“HAY UNA ABRUMADORA EVIDENCIA DE QUE LA DIETA REDUCE EL
RIESGO DE CÁNCER”
El epidemiólogo
Carlos González, de la Unidad de Nutrición y Cáncer del Instituto Catalán de
Oncología, es el investigador español más prestigioso en estudios que
relacionan alimentación y tumores. Ha sido el coordinador para España del
proyecto EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition)
que lleva ya 15 años siguiendo a más de medio millón de personas en diez países
de Europa.

En la prevención del cáncer no cree en productos milagrosos,
sólo en un estilo de vida saludable. El doctor Carlos González, epidemiólogo de
la Unidad de Nutrición y Cáncer del Instituto Catalán de Oncología, es el
investigador español más prestigioso en estudios que han permitido establecer
una relación directa entre el consumo de determinados alimentos y la incidencia
de tumores. Ha sido el coordinador para España del proyecto EPI (European
Prospective Investigation into Cancer and Nutrition), una iniciativa que nació
con el objetivo de integrar la epidemiología con las investigaciones de
laboratorio, con factores genéticos y metabólicos, y profundizar en el
conocimiento científico de la nutrición y el cáncer. “El EPIC comprende medio
millón de personas que ya han sido seguidas durante 15 años en diez países de
Europa, entre ellos España”, ha explicado en una entrevista concedida a LA
PALMA AHORA.
-Usted asegura que en la prevención del cáncer, la dieta sí
importa.
-Sí, la dieta sí importa. Hay una abrumadora evidencia que
lo demuestra. Sin ninguna duda.
-La alimentación, junto a otros factores (ambientales,
metabólicos y de susceptibilidad genética) pueden favorecer o evitar la
aparición de tumores.
-Exactamente. El cáncer es una enfermedad multicausal, es
decir, no hay un solo factor que lo produzca. Digamos que hay alguna excepción,
por ejemplo, el mesotelioma pleural, en el que la exposición al amianto es, por
ahora, la única identificada como factor causal, pero siempre existe un
conjunto de factores, y entre ellos está la dieta. Cuando hablamos de tumores
como el colorrectal o el gástrico, además de la alimentación tiene un papel
también el alcohol, el tabaco y la obesidad. Hay siempre un conjunto amplio de
factores.
-¿Las frutas y las verduras representan el grupo alimentario
más importante en la protección contra esta enfermedad?
-Sí, hay una evidencia muy clara que demuestra que las
frutas y los vegetales aportan una serie de compuestos antioxidantes
–polifenoles- que tienen importancia en la prevención del cáncer. Lo que pasa
es que, lo que se ve actualmente, es un efecto menor al de hace 30, 40 o 50
años. Esto no quiere decir que las frutas y las verduras tengan hoy menos
importancia que en el pasado, sino que la población consume más frutas y
vegetales y, por tanto, mostrar las diferencias entre los que consumen y no
consumen es más difícil para un profesional. En epidemiología siempre hacemos
un contraste entre los que están expuestos y los que no. Si todos están
expuestos, el efecto no se observa.
-Por tanto, es recomendable ingerir fibra dietética.
-Hay una evidencia incontrastable de que la fibra dietética
reduce el riego de cáncer colorrectal. Eso está ya aceptado en la comunidad
científica internacional.
-¿Existen alimentos ‘milagrosos’ contra el cáncer?
-No, milagros no hay ninguno. En el mundo de la nutrición
hay charlatanes de feria que, a partir de un estudio, plantean que puede haber
alimentos o compuestos con efectos milagrosos, pero no, no hay milagros.
-¿Ni las crucíferas (brócoli, col, coliflor etc.,)?
-Las crucíferas tienen unos compuestos beneficiosos que se
llaman glucosinolatos, pero, comparativamente, no hay unos vegetales que tengan
más efectos que otros, en general. Por eso aconsejamos ingerir una cantidad
importante de frutas y vegetales diferentes, porque unos tienen más efectos
sobre unos tumores y otros, sobre otros. Lo importante es una dieta saludable y
variada.
-¿Las carnes rojas y los embutidos son potencialmente
cancerígenos?
-Sobre estos alimentos también hay una evidencia
incontrastable, y es que las carnes rojas aumentan el riesgo del cáncer
colorrectal y probablemente también el gástrico -de la porción distal- y el de
esófago. Lo mismo ocurre con las carnes preservadas. En este sentido, es
importante destacar que no aconsejamos suprimir completamente el consumo de
carnes rojas, porque aportan hierro, vitaminas y compuestos que, desde el punto
de vista de la nutrición, son favorables. Pero sí que hay que reducir la
cantidad de ingesta a un promedio, más o menos, de 70 gramos diarios, que
representarían unos 500 gramos a la semana. En la dieta española estamos
observando un promedio de ingesta de casi 250 gramos diarios por persona, lo
cual representa que se está multiplicando por tres o cuatro lo que
recomendable.
-¿Hay consenso con respecto al consumo de lácteos?
