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viernes, 9 de septiembre de 2016
jueves, 8 de septiembre de 2016
¿SABES CÓMO LOS MEDICAMENTOS AFECTAN A LA
EMPATÍA?
Nuestra
capacidad para entender a otras personas y ponernos en su lugar dictará en gran
medida la manera, nuestra manera, de vivir las experiencias. Una forma que se
verá condicionada por nuestros aprendizajes, pero también por nuestra
personalidad o, incluso, como os contamos en este artículo, el consumo de
ciertos medicamentos que parecen afectar a la empatía.
No obstante,
Molly Crockett, neurocientífica de la Universidad de Oxford, estima que
necesitamos más investigación para ver cómo afectan realmente los medicamentos
a determinados aspectos de nuestra mente, y por extensión, de nuestra conducta.
Dicho esto,
es evidente que pueden tener su réplica en decisiones tan importantes como la
actitud con la que se afronta un problema, las elecciones que realizamos ante
un dilema moral e incluso nuestra capacidad para empatizar con personas de
nuestro entorno. Es decir, que nuestra percepción del mundo puede verse muy
influida por la medicación que tomemos.
“Una conducta
desarreglada aguza el ingenio y falsea el juicio”
-Louis de Bonald-
Una muestra de la influencia de los
medicamentos “empáticos”
En un
experimento llevado por Escuela Universitaria de Londres y la Universidad de
Oxford, un grupo de investigadores encabezado por la neurocientífica Molly
Crockett han demostrado definitivamente y de forma empírica la influencia de la
medicación en las conductas empáticas de los diferentes pacientes.
El modelo
puesto en práctica dividió a los participantes voluntarios en dos grupos. En un
primer conjunto encontramos personas que recibieron un antidepresivo. El resto
recibió un fármaco recetado para la Enfermedad de Parkinson.
El primer
grupo que había tomado un antidepresivo -que aumenta los niveles de serotonina-
demostró actitudes altruistas. De hecho, incluso estaban dispuestos a pagar un
precio más alto si así lograban evitar el dolor ajeno, pero también el propio.
Mientras
tanto, el grupo que había tomado el fármaco indicado para el Parkinson, que
actúa directamente sobre la dopamina, mostró una actitud mucho más egoísta y
retraída que el otro grupo.
Conclusiones del estudio
Ya se
conocía que neurotransmisores, como la dopamina y la serotonina, tienen
relación directa con la conducta. Anteriormente otros estudios habían mostrado
que la primera promueve la agresividad y el comportamiento psicopático,
mientras que la segunda actúa sobre el civismo, reduciendo las actitudes
violentas.
“Hay hombres cuya
conducta es una mentira continua”
-Barón de Holbach-
Ahora bien,
¿en qué medida influyen los medicamentos sobre estos neurotransmisores?,
¿realmente tienen una importancia tan grande en la conducta y las decisiones
que toma un ser humano en particular? De ahí que este estudio quisiese tratar
de establecer un ámbito práctico para la influencia de los medicamentos que afectan
a la empatía y las decisiones.
Así pues,
las personas que tomaron el fármaco antidepresivo se mostraron generosas,
evitando que los demás sufrieran. Un sufrimiento que incluso eran capaces de
evitar a costa del propio.
Mientras
tanto, el grupo que recibió el fármaco para el Parkinson mostró menos
generosidad, pero sí trataba de evitar tanto el sufrimiento propio como el de
otras personas. No priorizaban a los demás, pero intentaban que nadie sufriera.
¿Ahora qué?
Según estima
Molly Crockett, este descubrimiento será la piedra sobre la que se edificarán
grandes avances, especialmente en el control de comportamientos antisociales.
Gracias a los resultados obtenidos, sabemos mejor cómo los fármacos actúan
sobre los niveles hormonales.
Dicho lo
cual, todo apunta a que las personas con un alto grado de serotonina son más
altruistas. Aunque no se sabe qué hay detrás de este descubrimiento y los
niveles reales que tenía cada voluntario durante el estudio, parece evidente
que han descubierto una nueva línea de investigación.
Sea como
fuere, es evidente que debemos ser cautos ante estos resultados. Hay mucho por
hacer y por descubrir, aunque está claro que los fármacos pueden afectar de
manera decidida y en mucho mayor grado de lo que se creía en la personalidad y
conducta del individuo.
¿Serviría
esta investigación para crear una sociedad más justa, altruista y generosa? Tal
vez sí, sin embargo, hay muchas implicaciones que hemos de tener en cuenta
aunque los resultados llegasen a buen puerto. Por ejemplo, la ética.
