lunes, 21 de noviembre de 2016

RESILIENCIA, SER FUERTE A PESAR DE LAS TORMENTAS

Hay personas que se caracterizan por su gran capacidad de resiliencia. Precisamente son aquellas que tienen como arma su capacidad de seguir a flote ante las dificultades y como principal sostén la visión de la dificultad como aprendizaje.

Ellas saben que la inmunidad al sufrimiento es imposible y comprenden que las tormentas que hacen a nuestros días oscuros también son oportunidades para sobreponerse. Por lo que se arman de valor y continúan, teniendo como mantra proseguir para crecer, a pesar de las adversidades.

“Cuando hay una tormenta, los pajaritos se esconden pero las águilas vuelan más alto”
-Mahatma Gandhi-

Ser resiliente en el día a día

La resiliencia es un concepto que ha adquirido gran relevancia en los últimos años. Sobre todo desde aquellas perspectivas, como la psicología positiva, que están más interesadas en investigar cuáles son las características que les permiten a las personas superar una adversidad, dejando en un segundo plano la comprensión de aquellos factores que aumentan la probabilidad de un trastorno mental.

Ser resiliente desde la psicología es ser capaz de afrontar la adversidad y salir fortalecido.

Cuando hablamos de resiliencia solemos pensar en hechos traumáticos, como la pérdida de un ser querido, sobrevivir a un accidente o a situaciones de maltrato… Pero en nuestro día a día también se dan situaciones complejas que tenemos que enfrentar. No hace falta que suceda una catástrofe, superar cualquier dificultad cotidiana como hacer frente a las críticas, conseguir superarse o comenzar el día con una sonrisa tras una época de tristeza también es ser resiliente.

Todos tenemos nuestras propias batallas con las que lidiar y nuestros propios recursos para hacerles frente de una manera u otra, tan solo hay que descubrirlos.

Características de las personas resilientes

Hay personas que son resilientes porque han tenido un ejemplo de resiliencia a seguir, como sus padres o un hermano, pero otras han aprendido a lidiar y sortear las piedras del camino por sí solas: han aprendido a partir del ensayo y error, se han hecho fuertes a partir de sus propias cicatrices.

Esto nos indica que la resiliencia es una habilidad que todos podemos desarrollar y por lo tanto, practicar. Para ello, es necesario gestionar adecuadamente nuestros pensamientos y emociones. Encauzarlos por el canal que nos dé más control sobre ellos es fundamental.

A continuación te contamos algunas de las principales características de las personas resilientes para que puedas comenzar a entrenarlas.

Saben adaptarse a los cambios

Las personas resilientes tienen como los juncos, la capacidad de ser flexibles cuando el viento azota con fuerza. Saben que ir en contra de las circunstancias las hará perder energía y optan por tener una mente abierta ante las diferentes opiniones y circunstancias.

Se desprenden de sus viejas creencias, prejuicios e inseguridades para vestirse con nuevos trajes que les acompañen en los momentos de cambio. Pero no se adaptan por resignación sino porque saben que existen otros mundos diferentes que no por ser distintos son erróneos.

“El agua lo vence a todo, porque se adapta a todo”
-Lao Tse-

Se apoyan en sus fortalezas

Las personas resilientes se conocen. Saben qué es aquello que les hace daño y les molesta y comprenden que el soporte fundamental de su bienestar depende de cuidarse a sí mismas.

Las personas resilientes saben identificar sus debilidades pero también sus fortalezas para ponerlas en marcha cuando sea necesario.

Utilizarán sus ganas de luchar, su motivación, su esfuerzo y sus habilidades como los cimientos para seguir adelante. Pero, sobre todo, se respetan a sí mismas y se tienen en cuenta porque saben que conocerse es el paso fundamental para crecer y establecer relaciones sanas con los demás.

