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jueves, 11 de junio de 2015
miércoles, 10 de junio de 2015
LA ESPIRAL DE LA QUEJA
Si tu mal
tiene remedio, ¿por qué te quejas?
Si no lo
tiene ¿por qué te quejas?
Proverbio
oriental
¿Cuánto te quejas a lo largo del día? Detente un momento y
piénsalo…
Cada uno de nosotros suele tener una colección de quejas
esperando a salir. Nos quejamos del trabajo, de nuestra pareja, de aquel amigo,
de cómo nos trataron en el último restaurante al que fuimos… La lista podría
ser infinita.
Quejarse se está volviendo una adicción en la sociedad. Sin
embargo, tras haber lanzado todo aquello que no nos parecía bien, volvemos a
nuestra rutina normal, mientras que la queja poco a poco se va sepultando en el
olvido.
Pero, hay personas que convierten la queja en su estilo de
vida. No hay ni un solo día en el que no ocurra algo sobre qué lamentarse.
Así, la queja podemos utilizarla en ocasiones, como modo de
descarga o válvula de escape, el problema viene cuando nos aferramos a ella y
la convertimos en algo indispensable en nuestras vidas. De esta manera,
focalizamos nuestra atención sobre lo negativo.
Si lo pensamos, la espiral continúa de quejas, no nos lleva
a ninguna parte, al contrario nos paraliza. El psicólogo Joan Garriga afirma
que “Quejarse baja la vitalidad de las personas”.
Quejarse no cambia las situaciones, tampoco a las personas
ni a las cosas, tan solo informa de que la realidad no nos agrada.
La queja no resuelve nada, a no ser que la emitamos tan solo
para desahogarnos, pero esto resulta eficaz cuando no es repetitivo en el
tiempo, de lo contrario, resulta inoperante, pues no aporta soluciones.
¿O crees que porque te quejes mucho las situaciones van a
parecer distintas? ¿O que todo se resolverá por arte de magia?
En ocasiones, la queja también nos indica una falta de
responsabilidad ante las personas y las situaciones, o la recreación en la
posición de víctimas.
Seguro que a vuestro alrededor identificáis alguna persona
que se queja de su situación, pero no hace nada por resolverla, al contrario,
solo sabe hablar de ella, centrándose en lo negativo, sin buscar soluciones ni
alternativas. Se ha acomodado.
Hay que tener en cuenta que cuando nos quejamos, acusamos a
los demás o a las circunstancias de nuestra infelicidad, quedamos exentos de
toda responsabilidad, como si nuestro bienestar dependiera del exterior. Y nos
convertimos en víctimas de nuestra realidad.
La queja niega el poder que tenemos, resistiéndose a aceptar
y asumir la realidad, paralizando la acción y bloqueando el futuro.
De hecho, cuando alguien ha establecido como hábito la queja
continua, es porque detrás de ella, se esconde algún beneficio, por lo que
conviene observar qué hay detrás de esa queja, la necesidad escondida.
Al quejarnos manifestamos que las cosas no han salido como
pensábamos o que el otro no ha actuado como queríamos, solicitando que sean
resueltas. Pero la queja, no se resuelve desde fuera, sino desde uno mismo, en
nuestro interior.
De nada vale quejarse, si después no te pones en marcha a
buscar soluciones o alternativas. Incluso, en ocasiones tan solo con pararnos,
observar y comprender lo sucedido será suficiente. Es nuestra decisión orientar
nuestra energía a vivir o hacia ir muriendo poco a poco.
Preguntarnos de manera sincera para qué nos sirve la queja
que estamos emitiendo, nos permitirá descubrir aquello que necesitamos.
En la actualidad, existe una iniciativa a través de
Internet, que propone dejar de lamentarse por cosas cotidianas. Los autores de
este movimiento, Blancpain y Pelgrims, expresan la importancia de los
beneficios que se obtienen si dejamos de quejarnos durante un mes. Por un lado,
obtendremos un mayor nivel de felicidad y por otro, la adquisición de
conocimientos sobre cómo nos comunicamos con nuestro alrededor, afirman.
Y tú, ¿podrías pasar un mes entero sin quejarte? Si somos
capaces de descubrir nuestra libertad dentro de nuestra esclavitud, también
podremos hallar nuestra alegría o nuestro bienestar, bajo la cubierta de la
victimización.
martes, 9 de junio de 2015
¿ES NECESARIO PERDONAR?
Esa persona que te ha hecho tanto daño, ¿merece ser
perdonada? Seguro que te has preguntado esto más de una vez. Quizás si se trata
de alguien muy cercano a tu círculo íntimo, pienses un poco más detenidamente
si vale la pena el perdón o no.
Sin embargo, queda otra duda rondando en el aire: ¿perdonar
quiere decir reconciliarnos con esa persona? Tal vez hemos decidido perdonarla
para no seguir guardando rencor, un veneno que no nos hace para nada bien; pero
eso no significa que tengamos que volver a ser amigos como antes, seguir
estando casados, ir a cenar a su casa, etc.
Cuando somos traicionados de alguna forma u otra, es
bastante difícil que la relación continúe como si nada hubiese pasado.
