jueves, 13 de octubre de 2016

SÉ LA LUZ QUE QUIERES PARA TU VIDA

Muchos nos la pasamos deseando que las cosas sucedan, quiero ser más feliz, quiero tener un auto nuevo, quiero dejar de ser pesimista y tener una visión de mi misma a futuro en la que me vea logrando todos mis objetivos propuestos, me repito tantas veces que quiero cambiar, que quiero ser mejor persona, hija, amiga… ¿pero realmente estoy haciendo algo para hacer realidad ese cambio que tanto quiero?

Hay situaciones en las que me dejo influenciar,  me dejo llevar por la opinión de los demás, que me detiene de tomar decisiones o dejo de hacer cosas que realmente quería, por eso te digo no trates de ser igual a los demás, eres único y especial aprovecha esta oportunidad al máximo. Trabaja en tu fuerza de voluntad, porque no estás solo, no eres débil y no estás derrotado si bien no es fácil tampoco es imposible, la luz para la oscuridad que un día viviste o sigues viviendo está en ti, en tu fuerza emocional, en tu enorme bondad y en tus ganas de salir adelante demostrándote primeramente a ti mismo que puedes hacer y lograr cualquier cosa que imagines.

No desistas, sigue adelante

Nadie es perfecto, así que no intentes serlo, cada persona es imperfecta, dedícate a ti, no te vayas por la vida mortificándote por lo que los demás piensen acerca de lo que haces o no, de cómo eres, siempre habrán opiniones, siempre habrán juicios de parte de todas las personas que nos harán decaer o levantarnos, pero lo importante es continuar el camino. En vez de deprimirte por los comentarios sé tú mayor crítico, no gastes energía en impresionar a otros, si sabes que fallaste busca ser mejor al punto que te complazca y te sientas bien con respecto a ello, recuerda que el único fracaso es dejar de intentarlo.

Comparte, la alegría, la felicidad, el amor… Mejor que recibir es dar, te sentirás completo y verás todo lo que tienes en la vida, dar y enseñar son dos cosas que te van a llenar como persona y es ahí donde te sentirás de verdad agradecido por todo lo que tienes. Muchas veces nos olvidamos de agradecer, nos acostumbramos a solo ver lo material a las cosas, y se nos olvida apreciar el verdadero valor de ellas que va más allá de calculable y tangible. No te preocupes nos ha ocurrido a muchos más de una vez, lo importante es darse cuenta y comenzar a valorarlas, no solo las cosas sino a las personas que cada día caminan a tu lado.

Las cosas no cambian, cambiamos nosotros.- Henry David Thoureau

Jamás dejes de creer en ti

Nunca es tarde para hacer un cambio, no dejes que nadie te convenza de lo contrario, aleja las voces negativas que hacen vida en tu mente, ellas no te van a ganar y te tienes que  asegurar de ello. Celebra  tus logros, te esforzaste muchísimo para alcanzarlos ¿Por qué no celebrarlos?, te mereces todo lo bueno, te mereces todo lo mejor, te mereces una vida llena de bendiciones ¡empieza a creértelo!

La felicidad está en encontrar lo extraordinario, en lo ordinario, empápate de la belleza de un atardecer, del sabor de un café, disfruta de la buena compañía y agradécela, obsesiónate con un libro y luego con otro más, aprende un nuevo idioma y viaja a ese país que tanto querías conocer, observa a tus hijos crecer, enamórate, ríe y baila. Pero lo más importante no dejes que nadie nunca nunca apague la luz que hay en ti.

Cambia de opinión, mantén tus principios; cambia tus hojas, mantén intactas tus raíces.- Victor Hugo


Fuente: http://www.mujer.guru/2016/09/29/se-la-luz-quieres-vida/


domingo, 9 de octubre de 2016

QUIERO PARECERME SOLO A MÍ MISMA

Me he perdido en comparaciones, vergüenzas absurdas, querer ser quien no era. Todo porque admiraba a los demás mientras me criticaba a mí misma. Es posible que tuviese miedo de ser única, de destacar. Yo quería ser como el resto, sin desentonar, anhelando todo aquello que los demás conseguían, todo en lo que los demás se convertían. Yo quiero parecerme a…

No compitas con nadie, no tienes que demostrarle nada a nadie. No tienes que llegar a donde otro llegó, solo superar tus propios límites. ¡Sé la mejor versión de ti mismo!

Nos enseñan desde pequeños a ser mejores que los demás, a compararnos constantemente, a envidiar. Si somos muy tímidos, deseamos convertirnos en ese amigo que tanto desparpajo tiene. Deseamos ser como otros porque admiramos la gran personalidad que derrochan.

Todo esto provoca que huyamos de nosotros, que no nos conozcamos, que no descubramos lo únicos que somos. Porque no somos iguales y cada uno tiene algo especial. ¿Tú te has encontrado? Si no es así, hoy descubrirás cómo parecerte a ti mismo, cómo potenciar lo que te hace especial.