“Cada persona es una isla en sí misma, en un sentido muy real, y solo puede construir puentes hacia otras islas si efectivamente desea ser él mismo y está dispuesto a permitírselo”
-Carl Rogers-

Saben que aceptar es necesario para avanzar
Las personas resilientes saben que la aceptación es la compañera aliada del avance y el cambio. Porque solo cuando aceptamos lo que nos ocurre podremos comenzar a trabajar para mejorarlo. De otra manera, si lo negamos lo único que hacemos es darle más fuerza.

Las personas resilientes saben que aceptar es comprender y afrontar, no darse por vencidos.

Consideran que nadie es inmune al sufrimiento
Ser resiliente no quiere decir que una persona no tenga heridas, sino que a pesar de ellas la situación adversa le ha sido instructiva de algún modo. Ha sido capaz de aceptar el dolor y en lugar de sumergirse en él, ha optado por aprender.

Las personas resilientes saben que escudarse y protegerse del dolor no siempre va a funcionarles, ya que huir las alejaría de la posibilidad de comprender qué les sucede y seguir creciendo.

Como ves, ser resiliente puede aprenderse y entrenarse. De hecho, tendría que ser una enseñanza fundamental en las escuelas. Siempre vale la pena aprender estrategias para mejorar y seguir creciendo y la resiliencia es esa capacidad que nos permite ser fuertes a pesar de que el viento azote con fuerza, adaptándonos lo mejor posibles a los baches que conforman las pérdidas, las decepciones, los traumas y los fracasos.

Tu también eres resiliente, no lo olvides ¿o es que no has superado ninguna dificultad o situación en tu vida? Piensa y recuerda en aquella vez que fuiste valiente y a pesar del miedo, te lanzaste a la piscina…

Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/resiliencia-fuerte-pesar-las-tormentas/


viernes, 18 de noviembre de 2016

NO TE DEDIQUES A SOÑAR TU VIDA, SINO A VIVIR TUS SUEÑOS

Pasamos gran parte de nuestra vida en sueños, en ilusiones, imaginando lo que realizaremos, pensando en nuestro futuro, convirtiendo el mañana en la razón de ser del hoy, nos alentamos a través de lo que seguramente vendrá y es maravilloso vivir imaginando todo aquello que queremos vivir, que queremos experimentar, que deseamos forme parte de nuestras experiencias, sin embargo, desear no realiza, únicamente hay realidad en la mera acción.

Si existe algún conflicto entre el mundo natural y el moral, entre la realidad y la conciencia, la conciencia es la que debe llevar la razón.
Henry F. Amiel

Podemos idear muchas maneras de ser felices, vivir inmersos en un pasado tortuoso o maravilloso, pero la realidad está en el hoy y ello conlleva acción, más allá de nuestros sueños, lo que es perfectamente aceptable, la acción labra los caminos y consolida los escalones necesarios para llegar a donde queremos llegar, de manera que no sólo basta con soñar, es necesario accionar.

Los deseos forman parte importante de nuestra vida, tanto que podemos hacerlos costumbre, pero muchas veces no nos damos cuenta que el vivir deseando nos aleja de la realidad, nos distancia de lo que verdaderamente estamos viviendo, de nuestro ahora, de nuestro presente y de todo lo que está ocurriendo en este preciso instante, nos perdemos de mucho en nuestra vida por atender permanentemente nuestros deseos, nuestros anhelos…

La acción nos conecta con el presente, nos lleva a apreciar y valorar la realidad y el momento que vivimos, si estamos atentos y observando nuestro entorno, sabremos siempre como actuar, por el contrario, si nos sumimos en los deseos y en lo que no tenemos y deseamos tener o lo que deseamos vivir, establecemos una desconexión casi inmediata de lo que ocurre y esto lejos de ser positivo o negativo, en muchos casos, nos aleja de lo que somos.