-Los lácteos han sido alimentos controvertidos porque, con
relación al cáncer, hay una evidencia bastante sólida que muestra que pueden
reducir el riesgo de cáncer colorrectal, pero, por otro lado, también hay
evidencias consistentes que constatan que puede aumentar el riesgo de cáncer de
próstata. En las mujeres, esto no sería un problema, pero en los hombres, un
consumo elevado de lácteos puede reducir el riesgo de un tumor pero aumentar el
de otro. Por tanto, no hay una política clara de consenso en cuanto a
recomendación. Pero sí aconsejamos un consumo moderado de lácteos,
fundamentalmente con poco contenido en grasa –leche desnatada- y sal.
-El 90% de los tumores está desencadenado por causas
externas, y sólo entre el 5% y el 10% es hereditario.
-Cuando hablamos de hereditario nos referimos a mutaciones
elevadas que se transmiten y que tienen lo que nosotros denominamos una ‘alta
penetrancia’. Es decir, que una mutación heredada en ese sentido lleva a una
probabilidad muy alta de padecer un cáncer. Por ejemplo, en el tumor de mama,
las mujeres con una mutación de los genes brca 1 o brca 2 tienen una alta
probabilidad de tener cáncer -o las descendientes- pero, por otro lado, la
susceptibilidad genética también es heredada, aunque ésta, por sí misma, no genera
un tumor; es decir, si los factores ambientales no juegan un papel, no hay
cáncer.
-¿Si el cáncer en un alto porcentaje está asociado a
factores ambientales, se puede prevenir si se modifican esos factores?
-Cuando hablamos de factores ambientales, lo hacemos en un
sentido amplio, porque a veces se habla en referencia sólo a la contaminación
atmosférica. Factor ambiental es lo que no es hereditario. Y entre esos
factores ambientales, el más importante es el papel que juega el estilo de
vida: la alimentación, el consumo de tabaco, el alcohol, la actividad física,
la obesidad, las infecciones –el cáncer de cérvix está provocado por el virus
del papiloma y el de hígado por el virus de la hepatitis- o las radiaciones
solares, que provocan cáncer de piel. Ese 90% está principalmente asociado a
este tipo de exposiciones.
-Las variaciones en la incidencia de esta patología de unas
regiones a otras se debe, en consecuencia, a causas dietéticas y ambientales.
-Sí, claro. Es así. Hay evidencias claras en la población
emigrante. Por ejemplo, en Irán el cáncer de mama y el colorrectal tiene una
incidencia muy baja, pero cuando esa población iraní fija su residencia en
Canadá, después de muchos años aumenta –en ellos o en sus descendientes- la
prevalencia de cáncer colorrectal y de mama en tasas similares a los
canadienses. Y lo que ha cambiado en esta población en 20 o 30 años no son los
genes –que sí se modifican en 200 o 300 años- sino el estilo de vida.
-La obesidad es un factor de riesgo relevante.
-Totalmente demostrado, y como uno de los factores más
importantes. Probablemente, el 15% de los cánceres está asociado a la obesidad.
-¿Son fiables todas las recomendaciones alimentarias que se
hacen?
-Hay muchos intereses económicos, porque cualquier recomendación
puede afectar a sectores de la economía, a productores, etc. En relación a la
obesidad, la causa más importante es el consumo de gaseosas con alto contenido
en azúcar.
-¿Y es cierto que el azúcar alimenta las células
cancerígenas?
-Sí, es cierto. Azúcar hay que ingerir lo menos posible, y
si se consume, tiene que ser negra, no refinada.
-¿Cuál es su opinión sobre la ingesta de suplementos
vitamínicos?
-No se aconsejan para nada. En los antioxidantes hay una
evidencia clarísima de que en lugar de producir un beneficio, producen un
riesgo. Cuando una persona que tiene un nivel de antioxidantes normales por la
dieta ingiere suplementos con más antioxidantes, en lugar de actuar como
antioxidantes lo hacen como oxidantes.
-¿También los probióticos suponen un riesgo?
-Es diferente, porque entrarían dentro de lo que pueden ser
los alimentos funcionales y podrían mejorar la flora intestinal, pero en
relación al cáncer no hay evidencias. Probablemente pueden tener efectos en otro
tipo de enfermedades crónicas.
-¿Qué estilo de vida recomienda para prevenir el cáncer?
-Eliminar el tabaco, consumir alcohol de forma moderada,
hacer actividad física cada día, evitar el sobrepeso y la obesidad y seguir una
dieta mediterránea.
-¿Cree que en un futuro próximo se podrá encontrar un
tratamiento que cure la totalidad de los tumores?
-No, primero porque el cáncer como tal, así, no existe. El
cáncer son 20 enfermedades diferentes que afectan a distintos órganos por
mecanismos diferentes y asociados a factores también diferentes. Se puede
encontrar, quizás, la curación de un tumor, pero aquí también hay intereses
profesionales que venden humo. Desde hace 15 o 20 años nos vienen hablando de
la medicina personalizada, genética, que dicen que curará el cáncer, pero los
avances que se han hecho en este sentido son, por desgracia, muy pocos. La
mejor forma de reducir el riesgo de cáncer es incidir sobre el estilo de vida,
pero como esto no se patenta, pues digamos que los laboratorios no tienen interés
en ello.
http://www.eldiario.es./lapalmaahora/sociedad/epidemiologo-doctor_Carlos_Gonzalez-cancer-dieta_0_354514887.html