lunes, 15 de junio de 2015

¿BUSCAS PAREJA? PRIMERO, ENAMÓRATE DE TI


Si uno de los objetivos que tienes en la vida es atraer y mantener una relación de pareja significativa, además de trabajar por esa relación, vas a tener que trabajar también  todos los días para enamorarte de ti mismo.

Ser y creer que eres una persona de la que sería difícil no estar locamente enamorado, es la mejor forma de conseguir una relación de pareja duradera, saludable y emocionante.

Enamorarse de uno mismo comienza por conocerse a uno mismo, así como por el goce de la vida diaria, de disfrutar con aquello en lo que se ocupa el tiempo. Por otra parte, enamorarse de uno mismo implica tener claras las propias creencias, sentirse capaz de vivir y hacer respetar los propios valores y ser consciente de la importancia de defender la propia integridad.

Enamorarse de uno mismo requiere también sentirse orgulloso de lo que se es, admitir y respetar los propios defectos y ser auténtico.

Si tú no te sientes atraído por ti mismo/a, ¿por qué iba tu pareja a hacerlo?

Aclarado esto, tendremos que dar respuesta a la pregunta: ¿cómo me enamoro de mi mismo/a?

Cómo enamorarse de uno mismo

Antes de continuar, hagamos una aclaración: enamorarse de uno mismo es una cuestión de autoestima, y no tiene nada que ver con el narcisismo. Para enamorarte de ti mismo y mostrar lo mejor a tu pareja, sigue estos pasos:

1 – Mírate a ti mismo desde fuera

Obsérvate a ti mismo/a. Mírate en el espejo. Lo que tú ves, es lo que ven los demás.

¿Te gusta lo que ves? ¿qué podrías hacer para mejorar tu aspecto? No se trata de ser más guapo/a o tener mejor figura o mejor piel. Se trata de la apariencia que das. Hay que sacarse partido, vestir de manera que te sientas a gusto, peinarse, darse un toque de color o afeitarse adecuadamente. Se trata de dar una imagen acorde con tu personalidad.

Una persona que no se cuida, de mala manera va a cuidar de los demás, ni va a valorar los esfuerzos que el otro hace por cuidarse (o, al menos, eso es lo que parece).

Ofrecer un aspecto positivo, en tu línea, te ayudará a mantener alta tu autoestima, a ser auténtico y aumentar el respecto que sientes hacia ti mismo/a. Y respetarse a uno mismo, es el primer paso para que los demás te respeten y valorar ese respeto que los demás tienen hacia ti.

2 – Cuida tus modales

Cómo hablas y cómo te comportas con los demás dice todo sobre ti.

Cómo saludas, cómo te desenvuelves hablando con la gente, cómo te diriges a ellos cuando tienes que decir o pedir algo o cómo reaccionas ante las diferentes situaciones, incluso cómo te ríes, todo ello es una carta de presentación.

Tus modales hablan también de la confianza que tienes en ti mismo, el respeto que sientes hacia tu persona y hacia los demás, lo agradable o no que eres, incluso lo divertido/a.

No olvides que el atractivo y la sensualidad de muchas personas está en su forma de ser, mucho más que en su físico. Pero no solo en su forma de ser en la intimidad, sino en la vida diaria.

3 – Supera las apariencias

Lo anterior, no tiene posibilidades de tener éxito si lo que muestras no forma realmente parte de ti. Debes de ser auténtico/a, superar el juego de las apariencias y hacer que tu presencia y tu forma de interactuar formen realmente parte de ti. Lo que eres y lo que muestras, deben estar en sintonía.

Si aspiras a encontrar pareja en un ambiente que no es el tuyo, tendrás que absorber primero aquello en lo que te quieres convertir para sintonizar con esa persona de verdad.

4 –  No olvides a tus amigos

Tus amigos forman parte de tu vida, y si tienes que renunciar a ellos por tu vida de pareja es que no te respetas lo suficiente. Si te quieres, debes saber que la vida no empieza y acaba en tu pareja. Además, tus amistades te permitirán obtener otro tipo de experiencias complementarias, que bien puedes compartir con tu pareja. Además, una persona con amigos es una persona confiable.

5 – Desarrollar tus propios proyectos

Una persona que desarrolla y lucha por sus propios proyectos es una persona muy valorable, que tiene ideas, intereses, que se esfuerza, que se compromete. Es una persona con la que se pueden hacer planes, con la que se puede aspirar a mejorar, a crecer y ser mejor, una persona que agrega valor a la vida y a su entorno. Además, participar en proyectos de grupo te muestra como una persona social, colaboradora, con ganas de vivir y con ganas de divertirse.




domingo, 14 de junio de 2015

El Archipiélago Chinijo, al norte de Lanzarote: La Graciosa, Alegranza, Montaña Clara, Roque Negro, Roque del Este y Roque del Oeste.












CUANDO APRENDAS A CONSIDERAR TU VIDA

Cuando aprendas a considerar tu vida y cuanto hay en ella como el milagro que es, comprenderás enseguida que quejarse es desperdiciar el milagro que eres.

