eterna de creación. Y en verdad, nuestro cuerpo es, proporcionalmente, tan vacío como el espacio intergaláctico. Ese vacío, no es un vacío de nada, sino que es una plenitud de inteligencia no material que interactúa consigo misma y crea la apariencia física de la materia.

Yo diría que, somos pensamientos que hemos aprendido a crear la máquina física. Esto lo comenté con Maharishi y me dijo que no era una buena forma de decirlo. Debería decir que, somos impulsos de inteligencia que hemos aprendido a crear la máquina física, porque el pensamiento es sólo uno de los impulsos de la inteligencia, tenemos sentimientos, deseos, conceptos, ideas,… todos estos son impulsos de inteligencia que fabrica la máquina…




martes, 13 de octubre de 2015

CÓMO RECONSTRUYE EL CEREBRO LOS ACONTECIMIENTOS PASADOS

Al recordar algo de nuestro pasado, a menudo se re-experimenta todo el episodio en el que se produjo. Una nueva investigación ha revelado cómo podría ocurrir  esto  en el cerebro.

El estudio,  publicado en la revista Nature Communications, muestra que cuando alguien intenta recordar un aspecto de un evento, por ejemplo, que  conoció a alguien ayer, la representación de todo el evento se puede reactivar en el cerebro, incluyendo la información adicional, como dónde estaban y qué hacían.

Recordar un evento pasado nos permite sumergirnos en la experiencia

“Cuando recordamos un evento de vida anterior tenemos la capacidad de volver a sumergirnos en la experiencia”, explica del doctor Aidan Horner, autor principal, del Instituto de Neurociencia Cognitiva.

“Recordamos la habitación en la que estábamos, la música que estaba sonando, la persona con la que estábamos hablando y lo que estábamos diciendo” afirmó Horner.

Los recuerdos se almacenan en distintas partes del cerebro

Horner explica que desde que experimentamos el evento, todos estos aspectos distintos están representados en las diferentes regiones del cerebro. Sin embargo, somos capaces de recordar todos ellos más adelante.

El hipocampo es fundamental en el proceso de recuperación de los recuerdos, ya que es donde se produce la asociación de todos estos aspectos diferentes, de manera que todo el evento puede ser recuperado.

Los investigadores demostraron que las asociaciones formadas entre los diferentes aspectos de un evento permiten recuperar todos los demás aspectos. 

Por ejemplo, al recordar algo que vimos, a menudo esto nos recuerda otros detalles, como lo que estaban llevando a cabo y dónde estábamos. Esto significa que todo el evento puede ser re-experimentado en su totalidad.

Usando imágenes por resonancia magnética funcional, los investigadores demostraron que los diferentes aspectos de un acontecimiento imaginado se reflejan en la actividad de diferentes regiones del cerebro.

Cuando a los participantes se le preguntó acerca de un aspecto de un evento, la actividad en el hipocampo se correlacionó con la reactivación de estas regiones, incluidas las inherentes a la tarea. Esta reactivación se correspondía con el evento completo que le venía a la mente.

El papel del hipocampo en la formación de recuerdos

Neil Burgess, otro de los autores del estudio, explica que este trabajo apoya un modelo computacional sobre cómo podría funcionar la memoria, en la que el hipocampo permite que diferentes tipos de información puedan ser unidos para que puedan ser imaginados como un evento coherente cuando queremos recordar lo que pasó.

Además, proporciona una visión fundamental de nuestra capacidad de recordar lo que ha sucedido y puede ayudar a entender cómo este proceso puede funcionar mal en condiciones tales como la enfermedad de Alzheimer o un trastorno de estrés postraumático.

Realización del experimento

El experimento se realizó con 26 voluntarios, a quienes se les pidió imaginar y memorizar una serie de “eventos” que involucraran diferentes lugares, gente famosa y objetos.

Se les pidió después que recordaran los detalles del evento en base a una sola señal. Por ejemplo, en un ensayo se les pidió crear un evento en su imaginación en el que estuviera involucrado el presidente estadounidense Barack Obama en una cocina con un martillo.

Después, se les pidió a los voluntarios que recordaran los detalles basados ​​en una sola señal,  como por ejemplo dónde estaba Obama, qué había en la cocina  o qué objeto tenía Obama.

Cuando se les pidió que recordaran diferentes aspectos de los acontecimientos, los voluntarios fueron sometidos a escáneres de resonancia magnética funcional para medir su actividad cerebral.

Los resultados revelaron que las diferentes partes del cerebro mostraron una mayor actividad cuando se codificaban diferentes aspectos de cada evento y que el hipocampo proporciona los enlaces críticos entre ellos para formar una memoria completa.

Utilizando el ejemplo anterior, la actividad aumentó en una parte del cerebro cuando los voluntarios pensaron en Obama,  cuando pensaban en la cocina y   cuando pensaban en el martillo.

El estudio mostró que cuando se le preguntó dónde estaba Obama se produjo un aumento de la actividad en las regiones correspondientes a Obama y cocina.

Críticamente, la actividad también aumentó en la región correspondiente al martillo, a pesar de que no se estableció ningún requisito para recuperar este material.

Esta reactivación correlacionada con la actividad del hipocampo sugiere que el hipocampo está implicado en la recuperación de todo el evento.

Esta investigación es la primera en aportar pruebas de este proceso de formación de recuerdo en el hipocampo humano y la primera en relacionar esto con la experiencia cotidiana de recordar los acontecimientos de vida del pasado.