La manera en la cual proyectamos nuestra vida, planificamos nuestro futuro y utilizamos nuestros pensamientos, puede resultar de gran utilidad, pero si ella deriva en acción, en metas, en objetivos  en constante ejecución, pensar en querer, pensar en lo que fue, en lo que será, en que pudo ser mejor o peor, no tiene esencialmente ningún sentido, únicamente la acción nos impulsa, nos lleva al progreso, en ese justo instante del ahora, sin más ni menos…

La única verdad es la realidad.
Aristóteles

La vida en deseos nos convierte en víctimas, de nuestros anhelos, sueños y experiencias que no llegan y que quizás nunca lleguen, la acción nos impulsa, nos orienta y nos mantiene alertas, no podemos vivir del deseo, del sueño, de la ilusión etérea, debemos aterrizar nuestra vida, en nuestro momento, en el presente, en las decisiones que nos son inherentes en el ahora y que forjarán nuestro futuro cercano.

Sueña, desea y experimenta, pero sé real, vive la realidad de la acción presente y constante, mantente alerta y conectado con tu momento, no pierdas de vista tu vida pensando en lo que será o atrapado en lo que fue…


Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-no-te-dediques-a-sonar-tu-vida-sino-a-vivir-tus-suenos-19376


miércoles, 16 de noviembre de 2016

SOLO CUANDO TE RELAJAS RECIBES LO QUE QUIERES

Somos particularmente insistentes cuando queremos conseguir algo, luchamos, trabajamos, rogamos, nos frustramos, seguimos trabajando, nos desilusionamos, en fin podemos actuar de muchas maneras diferentes, pero solo pocas son las que nos acercan a conseguir aquello que realmente buscamos.

Debemos ser pacientes, eso no significa ser pasivos, no es sentarnos a esperar que las cosas lluevan del cielo, sino alinearnos con aquello que queremos conseguir sin desesperar, hacer todo lo que esté en nuestras manos pero sobre todo evitar este tipo de conductas:

Estresarnos: Cuando nos estresamos estamos distorsionando nuestra energía, perdemos la confianza de que realmente contamos con los recursos necesarios para alcanzar aquello que deseamos.

Perder el norte: Si sabemos hacia dónde vamos, no importa las vueltas que demos, los atajos o los recorridos innecesarios, tarde o temprano llegaremos.

Delegar responsabilidades propias: Solo nosotros somos capaces de tomar acción en nuestras vidas y la mayoría de las cosas que ocurren en ella dependen exclusivamente de nosotros mismos. Cuando responsabilizamos a otro estamos cediendo el control y con él formando una dependencia de otro en relación a lo que haga con ese poder otorgado.

Actuar desde el miedo: El miedo es el peor consejero de todos, siempre nos abre la puerta para tomar los caminos menos adecuados, esos que nos ofrecen relativa seguridad, donde no arriesgamos mucho, pero indudablemente tenemos muy pocas posibilidades de ganar algo.

Nadar en contracorriente: Pocas cosas son tan desgastantes como nadar contra la corriente, esto no quiere decir que nos sumerjamos en el río de la vida y dejemos que nos lleve por lugares en los cuales no queremos estar, significa que si estamos en el río y queremos ir en dirección contraria, salgamos de él y caminemos sobre tierra firme. Busquemos las vías apropiadas, las más favorables, que no acaben con nuestras energías en el trayecto.

Pensar de manera negativa: Cuando nos agobiamos con pensamientos negativos, de dudas, de miedos, frustración, rabia o de cualquier otro tipo, estamos utilizando de forma equivocada uno de nuestros recursos más poderosos, nuestra mente y nuestra actitud nos conducen de manera más fluida a donde queremos desde el positivismo.

Todas estas actitudes no permiten que nos relajemos, nos desconectan de la fe y la confianza de que tenemos todo para alcanzar lo que queramos, que solo desde la seguridad damos los pasos adecuados. Relájate, haz lo que esté a tu alcance y utiliza los recursos que tienes de la mejor manera para llegar a donde quieras, siempre escucha a tu corazón que conoce los mejores atajos y sobre todo disfruta del recorrido, porque es justo allí donde transcurre tu vida.


Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-solo-cuando-te-relajas-recibes-lo-que-quieres-19530