sábado, 4 de junio de 2016

EL BRILLO QUE GENERAS MOLESTA A LOS QUE VIVEN EN OSCURIDAD

Dejar que el corazón brille y querer compartir esa sensación molesta mucho a quien lo tiene lleno de total oscuridad. Es una pena, de hecho, que desear que alguien se alegre de tu felicidad pueda acabar apagando tu brillo.

Sin embargo, tienes que saberlo. En esta vida hay quienes son en esencia luz e iluminan sin llegar a cegar y quienes ciegan con toxicidad. Estas últimas personas son, además, el símbolo de eso que nos sobrecoge y nos opaca cuando más apoyo buscamos.

“La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual”
-Miguel de Unamuno-

Esa clase de gente -recuerda- no te necesita en su vida y a ti tampoco te beneficia que ellos estén en la tuya, sobre todo porque los amigos calientan cuando hay pena pero también saben celebrar cuando hay motivos. Y casi siempre los hay.

Deja a las personas tóxicas ahogarse en su veneno

El brillo y la oscuridad forman parte de la naturaleza, por lo que los dos tipos de personas que identifican ambas cosas conviven, se comunican y en ocasiones se contaminan. Esta es precisamente la razón según la cual es fácil toparse con gente que vive en la oscuridad y les fastidia por el brillo que nace de la luz que emites.

No es que tu brillo sea desagradable, es que directamente algunas personas necesitan robártelo para sentirse mejor porque en su alma hay maldad y en sus venas envidia, mucha envidia. ¿Conoces esas setas que tienen muy buen aspecto pero no son comestibles? Pues hay con quien ocurre lo mismo que con ellas: se acercan a ti haciéndote creer que estarán ahí y a la hora de la verdad envenenan.

Por eso las compañías tóxicas hay que evitarlas y a las cercanías que no comparten la felicidad que podamos sentir hay que dejarlas marchar. Si lo piensas, alguien que no se alegra de tus logros, no te está queriendo bien y eso es lo más importante.

¿Ser feliz está bien o mal visto?


Nos encanta compartir las noticias buenas con las personas que conocemos, plasmar nuestras ilusiones en una reacción o señalar que hemos encontrado el lugar en la vida en el que sentirnos bien. Y lo hacemos por redes sociales, por teléfono, por e-mail, con canciones o de las mil maneras que se nos ocurran.

Por eso no llegamos a entender la insatisfacción de algunos gestos que desaprueban que estemos así, porque esperaríamos una sonrisa a cambio, un abrazo, un “es fantástico, enhorabuena”. ¿No te ha ocurrido alguna vez? En esos momentos el brillo que traíamos se hace invisible y la emoción decae al no encontrar una respuesta confortable.

“Me alegro de que te alegres de que me alegre de que te alegres”
-Paul Auster-

Además cuando esto se repite muchas veces, llegamos a la conclusión de que la felicidad se contagia, pero solo a quien se deja contagiar: a veces pasa que tu paz interior ocasiona malestar en los demás y eso no tiene que ver contigo, sino con la gestión de las emociones de la otra persona.

Quizá es su oscuridad la que molesta a tu brillo

Planteándome este tema he llegado a un símil que me ha resultado muy interesante y con el que quizá estés de acuerdo: esas personas que detestan tu luz me recuerdan a las muelas del juicio. Voy a tratar de explicarte por qué.

Las muelas del juicio tarde o temprano tienen que llegar a nuestro día a día y probablemente no lo hagan al mismo tiempo: al principio no irritan, pero cuando creemos estar bien comienzan a dolernos. Entonces, nos bajan el ánimo y debilitan las energías que tenemos por lo que nos vemos obligados a sacarlas, a eliminarlas para que no nos compliquen la existencia. Al irse el alivio que sentimos es inigualable.

Las personas que tienen frío en su alma y no encuentran la manera de abrigarla generan un impacto como el de las muelas: tienen que aparecer en algún momento porque, como ellas, son parte de la especie humana. Sin embargo, nos viene bien no olvidar que las muelas del juicio no tienen ninguna utilidad y además dificultan nuestra higiene. Sigue brillando con tu luz personal y no permitas que una oscuridad que no es tuya invada tu ánimo.

