Bienvenido Welcome Herzlich willkommen
viernes, 19 de agosto de 2016
jueves, 18 de agosto de 2016
LA SENCILLEZ HACE DE UNA PERSONA COMÚN UN
SER EXCEPCIONAL
No debemos olvidarnos
de que, en ocasiones, menos es más, y debemos aprender a priorizar. La
sencillez de pensamiento no implica simpleza, sino humildad y objetividad.
La sencillez
es el lenguaje que nace el corazón y que no entiende ni busca artificios. Es la
voluntad de respetar a los demás como a uno mismo, llevando una vida donde se
acepta y se celebra todo aquello que se posee, por muy pequeño que sea.
Podríamos
decir que en nuestro día a día no estamos acostumbrados a esos actos cargados
de sencillez y humildad. Las personas tenemos a menudo aspiraciones muy altas,
sueños elevados y costumbres muy alejadas quizá de esos actos más puros y
elementales que definen la humildad.
No obstante,
es común que muchos de nosotros lleguemos poco a poco a un punto donde, de
pronto, nuestra visión de la vida cambie.
Ahí donde
deseemos quitarnos muchas de nuestras “pieles” para volver a nuestras esencias,
a nuestra gente, a nuestros orígenes. Empezamos a practicar la sencillez de
corazón y nos sentimos felices con ello.
La sencillez, esa dimensión que cuesta
tanto asumir
La sencillez
no tiene nada que ver con ser buena o mala persona. Todos sabemos muy bien lo
que es la nobleza y la importancia de actuar con respeto, con dignidad y
practicando la reciprocidad.
Ahora bien,
la sencillez es una dimensión algo más compleja, que implica a su vez diversos
aspectos psicológicos que merece la pena tener en cuenta.
La sencillez de pensamiento
- La
sencillez de pensamiento no es simpleza de razonamiento. Al contrario: es la
aptitud para ver las cosas tal y como son, con plena objetividad.
- Hay
personas que ven la realidad y los comportamientos ajenos según sus creencias.
Se atreven a juzgar y a etiquetar; en cambio, las personas de pensamiento
sencillo tienen la capacidad de ver las cosas “tal y como son”, aceptándolas
aunque no le gusten.
- Algo tan
simple como ver con franqueza y objetividad las cosas nos permite actuar con
mayor aplomo y acierto. Esa es una virtud muy saludable que también deberíamos
tener en cuenta.
El don de no sentirse apegado a nada
Es
importante definir en primer lugar qué entendemos por apego. Los niños, por
ejemplo, necesitan el apego de sus padres para sentirse amados, para sentirse
seguros.
- Las
parejas también necesitan el apego de sus compañeros, pero hablamos de un apego
saludable, nunca tóxico o controlador.
- Por su
parte, las personas sencillas tienen la habilidad de no sentirse apegadas a lo
físico, a la necesidad de tener más de lo que ya hay a su alrededor, de no
apegarse a nadie hasta el punto de quitarle su libertad, su esencia, su
identidad.
- Las
personas sencillas “son como son” y ante todo “dejan ser”. No desean imponer
sus ideas, no juzgan, no discriminan ni buscan controlar nada ni nadie.
La unión con uno mismo para disfrutar del
entorno y de su gente
El conocerse
a uno mismo, saber cuáles son los miedos que nos definen, cuáles nuestras
virtudes y dónde están nuestros límites son los caminos más poderosos para la
autoaceptación.
- Lo creamos
o no, este es un concepto al que no todo el mundo suele llegar. La
autoaceptación es el primer peldaño para ejercer unas relaciones positivas y
enriquecedoras.
- Quien se
acepta a sí mismo acepta a los demás, y ello hace que no espere que el resto
llene sus vacíos, eleve su autoestima o le traiga alegrías cuando lo asaltan
sus miedos.
- Las
personas humildes no esperan nada de nadie, lo esperan todo de sí mismas. Así
es como pueden ofrecer lo mejor a los demás, evitando las clásicas decepciones
que muchos de nosotros nos solemos llevar.
