"Quien teme perder, ya está vencido"
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jueves, 6 de agosto de 2015
miércoles, 5 de agosto de 2015
LA DEPRESIÓN DETRÁS DE LA SONRISA
¿Cuántas personas crees que conoces que parecen felices pero
luchan con pensamientos depresivos en el día a día? ¿Haces esto con frecuencia?
Se suele creer que las personas deprimidas son incapaces de tener una vida como
cualquiera. Quizá piensas que pasan la vida en la cama y que no pueden
funcionar en el trabajo. La realidad es que ninguna de estas dos ideas es
correcta.
No todos experimentan la depresión de la misma forma. En
algunos casos es prácticamente imposible identificarlos si solo analizas la forma
en la que viven. Podrías sorprenderte al descubrir que hay quienes sonríen, son
altamente funcionales, bromistas y tienen una vida social de lo más agradable.
La depresión
sonriente
Muchos psicólogos coinciden en que los casos de depresión
más sorprendentes son aquellos de la llamada “depresión sonriente”. No sería
sorprendente si nunca has escuchado este término. Una forma de definirlo es
como “la apariencia de felicidad hacia los demás cuando se viven los síntomas
de la depresión de forma interna”.
Será difícil que identifiques si alguien cercano a ti padece
este tipo de depresión. Quienes viven con ella han aprendido a ocultar sus
emociones y demostrar solo lo que se espera de él o ella. Es muy común que no
quieran aceptar su depresión o que no quieran tener que enfrentar sus síntomas
porque temen que los demás los consideren débiles o raros.
La parte más importante de la depresión sonriente es la
tristeza. La sonrisa es un mecanismo de defensa contra el exterior en un
intento de ocultar sus verdaderos sentimientos. Puedes estar experimentando una
profunda tristeza por una relación fallida, una profesión complicada, la falta
de un propósito en tu vida o la soledad no deseada. La tristeza también puede
manifestarse como una constante cuando sientes que “algo no está bien”.
¿Por qué es tan
peligrosa la depresión sonriente?
La persona que vive con depresión sonriente puede sentirse
ansioso, enojado, con miedos excesivos, cansado, irritable y sin esperanza.
Puede que estos sentimientos no aparezcan todos juntos. Incluso, es probable
que durante largos períodos no aparezca ningún síntoma de manera recurrente.
Imagina a la depresión sonriente como una máscara. Quienes
sufren de depresión sonriente no dan ninguna señal de su problema al mundo
exterior. A menudo mantienen un trabajo a tiempo completo, un hogar, participan
en deportes y tienen una vida social muy activa. Con su máscara todo parece
perfecto. Sin embargo, pueden sufrir ataques de pánico, baja autoestima,
tristeza, insomnio y, en algunos casos, pensamientos suicidas. Esto último es
justamente la parte más preocupante.
Por lo general quienes viven y aceptan que tienen depresión
severa pueden tener pensamientos suicidas, pero no la energía para actuar. Sin
embargo, aquellos que sufren de depresión sonriente tienen la capacidad
energética para planificar y lograrlo. Suelen ser el caso típico de la persona
que se suicidó y sorprendió porque nadie imaginaba que algo iba mal en su vida.
Ésto es lo que hace que esta depresión sea el tipo más peligroso.
¿Cómo evitar las
consecuencias negativas?
Si estás viviendo con este tipo de depresión recuerda que
existen alternativas que te ayudarán. Éste es uno de los problemas de salud
mental más tratables. Ya sea a través de consejería o psicoterapia, es posible
salir adelante con éxito.
En caso de que sospeches que un familiar o ser querido vive
con depresión sonriente, prepárate para que su primera reacción sea la
negación. No es una falta de interés por su parte, sino que existen
sentimientos negativos enmascarados, como el miedo o la inseguridad. Quizá la
persona que lo sufre ni siquiera es consciente de que tiene este problema y la
palabra “depresión” le puede sonar exagerada.