No me compararé, quiero parecerme a mí

Compararse con los demás es lo peor que podemos hacer. Hacer esto provoca que dejes de centrarte en ti, para empezar a prestar toda tu atención en la persona o personas con las que te comparas. De repente, ellas empiezan a ser el modelo que quieres seguir, aquello en lo que deseas convertirte. Pero, ¿sabes que el único modelo deberías ser tú?

Seguro que cuando te comparas con esas personas no te sientes bien. Esto es porque estás muy lejos de poder convertirte en ellas. Quizás te deslumbre su seguridad, lo alegres que parecen siempre, lo rápido que logran hacer amistades… Como tú no logras lo que ellas, te sientes mal y tu autoestima decae.

Es normal sentirse deslumbrado por la fuerte personalidad de algunas personas. Derrochan seguridad, son únicas y eso se transmite. Deja de mirar hacia ellas y empieza a mirar hacia ti. ¿Te sientes bien siendo como eres?, ¿qué te gustaría cambiar?

Imagina que te da mucha vergüenza hablar en público y te gustaría ser como ese amigo que parece no tener miedo de enfrentarse a un gran auditorio, a hablar, a equivocarse, a recibir críticas… Lo primero, sin duda, es analizarte. ¿Qué te da miedo?, ¿es un miedo real? Una vez respondidas estas preguntas, es el momento de ponerse en acción. Si no te gusta esto de ti enfréntate al problema.

Como te has podido dar cuenta, todo está centrado en ti, nunca en otra persona diferente. Porque puedes compararte con esa persona a la que se le dan muy bien las matemáticas, pero si tú eres más de letras es inútil que lo hagas. Cada uno tiene habilidades diferentes, porque ¡no somos iguales! Somos únicos y diferentes.

Explotaré mis fortalezas

Deja de pensar un momento en los demás, de centrarte en otras personas. Las comparaciones te hacen sentir mal, así que es el momento de que descubras lo bueno que hay en ti. Aunque creas que no hay nada, todo es cuestión de buscar. Mira hacia tu interior, valora aquello que has hecho. Seguro que hay muchas cosas con las que disfrutas, que te hacen único.

Imaginemos que sigues siendo la persona a la que le da vergüenza hablar en público. En vez de centrarte en todas esas personas diferentes a ti, fíjate en lo que se te da bien. Quizás las personas a las que admiras no saben dibujar, pero a ti te han halagado en más de una ocasión por hacer dibujos espectaculares.

Siempre hay algo en lo que destacas y si aún no lo has descubierto es el momento de hacerlo. Prueba actividades nuevas que tengan que ver con cómo eres. No puedes pretender realizar lo que no es innato a tu ser. Es decir, no puedes pretender ser aquello que no eres. Imagínate que no eres una persona muy lógica, más bien eres soñadora. ¡No puedes cambiar eso!

Es mucho más relevante que te conozcas a ti mismo que darte a conocer a los demás.

La clave está en aceptarse, en conocerse y en identificar aquello en lo que podemos ser nosotros mismos en toda nuestra extensión. No a todo el mundo se le dan bien las mismas cosas o destacan en lo mismo. En esto reside nuestra autenticidad.

¿Seguirás queriendo parecerte a los demás o parecerte a ti mismo? La única persona con la que te tienes que comparar eres tú, la única contra la que debes competir eres tú. Porque tú eres el que importa, quien se tiene que superar cada día, quien busca ser mejor que ayer.

Yo quiero parecerme a mí misma, ¿y tú?


Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/quiero-parecerme-solo-a-mi-misma/


viernes, 7 de octubre de 2016

ENTRE LA NIÑEZ Y LA VEJEZ HAY UN INSTANTE LLAMADO VIDA

No podemos permitir que las preocupaciones del pasado o del futuro nos impidan vivir el momento presente. Es importante que nos concienciemos del aquí y el ahora y los disfrutemos al máximo.

A veces se nos olvida que la vida son instantes enfrascados en suspiros que asumimos en forma de tropiezos y, como consecuencia, de aprendizajes. La verdad es que no es fácil detenerse a pensar cuando cientos de preocupaciones y de cosas por hacer se agolpan en nuestra mente cada día.

Así, llega el momento en el que cumples los 40 o los 50 años y te das cuenta de que te encuentras entre dos generaciones que evidencian lo efímera que es la vida. Entonces echamos a correr en busca de unas condiciones vitales que nos permitan aprovechar cada instante.

No obstante, la experiencia nos ofrece la oportunidad de poder conciliar las diferentes esferas de nuestra vida, dejando de preocuparnos por aquello que pasó y por lo que pasará para así poder centrar nuestra atención en disfrutar de lo que está aconteciendo.