El camino hacia la sencillez
Señalábamos
al inicio que es muy común que, en un momento dado a lo largo de nuestro ciclo
vital, demos ese paso hacia la humildad.
- Lo hacemos
porque nos sentimos sobrecargados por este mundo marcado por la competición y
por un ritmo acelerado que nos aleja de las cosas más importantes: el
bienestar, la calma, la serenidad, los amigos, la familia y, por supuesto,
nosotros mismos.
- Algo tan
esencial como recordar que “menos es más” nos puede ayudar a priorizar lo que
de verdad puede hacernos felices.
- Los actos
sencillos son los que poseen autenticidad de sentimiento y pureza de corazón:
la caricia del ser amado, la risa de nuestros hijos, una conversación con los
amigos, un paseo por la playa, hacer un favor a cambio de nada…
Estamos
seguros de que, a tu alrededor, tienes a más de una persona de alma sencilla y
excepcional que enriquece tu vida. No la pierdas, son luces en la espesura de
esta modernidad, en ocasiones, demasiado compleja, que nos sirven de ejemplo e
inspiración.
Son faros de
riqueza emocional y humildad que alumbran nuestros senderos. Vale la pena
imitarlas.
Fuente: http://mejorconsalud.com/la-sencillez-persona-excepcional/?utm_source=facebook&utm_campaign=MCS.ES&utm_medium=post
miércoles, 17 de agosto de 2016
martes, 16 de agosto de 2016
TU ACTITUD ANTE LA VIDA ES LO QUE CUENTA
Una mujer
muy sabia se despertó una mañana, se miró al espejo y notó que tenía solamente
tres cabellos en su cabeza. 'Hummm' pensó, 'creo que hoy me voy a hacer una
trenza'. Así lo hizo y pasó un día maravilloso.
El siguiente
día se despertó, se miró al espejo y vio que solamente tenía dos cabellos en su
cabeza. 'Hummm' dijo 'creo que hoy me peinaré de raya en medio'. Así lo hizo y
paso un día grandioso.
El siguiente
día cuando despertó se miró al espejo y notó que solamente le quedaba un
cabello en su cabeza. 'Bueno' ella dijo 'ahora me voy a hacer una cola de
caballo'. Así lo hizo y tuvo un día muy, muy divertido.
A la mañana
siguiente cuando despertó corrió al espejo y enseguida notó que no le quedaba
ni un solo cabello en la cabeza. 'Que bien' exclamó 'hoy no voy a tener que
peinarme'.
¡La actitud
lo es todo!
La vida no
es esperar a que la tormenta pase. Es aprender a bailar bajo lo lluvia.
lunes, 15 de agosto de 2016
domingo, 14 de agosto de 2016
SI NO TE QUIERES ES PORQUE NO TE CONOCES
La
autoestima es una palabra de moda que a veces parece como un dispositivo mágico
para entender todo lo que nos ocurre. Es como si todos los problemas se
pudieran explicar con una frase hecha: falta de autoestima. Hay una especie de
epidemia que se puede resumir diciendo que nos cuesta trabajo querernos a
nosotros mismos. Quizás esto ocurre por una razón clara: si no te quieres es
porque no te conoces.
La clave
está en esa voz interna que comenta todas nuestras acciones, sentimientos y
pensamientos. Es esa voz que nos califica, y aprueba o reprueba. A veces
olvidamos que esa voz interior ha sido construida por nosotros mismos y que,
por esa razón, podemos dirigirla y redirigirla cuando no sea constructiva.
“Todo lo que necesitas
quizá no esté delante a ti o a tu alrededor, pero todo lo que necesitas está
ciertamente dentro de ti.”
-Sri Chinmoy-
Aprendemos a
vernos a nosotros mismos a través de los demás. Por eso, si nuestros padres nos
veían como personas incompetentes, fácilmente incorporamos ese calificativo y
sus sinónimos a la voz que nos habla y juzga desde dentro. Si nuestros maestros
pensaban que casi todos eran más inteligentes que nosotros, también aparecerá
algo de ello en ese diálogo interior y así sucesivamente.
