El secreto de la langosta.
https://youtu.be/wxQRHmELs84
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jueves, 22 de diciembre de 2016
miércoles, 21 de diciembre de 2016
LO QUE PASÓ, PASÓ… DEJA DE TORTURARTE Y
SIGUE CON TU VIDA
Errar es de
humanos, ante todas las situaciones que se nos ponen delante en la vida,
podemos tomar decisiones equivocadas, cometer errores o simplemente no obtener
lo que esperábamos, este aprendizaje es parte de la vida, si no cometemos
errores, lejos estamos de comprender el verdadero sentido de las cosas, son las
equivocaciones las que contribuyen a aclarar nuestras acciones futuras.
En las
relaciones de pareja son muchas las oportunidades que se presentan para tomar
decisiones, elegir, recorrer caminos y ser sensatos, debemos en muchos momentos
pensar que hacer, solos o con nuestra pareja, sea cual sea nuestro plan,
estamos constantemente expuestos a cometer errores.
Sin embargo,
existen errores que suelen marcarnos, bien sea por el mal que nos ocasionó o
que ocasionamos, si no ambos, el caso es que cuando la gravedad del asunto
partió de nuestra equivocación, las cosas suelen pesarnos muchísimo más, ser
más dolorosas y en momentos nos atormentamos con lo sucedido, aún y cuando fue
conversado y se llegó a un acuerdo o peor aún, si se produjo una ruptura por
consecuencia del error cometido.
Atormentarse no enmendará el error
Por más que
pese el error cometido, que nos torture, que nos cueste realmente caro poder
superarlo, no tiene sentido alguno atormentarse, sencillamente ya pasó y si
tuviste la oportunidad maravillosa de reconocer tu error, para lo que hay que
ser realmente valiente, entonces que sea esa voluntad de honestidad la que te
sirva de baluarte, no las causas que te llevaron a cometer la equivocación y
que además lo traigas a tu mente una y otra vez.
Algunas
veces cometemos errores y accionamos de maneras terribles, incluso llegamos a desconocernos
a nosotros mismos, nos arrepentimos y quisiéramos dar vuelta atrás,
especialmente cuando lastimamos a quienes amamos, pero es bueno poner en la
balanza lo positivo y lo negativo, y poder ver que por un error no tiene
sentido destruir todo lo bueno de la relación.
Así que si
pudiste enfrentar tu error y conversarlo y asumirlo, no te atormentes, saca el
recuerdo de tu mente y mantente alerta a lo que vives, sin que sea el pasado tu
motivación diaria.
Reconocer los errores es de valientes
Siempre es
más sencillo ver el error en la pareja, en la otra persona, en la contraparte,
cuando se trata de nosotros mismos, por un tema de orgullo, ego o negación,
siempre resulta más cuesta arriba, la soberbia incluso puede llevarnos a nublar
nuestra vista y entendimiento y jamás reconocer el error cometido, hay personas
que pasan su vida ciegos ante sus propias acciones y peor aún culpando a los
demás.
Reconocer
cuando te equivocas es de valientes, únicamente las personas con fortaleza,
entereza y madurez, pueden responsablemente asumir su equivocación, sin
excusas, sin argumentos inútiles e inoportunos y sin culpar al otro, a fin de
cuentas cada quién es responsable de sus propios actos y no tiene mucho sentido
decir que fuimos empujados a hacer tal o cual cosa.
Asume tus
errores, libérate de ellos y continúa construyendo tu futuro día a día.
Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-lo-que-paso-paso-deja-de-torturarte-y-sigue-con-tu-vida-19362
martes, 20 de diciembre de 2016
domingo, 18 de diciembre de 2016
SOLO SE COMPRA LO QUE TIENE PRECIO, EL
RESTO SE CONQUISTA
En la
sociedad en la que vivimos, es muy fácil confundir lo material con la
felicidad. Lo cierto es que continuamente se nos sugiere que uno puede alcanzar
cualquier cosa solo si tiene posesiones materiales. Es como si todo tuviera un
precio que se puede comprar en monedas o billetes.
