sábado, 7 de enero de 2017

MEDITAR ES DESCANSAR LA MENTE PARA INICIAR UN DIÁLOGO CON EL ALMA

Llega un día en que lo necesitamos, así, sin más: apagar el ruido de la mente para sintonizar esa voz interna que teníamos descuidada y que tanto tiene que decirnos. Porque meditar es, ante todo, propiciar un reencuentro con nuestra alma, una conexión vital con la que hallar respuestas en estos tiempos de mares convulsos.

No existe una única razón por la cual, una persona elige empezar a practicar la meditación. A veces, se llega por casualidad. Alguien tiene un dolor de espalda y le recomiendan el yoga, y del yoga, casi sin saber cómo, se inician en este arte ancestral del que existen tantas escuelas como curiosos enfoques.

“Meditar es regalarte un momento para ti, para estar contigo de manera íntima y especial”

Por otra parte, cabe señalar también que la meditación tiene diferentes significados según el contexto. A pesar de no estar ligada a ninguna religión en concreto, sí es un componente destacado en muchas creencias. No obstante, y dejando a un lado el aspecto espiritual, el interés psicológico por la meditación ha sido siempre destacable por muchas razones y finalidades terapéuticas.

Este ejercicio se centra ante todo en esa capacidad para “autorregular” la mente y sus procesos, de manera que podamos alcanzar así un adecuado equilibrio entre los pensamientos y las emociones. Es algo muy interesante, algo a lo cual se llega a través de un entrenamiento planificado y que podría, sin duda, ayudarnos a complementar muchas estrategias a la hora de ciertos “picos de lanza” psicológicos, como el estrés, la ansiedad o la depresión.

Meditar para restaurar nuestro equilibrio interior

Para muchos hablar de meditación es hablar de Budismo. Sin embargo, cabe recordar que también los druidas hacían uso de estas técnicas para conectar con la naturaleza y la divinidad. Para lograrlo, debían afrontar una serie de resistencias a las que denominaban las “cuatro tristezas”: la nostalgia, el dolor de la pérdida, la envidia y la dificultad del viaje. Algo que, sin duda, nos es ligeramente familiar.

Si uno ahonda un poco en el complejísimo e interesante mundo de las religiones y la espiritualidad, se dará cuenta de que hay ejes vertebradores que siempre se repiten. Mircea Eliade, conocido filósofo e historiador, dijo una vez que en el momento en que el ser humano miró hacia arriba por primera vez y descubrió las estrellas, quedó hechizado por esa calma y esa magia, casi divina. Algo debía ocurrir en aquella dimensión que tanto se alejaba de las necesidades y penurias de la humanidad.

Desde que hemos tenido uso de razón, siempre hemos ansiado hallar esa calma, ese equilibrio interior con el cual, alcanzar una comprensión más intuitiva de las cosas, una serenidad más sabia y profunda con la que invocar al auténtico ser que llevamos dentro y que, de algún modo, nos permitiría conocernos mejor y conectar de otro modo con nuestro entorno. Algo que, si lo pensamos bien, es bastante complejo a día de hoy, en este mundo donde prima la acción y el estrés, ese desgaste inadvertido que fragmenta por completo esa dimensión divina: nuestra autoestima.

Dejar de ser esclavos de las circunstancias externas

Nadie puede controlar al 100% lo que acontece en nuestro exterior. No obstante, lo que sí podemos dominar es el modo en que nos afectan esas circunstancias. Lo creamos o no, cada uno de nosotros convivimos a diario con una serie de saboteadores internos a los cuales, no vemos pero están ahí. Son como los ácaros de nuestra conciencia, a los que debemos hacer frente de forma hábil, sabia.

Serían los siguientes:

Las preocupaciones.
Ser adictos a recordar el pasado.
Pasarnos la vida juzgando.
Ser críticos con nosotros mismos y aún más con los demás.
Culparnos de todo lo que acontece a nuestro alrededor.
Ser un catastrofista empedernido
Ser un adicto a las dudas y a las indecisiones.
Cuando una persona empieza a meditar, se inicia al mismo tiempo en un viaje contemplativo donde ver cada una de estas dimensiones. Ahora bien, lejos de contemplar estas empalizadas con desdén o desprecio, las veremos con esa calma serena de quien es capaz de NO juzgar para entender que el cambio siempre es posible. Porque la meditación es, ante todo, arroparnos a nosotros mismos con respeto y amor para clarificar las metas y salir reforzados de ese instante de paz y equilibrio.