El problema
es que olvidamos algo que está más allá de cualquier voz: quienes han opinado y
siguen opinando sobre nosotros, no tienen la verdad. Lo que expresan y han
expresado sobre lo que somos, probablemente tiene mucho más que ver con ellos
mismos que con nosotros. Todos llevamos nuestras gafas particulares y cada uno
cree que lo que ve es lo que sucede.
Si no te quieres, reconócelo
La falta de
amor propio no solamente se expresa como sentimiento de minusvalía o de
incompetencia en las diferentes situaciones cotidianas. A veces se piensa que
si alguien se expresa con desparpajo y hace notar su presencia con mucha
fuerza, es porque tiene una autoestima muy elevada. Pero, por lo general, no es
así.
La ausencia
de autoestima se manifiesta como temor o miedo a arriesgarte. Quieres
mantenerte dentro de los límites de lo ya conocido, porque en el fondo piensas
que podrías no estar a la altura de las exigencias en algo nuevo. Ese temor se
extiende a tus palabras y tus pensamientos. No te sientes capaz de expresar lo
que realmente está en un interior porque temes la reacción de otros. Y, a la
vez, tu voz interna te descalifica: “son tonterías”, te dices a ti mismo. Y
callas.
Pero la
falta de amor propio también se expresa de otras maneras. Por ejemplo, cuando
te vuelves servil frente a una figura de autoridad o a una situación en la que
quieres cobrar notoriedad, te importa mucho lo que piense o diga el jefe, el
maestro o el experto.
Por eso
tratas de ajustar lo que dices y haces, para agradar a esa persona o a ese
grupo. A veces también necesitas, desesperadamente que los demás te reconozcan.
Por eso gritas y te haces propaganda, siempre en función de obtener algo de los
demás.
Solo se quiere aquello que se conoce
Hay una
pregunta obvia, que no todo el mundo se formula, ¿realmente me conozco a mí
mismo? Y es que el autoconocimiento no es solamente saber que te gusta el color
verde y que detestas las manzanas. O que quieres divorciarte y que te encanta
el fútbol. El asunto va mucho más allá de los gustos y las preferencias.
Por
supuesto, es muy importante reconocer qué es lo que te gusta saborear, cómo te
gusta vestir, a qué tipo de reuniones te gusta ir, etc. Por ahí comienza todo.
Puede parecer exagerado, pero en verdad hay muchas personas que ni siquiera
saben si realmente les gusta lo que comen. Siguen una dieta o no piensan en el
asunto y aún no han descubierto por qué. Lo mismo ocurre con esos pequeños
aspectos cotidianos como el vestido, el medio de transporte que usas y un largo
etcétera.
Sin embargo,
más allá de aprender a reconocer lo que nos gusta y lo que no en esos aspectos,
debemos indagar sobre la percepción que tenemos de nosotros mismos. ¿Cómo te
sientes en relación con tu propio cuerpo y por qué? ¿Cómo cuidas ese cuerpo?
¿Qué piensas sobre la forma como te relacionas con los demás? ¿Sabes cuál va a
ser tu reacción frente a diferentes situaciones y por qué?
Quizás al
final descubras una verdad que has querido ignorar: te juzgas en función de la
mirada de otros y no a partir de parámetros realmente razonables. La mirada de
los demás está presente en esa voz interna que constantemente te hace pensar en
negativo frente a ti mismo. ¿Qué es mejor, una gallina o un pato?
El pato,
dirán los patos. La gallina, dirán las gallinas. Ese es el punto. El pato debe
aprender a ser pato y a sacar lo mejor de su condición. La gallina debe hacer
lo mismo. Y ambos, desoír la opinión del zorro, que solo los ve como menú.
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/si-no-te-quieres-no-te-conoces/
sábado, 13 de agosto de 2016
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)





