sábado, 16 de abril de 2016

HUMILDAD NO ES PENSAR QUE ERES MENOS, ES NO CREERTE MÁS

Contaba un fabulista famoso que había una vez una rana presumida que rechazó con mucha soberbia a un sapo por considerarlo “poco” para ella. Contaba también que más tarde la rana necesitó de la ayuda del sapo y que, con humildad, se vio obligada a pedirle perdón y a asumir que ella no era más que cualquier otro anfibio.

Lo que le ocurrió a la famosa rana de esta fábula es lo que les ocurre a muchas personas o lo que puede pasarnos a todos en algún momento determinado de nuestras vidas. Además, están tan acostumbradas a que su actitud sea consentida que no se molestan en disimularla.

“Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; mas donde hay humildad, habrá sabiduría.”
-Salomón-

¿Qué significa ser humilde?

Como siempre que tratamos de definir algo de la forma más estándar posible, nos solemos acercar al diccionario. En este caso, el diccionario de la lengua española dice que la humildad equivale a tener la virtud de ser conscientes de las debilidades y limitaciones propias.

Según esto, ser humilde se opone al orgullo vanidoso que va más allá del tiene que ver con el amor propio y la dignidad individual. En el momento en el que la rana de nuestra fábula decide rechazar al sapo, lo hace porque lo considera feo, pero empleando una actitud arrogante de superioridad.

En este sentido, el comportamiento prepotente y la superioridad moral no definen a las personas humildes: se trata de entender quiénes somos sin la necesidad de recordárselo al resto en forma de logros y éxitos.

¿Cuándo estamos practicando la humildad?

La humildad, es en la misma medida, una cualidad y un comportamiento que nos sitúa ante los demás, por lo que podemos decir que la humildad se puede practicar en cualquier acción que tomemos. Por ejemplo, lo hacemos en estas situaciones:

Descubriéndonos a nosotros mismos: comprendiendo que todos tenemos nuestras experiencias y circunstancias y dando por hecho que no podemos juzgar el camino de los demás sin habernos puesto sus zapatos.

Admitiendo nuestras equivocaciones y aprendiendo a pedir perdón cuando sea oportuno: esta quizá sea una de las actitudes que más nos cueste asumir porque nos pone de cara a nosotros mismos. Por esa razón, saber perdonar y aprender de los errores nos hace humildes.

Valorando las limitaciones y las libertades que tenemos: somos libres para decidir, para tomar direcciones hacia un futuro u otro, pero dentro de unas limitaciones. Saber cuáles son los defectos que nos frenan, nos ayudará a superarlos humildemente.

Reconociendo que vivimos en una sociedad y que como tal la integran personas de diversa formación, con mayor o menor edad, más constantes o más inteligentes, etc. Con el respeto de unos hacia otros, teniendo en cuenta esas particularidades se puede seguir siendo humilde.

Elogiando las virtudes de los demás de una forma sincera: dice mucho de lo que somos el tener la capacidad de reconocer sinceramente las virtudes de los que nos rodean tanto como lo hacemos con las nuestras. No es una forma hipócrita de acercarnos a otros, sino de hacer saber que todos tenemos un valor preciado, ya sea descubierto o por descubrir.

“El que con perspicacia reconoce la limitación de sus facultades, está muy cerca de llegar a la perfección”
-J. W. von Goethe-

La mariposa recordará siempre que fue gusano

Teniendo en cuenta todo lo dicho, la humildad tiene tanto valor que aquel que la consigue recordará siempre como mantenerla, porque habrá sabido encontrar armonía y paz interior. Además, habrá sabido alejarse de la vanidad y del apego material a las cosas.

La mariposa siempre recordará que fue gusano porque sabe que puede caerse en algún momento del vuelo y, entonces, entenderá que no es lo mismo ser humilde que tener una baja autoestima: la humildad desbordada es muy bonita siempre que sepamos cuáles son los límites a los que hay que llegar, porque de lo contrario podemos hacernos daño.

La humildad logra que nos perfeccionemos, que sean amables y fraternales con nosotros, que encontremos a gente auténtica que nos quiera de verdad, que valoremos el esfuerzo por conseguir lo que nos hace felices, que huyamos del ego…

“Un hombre debe ser lo suficientemente grande como para admitir sus errores, lo suficientemente inteligente como para aprovecharlos y lo suficientemente fuerte para corregirlos”.
-Khalil Gibran-

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/humildad-no-es-pensar-que-eres-menos-es-no-creerte-mas/


viernes, 15 de abril de 2016

QUIEN TE QUIERA INCLUSO CON TUS LUCES APAGADAS, ES LA PERSONA CORRECTA

“Todos nacemos con pequeñas luces dentro que están esperando el momento para ser encendidas o apagadas. Cuando algo triste nos pasa, una luz se apaga. Y cuando nos sucede algo bueno, otra luz se enciende”.

A menudo, como todo ser humano, nos preocupamos por problemas tan mínimos, por molestias tan insignificantes, que no somos capaces de ver que cada acontecimiento en nuestras vidas ya sea importante o irrelevante sucede por alguna razón en especial.

En el momento de angustia o éxtasis de alegría nos cegamos por completo viendo sólo lo que sucede en el momento y sorpresivamente, ¡está bien dejarse llevar por las pasiones! Es un sentimiento pleno sentir cada emoción por completo, sin preguntas ni complicaciones. Llorar vaciando la inundación que nos ahoga, reír dejando cuerpo y alma en aquel acto lleno de felicidad, enojarse hasta el límite, amar cada parte de la otra persona, sentir miedo, ansiedad, diversión.