Elige tu tipo de meditación y cuida de tu cerebro

A día de hoy, la ciencia tiene muy claro que meditar genera cambios muy positivos en nuestra arquitectura cerebral. Se incrementa, por ejemplo, el grosor cortical, esa área relacionada con la introspección y la atención. Asimismo, también aumentan las conexiones en el área del hipocampo o el área frontal, estructuras relacionadas con las emociones o la toma de decisiones.

La meditación es, como vemos, un arte en el que vale la pena iniciarse si así lo creemos y si lo necesitamos. Tenemos además diferentes tipos de meditación, entre los que podemos elegir los que mejor se ajusten a nosotros en un momento dado.

Serían las siguientes:

Meditación Budista
Meditación Trascendental
Meditación Vipassana
Meditación Zazen
Meditación Kabbalah
Meditación Mantra
Meditación Sufi
Meditación Dzogchen
Meditación Chakra
No obstante, y como curiosidad, cabe señalar que tampoco es imprescindible seguir un enfoque determinado. Meditar es un ejercicio con el que podemos alcanzar un estado de conciencia y de relajación para beneficiarnos de una serie de procesos cognitivos y psicológicos. En ocasiones, para lograrlo basta con visualizar imágenes positivas mientras verbalizamos mentalmente una serie de afirmaciones que se ajusten a nuestras necesidades.

Tengo plena confianza en mí.
Me siento libre para tomar mis propias decisiones.
Escucho mi intuición.
Nada ni nadie tiene derecho a vulnerar mi paz interior.
No soy menos que nadie y nadie es menos que yo.
Me atrevo por fin a iniciar el cambio, a luchar por mi felicidad.
Para concluir, en ocasiones, para mantener o recuperar nuestra vitalidad en estos tiempos inciertos y complejos, es necesario iniciar un camino inverso: en lugar de correr hacia un lugar como deseando escapar, lo mejor es reencontrarnos. Para ello, nada mejor que empezar a meditar.

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/meditar-es-descansar-la-mente/


sábado, 31 de diciembre de 2016

YA NO TENGO EDAD PARA QUEDARME CON LAS GANAS

Al final, casi sin saber cómo, llega ese día. Algo en nosotros despierta para decirnos que ya no tenemos edad para quedarnos con las ganas, que no nos valen los abrazos a medias, los medios intentos y las noches sin luna. Al final, llega esa etapa en que caen los miedos y los límites dejan de tener abismos para alzarse en oportunidades.

Decía Jorge Luis Borges en el epílogo de sus “Obras Completas” que las personas somos nuestros pasados, nuestra sangre, todos los libros leídos y todas las personas a quienes hemos conocido. Sin embargo, a este listado tendríamos que añadirle algo más: también somos lo que no pudimos hacer en su momento. Somos esos vacíos, esos intentos fallidos donde se quedaron las ganas… esas que pesan mucho más que los errores cometidos.

“El fracaso es la oportunidad para empezar de nuevo con más inteligencia”
-Henry Ford-

Convencernos a nosotros mismos de que los trenes siempre pasan para quienes saben esperar, es poco más que un triste espejismo, una frase demasiado manida en los manuales de autoayuda. Hay hechos que tuvieron su instante preciso, su mágica oportunidad, la cual quedó desvanecida como el humo que escapa por una ventana abierta. Nunca más volverán a sucederse. Sin embargo, en cada nuevo amanecer se abren nuevas puertas por donde se intuyen vientos más frescos y espacios más nítidos donde acercarnos con actitudes renovadas.

Antes de decirnos a nosotros mismos aquello de “a mi edad ya no toca” o “esas cosas no son para mí” hemos de ser capaces de despegarnos de esta triste melancolía para recuperar el hambre, para aunar las ganas y el placer de vivir a manos llenas y con el corazón encendido.

Las ganas nos impulsan a salir de nuestras zonas de confort

Ya no estamos para quedarnos solo con las ganas o para mostrar el hermoso mar que llevamos dentro a personas que no saben nadar, que no entienden el lenguaje de nuestras olas. Llega un momento en que detestamos el rumor de la rutina, porque lejos de conferirnos seguridad nos parece ya como un triste invierno donde nunca llega la primavera, y aún menos las evocadoras noches del verano.