Sin embargo,
¿es más rico el que más tiene? Puede coincidir que así sea, pero si hablamos de
riqueza emocional su precio es diferente: es más feliz quien puede disfrutar de
las personas que le llenan, de los placeres pequeños y de las cosechas que ha
sembrado con esfuerzo.
Así, las
emociones que ciertamente nos dan vida, no vienen etiquetadas en euros, dólares
o libras, sino que se conquistan. La diferencia es sustancial, como veremos a
continuación.
La materialidad es momentánea
Es cierto
que lo material nos facilita las circunstancias e incluso muchas veces también
puede darnos momentos felices; no obstante, esto es una felicidad momentánea:
las riquezas físicas pueden librarnos de necesidades vitales como el hambre o
disminuir la sensación de tristeza, pero a la larga no aumentan la del
bienestar psicológico.
Por esta
razón, es beneficioso tener en cuenta la sencillez con la que podemos
convertirnos en esclavos de lo material y hacerle frente. Poner precio a todo
es un medio para hacernos la vida más cómoda, pero también es muy peligroso:
ver en las posesiones materiales un fin en sí mismo es claramente un signo de
esclavitud.
De hecho,
una persona no se define por lo que tiene sino por lo que es: limitarnos a
juzgar por lo que se posee puede darnos una perspectiva falseada y generalmente
pobre de lo que alguien puede aportarnos.
“La mayoría de los
lujos y muchas de las llamadas comodidades de la vida no sólo no son
indispensables, sino que resultan un obstáculo evidente para la elevación
espiritual de la humanidad”.
-Henry D. Thoreau-
Es bueno ser
conscientes de lo que de verdad nos importa y de su valor espiritual:
conquistemos a las personas, enamorémonos del mundo y que este, a su vez, se
enamore de nosotros. Así atraeremos felicidad duradera y alegría sincera.
Lo sustancial no tiene precio
¿De qué
sirve tener todo el dinero del mundo si no tenemos a nadie con quien
compartirlo de manera sincera? Charles Dickens ya nos dio una prueba con su
Cuento de Navidad: dar es mucho más gratificante que obsesionarse pilas de algo
que, humanitariamente, no nos llenan.
Podemos ser
muy felices si en lugar de pagar por nuestros sueños, luchamos por conquistarlos.
Es más, en el futuro nos hará sentir plenos y satisfechos con nosotros mismos
haber entendido hasta dónde somos capaces de llegar por cumplirlos.
“¿Y de qué te sirve
poseer las estrellas? Me sirve para ser rico. ¿Y de qué te sirve ser rico? Me sirve
para comprar más estrellas”
-Antoine de Saint –
Exupéry-
Lo mismo
sucede cuando se trata de conquistar a personas, no solo en el sentido amoroso:
desde nuestros padres hasta nuestros hijos, pasando por las amistades y amores
que tengamos. Ellos también se darán cuenta de la inspiración que supone
valorar a los demás: no hay regalo mejor que un corazón.
La felicidad no se compra, se conquista
No lo dudes
y empieza a conquistar todo aquello que sabes que nunca podrás comprar, pero
está a tu alcance. Necesitamos perder el miedo a salir de nuestra zona de
confort para ofrecer lo que somos sin restricciones y aprender de los que nos
rodean: pues no, no es más rico quien más dinero tiene, sino el que se realiza
por y para sí y los demás.
Por
supuesto, el mero hecho de esperar a ser felices no va a provocar que lo
seamos: toda conquista exige un coraje, mucho amor, una valentía y algún
fracaso. Recuerda que dicen que si quieres sentirte rico has de contar todo
aquello que tienes y que no se puede comprar.
“El dinero sólo puede
comprar cosas materiales, como alimentos, ropas y vivienda. Pero se necesita
algo más. Hay males que no se pueden curar con dinero, sino sólo con amor”
-Madre Teresa de
Calcuta-
viernes, 16 de diciembre de 2016
miércoles, 14 de diciembre de 2016
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