“Si la risa se contagia, hagamos de ella una epidemia.”
-Pablo Pacanowski-


Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/brillo-generas-molesta-los-viven-en-oscuridad/


jueves, 2 de junio de 2016

NO MUEVAS MONTAÑAS POR ALGUIEN QUE NO MOVERÍA UNA PIEDRA POR TI

Nos han grabado a fuego aquella famosa frase que dice que tienes que dar sin esperar nada a cambio y nos la hemos creído de una forma indudable. Sin embargo te pregunto, ¿no crees que en tus relaciones afectivas mereces recibir al menos una mínima parte de lo que tú das? Es decir, no se trata de esperar siempre algo a cambio, sino de no mover montañas siempre por alguien que no movería una sola piedra por ti.

Mereces reciprocidad, mereces un equilibrio en el acto de dar y recibir con los demás. No siempre tienes que ocupar tú el mismo lugar, debe ser alternable: si tú hoy te desvives por una amiga porque es tu voluntad y te apetece, lo normal es que en alguna otra situación os cambiéis los papeles.

Por amistad, por cariño o porque simplemente en eso consisten las relaciones sanas, necesitas en tu vida personas que de corazón hagan lo posible por mantenerte en la suya: a veces no hace falta mover montañas por alguien, es suficiente con tener consideración con lo que hacen por ti.

“La única persona que necesitas en tu vida es aquella que te demuestra que también te necesita en la suya.”

El amor verdadero no es incondicional

Walter Riso, en "Los límites del amor", te acerca en parte a esta cuestión pues trata de enseñarte que el amor no necesita ser incondicional para ser verdadero y que esta es, a veces, una idea errónea que puedes llegar a tener. De hecho, a todos nos ha molestado alguna vez la pasividad de los demás hacia nosotros cuando, al contrario, nos ha faltado tiempo para estar ahí.

Por esta razón cualquier relación en la que haya un vínculo emocional establecido precisa una regulación de interés y apego por las dos partes, puesto que así se evita caer en la dependencia emocional.

En otras palabras, molesta sentir que otra persona no movería un dedo por nosotros y sin embargo tendemos a darnos a ella incondicionalmente: aquí hay un desequilibrio que probablemente acabe en un roto. Estás dispuesto a darte a los demás según el grado de importancia que cada cual tenga para ti: es un mover montañas, tierra y aire sin condiciones que puede convertirse en tu enemigo.

“Eso de que el amor de pareja no espera nada a cambio es un invento de los sumisos:
si das, quieres recibir. Es lo normal, lo recíproco.”
-Walter Riso-

Un efecto contraproducente

Tenemos la valentía de abrir y entregar el corazón a la personas que queremos, dejándonos totalmente expuestos a no encontrar lo mismo de vuelta, pero es justamente esto lo que puede hacer que perdamos el corazón y nuestras ganas en el intento.

Las experiencias te han enseñado que no por hacer más por los demás significa que te vayan a querer también más. Al contrario, a veces el efecto es totalmente contraproducente: te desvives por alguien porque quieres que se quede en tu vida a todas costa y olvidas que mover montañas por él no conseguirá que lo haga. Incluso puede que te canses y se vaya.

Es un efecto contraproducente porque has puesto todas tus energías en esa relación y con ellas también las ilusiones, pero te has dado cuenta de que no te aporta nada: esa relación es irreal porque el interés se nota y si no se nota es que esa persona no está.

El poder de la reciprocidad

Así que has llegado a la conclusión de que toda persona se cansa de un afecto no recíproco, de un comportamiento desigual. La reciprocidad es fundamental porque si esta se echa de menos es que una persona está perdiendo pero, si está presente, las dos están ganando.

En el momento en el que no existe equilibrio en el acto de dar y recibir, sobre todo emocionalmente, se da un déficit que puede finalizar con los lazos que unen a varias personas. El poder de la reciprocidad reside en querer y sentirse querido para que los lazos se mantengan.

“Lo que me gusta de la ayuda recíproca y desinteresada entre dos personas
                           es la incertidumbre de no saber, al final,                             quién tuvo la suerte de conocer a quién”
-Anónimo-

Una mera sonrisa, un gesto de agradecimiento o un simple abrazo ya es signo de querer fortalecer un vínculo, por lo que si tú ya lo llevas a cabo no puedes esperar menos. Haz por los demás, pero no por ello dejes de lado tu yo interior: mover montañas no tiene sentido si nadie quiere ayudarte a hacerlo.




martes, 31 de mayo de 2016

"Mientras más disfrutas dando sin esperar un retorno, más insiste la Vida con sus regalos inesperados"
Rafael Vidac



lunes, 30 de mayo de 2016

LA CLAVE PARA RESOLVER CUALQUIER CÍRCULO VICIOSO SE ENCUENTRA EN LA OBSERVACIÓN NEUTRA Y SERENA DE TU SITUACIÓN

Estás en un círculo vicioso cuando, deseando moverte a una nueva situación, no sabes cómo dejar de repetir los mismos acontecimientos, que ya no deseas vivir. Existen muchas razones para que entres a un círculo vicioso. Puede tratarse de un aprendizaje que proviene de tu familia, puede deberse a una falta de conocimiento o simplemente porque no crees en ti.