No importa la edad que marque nuestro carnet de identidad porque es el propio corazón quien enhebra la auténtica juventud, esa que aún anhela nuevas experiencias, nuevos sabores. Tenemos ganas de algo, pero… ¿cómo dar forma a esta necesidad vital?, ¿cómo cruzar las fronteras de nuestra rutina? Puede que suene algo contradictorio, pero a veces podemos hacer de nuestro malestar o de nuestra inquietud a nuestros auténticos aliados para ir más allá de nuestras áreas de seguridad.

Muchos de nosotros pensamos aún en el término “zona de confort” como esa reliquia de la psicología motivacional de los años 80 que tanta bibliografía ha creado. Sin embargo, aquella teoría que partió en un principio para averiguar cuál era el rango de temperatura ambiental en que una persona se siente cómoda, demostró algo aún más interesante: el ser humano está programado para buscar espacios neutrales donde sentirse seguro.

Sin embargo, esa seguridad no siempre hará que sea más productivo o que se sienta más feliz. En ocasiones, emergen nuevas necesidades vitales.

Los círculos de tu vida y las nuevas oportunidades

Visualicemos durante un momento el transcurso de nuestra vida. Lo más probable es que lo hayas hecho imaginando una línea recta. A tu espalda queda el pasado, con todo aquello que dejaste escapar, con todos tus intentos fallidos y tus caminos nunca explorados. Por otra parte, suspendido en el dintel de tu nariz y justo en frente, se abre sin duda tu futuro, ahí donde se perfilan todas las oportunidades de progreso antes citadas.

Bien, en realidad no deberíamos pensar en nuestra vida de este modo: lo ideal es visualizarla en círculos. Peter Stange es un célebre científico e ingeniero de sistemas que define nuestro mundo y nuestra existencia como un bellísimo sistema de círculos conectados entre sí. Casi a modo de mandala. Son ciclos que empiezan y acaban y que a su vez, se engarzan bellísimamente los unos con los otros. Pensar en nuestra vida de este modo nos invita sin duda a reflexionar en varias cuestiones.

La primera idea que debemos deducir de esta propuesta es que las oportunidades perdidas del ayer, los errores o los intentos fallidos del pasado forman parte de un ciclo que ya ha terminado. Ver que hay un inicio y un final en ese ciclo nos invita sin duda a iniciar uno nuevo con mayor solidez, sabiduría y esperanza.

En esta etapa que te encuentras ahora cualquier cosa es posible: es un círculo abierto donde vuelves a ser receptivo/a a todo lo que te envuelve. Las oportunidades son múltiples y sin duda, tienes claro un aspecto, que no vas a quedarte con las ganas. Todo lo vivido en tu pasado no queda a tus espaldas, te envuelve para servirte de referencia, para recordar qué puertas no merecen ser cruzadas y por qué umbrales debes pasar con total seguridad.

Vivir es al fin y al cabo construir un precioso mandala donde todo está en movimiento. Tú eliges ahora los colores, tú el que ya no va a quedarse con las ganas de construir la felicidad que desea y sueña.

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/no-tengo-edad-quedarme-con-ganas/


viernes, 30 de diciembre de 2016

RESPETO

Nunca permitas que nadie, absolutamente nadie, perturbe tu paz y tu libertad.

Cada vez que permites que alguien te maltrate, ya sea física, verbal o emocionalmente, estás permitiendo que perturbe tu paz y tu libertad, y por tanto, no aprendes la lección y ésta se va a ir repitiendo una y otra vez, con distintos escenarios y personas.

Nunca perturbes la paz y la libertad de otra persona, animal, la naturaleza, la madre Tierra, etc… Todo está vivo, y todo debe ser respetado.

Mientras perturbes la paz y libertad de otro ser sintiente, estás generando sufrimiento y karma, que se te devolverá en su momento; experimentarás el mismo sufrimiento que generaste, como ley de equilibrio y consecuencia.

El amor incondicional no se trata de decir a todo que Sí…
No se trata de permitir todo…
No se trata de que los demás perturben tu paz y tu libertad y tú no les pares los pies o te alejes de ellos…
El amor incondicional te enseña a saber decir “No” cuando alguien está perturbando tu libertad.

Busca siempre tu equilibrio… aprende a saber decir “No” y a alejarte de todo aquello y todos aquellos que no te respetan y que actúan manipulándote para que seas su esclavo.