Imaginemos que nuestra confianza es como una copa de cristal que se cae al piso
y se hace añicos, ¿podrá volver a ser como antes, aunque pegásemos los pedazos?
Claro que no.
Es preciso tener en cuenta que cuando perdonamos a alguien
por sus errores, también nos estamos perdonando a nosotros mismos. ¿Qué quiere
decir esto? que al perdonar, nos liberamos del dolor, las emociones tóxicas y
los sentimientos negativos que habitan nuestro interior. Y eso, ya es bastante.
Pero no vale decir “te perdono” sin realmente sentirlo,
debemos ser conscientes y auténticos al expresar estas dos palabras que tanto
significado y valor guardan consigo.
El perdón puede o no forjar una reconciliación. No se trata
de una condición sine qua non, es decir, que podemos perdonar y cada una de las
personas seguir su propio camino. Ambas sendas se bifurcan a partir del momento
en que decidimos perdonar y al mismo tiempo, soltar.
Esto no ocurre de la noche a la mañana, sino que el perdón
es un proceso que debemos atravesar en el tiempo. Quizás pensemos que ya hemos
perdonado a alguien por lo que nos hizo, sin embargo, cada vez que recordamos
el hecho que ocasionó la pelea experimentamos tristeza, lloramos, nos
enfadamos, etc. Eso quiere decir que aún no lo hemos perdonado al 100%.
Como indica Miguel Ruiz en su libro “Los cuatro acuerdos”,
el perdón es la única manera que tenemos de sanarnos. Te darás cuenta de que
has perdonado a alguien cuando lo veas (o lo recuerdes) y no tengas ninguna
reacción emocional negativa.
Podríamos comparar el perdón con la cicatrización de una
herida que nos hemos hecho en la mano cortando una manzana. Mientras la herida
se esté curando, nos dolerá si la tocamos o apenas rozamos con la ropa o algún
objeto. Una vez que la piel se haya regenerado, puede que quede una cicatriz o
la piel más clara, sin embargo, al pasar un dedo por ella, no sentiremos dolor.
En el caso del perdón, nos daremos cuenta de que hemos realmente perdonado
cuando no nos haga mal el recuerdo de la situación, que en un primer momento
nos ofendió.
Recuerda esta frase tan bonita sobre las consecuencias de no
saber perdonar: “No perdonar es como tomar una brasa candente con la intensión
de arrojársela a otra persona: eres tú el que se quema primero”.
Otra razón, sin dudas, para perdonar es recordar que el
perdón es como una forma de curarnos a nosotros mismos y eliminar más dolor del
ya producido.
¿Cómo, cuándo y por qué perdonar? Todo dependerá de cada uno
de nosotros, de la experiencia individual. No existe una regla o una receta
mágica que indique: “ante un engaño en la pareja, esperar dos semanas para
perdonar”, por ejemplo.
Tú mismo te darás cuenta en qué momento has perdonado o
cuando todavía debes trabajar para lograr este objetivo. Y hasta en algunos
casos, el tiempo es el que se encargará de sanar las heridas. No hay dudas, el
paso de los años es el mejor cicatrizante para las lastimaduras del corazón, en
ocasiones.
Si debemos o no perdonar es una decisión personal. Sólo que
esta decisión repercutirá en nuestra vida, ya sea en el presente o en el
futuro.
Es cierto que algunos engaños son más difícil de perdonar
que otros, pero también debemos recordar que no somos seres perfectos y todos
nos equivocamos. No estamos justificando al que nos ha engañado, sólo estamos
siendo un poco menos estrictos o duros con esa persona, que seguramente se
sentirá mal por lo que ha hecho.
Entonces, debemos recordar que el perdón no es algo que
beneficia a la otra parte sino a nosotros mismos, los que perdonamos, ya que
nos deshacemos de una carga pesada y peligrosa que daña nuestro corazón.
¡Practica más a menudo el perdón y te sentirás mucho más
liviano!
lunes, 8 de junio de 2015
NUESTRA CAPACIDAD DE OÍR LO QUE NO SE
ESTÁ DICIENDO (EL CONTAGIO EMOCIONAL)
ESTÁ DICIENDO (EL CONTAGIO EMOCIONAL)
“Eran los comienzos de la Guerra de Vietnam cuando los
soldados de un pelotón estadounidense estaban en cuclillas en medio de un
arrozal, en pleno tiroteo con el Vietcong.
De pronto, una fila de seis monjes empezó a caminar a lo
largo de las pequeñas elevaciones que separaban un arrozal de otro. Con
serenidad y porte perfecto, se dirigían directamente hacia la línea de fuego.
No miraban a la derecha ni a la izquierda. Caminaban en
línea recta, recuerda uno de los soldados
estadounidense. Fue realmente extraño, porque nadie les disparó.
Y después de que terminaron de caminar por los montículos,
de pronto el deseo de lucha me abandonó. Ya no tenía ganas de seguir haciendo eso,
al menos ese día. Debió de ser así para todos, porque todos abandonaron.
Simplemente dejamos de combatir.