El peso de nuestra vida

“¿Sus vidas cuánto pesan? Imaginen por un segundo que llevan una mochila. Quiero que noten las correas sobre los hombros, ¿las notan?

Ahora quiero que la llenen con todas las cosas que tienen en sus vidas. Empiecen por las que hay en los estantes y los cajones, las tonterías que coleccionan. Noten cómo se acumula el peso.

Ahora cosas más grandes: ropa, pequeños electrodomésticos, lámparas, toallas, la tele… La mochila ya pesa. Ahora, cosas más grandes: el sofá, la cama, alguna mesa…

Métanlo todo dentro: el coche, la casa, un estudio o un apartamento de dos dormitorios. Quiero que introduzcan todo eso dentro de la mochila. Intenten caminar. Es difícil, ¿no?

Pues esto es lo que hacemos con nuestra vida a diario. Nos vamos sobrecargando hasta que no podemos ni movernos. Y no se equivoquen, moverse es vivir.

Ahora voy a prenderle fuego a esa mochila. ¿Qué quieren sacar? ¿Las fotos? Las fotos son para la gente que no puede recordar, tomen gasolina y quémenlas. Es más, dejen que se queme todo e imagínense despertando mañana sin nada. Resulta estimulante, ¿no es así?

(…)

Tienen otra mochila. Solo que, esta vez, deben llenarla con personas. Pueden empezarla con los conocidos: amigos de amigos, la gente de la oficina, y luego pasen a las personas a las que confían sus secretos: sus primos, tíos, tías, hermanos, hermanas, sus padres y, por fin, su marido o su mujer, su novio o su novia.

Métanlos en la mochila. Sientan el peso de la mochila. Puedo asegurarles que sus relaciones son la carga más pesada de su vida. ¿No sienten un peso clavándose en sus hombros? Todas esas negociaciones,  discusiones, secretos y compromisos…  No necesitan cargar con eso.

¿Por qué no dejan la mochila? Hay animales que viven cargando con otros en simbiosis toda su vida. Amantes sin suerte, cisnes monógamos… No somos esos animales. Si nos movemos despacio morimos rápido. Nosotros no somos cisnes, somos tiburones”.

-Bingham, en Up in the air-

Esta alegoría nos sirve para ejemplificar algo que nos cuesta ver: cargamos demasiado a nuestras espaldas. Algunas cosas son necesarias y de otras nos deberíamos deshacer, pues solo deberíamos llevarlas con nosotros temporalmente.

Además, parte del peso que llevamos deberíamos cargarlo al corazón, pues cada obligación se aligera cuando la aceptamos y le encontramos su sitio. Este tipo de peso está constituido por los sentimientos, las emociones y las personas.

Lo que queremos decir es que no somos responsables de que nuestras emociones aparezcan, pero sí de cómo las aceptamos y manejamos. De la misma forma, las personas no constituyen una carga que nosotros debamos llevar.

Somos especialistas en cargar en exceso nuestra mochila, por lo que resulta realmente complicado hacer una limpieza de su contenido. De vez en cuando deberíamos seleccionar lo que queremos en nuestra vida y lo que no, evitando así que las piedritas se conviertan en pedruscos.

La vida no es estabilidad, es saber andar en equilibrio
Aunque en ocasiones tengamos la sensación de retroceder, simplemente lo que ocurre es que nuestra vida está cambiando a cada segundo. A veces nos gustan los cambios y otras no, pero todo esto forma parte del equilibrio.

Nuestra vida es una danza entre la fortuna y la desventura. Por eso, debemos aceptar que la noche y el día, la alegría y la tristeza y la estabilidad y el cambio serán siempre parejas de baile.

La vida nos susurra de manera constante que confiemos, pues de todo aprendemos y con todo crecemos. Paradójicamente, en la adversidad es cuando nos hacemos gigantes, a pesar de que en esos momentos nosotros nos vemos mucho más pequeños y vulnerables.

Para sumar vida a los años no hay edad
Para llenarte de fuerza no hay límites temporales. Ese instante que llamamos vida nos permite mirar con serenidad a nuestro alrededor y gritar sin miedo nuestros temores. Solo de esta manera lograremos hacer lo que deseamos, pues el único fracaso es no vivir.

Se trata de convivir con las arrugas y con la sabiduría que nos aporta el paso de los años. Nuestros surcos son el reflejo de nuestros aprendizajes y experiencias, de las flechas que nos hirieron de manera inesperada y de las asas de nuestra mochila.

No dejes que los miedos frenen tu vida. Atesora instantes y viaja con tus deseos a las espaldas. Nunca renuncies a la vida que quieres vivir.


Fuente:http://mejorconsalud.com/la-ninez-la-vejez-instante-llamado-vida/?utm_source=facebook&utm_campaign=LMEM.ES&utm_medium=post