Además de la terapia, es importante buscar el apoyo en
amigos y familia. Buscar un confidente puede ser el paso clave para analizar lo
que sientes y lo que te preocupa. Esta persona no solo te escuchará, también te
ayudará a ver las cosas con otra perspectiva. No pienses que serás una carga. A
veces nos olvidamos que los que nos rodean nos quieren. Solo recuerda que la
mayoría está dispuesto a apoyarte de la misma forma en que tú lo has hecho.
Hablar de lo que sientes es vital para lidiar con pensamientos depresivos.
Mientras continúes negando o evitando el problema, te será
imposible encontrar una solución real. Cuando los pensamientos depresivos no
son combatidos, suelen crecer y empeorar.
Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/la-depresion-detras-de-la-sonrisa/
domingo, 2 de agosto de 2015
CERRAR LOS CÍRCULOS DE LA VIDA
Es fundamental saber cuándo termina una etapa de la vida
porque si permanecemos demasiado tiempo en ella, perdemos la alegría y corremos
el riesgo de que todas las cosas bonitas que hemos vivido, se tiñan de gris.
Tal es el caso, por ejemplo, de las relaciones de pareja. Cuando una relación
está herida de muerte, prolongar su final a menudo solo sirve para sacar lo más
negativo de cada persona, haciendo que nos quedemos con un mal sabor en la
boca.
Por eso, es importante aprender a cerrar círculos, o
capítulos de nuestra vida, que es lo mismo. Se trata de dejar ir a personas o
experiencias que en su momento tuvieron sentido pero que ya no lo tienen. Se
trata de poner un punto final para poder pasar página y abrirse a las vivencias
nuevas. Por supuesto, no es fácil.
El vértigo emocional del pasado
El pasado forma parte de nosotros, ha contribuido a que
seamos lo que somos. No podemos simplemente enterrarlo porque, antes o después,
resurgirá. Por eso, es fundamental aprender a hacer las paces con esa historia.
Solo cuando asumimos y aceptamos esas experiencias, nos liberamos de su peso
para continuar nuestro camino.
En este sentido, un experimento realizado en la Universidad
de Harvard nos desvela el enorme poder que tienen las experiencias que no
asumimos sobre nuestro bienestar. Estos psicólogos trabajaron con personas que
habían sufrido un trauma y vieron cómo se graban las huellas dolorosas en
nuestro cerebro.
A cada una de estas personas, le leyeron una descripción de
su experiencia traumática. Mientras tanto, escaneaban su cerebro. Así se pudo
apreciar que quienes sufrían estrés postraumático, reaccionaban de manera
diferente. En la práctica, se activaban zonas como la amígdala, relacionada con
las respuestas emocionales de miedo, y la corteza visual. Sin embargo, el área
de Broca, relacionada con el lenguaje, no mostraba una gran actividad.
Este y otros estudios similares nos desvelan que cuando no
aceptamos un hecho doloroso, este se mantiene activo en nuestro cerebro y cada
vez que lo recordamos, lo revivimos como si fuera una situación real. El
problema radica en que no hemos cerrado ese capítulo, no le hemos encontrado un
sentido a la experiencia y, por ende, no hemos podido convertirla en una
experiencia narrativa más de nuestras vidas.
Hasta que no logremos cerrar ese círculo, esa experiencia
continuará provocando dolor y sufrimiento. De hecho, nos puede sumir en una
especie de vértigo emocional que nos impide mirar con claridad al futuro y
cicatrizar las heridas.
Aprender a desprendernos de lo que nos daña
Existen miles de razones por las cuales nos aferramos al
pasado pero en su base siempre se encuentra el miedo a lo desconocido y nuestra
tendencia a mantenernos en la zona de confort. Aunque suene contradictorio, nos
asusta más dar el próximo paso, que seguir sufriendo en el punto en el que
estamos.
Sin embargo, no podemos vivir el presente con un pie en el
pasado. Lo que sucedió, sucedió, hay que desprenderse de su influjo porque de
lo contrario, no podremos crecer como personas.
