jueves, 6 de noviembre de 2014

"En el momento que dejas de pensar en lo que puede pasar, empiezas a disfrutar de lo que está pasando"

miércoles, 5 de noviembre de 2014

¿QUÉ ES LA INFELICIDAD?

La infelicidad es sentir que no estás siendo tú mismo. Es la brecha que se forma entre lo que eres y lo que crees que deberías ser. Y esa brecha es la infelicidad. Cuanto más grande sea, mayor será tu desdicha. Los idiotas son felices porque carecen de la inteligencia suficiente para darse cuenta de que esa brecha existe.

Las personas más inteligentes del mundo son las más desdichadas porque son tan conscientes de esa brecha que se ven incapaces de olvidarse de ella, de ignorarla. Hagan lo que hagan, la brecha sigue estando ahí, y eso les causa dolor: "¿Por qué no puedo ser yo mismo?".

Por eso estoy seguro de que si por desgracia consigues ser Cristo, Krishna o yo mismo, significa que ya no formas parte del mundo de los cuerdos y que te has vuelto completamente loco. Si no distingues entre el sueño y la realidad, y no ves la diferencia entre ambos, te encuentras en gran peligro; es un suicidio espiritual.


 OSHO / Nacer con una pregunta en el corazón


martes, 4 de noviembre de 2014

DETENTE, PÁRATE Y MIRA


Detente. Párate y mira. Observa, aprecia. Respira, baila, ríe, grita, goza de tu libertad, ella también te permite disfrutar de la belleza de lo que te rodea.

Detente. Párate y mira. Saborea las cosas simples. Llénate del aroma de la tierra, de las flores, de la naturaleza. Piérdete en el vuelo de los pájaros, ciégate con el brillo del sol. Observa cómo las nubes cambian sus formas. Adivina sonidos nuevos, admira el color del cielo.

Detente. Párate y mira. No te olvides de vivir porque se vive solo una vez. No tengas miedo, el tiempo sabrá esperarte porque el tiempo no está en las agujas que avanzan, sino en la intensidad con la que vives cada acontecimiento, cada momento.

Detente. Párate y mira. Luego, renovado, sigue tu camino. Con aire nuevo en tus pulmones, en tus ojos, un brillo diferente y una sonrisa transparente que ilumine tu rostro y afirme que eres otro.

Detente. Párate y mira. No olvides que a tu lado pasa la vida.


© GERARDO OBERMAN


Imagen: quiquebloody.com
La Pared - Fuerteventura


lunes, 3 de noviembre de 2014

"Hay dos modos de vivir la vida. Uno es como si no existieran los milagros, el otro es como si todo fuese un milagro"

Albert Einstein


NO POSPONGAS


No pospongas, no dejes las cosas para mañana. Aquí y ahora, está todo lo que necesitas. Disfrútalo y, cuanto más lo disfrutes, más te será dado. Eso quiso decir Jesús cuando afirmó que, si golpeas, la puerta se te abrirá; si pides, te será dada. En este momento, la puerta está allí. ¡Pide, golpea, vive!

Osho / Retorno Al Origen
 
 

domingo, 2 de noviembre de 2014


PENSAMIENTOS MODIFICABLES             

Manuel Nieto Sampedro: El cerebro es plástico y se pueden cambiar los pensamientos.

 Todos los cambios en la vida cuestan. Incluso los más, a priori, digeribles (cambio de trabajo, de residencia…) casi siempre comportan algún tipo de contrariedad. Por no hablar de los más profundos (de pareja, de hábitos) que requieren de una dosis de tesón, esfuerzo y, por qué no decirlo, sufrimiento. Pero a la postre, es factible hacerlos, no es una utopía. A unos les llevará más tiempo, a otros menos, pero no son un imposible.

Sin embargo, ¿qué pasa cuando hablamos de cambios más abstractos? ¿De algo tan intangible como pueden ser los pensamientos? Quizás, muchos defenderán que ese tipo de modificaciones son una quimera, algo inviable. Sobre todo si hablamos de esos pensamientos recurrentes que nos acompañan constantemente y que, en algunos casos, incluso pueden llegar a ser muchas veces paralizantes. Pues bien, la ciencia nos dice que incluso este aspecto es posible modificarlo.

¿Y dónde está la clave?, se preguntarán. La respuesta es clara: en la plasticidad de nuestro cerebro. “La plasticidad es la capacidad de modificar, y la conducta es muy modificable”, explica Manuel Nieto Sampedro, neurocientífico responsable del grupo de Plasticidad Neuronal del Instituto Ramón y Cajal del CSIC. “Lo único que hay que hacer es persistir en una modificación. El sistema nervioso se modifica por repetición”, añade. Es como aquel deportista que mejora sus prestaciones a base de entrenamiento continuo, repitiendo una acción hasta la saciedad.

El uso repetido de una conexión sináptica, entre dos células nerviosas, produce lo que se denomina potenciación de larga duración, que se asocia con el aprendizaje y la memoria. “Es un fenómeno electrofisiológico que conduce a cambios morfológicos. Una cosa que es fisiología, actividad eléctrica, produce una modificación anatómica”, esgrime Nieto.

