sábado, 6 de junio de 2020

Vacíate para empezar de nuevo.

Hasta que no te vacíes de todo lo que atormenta, no podrás llenarte de todo lo que te hará feliz

Ciertamente no somos un contenedor limitado, en nuestro ser podemos almacenar infinidad de sentimientos, en nuestra mente infinidad de pensamientos, sin embargo, mientras nos dediquemos a albergar lo que nos daña, esto prevalecerá y no nos dejará apreciar aquello que nos hace feliz.

La felicidad depende en gran medida de la conexión que tengamos con nosotros mismos, con ese ser superior que habita en cada uno, que no tiene tanto que ver con nuestro nombre, nuestros logros, nuestros roles, sino con esa parte esencial a la que algunas veces sentimos no tener acceso.
Cuando nos centramos en dolores, rencores, penas, resentimientos, estamos prácticamente cediéndole poder a nuestra mente y estamos quedando más aislados de nuestra esencia… Una vez que decidimos tomar el control desde la consciencia, se nos hace más sencillo dejar ir todo aquello que nos afecta de manera negativa.

Cuando nos limitamos a instalarnos en aquello que nos atormenta, estamos dejando de recibir las bendiciones que nos ofrece cada día la vida, estamos dejando de apreciar las cosas positivas que nos acontecen, dejando de agradecer lo más importante que tenemos, que no es más que nuestro momento presente.

El momento presente no es otro sino nuestra realidad, nada ocurre fuera de él, y por lo general nunca estamos atentos a él. Se nos escapa gracias a nuestra mente danzante y dispersa, que se enfrasca en un pasado de acuerdo a su marco de referencia o hace un vuelo hacia el futuro a través de la imaginación.

Soltar no es sencillo, pero parte de la idea de liberar ese espacio no físico de aquello que nos hiere o simplemente no nos hace bien. Las culpas, los rencores, la falta de perdón, el resentimiento, los apegos, son los que nos mantienen atados, éstas son las principales cosas que debemos aprender a dejar ir, a través del perdón y de la aceptación.

Recordemos lo peor que nos haya ocurrido y el momento histórico de nuestra vida al cual pertenece, ahora pensemos cuánta energía hemos invertido en aquel evento de nuestro pasado, cuántas veces nos hemos permitido sufrir una y otra vez, por lo mismo… Creamos ciclos de pensamientos, de emociones, que nos resulta difícil romper, pero una vez que nos hacemos conscientes de ellos, podemos transformarlos.

No nos hace mejores personas el hecho de sufrir más, nos hace mejores personas crecer y hacernos fuertes, reconocer nuestro valor ante un evento que nos generó sufrimiento, pero si nos anclamos a él y lo revivimos frecuentemente, nos hacemos más débiles e incapaces de abrir nuestro ser a las cosas maravillosas que nos pueden ocurrir. Liberemos espacios, calmemos nuestra mente, agradezcamos hasta lo más pequeño y estaremos preparados para construir un futuro maravilloso sin perdernos de nuestro presente.

Fuente: Rincón del Tíbet, por Sara Espejo.


miércoles, 27 de mayo de 2020


Si el universo, nuestros cuerpos y la vida cotidiana son una experiencia virtual basada en la conciencia, la creencia es el programa que nos permite "despertar" mientras seguimos estando en la simulación. De modo que cuando planteamos la antigua pregunta: "¿Cómo de real es la realidad?", la respuesta empieza a sonar como la solución a un acertijo filosófico. La realidad es tan real como nosotros creamos que es. El secreto simplemente es: aquello con lo que más nos identificamos es lo que experimentamos en nuestra vida. De este modo, lo que llamamos realidad es suave, maleable y está sujeto a cambios. Se adapta a nuestras creencias y expectativas.

Fuente: "La curación espontánea de las creencias"
Gregg Braden



domingo, 3 de mayo de 2020

Fuente: "Crisis, crecimiento y despertar"
Por Enrique Martínez Lozano

"Siempre que nos quedamos "atascados" en un malestar emocional, es porque nos hemos creído alguna "historia"en la que nuestra propia mente se está entreteniendo..., y que nuestro ego ve como amenaza. ¡Nos está haciendo sufrir una mera historia mental! Necesitamos simplemente tomar consciencia de que es solo eso, una "historia". No es la realidad, sino una interpretación muy limitada de ella, desde la lectura estrecha que la mente -el ego- puede hacer. Basta descubrir su carácter de "creación mental" y cortarla, para que el sufrimiento se evapore. Cuando sientas cualquier malestar emocional que se prolonga, pregúntate qué historia te está contando tu mente, cae en la cuenta de que te la habías creído completamente y, a partir de ahí... sonríe y toma distancia de ella. 

La "prueba" se halla al alcance de quien desee hacerla. En cualquier circunstancia, por difícil que parezca, si acallas la mente, ¿qué queda?, es decir, si dejas de contarte historias mentales, ¿qué aparece? Una sola cosa, calma, quietud, presencia, silencio..., es decir, Consciencia: esa es tu verdadera identidad, y en ella no hay sufrimiento. No hablo de que sea fácil o difícil -lo cual dependerá de varios factores-, sino de que es eso lo que ocurre: todo sufrimiento lo genera nuestra mente no observada".

Este es sólo un pequeño extacto del libro "Crisis, crecimiento y despertar", de Enrique Martínez Lozano, psicoterapeuta, sociólogo y teólogo. Sin duda una lectura muy recomendable para llegar a la comprensión del "para qué" y situarnos en un espacio de máxima visión de lo que realmente somos.



viernes, 24 de abril de 2020

"Cuando el Amor se encuentra con el miedo"
David Richo

Algunas veces un miedo de la primera infancia reaparece ante la presencia de ciertos estímulos. Tu mente ha podido olvidar el estímulo original pero las "células mensajeras" impresas de adrenalina, lo recuerdan siempre. Se encienden y te encuentras sintiendo miedo. No sabes cómo has llegado a sentirte así, habiendo sido involuntariamente provocado por un estímulo no percibido  que escucha un tiempo inmemorial. 

Esta respuesta automática es el origen de nuestros miedos neuróticos. Neurótico connota repetido e irreal. Tenemos algo en el presente que sólo fue peligroso en el pasado. Seguimos sintiendo miedo de lo que ya ha dejado de ser temible. Rollo May dice en este mismo orden "Libertad es la capacidad  para hacer una pausa entre el estímulo y la respuesta". Cuando no podemos hacer una pausa, no podemos manejar el miedo. La atención a nuestros sentimientos es precisamente esa pausa curativa.

Algunas veces cuando todo marcha bien, advierte miedos que aparecen repentinamente y no sabrás por qué. La memoria celular podría justificarlos. Es como si algunos temores no resueltos de la primera infancia esperan, como cortesanos, en la antecámara de nuestros cuerpos su turno para recibir una audiencia. 

Fuente: "Cuando el amor se encuentra con el miedo"