De hecho, crecer no implica solamente apropiarse de nuevas
habilidades, conocimientos y conocer nuevas personas sino que significa,
fundamentalmente, desprenderse. Para ganar algunas cosas, debemos desprendernos
de otras. Y eso significa que debemos tener el coraje para cerrar ciclos de
nuestra vida y dejar atrás personas o experiencias que aunque en su momento nos
brindaron mucha felicidad, pero que ahora no son más que un lastre para nuestro
crecimiento.
¿Qué debemos dejar ir?
- Todo lo que nos daña y genera un sufrimiento innecesario.
- Todo lo que nos arrebata la felicidad y hace que muramos
un poco cada día, apagándonos lentamente.
- Todo lo que nos mantiene atados al pasado a base de falsas
esperanzas.
- Todo lo que no tiene sentido en nuestra vida y no encaja
en nuestra nueva visión del mundo.
- Todas las personas que nos han abandonado y que no desean
que formemos parte de su vida.
- Todos esos lugares en los que ya no nos sentimos a gusto y
a los que solo acudimos por deber o por hábito.
- Todas esas costumbres, creencias y actitudes que son un
obstáculo para la nueva etapa de la vida que vamos a afrontar.
Cerrar círculos de la vida no es un final, es más bien el
principio de algo nuevo.
Cerrar círculos duele, pero es necesario
Por supuesto, cerrar determinados capítulos de nuestra vida
no es tan fácil. A menudo requiere tiempo y nos vemos obligados a pasar por una
etapa de duelo en la que podemos experimentar muchas emociones, desde la rabia
y el resentimiento hasta la tristeza y la nostalgia. Todas esas sensaciones son
completamente normales y forman parte del proceso de desprendimiento. Lo
importante es no quedarse estancados en ninguna, experimentarlas en su debido
momento y después dejarlas ir, hasta que hayamos hecho las paces con nuestro
pasado y en su lugar solo quede la serenidad.
En este sentido, el mito de la renovación del águila nos
permite comprender mejor la necesidad de ir cerrando capítulos de nuestra vida:
“El águila es un ave longeva pero cuando llega a la mitad de
su vida, debe tomar una decisión difícil.
En ese momento, sus uñas son demasiado curvas y flexibles,
por lo que no le permiten capturar a sus presas. Su pico también se curva
excesivamente y sus plumas se hacen muy gruesas, dificultando el vuelo.
Entonces el águila tiene solo dos alternativas: morir o
afrontar un proceso de renovación particularmente doloroso.
Tendrá que volar hasta una montaña, hacer un nido y romper
su pico contra la roca. Esperará hasta que crezca uno nuevo, con el cual se
arrancará las uñas y las plumas.
Se trata de un largo, doloroso y solitario proceso de
renovación pero el águila que consiga llegar hasta el final, estará lista para
remontar el vuelo y vivir muchos otros años”.
Por supuesto, se trata tan solo de una metáfora pero, al
igual que el águila, hay momentos en la vida en que debemos deshacernos de
ciertas cosas para poder continuar adelante. Si no lo hacemos, corremos el
riesgo de morir aplastados bajo el peso de ese sufrimiento.
sábado, 1 de agosto de 2015
ALMAS GEMELAS QUE COINCIDIMOS EN EL TIEMPO, PERO CON
BILLETES A OTROS DESTINOS
Tal y como diría aquella canción: “tantos siglos, tantos
mundos, tanto espacio… y coincidir”. No hay duda, en ocasiones la casualidad
teje maravillosas oportunidades que nos hacen conocer a esas almas gemelas,
seres perfectos, que ponen luz y un sendero nuevo a nuestras vidas.
Son almas que coinciden en un mismo instante y que llegan a
compartir con nosotros un breve fragmento de tiempo, meses o incluso años
inolvidables, pero que sin embargo, al final todo se rompe y se viene a bajo
como un castillo de naipes llevado por el viento.
Era, a tu parecer, la pareja perfecta, pero por diversas
circunstancias nada de eso ha podido ser, cada uno de vosotros coincidisteis en
un mismo andén de la vida, pero llevabais billetes para destinos diferentes.