¿Es ético
administrar un fármaco en particular a sabiendas de que actuará sobre la
personalidad y conducta de un individuo?, ¿realmente alguien tiene la
suficiencia moral sobre otro ser para decidir la prescripción un medicamento en
contra de la voluntad de alguien, o incluso aunque esa persona esté de acuerdo?
De momento
hay mucho por andar en este sentido. No obstante, es evidente que hay
medicamentos que afectan a la empatía, a la conducta y nuestra forma de actuar
en sociedad. No olvides tenerlo en cuenta la próxima vez que decidas medicarte
o tu doctor te recete algún tratamiento en particular.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/medicamentos-que-afectan-a-la-empatia/
miércoles, 7 de septiembre de 2016
martes, 6 de septiembre de 2016
ENTREVISTA A DAN WINTER: “LAS EMOCIONES
AFECTAN A NUESTRA GENÉTICA”
Dan Winter,
físico, psicofisiólogo, músico, investigador poligráfico, analista de sistemas
IBM.
56 años.
Nací en Nueva York y vivo en el campo, en el sur de Francia. Tengo pareja. El
éxtasis, la felicidad, las experiencias pico… son absolutamente necesarios para
la salud y son pura física. Mis conocimientos como ingeniero eléctrico
conforman mi idea religiosa.
¿Sabe esa
aureola que les ponen a los santos? Es
pura ciencia.
¿Se puede ver y medir?
Uno de mis
colegas, el profesor Konstantin Korotkov, catedrático de la Universidad de San
Petersburgo, ha creado un aparato, el GDV (visualización por descarga de gas),
que conectado a la punta de los dedos y a un ordenador muestra el aura de todo
el cuerpo; es decir, el campo energético.
¿…?
Están
utilizándolo ya más de 10.000 médicos, incluida la asociación médica
estadounidense. Con el GDV obtenemos información sobre el estado físico y
psicológico del paciente. Nos permite abordar un nuevo nivel del ser humano, el
energético.
Póngame un ejemplo concreto de lo que puede
medir el GDV.
La empatía
entre las personas: vemos cómo el aura de las parejas bien avenidas se mueve
entre los dos cuerpos; y también cómo la gente que toma drogas, legales o
ilegales, tiene agujeros en su aura.
¿Y usted investiga con eso?
Sí. Entre
otras cosas, con lo que ocurre con el aura tras la muerte.
Creo que tendremos que ir despacio.
Cuando
morimos, el campo eléctrico, o lo que llamamos vida, sale del cuerpo. Las
constantes de Kluver (un científico que se dedicó a investigar las experiencias
cercanas a la muerte) es lo que la gente suele ver cuando muere. Se trata de un
patrón de simetrías.
¿Todos ven lo mismo?
Sí, primero
ven una rejilla, luego una especie de telaraña, un túnel y finalmente una
espiral. Lo que hemos descubierto es que esos cuatro pasos se corresponden con la geometría de pliegues
de nuestro ADN.
¿Y?
Nosotros
somos un colectivo de 3 billones de células, y probablemente cuando morimos
nuestro campo electromagnético se va hacia el centro de cada una de esas
células, nuestro ADN, para luego salir de nuestro cuerpo. Adónde llegue después
depende del grado de fractalidad del entorno en que morimos y de nuestra
preparación; puede llegar a cualquier punto del universo.
Defíname fractalidad.
Una rosa, un
helecho, una piña, las muñecas rusas…, es decir: el interior tiene exactamente
la misma forma que el exterior, y eso es lo que produce la fuerza centrante, la
implosión, lo que provoca que todo se mantenga alrededor de un centro, incluido nuestro campo electromagnético. En realidad,
la fractalidad es lo que genera la gravedad.
¿Todo se pliega sobre sí mismo?
Si, sólo
existe una forma que se comprime infinitamente. Imagine un pequeño chip en el
que cabe toda la información del cosmos; eso es lo que llamamos vacío, que en
realidad alberga toda la energía del universo.
Nuestro campo magnético va variando… ¿en
función de qué?
Lo que
comemos, dónde nos encontramos y cómo nos movemos. Un edificio metálico y
cuadrado es lo opuesto a fractalidad. Pero
durante una experiencia cumbre, las ondas cerebrales generan la proporción
aurea.
Que obedece toda la naturaleza
Sí, desde una caracola hasta las galaxias, desde
nuestro propio cuerpo hasta los átomos; todo tiene la misma proporción: es el
punto de unión de nuestro universo, el camino de la unidad, el número phi.
¿Phi o Pi?
Pi es la
constante que permite pasar de la línea al círculo, y phi nos permite pasar del
círculo a la espiral, reentrando en ella misma. Es lo que llamamos
autoconsciencia.
El personaje Max Cohen, de la película “Pi,
fe en el caos”, ¿se inspira en usted?