El poder del sereno coraje de los monjes para apaciguar a
los soldados en el fragor de la batalla ilustra un principio básico de la vida
social. Las emociones son contagiosas.”
Imaginemos que estamos tomando un café con unos amigos y
que, de repente, uno de ellos comienza a reír de tal forma que no puede parar.
Su risa va en aumento y cada uno de los presentes comenzamos a reírnos sin
saber exactamente por qué. Esta es la risa contagiosa.
Podemos indicar otro ejemplo curioso: en una guardería
repleta de niños hay uno que se pone a llorar de forma desconsolada… De manera
casi inmediata el resto de niños lo mirarán y comenzarán a llorar en escalada,
como si de una invitación a un festival de llanto se tratase.
Transmitimos y captamos nuestros estados de ánimo de forma
verdaderamente mágica. Las emociones son contagiosas, de hecho nuestro estado
emocional puede virar de manera asombrosamente rápida. Siempre llevamos a cabo
estos intercambios emocionales, comúnmente de manera sutil, con mayor o menor
intensidad y de forma consciente o inconsciente.
Además, las personas que tienen la habilidad de modular sus
emociones son las que más agradan, las que nos hacen sentir cómodas y bien,
aunque solamente nos hayan dado los buenos días acompañados de una sonrisa.
Existe constancia de que cuando nos relacionamos, a la vez
que percibimos el estado emocional de nuestro acompañante, nuestra musculatura
tiende a situarse de forma similar a la de nuestro interlocutor. Es decir, que
en una conversación normal si la otra persona sonríe sutilmente, nosotros
también tenderemos a sonreír.
Esto no solo significa la imitación de un gesto, supone
mucho más, ya que se trata de un acercamiento emocional que nos sucederá en
mayor o menor medida según nuestra sensibilidad.
Según el psicólogo John Cacioppo, independientemente de si
entendemos o no la mímica de nuestro compañero, evocaremos su estado de ánimo
buscando de forma inconsciente un acercamiento y procurando sincronizar o poner
a la par nuestros estados de ánimo.
En definitiva, se trata de la composición conjunta de una
melodía que conforma sus armonías en función de cómo adaptemos nuestros
movimientos, de cómo nos acerquemos o alejemos y de cómo amoldemos nuestra
postura.
Es decir, cuanta mayor sintonización haya, mayor unión habrá
tanto para expresar como para recibir estados de ánimo positivos o negativos.
Si por ejemplo nuestra pareja lleva unas semanas triste o irritable,
independientemente de nuestro estado de ánimo base, seguramente acabaremos
sintiendo una tristeza o irritabilidad que se asemejará a la de nuestro
compañero sentimental.
Además, cuanto mayor compromiso haya entre dos personas,
mayor sincronía habrá, pues tiene mucho que ver con la relación existente entre
dos personas. Investigadores como Cacioppo mantienen la convicción de que uno
de los factores que más determinan la eficacia y el éxito de nuestras
relaciones es la destreza que mostramos a la hora de compenetrarnos.
De hecho, las personas que percibimos como fuertes son las
que son capaces de identificar los estados de ánimo de los demás o imponer los
suyos. Si una persona es capaz de motivar a otra será porque ha conseguido
adecuar el tono con el que comunicarse.
Lo cierto es que el hecho de que estemos invisiblemente tan
conectados no deja de sorprendernos. Parece que la ciencia va obteniendo
respuestas y, desde hace unos años, las
explicaciones a este tipo de fenómenos se centran en las neuronas espejo. Estas
neuronas son células cerebrales cuya misión es reflejar la actividad que
estamos observando y son las culpables de que, por ejemplo, bostecemos cuando
alguien lo hace ante nosotros.
En definitiva, en
palabras de Peter F. Druncker, “los verdaderos oyentes empáticos hasta pueden
oír lo que se dice en el silencio. Lo más importante en la comunicación es oír
lo que no se está diciendo”
domingo, 7 de junio de 2015
TÉCNICAS DE DESAHOGO EMOCIONAL
No podemos negarlo, a veces es más fácil callarse y volver
el rostro. O sencillamente, intentar pasar página aferrándonos con fuerza a la
cotidianidad para intentar olvidar. Para intentar no pensar. Pero las emociones
no se disuelven sin más como el humo escapando por una ventana abierta, se
acumulan y nos hieren en silencio.
Se convierten en espectros internos capaces de dañar nuestro
cuerpo y nuestra mente, espectros sin forma definidos a través de nuestras
experiencias, nuestros fracasos, desilusiones o pérdidas. Nadie queda libre de
su influencia.
Reconocerlos y hacerles frente, es un modo de adecuado de
asumir nuestra propia realidad interior para cuidar de nuestra salud emocional,
imprescindible sin duda para nuestro equilibrio e integridad personal. Te
explicamos cómo.
1. SER CONSCIENTE DE TUS EMOCIONES
No es fácil. En ocasiones la tristeza se camufla con la
rabia o la ira. Podemos tener ante nosotros personas que muestran un marcado
desprecio, o comportamientos desafiantes.