En ocasiones, el amor no es suficiente para mantener una relación, a
pesar de que esa alma sea el reflejo de la tuya. A veces hay distorsiones
inconciliables o altos costes imposibles de mantener. Hay amores imposibles que
nos hacen vivir fragmentos de tiempo perfectos, fugaces e intensos pero que
llevan desde el inicio, fecha de caducidad.
La importancia de
arriesgar y experimentar en la vida
Una vida sin riesgo y sin decisión, es una vida no vivida.
Es posible que sepas desde el principio que determinadas experiencias pueden
suponerte un alto coste, puede que seas consciente de que salir de esa zona de
confort que es tu hogar y esa seguridad cotidiana, va a traerte la
incertidumbre de “no saber”, y el riesgo de cometer no uno sino “varios
errores”.
Arriesgarse es perder el equilibrio, pero en cada paso que
damos aprendemos también a levantarnos de las caídas y a caminar otra vez con
más seguridad. Lo mismo ocurre con nuestras relaciones afectivas, ahí donde
nadie dispone del manual perfecto, ni viene a este mundo siendo un auténtico
gurú de ese amor que es inmune al sufrimiento, de ahí que valga la pena tener
en cuenta estas dimensiones.
¿Es verdad que
existen las “almas gemelas”?
Es muy posible que al leer el título de este artículo hayas
pensado que si en verdad existen las almas gemelas, éstas, jamás cogerán rumbos
diferentes, porque las almas que son iguales están predestinadas a estar
siempre juntas. No te equivoques, no hagas saltos al vacío sin paracaídas.
Los amores perfectos no existen, se trabajan día a día
afrontando costes e invirtiendo tiempo y esfuerzos. Y aún más, en ocasiones el
amor no es la única respuesta a todos los problemas, no es la respuesta a todas
las dudas ni el puente a todos los vacíos emocionales. Hay grandes amores
condenados a ofrecerse un gran sufrimiento ¿La razón? Hay muchas: falta de comprensión,
egoísmos, inmadurez, diferentes intereses…
El destino teje en ocasiones maravillosos encuentros con
personas que nos parecen “perfectas”, sin embargo, en ocasiones ese amor lleva
fecha de caducidad casi desde el principio, es un alma gemela con la que
compartir un tiempo determinado, disfrutando de cada minuto, de cada segundo…
No obstante, recuerda siempre que tu alma gemela debes ser tú mismo/a, tú ese
amor propio y cuidar cada día para seguir manteniendo el equilibrio a cada paso
que das.
La importancia de
arriesgarse en el amor
En ocasiones lo
sabemos. Hay algo en nuestro interior que nos dice que esa relación no va a
mantenerse en el tiempo, que te va a traer sufrimiento, que todo va a ser breve
y puede que hasta doloroso. ¿Cometemos entonces un error al arriesgarnos?
En absoluto, no lo
será siempre y cuando sepas muy bien dónde están los límites y recuerdes
proteger tu autoestima. El amor es una aventura que merece ser vivida, y lo más
probable es que si decides dejar escapar esa oportunidad, lamentes toda tu vida
el no haberte arriesgado, el no haber bajado corriendo de ese andén y haber
abrazado a esa persona hasta perder el aliento.
Lo que ocurra después
nadie puede saberlo, tanto si es ese amor dura toda tu vida o si al final esa
relación es tan breve como intensa y te ocasione más sufrimiento que felicidad,
todo habrá valido la pena. Es tiempo vivido, es tiempo aprendido, tiempo en el
cual has vibrado, reído y llorado.
Las penas que tengas
después, las curará el día a día, pero sin lugar a dudas, puede que sea más
doloroso lamentar el no habernos arriesgado, que el recordar un amor que no
pudo ser. Eso, es el libro de la vida, y como tal, debemos escribirlo cada día.
No existe el amor sin riesgo, quien no se aventura no vive, quien no se
esfuerza no ve la recompensa. Y a pesar de de que esa relación con nuestra
“aparente” alma gemela no durará, ten por seguro que ese amor perdurará en tu
recuerdo toda la vida.
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