Sí, pero
debería haberse llamado phi y no pi, el productor le cambió el título en el
último momento. La película describe cómo todo está compuesto de espirales y
expone paralelismos directos de mi vida.
¿Y ahora qué le ocupa?
La
bioretroalimentación, que nos ha permitido discriminar las emociones en
términos eléctricos, de ahí mi expresión emoción coherente. Eso ha inspirado
notables investigaciones.
¿Con algún resultado revelador?
Se midió, de
un modo totalmente replicable, que el efecto de la ordenación coherente de los
armónicos del corazón en los momentos de compasión o amor causaba una
repercusión en el trenzado del ADN.
¿Qué significa eso?
Que las
emociones afectan directamente a nuestra genética. Y tiene diversas
aplicaciones: en estos momentos, con mi equipo de Inglaterra estamos buscando
campos eléctricos bioactivos.
¿Qué es eso?
Sabemos que
una pirámide o un dolmen pueden afectar a la germinación de semillas, e
investigamos cómo crear un campo eléctrico que prevenga el envejecimiento…, lo
opuesto a vivir en edificios y ciudades
como los nuestros. Todos los edificios sagrados están construidos siguiendo la
proporción áurea, de manera que generan un campo eléctrico que facilita el
crecimiento, y eso hoy podemos medirlo.
¿Tenemos que cambiar de vida?
Las
enseñanzas espirituales son, en el fondo, enseñanzas eléctricas. Sólo tenemos que crear entornos
más fractales, comer comida fractal y hacer ejercicios que nos armonicen con el
exterior, así nos llenaremos de vida y consciencia.
Ima Sanchís
Foto: Ana
Jiménez
Fuente: La
Vanguardia (entrevista publicada el 27 de febrero de 2009)
http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2009/02/27/pagina-76/76916231/pdf.html
lunes, 5 de septiembre de 2016
domingo, 4 de septiembre de 2016
OFICIALMENTE LA CIENCIA ADMITE QUE NUESTROS
PENSAMIENTOS CREAN NUESTRA REALIDAD
Lo que sigue
no viene de un texto religioso ni nueva era: es rigurosamente científico. Se
apoya en la física cuántica.
Todo este
fascinante mundo cuántico abre una enorme y misteriosa puerta al mundo
espiritual. Somos como grandes antenas electromagnéticas. Dependiendo de
nuestra energía vamos a atraer a unas posibilidades o a otras, de las infinitas
que nos ofrece el universo.
Y la
pregunta es: ¿qué señal estás tu transmitiendo al universo? Porque puede
depender de ella lo que recibas. Siendo conscientes de esto tenemos la
capacidad de cambiar nuestra energía,
para ello primero tenemos que cambiar el pensamiento, salir de nuestra
rutina, de nuestro tiempo y de nuestro cuerpo. Imaginar situaciones deseadas es
una forma muy sencilla de hacerlo ya que al imaginar nuevas situaciones, como
el cerebro no tiene ojos, no sabe si lo que pensamos, soñamos o imaginamos,
está pasando de verdad o no.
De esa forma
nos adelantamos a lo que queremos, las
funciones celulares de la felicidad se ponen en marcha: serotonina, endorfinas,
dopamina… Y co-creamos con el universo.
Puedes crear tu propio mundo. Si el pensamiento que transmites sobre lo que
quieres es bien claro y definido, lo atraerás. Podemos relajarnos, confiar en
la vida, co-crear con el universo y disfrutar de nuestra existencia.
Compartir e
interactuar con las personas es lo que de verdad nos va a hacer felices. Somos
seres espirituales y además de necesitar cosas necesitamos nutrirnos de amor,
compartir y sentir paz y serenidad.
Así de
fuerte, es urgente tomar consciencia y comenzar a
vivir con una actitud más responsable, a dejar de ser horrorosamente reactivos
sino proactivos. Para que ante la conflictividad que vivimos, seamos más
adultos y reflexionemos, para elegir de nuestros pensamientos, los más
positivos, los más constructivos para solucionar las problemáticas y no para
atizarlos.
Les informo
con base científica a los que tienen un pensamiento tóxico constante de rabia
desasosiego, desesperación: no importa a quién están culpando de sus desgracias,
a los únicos que les están haciendo daño, es a ustedes mismos.
Nada
justifica quedarte en la lamentación, lapidando a otros para justificar tu
desgracia, ya basta. Se valiente, levántate, piensa y hazte cargo de un mundo mejor
para ti y los tuyos.
El momento
es ahora.
Fuente: https://despierten.wordpress.com/2013/06/06/oficialmente-ciencia-admite-nuestros-pensamiento-crean-realidad/
sábado, 3 de septiembre de 2016
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