Es posible que bajo esta coraza ligeramente agresiva no esté
otra cosa más que la tristeza, el pesar por haber perdido algo o alguien, la
frustración por el fracaso o la soledad. Deberemos ir capa a capa, ahondando en
nosotros mismos para llegar al centro de nuestras propias emociones. ¿Cómo me
siento? ¿Es odio, es amargura? ¿Qué hay tras estos sentimientos?
2. VACIADO DE MENTE
El vaciado de mente no es más que ir descendiendo en la
escalera de nuestro mundo interior, de nuestras emociones, para ello podemos
seguir los siguientes pasos:
-¿Qué me da rabia? ¿Qué es lo que me enfurece? ¿Qué es lo
que me entristece? ¿Qué es lo que me impide encontrarme bien en estos momentos?
-Intenta razonar en primera persona: Me siento, a mi me
duele que, yo no quiero que…
-Seguidamente, piensa en cómo desearías estar el día de
mañana. Haz un esfuerzo pensando en tu futuro. ¿Qué podrías hacer hoy para
alcanzar esa tranquilidad que ansías? ¿Cómo podrías conseguirlo? ¿Qué puedes
hacer en mismo este mismo instante para conseguirlo?
3. EXPRESA TUS EMOCIONES
Las emociones pueden canalizarse de muchos modos. Llorar
siempre es adecuado. También buscar un instante de necesitada soledad donde
estar con uno mismo y reorganizar nuestros pensamientos, pensar en nuestras
necesidades.
No evites tampoco buscar apoyo personal en un familiar o un
amigo. Busca siempre personas que sepas que te van a escuchar y a comprender;
poner tus palabras en voz alta siempre es terapéutico y puedes encontrar
opciones que no pensabas o que no te planteabas.
4. VALOR PERSONAL
Para enfrentarse a los propios miedos se necesita coraje. No
todo el mundo puede –o sabe- asumir sus obligaciones emocionales y personales
para avanzar, para llegar alcanzar su propia felicidad y también la de las personas
que lo rodean. A veces es más fácil acogerse a la salida de emergencia, esa
donde uno sale corriendo sin mirar atrás para huir de aquello que lo
inmoviliza. Prefieren no admitir, no pensar, no hablar de aquello que les
duele, les molesta o que les impide ser feliz y vivir en armonía.
El valor personal implica una necesidad por enfrentarse a
uno mismo con el fin de alcanzar las metas propias, que no son otras más que
las de encontrar el equilibrio. La integridad emocional requiere que vayamos
liberándonos de todos esos pesos que enferman nuestro carácter y nuestro
cuerpo.
Basta con buscar un instante para nosotros mismos y ahondar
en el mapa interior que todos tenemos, buscar recovecos, baúles donde se
esconde la rabia, la frustración… enfrentarse a ellos y alcanzar la orilla de
la tranquilidad, y el desahogo personal.
Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/tecnicas-para-el-desahogo-emocional/
sábado, 6 de junio de 2015
TUS ZONAS TÓXICAS
Una reflexión desde la Psicosomática Clínica acerca de LA
SOMBRA en las RELACIONES:
“Las relaciones
interpersonales son un arte, saber relacionarnos con los demás con amor,
respeto, consideración y educación debería ser una prioridad en nuestra vida.”
El modo en que nos comportamos con los otros refleja nuestro
interior, nuestra psique, así cuando nos referimos a “personas tóxicas” hacemos
referencia a aquellas, que de modo inconsciente, proyectan su lado oscuro sobre
los demás, proyectan todo aquello que no está sanado e integrado dentro de sí
mismos.
Es en la relación interpersonal donde la persona tóxica se
manifiesta, esta puede llegar a desgastar, intimidar, cosificar, ningunear o
culpabilizar, manipular… En definitiva la persona tóxica te cansa te agota, te
deja sin energía.
Origen del
Comportamiento Tóxico
La RELACIÓN nos lleva al modo de comunicarnos, de
expresarnos con los otros, el cómo yo me relaciono con los demás, cómo
interactúo.
Ambientes familiares disfuncionales pueden llevarnos a
manifestar problemas para relacionarnos con los demás equilibradamente, puedo
sentirme inseguro expresándome, tener miedo “al qué dirán”, sentirme excluido,
apartado, ausente,.. Ser el payaso triste, ser demasiado bueno….etc.
Las razones por la que una persona funciona así pueden ser
muchas, pero una gran carga de programas Transgeneracionales pueden estar
detrás, programas intrauterinos, infantiles…etc.
Por tanto el no juicio es un aspecto esencial para poder
entender tales comportamientos, la persona que es dañina, en verdad se daña a
sí misma, no se soporta dentro de sí misma, por esto necesita proyectar su ira
al exterior, quizás ha sufrido demasiados reveses o procede de un clan que los
sufrió, quizás su experiencia de vida ha sido muy dura. Siempre hay una razón.
La sombra o inconsciente no es algo particular que afecta a
unos pocos, es la fuerza que mueve tu vida sin que tú te des cuenta, aparece en
tus sueños, tus patologías y conflictos relacionales. El inconsciente mueve las
leyes naturales de la supervivencia humana.
