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martes, 22 de noviembre de 2016
lunes, 21 de noviembre de 2016
RESILIENCIA, SER FUERTE A PESAR DE LAS
TORMENTAS
Hay personas
que se caracterizan por su gran capacidad de resiliencia. Precisamente son
aquellas que tienen como arma su capacidad de seguir a flote ante las
dificultades y como principal sostén la visión de la dificultad como
aprendizaje.
Ellas saben
que la inmunidad al sufrimiento es imposible y comprenden que las tormentas que
hacen a nuestros días oscuros también son oportunidades para sobreponerse. Por
lo que se arman de valor y continúan, teniendo como mantra proseguir para
crecer, a pesar de las adversidades.
“Cuando hay una
tormenta, los pajaritos se esconden pero las águilas vuelan más alto”
-Mahatma Gandhi-
Ser resiliente en el día a día
La
resiliencia es un concepto que ha adquirido gran relevancia en los últimos
años. Sobre todo desde aquellas perspectivas, como la psicología positiva, que
están más interesadas en investigar cuáles son las características que les
permiten a las personas superar una adversidad, dejando en un segundo plano la
comprensión de aquellos factores que aumentan la probabilidad de un trastorno
mental.
Ser resiliente desde la
psicología es ser capaz de afrontar la adversidad y salir fortalecido.
Cuando
hablamos de resiliencia solemos pensar en hechos traumáticos, como la pérdida
de un ser querido, sobrevivir a un accidente o a situaciones de maltrato… Pero
en nuestro día a día también se dan situaciones complejas que tenemos que
enfrentar. No hace falta que suceda una catástrofe, superar cualquier
dificultad cotidiana como hacer frente a las críticas, conseguir superarse o
comenzar el día con una sonrisa tras una época de tristeza también es ser
resiliente.
Todos
tenemos nuestras propias batallas con las que lidiar y nuestros propios
recursos para hacerles frente de una manera u otra, tan solo hay que
descubrirlos.
Características de las personas resilientes
Hay personas
que son resilientes porque han tenido un ejemplo de resiliencia a seguir, como
sus padres o un hermano, pero otras han aprendido a lidiar y sortear las
piedras del camino por sí solas: han aprendido a partir del ensayo y error, se
han hecho fuertes a partir de sus propias cicatrices.
Esto nos
indica que la resiliencia es una habilidad que todos podemos desarrollar y por
lo tanto, practicar. Para ello, es necesario gestionar adecuadamente nuestros
pensamientos y emociones. Encauzarlos por el canal que nos dé más control sobre
ellos es fundamental.
A
continuación te contamos algunas de las principales características de las
personas resilientes para que puedas comenzar a entrenarlas.
Saben adaptarse a los cambios
Las personas
resilientes tienen como los juncos, la capacidad de ser flexibles cuando el
viento azota con fuerza. Saben que ir en contra de las circunstancias las hará
perder energía y optan por tener una mente abierta ante las diferentes
opiniones y circunstancias.
Se desprenden
de sus viejas creencias, prejuicios e inseguridades para vestirse con nuevos
trajes que les acompañen en los momentos de cambio. Pero no se adaptan por
resignación sino porque saben que existen otros mundos diferentes que no por
ser distintos son erróneos.
“El agua lo vence a
todo, porque se adapta a todo”
-Lao Tse-
Se apoyan en sus fortalezas
Las personas
resilientes se conocen. Saben qué es aquello que les hace daño y les molesta y
comprenden que el soporte fundamental de su bienestar depende de cuidarse a sí
mismas.
Las personas
resilientes saben identificar sus debilidades pero también sus fortalezas para
ponerlas en marcha cuando sea necesario.
Utilizarán
sus ganas de luchar, su motivación, su esfuerzo y sus habilidades como los
cimientos para seguir adelante. Pero, sobre todo, se respetan a sí mismas y se
tienen en cuenta porque saben que conocerse es el paso fundamental para crecer
y establecer relaciones sanas con los demás.
