sábado, 4 de abril de 2015


APUESTE POR LA INTUICIÓN

Piensen por un momento en todos los quehaceres cotidianos que realizan sin apenas prestar atención: caminar, conducir, darse una ducha… Guiados por un piloto automático, nos dejamos llevar, pues sabemos que el resultado de estas acciones suele ser bueno. ¿Alguien se ha preguntado quién demonios toma las riendas de estas acciones tan poco premeditadas?

Quien me lo explicó a la perfección fue Gerd Gigerenzer. Este gran neurocientífico alemán me dejó claro que, aunque no seamos conscientes de ello, el cerebro no deja de inferir la realidad. Se la pasa haciendo conjeturas. Realiza cálculos en todo momento a partir de la información que le entra por los sentidos, y nos ahorra el trabajo de razonar cuanto hacemos. De no ser por ese cerebro inconsciente, deberíamos pensarlo todo y no haríamos nada.

Pero nuestra máquina de pensar entraña algo aún más fascinante: decide por nosotros. Y lo hace bastante bien. Gigerenzer ha constatado que suelen ser más acertadas las decisiones intuitivas que aquellas muy razonadas, cuyos pros y contras hemos balanceado con esmero. «Eduardo –me dijo–, no te engañes, tomamos mejores decisiones si tenemos en cuenta un buen argumento que si contemplamos diez no tan buenos».

Lo que me estaba diciendo es que, a veces, descartar parte de la información es bueno. Según él, las intuiciones son atajos a través de los cuales el cerebro decide más rápida y acertadamente. Es más, la mayoría de las decisiones importantes, como puede ser escoger pareja, las tomamos por esta vía intuitiva.

De no guiarnos por el instinto, para emparejarnos realizaríamos un cálculo de probabilidades más bien propio de la teoría económica, donde sopesaríamos todas las cualidades y perspectivas de futuro de todas las personas susceptibles de enzarzarse en un romance con nosotros. ¿Se imaginan? «Solamente he encontrado a uno que lo hizo así y era economista», me confesó Gigerenzer. «Ahora está divorciado».

¿Quién es?

Psicólogo. 67 años. Dirige el Instituto Max Planck de Desarrollo Humano, en Berlín. Experto en el estudio del riesgo y la toma de decisiones, ha publicado algunos libros de divulgación de entre los que destaca Gut Feelings, del 2007, traducido al español (Decisiones Instintivas) y a 17 idiomas más.
¿De dónde viene?

Bávaro de nacimiento, cuando era estudiante tocaba el banjo para ganar algún dinero. Tuvo que decidir entre la música o el mundo académico. Optó por lo segundo. Tomar esa decisión le enseñó que se puede calcular el riesgo de jugar a la ruleta, pero no de la vida real. Eso marcaría su carrera.

¿Qué ha aportado?

Ha conciliado la psicología humana con la teoría de la probabilidad para analizar con profundidad el riesgo o, en otras palabras, nuestra capacidad de decidir cuando la información es escasa o confusa, y ha constatado el enorme poder del instinto ante estas situaciones.

La anécdota

Gigerenzer tocó en el grupo de Dixieland –un tipo de jazz– que puso la banda sonora al primer anuncio del Volkswagen Golf. Dice que todo lo que ha conseguido en la vida se lo debe a su madre, que le inculcó «curiosidad, perseverancia y humor».

Fuente: http://www.eduardpunset.es/23019/general/apueste-por-la-intuicion


viernes, 3 de abril de 2015


LA PERLA NACE DE LA HERIDA

Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas.
Las perlas son producto del dolor, el resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena.

En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar.

Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra.

Como resultado, se va formando una hermosa perla.

Una ostra que no haya sido herida de algún modo, no puede producir perlas… porque la perla es una herida cicatrizada.

¿Te has sentido lastimado por palabras hirientes?

¿Has sido acusado de haber dicho cosas que nunca dijiste?

¿Tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas?

¿O quizás fueron tomadas por alguien para presentarlas como propias?