Un desequilibrio o enfermedad es el lenguaje que usa nuestro
inconsciente para transmitirnos un mensaje. Y es nuestro cerebro biológico el
que rige esas leyes de supervivencia, un determinado comportamiento puede
asegurar la perpetuación de la especie humana. Nos proyectamos dentro del clan
no solo somos individuos aislados, sino que por el contrario, estamos
conectados genéticamente con nuestro linaje.
Por tanto a la hora de entender un comportamiento tóxico
hemos de valorar todas las posibles influencias que hayan podido causar ese
desequilibrio en la persona, no somos tan libres como pensamos, la vida de
nuestros ancestros sigue presente a modo de programas celulares, dentro de
nosotros, llevándonos a evocar inconscientemente a los mismos a través de
elegir profesiones reparadoras, enfermedades hereditarias, comportamientos o
conductas nocivas, desordenes amorosos,
etc.
No nos engañemos, todos tenemos un lado menos bonito, un
lado oculto que no consideramos a la altura de nuestros principios morales,
principios a veces absorbidos por la educación recibida, etc., sea cual sea
nuestra más íntima razón, queremos tapar, ocultar, negar esa parte de nosotros,
para ello construimos un personaje que mostrar al exterior, un personaje que
actúa intentando ser alguien que realmente no es. Todo ello conlleva un
desgaste de energía psíquica considerable, propiciando en muchos casos un
desequilibrio comportamental.
Todas las personas tenemos un lado consciente, es decir,
aspectos que aceptamos de nosotros mismos, y un lado inconsciente, este aspecto
no es reconocido por el individuo y se refleja y proyecta en su comportamiento
hacia los otros.
Hablar de personas tóxicas es hablar de personas en
desequilibrio, personas que han creado una máscara que compensa sus carencias y
miserias internas.
La persona que es tóxica, por lo general, no es consciente
del daño que causa a corto plazo, son los otros los que perciben y sufren los
estragos de su comportamiento nocivo, pero a largo plazo a la persona tóxica
también termina llegándole su san Martín.
Los Comportamientos nocivos terminan, con el tiempo,
convirtiéndose en enfermedad, física o mental dependiendo del individuo. Así
los problemas de comportamiento terminan mellando en la personalidad, creando
un problema Psicológico.
Todos nos hemos encontrado más de una vez con este tipo de
actitudes, amigos, compañeros de trabajo, jefes, hermanos, pareja…están por
todas partes. ¿Qué puedo hacer yo para reconocer este tipo de personas? O
quizás, ¿soy yo una persona tóxica? La cuestión aquí no reside en ver la paja
en el ojo ajeno, sino entender que somos RELACIÓN, hemos de interactuar con
otros lo queramos o no. Y dentro de las relaciones hemos de encontrar el
equilibrio primero uno dentro de cada uno.
Estas son algunas de las actitudes Tóxicas con las que
podemos encontrarnos, digo actitudes y no personas porque en algún momento nos
podemos ver reflejados, puesto que todos los individuos tenemos un lado oscuro,
un lado inconsciente que controla nuestras vidas.
Todos tenemos nuestros días malos, y cada uno de nosotros
está propenso a estar nostálgico de vez en cuando. Sin embargo, cuando se trata
de personas tóxicas, la nostalgia parece ser un estado permanente de ser y
sentirse triste, melancólico, enojado, negativo, acusador, etc… Y se convierte
en un rasgo primario de la personalidad en lugar de un estado mental temporal.
Debemos estar atentos a los siguientes tipos de modos de comportamiento tóxico:
El “cabreado” con la
vida: Una persona que siempre está enojada, alterada, gritando y que
reacciona contra todo el mundo de forma volátil es una persona tóxica. Estas
personas necesitan mucha ayuda, pero no es necesario dejarte maltratar. Estar
cerca de una persona como ésta hará que te enojes, veas ofensas donde no las
hay, reacciones en lugar de reflexionar y tengas miedo. Debes alejarte o
distanciar los encuentros por el bien de tu salud.
El que dice que todo
el mundo está podrido: Una persona con esta visión del mundo siempre está
desanimada y encuentra el lado oscuro en todo. Y le encanta la compañía
desdichada. Mientras más pensadores oscuros estén de acuerdo con sus teorías
conspiratorias y miedo, mejor. Por extraño que parezca, esta persona a menudo
será competitiva con su desgracia, tratando de superar la desgracia de cualquier
otra persona. Esta persona es propensa a ver los errores de la gente como
enormes transgresiones (y por lo tanto no puede perdonar) y a temer que las
personas la decepcionarán en algún momento. Vive en un estado de constante
negatividad determinada por el destino y desesperanza. Dado que no se sienten
capaces de cambiar su dirección, tratarán de arrastrarte con ellos.
El que busca atención:
Es una persona insegura, incapaz de crear su propio sentido de autoestima y
emocionalmente inmadura. Estas personas tienden a “aferrarse”. Quieren tu
atención, la quieren cuando la quieren (¡ahora!) y tienen que ser el centro de
todo. La necesidad constante de esta persona de que la escuchen y la rescaten
te desgastará. Y su incapacidad de tranquilizarse y dar un buen vistazo a sí
misma significa que tratará de absorber la energía y la vida de alguna otra
parte, es decir, de ti.