Cada instante que pasas disgustado, desesperado, angustiado, furioso o dolido a causa del comportamiento de otra persona es un instante en el que renuncias al control sobre tu vida

Obsérvate a ti mismo y a los demás en este mundo disparatado, y después decide que es mejor, pasear por ahí la rabia o desarrollar un sentido del humor que te proporcionará a ti y al prójimo el más preciado de todos los dones: la risa.

En la vida todo es paradoja. Cuanto más desees la aprobación, más contundente será la negativa de los demás a aprobarte; cuanto menos te importe el que te aprueben o no, más aprobación conseguirás.

Cuando alcanzas suficiente paz interior y te sientes realmente positivo, es prácticamente imposible que otra persona te controle y te manipule.

Si eres feliz, si vives cada momento aprovechando al máximo sus posibilidades, entonces eres una persona inteligente.

Si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades.

En verdad no puedes crecer y desarrollarte si sabes las respuestas antes que las preguntas.

No necesitas admitir a nadie en tu vida a menos que llegue cargado de afecto y armonía.

El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre ha hecho.

No dejes que los planes que tienes para ti sean más importantes que tú mismo.

¡Vive! ¡Ama! ¡Se Feliz!


WAYNE W. DYER


sábado, 13 de junio de 2015

SOMOS MUCHO MÁS QUE NUESTROS PENSAMIENTOS

"Imagínese que usted es una casa llena de muebles. Los muebles no son y nunca serán la casa. Los muebles son lo que contiene la casa o lo que está dentro de ella. La casa sólo da cabida o contiene a los muebles y le da el contexto para que puedan funcionar como tal. Ahora, si consideráramos a los muebles como buenos o malos esto no diría nada sobre el valor de la casa, porque una cosa son los muebles y otra la casa. De la misma manera, lo que usted piensa o siente no conforma su identidad, no es usted”

La distancia que mantenemos para salvaguardarnos del mundo y de los objetos que lo conforman desaparece cuando se trata de nuestros propios pensamientos. Estos productos mentales se vuelven dominantes y les otorgamos un papel privilegiado en una realidad que, cuanto menos, distorsionan.

A lo largo del día experimentamos infinitas emociones y surgen en nosotros incontables pensamientos. Y tendemos a actuar en base a ellos de forma irracional y subjetiva, estableciendo una relación de causa – efecto. Buscando su explicación, el porqué de su existencia, conectándonos con ellos, fusionándonos.

Es indiscutible que todo este material emocional y mental forma parte de nosotros, pero no necesariamente somos nosotros en su totalidad. No deja de ser algo pasajero que debemos aprender a dejar ir, a dejar fluir. Porque somos mucho más que eso, somos mucho más de lo que sentimos ahora, mucho más de lo que se nos pasa por la cabeza. Porque sigue existiendo una parte de nosotros que permanece más allá del ahora.

Así pues, a lo largo de nuestras vidas aprendemos a reaccionar ante nuestros pensamientos, emociones, sensaciones y recuerdos. Y la función que llegan a ejercer dichos eventos privados será determinante en nuestro desarrollo y crecimiento personal.

Podemos asumir al pie de la letra nuestra mayor intimidad o bien tomar perspectiva para poder tener cierto control sobre este material explosivo que empieza a condicionar nuestros latidos.

Para conseguir lo segundo, aprender a regular nuestra conducta a nuestros deseos y aumentar el bienestar, debemos saber diferenciar y comprender las tres dimensiones de nuestro yo:

- El yo conceptual: pensamientos y emociones que conforman la historia que cada uno va creando de sí mismo. Interpretaciones, razones, recuerdos y expectativas en relación a nuestro pasado, presente y futuro.

- El yo como proceso: tomar conciencia del yo conceptual en el momento en el que ocurre. Nos permite discriminar contenidos muy diversos sobre nosotros y crear un sentido personal mucho más flexible.

- El yo como contexto. Se trata del contexto común que se abstrae de todas nuestras experiencias y nos permite sentir que somos el contenedor de todas ellas. Que son parte de nosotros sean placenteras o desagradables. Por ello, no debemos identificarnos con con alguna de ellas en particular, sino con todas en general.

De esta forma podemos tomar perspectiva y adoptar la libertad suficiente para elegir qué hacer en base a nuestros valores e intereses a largo plazo, más allá de la literalidad de nuestro pensamiento en un determinado momento.

Eso si, no podemos aprender a diferenciarnos de nuestros pensamientos si no nos damos las oportunidades necesarias para que emerjan de forma numerosa e incontrolable. El problema no es sentir o pensar de forma negativa, es algo inevitable; la clave está en cómo reaccionamos ante esa negatividad y cómo nos acabamos relacionando con nuestro interior.

Los pensamientos van y vienen, no dejan de ser nubes que tiñen nuestro horizonte pero que acaban marchando y devolviendo claridad a nuestro paisaje vital.