“Cada persona es una
isla en sí misma, en un sentido muy real, y solo puede construir puentes hacia
otras islas si efectivamente desea ser él mismo y está dispuesto a
permitírselo”
-Carl Rogers-
Saben que aceptar es necesario para avanzar
Las personas
resilientes saben que la aceptación es la compañera aliada del avance y el
cambio. Porque solo cuando aceptamos lo que nos ocurre podremos comenzar a
trabajar para mejorarlo. De otra manera, si lo negamos lo único que hacemos es
darle más fuerza.
Las personas resilientes
saben que aceptar es comprender y afrontar, no darse por vencidos.
Consideran
que nadie es inmune al sufrimiento
Ser
resiliente no quiere decir que una persona no tenga heridas, sino que a pesar
de ellas la situación adversa le ha sido instructiva de algún modo. Ha sido
capaz de aceptar el dolor y en lugar de sumergirse en él, ha optado por
aprender.
Las personas
resilientes saben que escudarse y protegerse del dolor no siempre va a
funcionarles, ya que huir las alejaría de la posibilidad de comprender qué les
sucede y seguir creciendo.
Como ves,
ser resiliente puede aprenderse y entrenarse. De hecho, tendría que ser una
enseñanza fundamental en las escuelas. Siempre vale la pena aprender
estrategias para mejorar y seguir creciendo y la resiliencia es esa capacidad
que nos permite ser fuertes a pesar de que el viento azote con fuerza,
adaptándonos lo mejor posibles a los baches que conforman las pérdidas, las
decepciones, los traumas y los fracasos.
Tu también
eres resiliente, no lo olvides ¿o es que no has superado ninguna dificultad o
situación en tu vida? Piensa y recuerda en aquella vez que fuiste valiente y a
pesar del miedo, te lanzaste a la piscina…
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/resiliencia-fuerte-pesar-las-tormentas/
domingo, 20 de noviembre de 2016
sábado, 19 de noviembre de 2016
viernes, 18 de noviembre de 2016
NO TE DEDIQUES A SOÑAR TU VIDA, SINO A
VIVIR TUS SUEÑOS
Pasamos gran
parte de nuestra vida en sueños, en ilusiones, imaginando lo que realizaremos,
pensando en nuestro futuro, convirtiendo el mañana en la razón de ser del hoy,
nos alentamos a través de lo que seguramente vendrá y es maravilloso vivir
imaginando todo aquello que queremos vivir, que queremos experimentar, que
deseamos forme parte de nuestras experiencias, sin embargo, desear no realiza,
únicamente hay realidad en la mera acción.
Si existe algún
conflicto entre el mundo natural y el moral, entre la realidad y la conciencia,
la conciencia es la que debe llevar la razón.
Henry F. Amiel
Podemos
idear muchas maneras de ser felices, vivir inmersos en un pasado tortuoso o
maravilloso, pero la realidad está en el hoy y ello conlleva acción, más allá
de nuestros sueños, lo que es perfectamente aceptable, la acción labra los
caminos y consolida los escalones necesarios para llegar a donde queremos
llegar, de manera que no sólo basta con soñar, es necesario accionar.
Los deseos
forman parte importante de nuestra vida, tanto que podemos hacerlos costumbre,
pero muchas veces no nos damos cuenta que el vivir deseando nos aleja de la
realidad, nos distancia de lo que verdaderamente estamos viviendo, de nuestro
ahora, de nuestro presente y de todo lo que está ocurriendo en este preciso
instante, nos perdemos de mucho en nuestra vida por atender permanentemente
nuestros deseos, nuestros anhelos…
La acción
nos conecta con el presente, nos lleva a apreciar y valorar la realidad y el
momento que vivimos, si estamos atentos y observando nuestro entorno, sabremos
siempre como actuar, por el contrario, si nos sumimos en los deseos y en lo que
no tenemos y deseamos tener o lo que deseamos vivir, establecemos una
desconexión casi inmediata de lo que ocurre y esto lejos de ser positivo o
negativo, en muchos casos, nos aleja de lo que somos.
La manera en
la cual proyectamos nuestra vida, planificamos nuestro futuro y utilizamos
nuestros pensamientos, puede resultar de gran utilidad, pero si ella deriva en
acción, en metas, en objetivos en
constante ejecución, pensar en querer, pensar en lo que fue, en lo que será, en
que pudo ser mejor o peor, no tiene esencialmente ningún sentido, únicamente la
acción nos impulsa, nos lleva al progreso, en ese justo instante del ahora, sin
más ni menos…
La única verdad es la
realidad.