El chismoso:
“Cuando todo lo demás en tu propia vida falla, divulga las desgracias de otras
personas”, es el lema de este complicado personaje. En lugar de guardar las
confidencias y ser solidario, esta persona permite que los sentimientos de
envidia se apoderen de ella, en vez de canalizar sus sentimientos de envidia
hacia otro lado. Desafortunadamente, el chisme es emocionante para quien lo
escucha en un principio, pero es como el alto nivel de azúcar: estalla
rápidamente y los desagradables efectos posteriores hieren a todos.
Es responsabilidad de cada uno estar equilibrados
emocionalmente para poder relacionarnos de forma más constructiva, buscar
nuestro centro y equilibrio interno se vuelve necesario, si no es así, harás
sufrir o sufrirás al lado de alguien, ¿vale la pena?
Por eso la mejor herramienta que tienes de trabajo para
limpiar tus zonas Tóxicas es trabajar tu propia historia, trabajar tu
inconsciente, terapias como la Psicosomática Clínica o la Terapia con Obsidiana
pueden ayudarte a lograrlo.
Haz visible lo invisible, haz posible lo imposible, tu eres,
tu puedes.
Conócete a ti mismo, conoce tus orígenes, activa tus
potenciales.
Sura Lillo
viernes, 5 de junio de 2015
MEDICINA INTEGRATIVA: UNA NUEVA VISIÓN PARA CURAR
15.03.2015 | Cada vez más pacientes solicitan el abordaje de
su enfermedad con la aplicación de terapias complementarias de forma simultánea
con los tratamientos convencionales. Algo que en opinión del médico español
Francisco Barnosell marca el futuro de la medicina.
Por Agustina Sucri
El ser humano es cuerpo, mente, emociones y espíritu. De
esta premisa parte la medicina integrativa para profundizar en el origen,
diagnóstico y tratamiento de la enfermedad y lograr una atención del paciente
"más sensible, humana y cercana". Así lo explicó en una entrevista
con La Prensa el doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona,
Francisco Barnosell, quien se dedica a la Neurofisiología, Neurología,
Rehabilitación y Medicina Integrativa y es creador de la Asociación de Médicos,
Terapeutas y Sanadores.
El médico español presidirá el 26, 27 y 28 del corriente mes
en Buenos Aires el "III Simposio de Médicos, Terapeutas y Sanadores",
bajo el lema "La Medicina del futuro sugiere un cambio de paradigma",
un evento que ha sido declarado de interés por la Legislatura de la Ciudad de
Bueno Aires.
- ¿Por qué cree que
la medicina del futuro sugiere un cambio de paradigma?
- Cada vez hay más profesionales que trabajan en las
Ciencias de la Salud y entre ellas la Medicina, que aplican terapias
complementarias en su actividad cotidiana. Los pacientes solicitan esta
posibilidad y muchos médicos están entrando de lleno en esta demanda, pero
también porque han podido demostrar empíricamente que muchas de ellas funcionan.
Aceptando esta premisa, los médicos se han percatado que con
ellas, se puede tratar y diagnosticar a los pacientes, de una forma más
sensible, humana y cercana, con planteamientos profundos respecto al origen de
la enfermedad y en perfecta simbiosis con los protocolos concretos de las
patologías médicas por sistemas.
Teniendo en cuenta que el ser humano es un cuerpo, mente,
emociones y espíritu, se cubren espacios vacíos en la fórmula de la enfermedad.
Podremos ir más lejos, con esta nueva visión. De ahí que nos sugiere un cambio
de paradigma, ya que incluimos nuevos factores, hasta ahora no valorados.
- ¿Qué es la medicina
integrativa? ¿En qué se diferencia de la "medicina alternativa"?
- Su origen nace en la medicina convencional, marcada por el
empirismo de sus protocolos, que la estudia por sistemas. La Medicina
Integrativa incluye la posibilidad de incorporar terapias complementarias en la
actividad de cada profesional, con la base de su especialidad, sin perder de
vista conceptos como medicina ambiental, toxicidades, gestión de emociones,
inmunidad, epigenética, alimentación y filosofía de vida. Son ideales para
patologías crónicas. La medicina de urgencia o aguda, que precisa una decisión
rápida, es terreno de la medicina clásica.
Creo que las terapias, no deben ser llamadas alternativas,
sino más bien complementarias, porque no significa que se deban utilizar en vez
de otro tratamiento, sino de forma combinada, priorizando la inclusión sin
excluir nada a priori.
De mutuo acuerdo con el paciente, existe una responsabilidad
compartida, personalizando el tratamiento adecuado, que sea lo menos agresivo
posible. Es una postura de examen holístico que entra de lleno en el mundo
perceptivo, con un sello de humanidad, con respeto, sentido común y profesionalidad.
Actualmente es posible que las distintas medicinas caminen
separadas, pero en un futuro cercano se concluirá que medicina solo hay una,
que es la que cura al paciente, con la mejor opción que provoque los menos
efectos secundarios posibles.
- ¿De qué tipo de
terapias se vale la medicina integrativa?