Gracias a la constancia, a la repetición, “un contacto pequeño entre dos células nerviosas se puede hacer más grande, más eficaz”. “Si para comunicar una célula con otra hace falta 1 picovoltio [una billonésima de voltio], cuando la comunicación está ‘potenciada’ con 0,1 ya sería suficiente. Eso quiere decir que con una señal mucho más pequeña se producen resultados incluso más grandes que antes de potenciarse”, agrega este investigador del CSIC.

De la teoría a la práctica

La ciencia nos dice que nuestro cerebro es moldeable, que nuestro sistema nervioso se puede modificar a través de la repetición y que, en consecuencia, tenemos la capacidad de modificar algo tan intangible como son nuestros pensamientos recurrentes. La teoría está clara. Pero, todo esto, llevado a la práctica, ¿cómo se hace? Una vía posible es, sin duda, la meditación.

“Con la meditación, y eso se ha demostrado científicamente, disminuye la ansiedad y la depresión (mejora el estado de ánimo). Además, da más ecuanimidad, nos permite relacionarnos mejor con los otros y en general nos tranquiliza”, relata el médico y profesor de Psicobiología de la Universidad de Valencia, Vicente Simón.

Las técnicas meditativas que se utilizan son, básicamente, de concentración. Se trata de focalizar la atención en una cosa y mantenerla. Esa es la idea a grandes rasgos: concentrarnos en cosas que nos aporten bienestar y llegar a tolerar o desechar poco a poco las que nos incomoden. “Es inicialmente difícil, porque simplemente no estamos entrenados para ello”, arguye Simón. “Normalmente, la mente va de aquí para allá. Los orientales la llaman la ‘mente mono’, porque salta de un lado a otro”, agrega. El secreto, como no se cansa de repetir Manuel Nieto Sampedro, radica en la persistencia. Una persistencia que comportará con el tiempo cambios en nuestro sistema neuronal.

Una gran cantidad de estudios científicos avalan la meditación como fuente de beneficio para el cerebro. En 2011, por ejemplo, investigadores de la Universidad de Yale comprobaron, a partir de imágenes cerebrales, que las personas que practican con frecuencia son capaces de apagar las áreas del cerebro relacionadas con soñar despierto y las divagaciones.

En el mismo año, psiquiatras del Hospital General de Massachussets comprobaron, en un estudio publicado en la revista Psychiatry Research, que ocho semanas de meditación podían comportar cambios en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés. Detectaron, a través de las imágenes obtenidas por resonancia magnética, un incremento de la densidad de materia gris en el hipocampo, una zona muy importante para el aprendizaje y la memoria, y en estructuras asociadas a la autoconciencia, la compasión y la introspección.

En la actualidad, la meditación “se utiliza, de forma clínica, para prevenir la recaída en la depresión”, apunta el doctor Simón. “También se están desarrollando muchos programas clínicos para tratar otras patologías: ansiedad, drogodependencias, trastorno límite de personalidad, trastornos de alimentación, etc.”. En todos los casos, la meditación supone una herramienta más de las que conforman el protocolo de actuación.

Todo el mundo puede practicarla

La práctica de la meditación no sólo comporta beneficios a las personas con algún tipo de problema, sino que “aporta bienestar a todo aquel que la practique”. “Es cuestión de motivación y fuerza de voluntad para empezar. Lo que cuesta más es encontrar 15 ó 20 minutos al día y reservarlos para llevar a cabo la práctica”, reflexiona Simón.

Cabe tener en cuenta que de la misma manera que nuestro cerebro tiene capacidad para aprender, también cuenta con la posibilidad de desaprender. “La potenciación de una conexión puede perderse. Somos animales reversibles. Una ‘potenciación de larga duración’ se puede adquirir a base de repetir algo, pero se puede perder a base de repetir lo mismo a frecuencia e intensidad distintas”, sentencia el neurobiólogo Manuel Nieto.

 Por: JOSEP FITA
 Fuente: lavanguardia.com

sábado, 1 de noviembre de 2014



CÓDIGO DE CONDUCTA INTERIOR

- Nada de lamentaciones.


- Nada de autocompadecerse.


- Superar la autoimportancia.


- Cambiar el "no puedo" por "no quiero".


- Cambiar "me hacen" por "me hago".


- No mentir o falsear (ajustarnos a la realidad tal como es).


- Nada de pretextos o justificaciones.


- Ser responsables de nuestros actos.


- Nunca culpabilizarse ni nunca arrepentirse.


- No arrogarnos cualidades de las que carecemos.


- Aceptación, amor por nosotros mismos y por las demás personas.


- Ecuanimidad más allá de la avidez o la aversión.


- Ser consciente sin prejuicios ni condicionamientos; vigilante a la mente, la palabra y la acción.


- Tomar la vida como un maestro, un reto, sin demandar excesiva seguridad. Fluir, estar en armonía, libre de necios y ñoños estados de ánimo.


- Ser de todos, pero de nadie demasiado.


- Ser el propio refugio, la propia lámpara, la propia autoridad, dependiendo psicológicamente sólo de uno mismo.


- Desarrollar el sentimiento de que cada segundo puede muy bien ser el último, para procurarle un significado pleno y creativo, en inafectación y libertad.


Ramiro Calle.

http://nodejardeleer.blogspot.com.ar/2014/10/codigo-de-conducta-interior.html