Aristóteles
La vida en
deseos nos convierte en víctimas, de nuestros anhelos, sueños y experiencias
que no llegan y que quizás nunca lleguen, la acción nos impulsa, nos orienta y
nos mantiene alertas, no podemos vivir del deseo, del sueño, de la ilusión
etérea, debemos aterrizar nuestra vida, en nuestro momento, en el presente, en
las decisiones que nos son inherentes en el ahora y que forjarán nuestro futuro
cercano.
Sueña, desea
y experimenta, pero sé real, vive la realidad de la acción presente y
constante, mantente alerta y conectado con tu momento, no pierdas de vista tu
vida pensando en lo que será o atrapado en lo que fue…
Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-no-te-dediques-a-sonar-tu-vida-sino-a-vivir-tus-suenos-19376
jueves, 17 de noviembre de 2016
miércoles, 16 de noviembre de 2016
SOLO CUANDO TE RELAJAS RECIBES LO QUE
QUIERES
Somos
particularmente insistentes cuando queremos conseguir algo, luchamos,
trabajamos, rogamos, nos frustramos, seguimos trabajando, nos desilusionamos,
en fin podemos actuar de muchas maneras diferentes, pero solo pocas son las que
nos acercan a conseguir aquello que realmente buscamos.
Debemos ser
pacientes, eso no significa ser pasivos, no es sentarnos a esperar que las
cosas lluevan del cielo, sino alinearnos con aquello que queremos conseguir sin
desesperar, hacer todo lo que esté en nuestras manos pero sobre todo evitar
este tipo de conductas:
Estresarnos:
Cuando nos estresamos estamos distorsionando nuestra energía, perdemos la
confianza de que realmente contamos con los recursos necesarios para alcanzar
aquello que deseamos.
Perder el
norte: Si sabemos hacia dónde vamos, no importa las vueltas que demos, los
atajos o los recorridos innecesarios, tarde o temprano llegaremos.
Delegar
responsabilidades propias: Solo nosotros somos capaces de tomar acción en
nuestras vidas y la mayoría de las cosas que ocurren en ella dependen
exclusivamente de nosotros mismos. Cuando responsabilizamos a otro estamos
cediendo el control y con él formando una dependencia de otro en relación a lo
que haga con ese poder otorgado.
Actuar desde
el miedo: El miedo es el peor consejero de todos, siempre nos abre la puerta
para tomar los caminos menos adecuados, esos que nos ofrecen relativa
seguridad, donde no arriesgamos mucho, pero indudablemente tenemos muy pocas
posibilidades de ganar algo.
Nadar en
contracorriente: Pocas cosas son tan desgastantes como nadar contra la
corriente, esto no quiere decir que nos sumerjamos en el río de la vida y
dejemos que nos lleve por lugares en los cuales no queremos estar, significa
que si estamos en el río y queremos ir en dirección contraria, salgamos de él y
caminemos sobre tierra firme. Busquemos las vías apropiadas, las más
favorables, que no acaben con nuestras energías en el trayecto.
Pensar de
manera negativa: Cuando nos agobiamos con pensamientos negativos, de dudas, de
miedos, frustración, rabia o de cualquier otro tipo, estamos utilizando de
forma equivocada uno de nuestros recursos más poderosos, nuestra mente y
nuestra actitud nos conducen de manera más fluida a donde queremos desde el
positivismo.
Todas estas
actitudes no permiten que nos relajemos, nos desconectan de la fe y la
confianza de que tenemos todo para alcanzar lo que queramos, que solo desde la
seguridad damos los pasos adecuados. Relájate, haz lo que esté a tu alcance y
utiliza los recursos que tienes de la mejor manera para llegar a donde quieras,
siempre escucha a tu corazón que conoce los mejores atajos y sobre todo
disfruta del recorrido, porque es justo allí donde transcurre tu vida.
Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-solo-cuando-te-relajas-recibes-lo-que-quieres-19530
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