- Actualmente tengo contabilizadas más de 100 terapias
complementarias englobadas en seis grupos específicos, pero validadas
empíricamente por hospitales de renombre, como el Oncológico Anderson Center de
Estados Unidos, solo 14. Esto no quiere decir que las demás, no se puedan
realizar, pero mediante la investigación con trabajos a doble ciego, se podrían
ir validando las que empíricamente cumplan los requisitos necesarios.
Los grupos establecidos según su actividad son:
1. Sistemas integrales
2. Terapias Mente-Cuerpo
3. Terapias biológicas (suplementación natural)
4. Terapias con manipulación del cuerpo
5. Terapias energéticas y vibracionales
6. Terapias ambientales, del bienestar y vida sana
Múltiples publicaciones avalan sus resultados, sobre todo en
los temas de nutrición, tratamientos ortomoleculares y en el examen físico.
Actualmente existen distintos planos de investigación sobre
las terapias energéticas, las de mente/cuerpo y la fitoterapia, que precisan
análisis más amplios y determinantes.
- ¿En qué clase de
enfermedades se puede aplicar la medicina integrativa? ¿O es más adecuado
preguntar en qué clase de pacientes se puede utilizar?
- La realidad es que no tiene límites establecidos, pero
está comprobada su eficacia en las patologías crónicas. Sin embargo, si
partimos del concepto de inclusión, es perfectamente compatible y combinable,
en cualquier caso.
Teniendo en cuenta que mayoritariamente cualquier patología,
precisa una correcta gestión emocional, puede multiplicar satisfactoriamente
sus resultados, minimizando los efectos secundarios. Simplemente tenemos acceso
a un mayor número de herramientas y posibilidades para conseguirlo.
La visión global sobre el paciente nos permite profundizar
en el origen de la enfermedad, su diagnóstico y el tratamiento. Cada vez hay
más pacientes que solicitan el abordaje de su enfermedad desde la óptica
integrativa, con la aplicación de terapias complementarias de forma simultánea
con los tratamientos convencionales que ya siguen.
La estadística nos confirma que más del 40% de los pacientes
han recibido alguna vez alguna de ellas. Desde el punto de vista de
profesionales de la salud, hay un interés creciente sobre las mismas,
incorporándose médicos de todas las especialidades.
- ¿Cómo y cuándo
decidió como médico comenzar a volcarse a la utilización de este tipo de
terapias?
- Comencé cuando pude comprobar que algunos pacientes con
dolencias serias, mejoraban notablemente con terapias complementarias, con la
salvedad que en los estudios que realicé, en aquel momento, no estaban siendo
tratados con tratamientos convencionales.
Investigué a fondo desde el punto de vista médico que
ocurría, analizando infinidad de factores, que podían explicar el porqué de
aquellas mejorías.
Durante más de 10 años me relacioné con todo tipo de
personas que practicaban la sanación, incluyendo medicinas indígenas de
distintas culturas. Llegué a la conclusión de que la medicina ortodoxa había
olvidado en el camino de sus avances científicos, muchas posibilidades y la
forma de actuar frente al paciente y la enfermedad.
No todos los profesionales de la medicina están preparados
para entender lo que ocurre con la Medicina Integrativa, porque les falta
información seria y poder confrontarla con los que la desarrollan, en los
canales establecidos.
Por este motivo, es imprescindible la investigación y la
documentación de resultados empíricos, para demostrar su eficacia. Y digo esto
porque algunas de las terapias de las que estamos hablando por el momento no
cumplen los requisitos empíricos, pero si vemos al final de su recorrido una
franca recuperación del paciente, que va contra todo pronóstico ¿Qué ha
ocurrido? ¿En base a qué? ¿De qué forma se explican fisiológicamente los
cambios que han tenido lugar? Son preguntas con respuestas difíciles, pero no
por ello menos ciertas y lapidarias.
Está claro que el futuro de las mismas pasa por la
investigación y para ello precisamos profesionales motivados en una nueva
filosofía y sobre todo que estén principalmente desarrollando su actividad en
hospitales y clínicas del sistema sanitario, que es el garante científico que
se precisa para ello.
- ¿Advierte que aún
hay cierta reticencia por parte de los pacientes a someterse a este tipo de
enfoque terapéutico?
- Cada vez hay más pacientes que lo solicitan y que
inclusive acuden específicamente a profesionales que tratan con esta nueva
filosofía de forma exclusiva. Creo que se debe marcar la diferencia, según el
tipo de paciente que acuda a consulta. Existen tres grupos de pacientes: en el
primero, están los pacientes que siguen los cánones clásicos y que desconocen
las posibilidades de la Medicina Integrativa. En este caso, el profesional debe
seguir los protocolos establecidos, que de hecho, es lo que busca el paciente.
Sin más y sin caer en el proselitismo.
En el segundo grupo, transcurren los pacientes que conocen
alguna terapia concreta o que algún familiar o conocido, les ha informado de
sus beneficios. Si no preguntan nada al respecto, la respuesta médica debe ser
la protocolaria. Si desean información al respecto, se les puede dar,
explicándoseles las posibilidades existentes.