¿Has sufrido golpes de los que adquieren ideas preconcebidas indebidamente?

¿Has sido objeto de la indiferencia?

Entonces ¡produce una perla!

Cubre cada una de tus heridas con varias capas de amor.

Muchas personas sólo aprenden a cultivar resentimientos, dejando sus heridas abiertas, alimentándose con sentimientos pobres, los cuales impiden que las lesiones cicatricen.

En la vida real, vemos muchas “ostras vacías”, no porque no hayan sido heridas, sino porque no han sabido perdonar, comprender y transformar el dolor en amor.

Vale la pena enfrentar las heridas.

No seas vencido por lo malo, sino vence con el bien el mal.

Fuente: Duendes Avalon


jueves, 2 de abril de 2015

ATRAPASUEÑOS…

Una tela de araña creada a partir de un aro de madera de Sauce, entretejida con hilos de colores y adornada con cuentas, piedras, plumas y pieles, es, según la tradición mágica, el mejor de los filtros para que los malos sueños no puedan entran en nuestra mente mientras dormimos, y los pensamientos negativos de nuestro enemigos no nos alcancen durante la noche.

Por eso se le conoce como atrapasueños..

Cuenta la leyenda que en las horas de oscuridad en los hilos y las piedras del atrapasueños
se quedan enganchadas todas las cosas negativas y que con la luz se rompen y de queman.

Asegura la tradición que si lo tienes en el dormitorio cerca de la ventana no sufrirás pesadillas, malos sueños o insomnio.

Es muy eficaz para los niños, ya que elimina los miedos y las pesadillas.

Cuando durante siglos sigue siendo utilizado por distintas culturas
y de manera constante, por algo será….

http://nodejardeleer.blogspot.com.ar/2015/02/atrapasuenos.html



"No hay alivio más grande que comenzar a ser lo que eres"
Alejandro Jodorowsky


martes, 31 de marzo de 2015


SEIS PRINCIPIOS DE LA MEDICINA FUNCIONAL INTEGRATIVA


Es una nueva ciencia que postula que la salud no debe ser sólo ausencia de enfermedad, sino vitalidad positiva. Teniendo en cuenta la integración de cuerpo, mente y espíritu, se propone como un nuevo paradigna en el tratamiento de enfermedades crónicas.

Una de cada dos personas en los países desarrollados sufre de enfermedades crónicas, lo cual representa el 80% del costo en salud. Por supuesto que esto es significativo pero más impactante es el costo individual de aquel que sufre, que es inconmensurable. ¿Cómo podemos cuantificar el dolor y sufrimiento de aquellos que amamos, la tristeza de perder nuestra calidad de vida?

Esta es una de las preguntas que se hace la Medicina Funcional-Integrativa, una ciencia nueva dedicada a prevenir y revertir enfermedades, entendiendo cómo nuestros genes marcan nuestra individualidad y todos los factores que intervienen para ser los seres únicos que somos.

Cuando hablamos de Medicina Funcional primero tenemos que resaltar el concepto de Pensamiento Funcional. ¿Qué significa esto? Significa estar ante un nuevo paradigma en Medicina donde necesitamos abandonar el pensamiento convencional, el cual nos dice que tenemos que tratar un síntoma con una droga.

Se trata de incorporar conceptos nuevos y al mismo tiempo abandonar conocimientos viejos, lo más parecido a desaprender algunas cosas. En este proceso es necesario entender cuáles son las causas de la enfermedad para poder restaurar la función en lugar del mero alivio de los síntomas y para darle paso a conocimientos de avanzada que nos permitan dilucidar el laberinto de la enfermedad crónica.

Se trata de incorporar conceptos nuevos y al mismo tiempo abandonar conocimientos viejos, lo más parecido a desaprender algunas cosas.
            
A pesar de los innovadores tratamientos y sofisticados procedimientos, la rápida diseminación de esta epidemia de enfermedades crónicas ha comprometido la efectividad del sistema de salud de muchos países contribuyendo a la bancarrota de economías nacionales y globales.