Quiero que sepas que todo círculo vicioso tiene una salida. Quizás llevas mucho tiempo dando vueltas en algo, pero tienes que saber que todo es posible de ser superado. Solo se trata de darle luz a la situación para ver la puerta de salida del lugar donde te encuentras.

Uno de los mayores impedimentos con el que te puedes tropezar para romper tus círculos viciosos es el hecho de esperar que lo externo a ti cambie para mejorar tu vida. Aunque a veces conseguimos logros manejando lo externo, solo lo hará por un periodo muy corto de tiempo, ya que la verdadera causa de todo conflicto se encuentra en tu percepción de lo que ves y no en lo que tienes al frente. Buscar dentro de nosotros es el primer paso para solucionar cualquier cosa.

Un claro ejemplo de esto se manifiesta en las relaciones de pareja. Es muy común que deseemos solucionar los conflictos en las relaciones queriendo que la pareja cambie su forma de ser. Es una alternativa que nos parece adecuada porque vemos lo mal que esa persona se está comportando. De esta  manera asumimos que su cambio será bueno para esa persona y para la relación. Pero la vida no funciona así.

Para la vida es más valioso que puedas darte cuenta de los motivos que tiene tu alma para desear vivir esa experiencia, en vez de que quieras cambiar algo allá afuera. Quizás la vida te esté pidiendo que eleves un poco más tu auto valor, que aumentes tu nivel de tolerancia, que seas una persona más comprensiva o quizás que te conviertas en una persona más valiente que sepa cuidar de sí misma.

Cuando estamos en medio de problemas podemos pensar que la vida nos está cobrando algo o que es injusta, pero en realidad, solo nos está pidiendo abrirnos a nuevas posibilidades. Esta apertura es la que nos hace crecer, nos permite ser más amplios y elevarnos sobre nuestras dificultades. Esto es lo único que nos queda por hacer cuando nos sentimos atorados.

Cuando estás en conflicto es cuando tienes la mejor oportunidad de sacar afuera tu gran inteligencia, tu poder personal y poner a prueba el amor a ti mismo. 

Lamentablemente, las emociones y el sentimiento de culpa que nos invaden en medio de los desafíos nos impiden tener una mente clara cuando más la necesitamos. Este es otro gran inconveniente que encontramos para terminar con los círculos viciosos.

La clave para resolver cualquier círculo vicioso se encuentra en la observación neutra y serena de tu situación. Cuando te sientes con la suficiente calma, tu mente se mantiene más atenta y  despejada, aumentando las posibilidades de recibir ideas geniales desde el cielo. Este estado pasa por confiar en que existen alternativas nuevas que se encuentran a la vuelta de la esquina. Recuerda conflictos anteriores y cómo fue que la luz llegó de un momento a otro como por arte de magia.

Recuerdo el caso de una mujer que se sentía muy sola y deseaba compartir con personas agradables y confiables. Pocas veces había conseguido establecer ese tipo de amistades y no entendía por qué siempre se encontraba con gente conflictiva. Ella pensaba que su círculo vicioso se rompería al dejar de relacionarse. Con el tiempo se había vuelto cada vez más sola y desconfiada. Descubrimos que para romper su círculo era necesario dejar ir el patrón de desconfianza que había adquirido de su madre respecto a las demás personas para no seguir atrayendo ese tipo de gente en la que no podía confiar. Al soltar ese patrón, pudo sentirse más confiada y las mismas personas con las que compartía antes, cambiaron su actitud hacia ella.

Otro caso es el de una mujer que tenía problemas con su hija. Ambas llevaban una relación tormentosa.  Al analizar a su familia, pudimos descubrir que existía un patrón de conflicto entre madre e hija desde varias generaciones atrás en su familia. Al observar este hecho, la mujer bajó sus niveles de molestia hacia su hija y la relación pudo suavizarse bastante.