En el tercer grupo, se sitúan los pacientes que conocen el
mundo de las terapias complementarias o que solicitan de entrada un "Plan
B": otra opción de cómo abordar su enfermedad. En estos casos, de mutuo
acuerdo con él y bajo una responsabilidad compartida, se puede integrar una
actuación distinta. Es un grupo creciente y cada día más informado, aunque es
verdad que en algunas ocasiones con conocimientos erróneos.
Como estamos ante una fase de crecimiento exponencial, hay
que actuar con mucha seriedad, sentido común y profesionalidad, para no perder
la estricta filosofía de lo que significa la Medicina Integrativa.
- ¿Qué mirada suelen
tener quienes ejercen la medicina tradicional acerca del uso de estas terapias
alternativas?
- Varía mucho según el lugar donde se realice. En Estados
Unidos, algunos países de Sudamérica y muchos países de Europa, está totalmente
integrada con la medicina clásica. En España, está teniendo un avance increíble
en muchas ciudades, con la instauración de las mismas en Clínicas y Hospitales.
Por el momento, dependiendo de grandes profesionales pioneros en este campo,
que las están incluyendo.
Sin embargo, no existe una protección jurídica que la apoye.
En general, existe mucha desinformación por gran parte de los profesionales
sanitarios, que desconocen lo que significa. Pero también es verdad que cada
día que pasa, abundan médicos que solicitan información y que algunos de ellos,
desean ampliar sus estudios al respecto.
Todos sabemos que los cambios del "status quo" son
difíciles, pero no imposibles. Dependerá de la masa crítica de profesionales de
salud que estén interesados en ellas.
Para muestra, un dato: muchos médicos que trabajan en el
sistema convencional, solicitan ayuda de los que actúan en la Medicina
Integrativa, para tratar casos complicados, que la medicina ortodoxa ya no
puede solucionar. ¿Significa una última opción? ¿O una posible puerta para
curarlo? Si realmente creyesen que no funcionan, no remitirían al paciente
hacia una solución incierta.
- ¿De qué factores
depende el éxito de esas terapias complementarias?
- Pienso que el éxito depende de una suma de factores, que
hasta ahora no se valoraban y que junto al cambio de filosofía de vida del
paciente, es el principio de su curación. Es cierto que algunas terapias
concretas tienen mejores resultados que otras, según la patología que estemos
tratando, pero en última instancia dependerá del posicionamiento del paciente y
de los cambios reales que éste pueda efectuar.
La voluntad del paciente y su positivismo, son la llave para
ganar la partida: creer es crear y nuestra mente es una aliada poderosísima.
Hay un punto de todo esto que no está resuelto: dos
pacientes con la misma patología, tienen resultados distintos, con el mismo
tratamiento. Es evidente que podríamos hablar de la genética. Pero después de
observar el curso de muchos pacientes, creo que hay algo más que se nos escapa.
Y en ello estamos, analizando los distintos factores que inciden en la
enfermedad, incluyendo mayor número de variables, lo que lo hace más difícil de
averiguar. Pero estoy absolutamente convencido de que se conseguirá. Solo es
cuestión de tiempo y medios.
- ¿Considera
necesario que se estudien científicamente los resultados y posibles
aplicaciones de las terapias complementarias?
- Absolutamente. No hay otro camino. Precisamos equipos
multidisciplinarios para conseguirlo y mucha paciencia. Es imprescindible que
existan dotaciones económicas para ello y el apoyo de los estamentos oficiales.
Lo increíble es que con muy poco dinero, se podrían hacer avances inauditos. La
investigación de las Terapias Complementarias es muy asumible y su I+D aportaría
cambios estructurales que marcarían una nueva medicina. Solo hemos visto la
punta de iceberg. En su profundidad está su secreto pero también su solución.
La magia de hoy es la ciencia del mañana.
- ¿Cuáles aconseja
que deben ser los recaudos que debe tomar un paciente que se somete a estas
terapias?
- Tema delicado y difícil. Este tipo de terapias precisan un
tiempo largo de anamnesis y exploración del paciente y la minuta de la hora del
profesional es cara. Por este motivo una de las soluciones pasaría por la
colaboración de los médicos con terapeutas calificados en el sistema de salud.
Y aquí entramos de lleno en la titulación oficial de los profesionales no
médicos y de su responsabilidad civil. Es imprescindible.
Otra solución es que se actúe dentro de la incorporación a
una entidad mutual, profesional y paciente, con lo que las tarifas son más
discretas y asumibles. El profesional cobraría menos, pero haría mayor número
de pacientes. El problema es que la masificación conlleva la pérdida de legitimidad
en la actuación (para algunos). Llegados a este punto, se precisará de un
estamento que vele por la calidad de los mismos.
La gran ventaja de la Medicina Integrativa, es que es más
inocua, y mucho más barata, porque no precisa de una gran tecnología. Con el
paso del tiempo, tendrá su lugar y estará integrada en todas las
especialidades. Es el futuro y sobre todo... alcanzable.
Fuente: http://www.laprensa.com.ar/CienciaSalud/432173-Medicina-integrativa-una-nueva-vision-para-curar.note.aspx
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