La respuesta a esta paradoja debería ser obvia para todos nosotros: lo que estamos haciendo no está funcionando.

El modelo médico actual está enfocado al tratamiento de enfermedades agudas, y su objetivo es encontrar una píldora a cada enfermedad. Si bien puede resultar efectivo en los casos agudos, no funciona cuando de enfermedades crónicas se trata.

¿Qué entendemos por enfermedades crónicas? Son aquellas que no se curan, que empeoran con el tiempo, desencadenadas por múltiples causas. Dentro de las más comunes podemos mencionar: diabetes tipo 2, enfermedades autoinmunes como artritis reumatoidea, osteoporosis, asma, depresión, autismo, hipertensión, demencia, etc.

Como está planteado, tendríamos que acostumbrarnos a convivir con ellas, una propuesta muy costosa en términos monetarios y de nuestra salud, donde la única alternativa es una camino direccionado a una vejez frágil, no saludable e invirtiendo nuestro tiempo visitando al médico y tomando remedios.

Si bien estas enfermedades no nos acortan la vida, nos imponen una carga de dolor y limitación que nos resta calidad de vida y nos impide disfrutar de una longevidad extendida en su total dimensión.

Esto no debe suceder. La ciencia médica cuenta en la actualidad con herramientas revolucionarias para evitar esta colisión con enfermedades debilitantes. Si no podemos entender las causan que nos enferman, no podemos encontrar la solución, y es en esa búsqueda en donde la Medicina Funcional-Integrativa juega un rol protagónico y abre nuevos caminos.

Cuáles son sus principios

1 - Cuidado centrado en el paciente y no en la enfermedad.

2 - Identificación de la salud como vitalidad positiva y no sólo la ausencia de enfermedad.

3 - Individualidad bioquímica.

4 - Balance dinámico entre factores externos e internos (factores genéticos, ambientales, etc.).

5 - Considerar al individuo en su totalidad: interacción cuerpo, mente y espíritu para un completo abordaje.

6 - Promover no sólo el incremento del tiempo de vida sino el tiempo de vida con óptima salud.

Todos los cambios de paradigma son difíciles y las nuevas ideas suelen encontrar muchos detractores, especialmente cuando nos sacan de la zona de confort que venimos transitando. Pero llegó el momento en que es necesaria una transformación radical que conduzca a una vida saludable verdadera.

Se debe trabajar profundamente en que los pacientes entiendan cómo los estilos de vida, la dieta y el medio ambiente influyen en nuestra expresión genética y determinan cómo nos vemos, actuamos y sentimos, haciéndolos parte de esta transformación en el cuidado de la salud.

Así es que no hay un tratamiento único sino múltiples opciones según las necesidades individuales de cada paciente. Se debe trabajar en la motivación y compromiso de quien busca una solución para sus dolencias, poniendo especial énfasis en la importancia de los cambios de estilos de vida.

Si cambiamos nuestros estilos de vida en determinada manera podemos restaurar el balance en nuestro organismo y de esta forma afectar positivamente nuestro patrón de salud o enfermedad.

Nuestro genoma humano es muy particular y se distingue por sus habilidades específicas escritas en nuestro libro de vida. Lo que podemos hacer es ajustar nuestro estilo de vida, dieta y medio ambiente para aumentar este potencial tan único. No hay una mejor o peor genética, lo único superior es el estilo de vida.

Si nos proponemos para el siglo XXI un modelo médico de calidad debemos reconocer y validar modelos clínicos más efectivos y exitosos. Una forma de hacerlo es poner énfasis en la educación médica, capacitando a los profesionales en la prevención y tratamiento de enfermedades crónicas y creando en la población conciencia de todo lo que podemos hacer para mejorar nuestra salud.


* La Dra. Sandra Molocznik fue formada en esta disciplina en los Estados Unidos y es fundadora de Integrative Health en Argentina.