Pero ¿qué hay de las pequeñas luces? Aquellas que fueron colocadas en nuestro interior una por una, especiales y únicas para cada persona. “Todos nacemos con pequeñas luces dentro, que están esperando el momento justo para ser encendidas o apagadas. Cuando algo malo o triste nos sucede, una luz se apaga. Y cuando nos sucede algo bueno o motivador, otra luz se enciende. Así es constantemente”.

Y de eso se trata la vida. Las luces pueden encenderse o desvanecerse, pero siempre están ahí esperando para guiarnos el camino, está en uno mismo tratar de seguirlas o no. En el amor sucede lo mismo. Las luces nos conducen a la persona correcta o incorrecta, si es correcta ¡bienvenida sea! ¿qué mejor que mantener todas tus luces encendidas aunque sea un ratito con un beso o una palabra bonita?, y si la persona es incorrecta no hay otra que desconectar las luces un momento y dejarlas enfriarse.

Lo que es verdaderamente cierto, es que estas luces además de ser buenas guías también son inteligentes, y todos los caminos, todas las personas y las situaciones nos dejan algo en nuestras vidas y en nuestras historias.

Y… si encuentras a alguien que te ame, incluso con tus luces apagadas, entonces encontraste a la persona correcta.




miércoles, 13 de abril de 2016

lunes, 11 de abril de 2016

LA MAGIA DE SER MUJER DESPUÉS DE LOS 40

Mujer, ya no tenemos la figura de los 20 años, pues las piedras del camino han moldeado nuestro cuerpo. Nuestra mirada es cómplice, pues se ha formado durante años, permitiéndonos manejar el arte de amar a nuestros hijos, a nuestra pareja, a nuestros familiares y a nuestros amigos.

Acumulamos de manera perfecta la experiencia y la juventud, lo que nos hace dominar el arte y el manejo de nuestra esencia, sumando vida a los años que hemos disfrutado y que nos quedan por disfrutar.

Porque una mujer de más de 40 deja huella por dónde camina, haciéndose dueña de sus pasos. Siente que pisa fuerte, transmite seguridad en sí misma y ha logrado una estabilidad y un equilibrio emocional y personal que hipnotiza.

“Se necesita mucho valor para amar a las mujeres marcadas por el pasado, aquellas de carácter fuerte pero de corazón bueno. Se necesita mucho amor para curar las heridas y las desilusiones.

Pero, sobre todo, se necesita ser inteligente, porque son tan maduras y tan experimentadas que ya no creen en lo que sienten, sino en lo que estés dispuesto a hacer por ellas.”

-Walter Riso-

Más de 40 soplos de aire fresco…

Los 40 y los 50 son un momento peculiar, en el que te encuentras entre dos generaciones que ponen en evidencia lo efímero de la vida, por eso nos damos cuenta de que hay que aprovecharla y conciliar nuestros mundos. Dejas de preocuparte por lo que pasó y por el que pasará para comenzar a disfrutar de lo que está pasando.

A partir de los 40 por fin entendemos que cada persona que te encuentras tiene un papel. Algunas personas te ponen a prueba, otra te utilizan, no falta quien te ama y te enseña, pero las personas realmente importantes son las que sacan lo mejor de ti. Son y serán personas pocos comunes y extraordinarias las que te recuerdan que todo ha merecido la pena.

¿QUE CUÁNTOS AÑOS TENGO?

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.

Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos y las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada. Y otras un remanso de paz, como el atardecer en la playa.

¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas…
Valen mucho más que eso.

¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo que importa es la edad que siento.

Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos.

¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.

-José Saramago-


La magia del momento

Muchas mujeres de más de 40 ya se han visto en situaciones complicadas. Han podido ser renegadas y rechazadas por su sociedad. Han vivido traiciones y desengaños que las han hecho madurar. Han podido sentir en su piel el desgarro de separaciones deshonrosas, de abandonos y de menosprecios.

Están forjadas en el fragor de la batalla y heridas por las flechas más inesperadas. Han cargado sobre sus espaldas gran parte del peso de la vida y, por eso, las mujeres con más de 40 han desarrollado un séptimo sentido que les permite ir más allá, mantenerse serenas y reconciliarse con la vida.

“Las mujeres de mi generación son las mejores. Y punto. Hoy tienen cuarenta y pico, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas y, sobre todo, endiabladamente seductoras, esto a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitanea sus muslos, pero que las hace tan humanas, tan reales…
Hermosamente reales.”
-Sharon Stone con 48 años-

A modo de chiste, se dice que una mujer de 20 años puede ser atractiva, la mujer de 30 puede ser seductora pero solo después de los 40 se puede ser irresistible. Este es el resultado de una mezcla perfecta entre experiencia y juventud.

De alguna manera, la mujer de más de 40 ha dado un importante paso en la búsqueda del amor, ahora se ama a sí misma mucho más que lo que lo hacía un década atrás.

No te olvides, mujer…

Tienes los años que permiten mirar la vida con calma pero con el interés de seguir creciendo. Ahora es cuando el amor puede ser ardiente o un remanso de paz. Cuando puedes gritar sin miedo tus temores y hacer lo que deseas aun temiendo al fracaso. Hoy puedes amarte, aceptarte y abrazarte, porque los años te han convertido en una persona mucho más plena, mucho más TÚ.