Hoy atendí a un joven que no podía decidir su ocupación laboral porque no deseaba participar del ruido y las carreras de los trabajos convencionales. Estando en los 36 años de edad, seguía dudando entre irse a una comunidad de monjes o tener un empleo común. Decidido a resolver su círculo que le impedía obtener ingresos económicos, descubrió que podía construir su vida relajada, sin horario y sin carreras haciendo lo que más ama que es servir a la sociedad enseñando meditación y otras prácticas de reflexión y contemplación, ganando dinero por ello.

Estos son algunos ejemplos de cómo pueden romperse los círculos viciosos que te dejan dando vueltas en una historia que no parece tener salida, pero que al mirarla desde una nueva perspectiva pueden ser resueltos rápidamente.

Cuando nos elevamos a dimensiones superiores, los problemas desaparecen


Fuente: https://soyespiritual.com/pensamientos-positivos/la-clave-resolver-cualquier-circulo-vicioso-se-encuentra-la-observacion-neutra-serena-situacion.html


domingo, 29 de mayo de 2016

NO LE VENGAS CON CUENTOS A QUIEN SABE DE HISTORIAS

Que no le vengan con cuentos a quien sabe de historias, que se olviden de los chismes; que no inventen si no saben; si no vieron, que no comenten; si no han escuchado, que no hablen. Malo es que lo que no han visto los ojos lo invente la boca pero, desgraciadamente, aún quedan personas que tienen mucho que aprender.

Hay quien pretende engañarnos. Esto es así aunque nos pese, nos duela y nos destroce. El chisme y las habladurías emiten el veneno de manera triple. ¿Por qué? Porque hieren a quien lo dice, a quien lo escucha y a la persona de la que se habla.

Cuando escuches chismes o cuentos sobre ti o sobre otra persona, vuelta alto. No entres en el juego ni abones el terreno porque quien quiere hacer daño, solo lo consigue si obtiene de nosotros el crédito y la atención.

Quien dedica su tiempo a mejorarse a sí mismo 
no tiene tiempo para criticar a los demás. Escuchar chismes, cuentos e historias inventadas nos desgasta intensamente. Asimismo, cuando somos nosotros los emisores de habladurías, el mal que hacemos vuelve a nosotros en forma de toxicidad, malos sentimientos e inadaptación vital y social.

Las personas chismosas no son queridas pues, como se suele decir: “lo que dice Marina de Paola dice más de Marina que de Paola”. ¿Quién querría depositar su confianza en alguien que habla ligeramente de los demás?

Debemos aflojar en nuestra inquietud, dejar al lado los cotilleos y no incidir en aquello de lo que no nos compete hablar o expresar nuestra opinión. De hecho, una vez más debemos recordar que antes de decir nada hay que filtrar nuestro mensaje en, al menos, tres ocasiones. Veamos una pequeña historia que nos lo resume perfectamente:

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y le dice:
-Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia…
-¡Espera! -le interrumpe el filósofo-. ¿Hiciste pasar por los tres filtros lo que vas a contarme?
–¿Los tres filtros? -preguntó su discípulo.
-Sí, el primero es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos.
-Al menos lo habrás hecho pasar por el segundo filtro, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no. Al contrario…
-¡Ah, vaya! El último filtro es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido”


Los chismes solo tienen un poder: la atención de quien los escucha

En una ocasión Calorina Herrera dijo que si algo no nos agrada podemos quitarle el único poder que tiene: nuestra atención. Realmente no hay nada que pueda manejarnos si nosotros no le damos crédito prestándole nuestro interés.

Mantenernos alejados de los chismes nos sirve para, primeramente, mantener una actitud saludable ante nuestras relaciones, nuestra salud y nuestro autoconcepto. Porque cuando hacemos oídos de lo que los demás van hablando, de alguna manera estamos permitiendo que penetre en nuestra mente.

Esto se va sedimentando y acaba destruyendo el orden personal y mental que vamos ganando a través de la sinceridad, del respeto, de la humildad, de la generosidad y de la honradez. Como consecuencia acabamos formando una especie de “cálculos emocionales y sociales” que generan en nosotros cólicos y conflictos relacionales.

Por eso es positivo no permitir que nadie nos cuente cuentos o historias que distorsionen nuestra realidad y empeoren la manera en la que nos manejamos con lo que pensamos, sentimos y hacemos tanto respecto a nosotros mismos como a los demás.