Por otro lado, aprende a respetar la opinión de los demás, sobretodo de tus seres queridos… No quieras que ellos sean como tú quieres, y no quieras que hagan lo que tú deseas; respeta su paz, su libertad, y la vida te respetará a ti.

Pero recuerda, aquél que no se respeta a sí mismo, no sabe respetar a los demás y permite que no le respeten.
Empieza por ti.

Fuente: http://selenitaconsciente.com/?p=256826


miércoles, 28 de diciembre de 2016

“TE DESEO FELICIDAD”: UN PODEROSO DESEO Y 21 CONSEJOS DE RICHARD GERE 

“Hay un poderoso ejercicio, muy simple, que empecé a usar hace algunos años. A quien encuentre en mi camino, sea una persona o un insecto, el primer pensamiento que asumo respecto a este momento es “Te deseo felicidad”. Y mucho más importante que la idea era esa primera vez que decía “Te deseo felicidad”.

Esto transforma completamente lo que va a ocurrir entre tú y esa persona. Digo esto desde mi experiencia personal. En ocasiones, es muy difícil cuando te encuentras con tu enemigo o cuando te ves a ti mismo en situaciones inesperadas….En este momento, creas la oportunidad de hacer más espacio alrededor de ti…

Ves cómo desaparece esa emoción negativa antes que te tome y te da tiempo a transformarla. Ves las cosas como son, como simple y evidente ignorancia, ira, temor – no de los otros, sino como ignorancia de mi parte, de su parte. Transformas esto, lo dejas ir, te vuelves al amor.

¡TE DESEO FELICIDAD!.

Prueba a hacerlo y observa todo lo que cambiará en tu vida.” – Richard Gere

El actor Richard Gere es un ferviente budista y seguidor del Dalai Lama, y siempre que puede acude a sus conferencias, ya sea en Nueva York, Barcelona o ahora en Australia.

Es un convencido de que el budismo puede ayudar a cambiar el mundo. “Realmente significa que hay una forma de que esto funcione, de utilizar este sistema. Una forma religiosa, psicológica, que puede transformarlo todo”.

Aquí te dejamos 21 consejos que elaboró el espiritual y aclamado actor para que puedas tener una vida plena:

1. Olvídate de la edad cronológica, es sólo un número.

2. Mejora tus relaciones con los que te rodean, mejorará el aspecto de tu piel.

3. Despiértate siempre con una sonrisa…

4. Juega por jugar, diviértete con lo que te gusta hacer. Cumple algún sueño infantil.

5. Cuida tu alimentación, disfruta con ella, no te excedas en nada y equilibra las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas.

6. Muévete, camina, nada, practica algún deporte. Ve probando hasta que encuentres lo que mejor le sienta a tu cuerpo.

7. Aprende a ver en cada enfermedad un maestro, en cada bache de la vida una lección que aprender.

8. Sé sobretodo agradecido.

9. Aprende cada día algo nuevo, es un seguro contra enfermedades neurodegenerativas.

10. Exprésate y escucha a los demás, abre nuevos canales de comunicación. Aprende a utilizar las nuevas tecnologías.

11. Practica algún arte. Si no lo has hecho nunca, busca un maestro e imponte una disciplina. Disfrútalo.

12. Aléjate de personas tóxicas, procura estar al lado de quien amas.

13. No contamines tu cuerpo con lo que le perjudica.

14. Abre tu corazón, no digas siempre “yo pienso”, incluye en tus mensajes “yo siento”.

15. Haz todos los días algo diferente. Toma caminos distintos, tira lo que no te sirva, renueva tu vestuario, desordena alguna de tus rutinas, prueba a entrar en lugares nuevos.

16. No te auto-limites en la forma de vestir, en la decoración de tu casa, en la música que escuchas… todo lo que hace disfrutar, si no hace daño, está disponible para todas las edades.

17. Encuentra todos los días una noticia positiva y compártela con alguien.

18. Practica la bondad y el desapego.

19. Aprende a recibir.

20. Juzga menos (mejor nada), ama más.

21. Vive cada momento, mantente presente…

Fuente: http://elvasomediolleno.guru/consejos/te-deseo-felicidad-el-ejercicio-que-richard-gere-recomienda/?utm_source=facebook&utm_medium=video&utm_campaign=richardgere