Solo aceptando esto y desvinculándonos del significado literal de los pájaros que anidan en nuestra cabeza podemos comprometernos con una identidad que trascienda lo puramente superficial.

Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/somos-mucho-mas-que-nuestros-pensamientos/?utm_source=twitterfeed&utm_medium=twitter



Imágenes del sur y norte de Fuerteventura, una isla de "película". Fotos de Charo Barea.



viernes, 12 de junio de 2015

Vista aérea de la Isla de Lobos, al norte de Fuerteventura. Un paraíso cercano.


EL AMOR VERDADERO NO NACE O APARECE, SE CONSTRUYE


Hablemos de amor verdadero, pero de ese amor sin envoltorio, sin artificios ni romanticismos. El auténtico y el que es capaz de perdurar en el tiempo aportando una felicidad sincera, una cotidianidad enriquecedora donde la pareja, puede crecer personalmente y en conjunto.

¿Existe el amor verdadero? Desde luego que sí, pero no debemos tener como referencia el mundo del cine o de la literatura, estamos seguros de que a tu alrededor, o puede que incluso tú mismo, lo estés viviendo. Si es así, estamos seguros de que ya conoces el secreto: el esfuerzo, la dedicación por construir día a día esa relación, ahí donde ambos miembros son capaces de hacer equipo y aportar sus energías por igual.

Porque en ocasiones, el amor por sí solo no basta. No importa la pasión, la atracción o ese sentimiento que nos ciega y nos desborda. Una relación saludable necesita algo más que todo esto para ser auténtico y perdurable.

Hablemos hoy sobre ello, ahondemos en el concepto del amor verdadero: el que no duele y que nos enriquece.

El mito del amor romántico

Puede que el mundo del cine y la literatura sean los grandes culpables de que muchos hayamos crecido teniendo como referencia, ese tipo de amor “romántico” visto en la gran pantalla y leído en las páginas de los libros. Grandes historias capaces de encandilarnos para hacernos soñar, falacias insostenibles que raras veces, podemos encontrar en el mundo real.

“El amor romántico” no es amor verdadero, debemos tenerlo claro. Y más aún, debemos ir con cuidado de no caer en esos peligrosos mitos que en ocasiones, se encierran en el ideal del romanticismo:

-El amor es para siempre: Esta idea no es del todo falsa, no podemos negar que son muchas las parejas que capaces de mantener vivo su amor hasta el día de su muerte. Ahora bien, lejos de pensar que “el amor debe ser para siempre”, pregúntate primero si eres feliz hoy. Y más aún, en ocasiones, hay amores fugaces pero tan intensos, que merecen la pena vivirse por igual.

-Los celos son una muestra de amor: Para el amor romántico, los celos son una expresión de afecto. Sin celos no existe un amor real y sincero. Esta idea es un riesgo absoluto, una muestra de dominación y desconfianza que edifica gran parte de esas relaciones tóxicas que vemos tan a menudo.

-El amor es pasión: Otra idea muy característica del amor romántico, el pensar que una relación sin pasión no es una auténtica pareja. Los sentimientos deben llevarse al extremo, ahí donde la sexualidad encuentra su máxima expresión, donde el afecto no tiene término medio.

Un mito falso, pues como ya sabemos una relación de pareja atraviesa diferentes etapas donde a pesar de que con el tiempo, se pierde esa intensidad del inicio, sigue existiendo una intimidad y una complicidad que unen aún más a sus miembros.

Los cimientos de un amor verdadero

El amor verdadero no necesita artificios ni se sustenta en esa magia donde las cosas, salen bien porque “estamos predestinados”.

Obviamente, ello no quita que exista esa chispa donde la casualidad, tuvo quizá gran parte de culpa de que dos personas se encuentren, pero dejando el “halo de magia” a un lado, lo que verdaderamente importa, es el día a día, ahí donde las pequeñas cosas, edifican una auténtica relación.

¿Sabes qué otras dimensiones son las que construyen un amor verdadero?

-Una buena comunicación, ahí donde la escucha sea sincera, donde se pueda hablar de modo democrático, llegando a acuerdos. Las fuerzas están repartidas y no hay perdedores, la balanza siempre tiende a equilibrarse y los diálogos, son continuos. Y ojo, en una buena comunicación también están presentes las discusiones, es algo normal y donde es necesario ser sinceros. Recuerda que es importante no guardarse o esconder nada, de lo contrario, más tarde, puede aparecer el rencor.

-Apoyo y reconocimiento. Los dos miembros se respetan y se valoran con autenticidad, reconociendo virtudes y defectos. No hay desprecios, no hay ironías ni humillaciones, la consideración es muta y se permite el crecimiento personal, a la vez, que se madura como pareja.

-Complicidad y cariño sincero. Es posible que con los años, perdamos esa pasión de los inicios, pero aun así, seguimos siendo felices. Una pareja saludable, feliz y satisfecha, sabe que el amor verdadero se nutre de esa complicad cotidiana donde buscarse con las miradas, donde seguir sonriendo e ilusionándonos por un futuro en común.