Nadie se cruza en tu camino por azar. Nada es casualidad.
https://youtu.be/sO0xNyKDVvE
Bienvenido Welcome Herzlich willkommen
viernes, 3 de junio de 2016
jueves, 2 de junio de 2016
NO MUEVAS MONTAÑAS POR ALGUIEN QUE NO
MOVERÍA UNA PIEDRA POR TI
Nos han
grabado a fuego aquella famosa frase que dice que tienes que dar sin esperar
nada a cambio y nos la hemos creído de una forma indudable. Sin embargo te
pregunto, ¿no crees que en tus relaciones afectivas mereces recibir al menos
una mínima parte de lo que tú das? Es decir, no se trata de esperar siempre algo
a cambio, sino de no mover montañas siempre por alguien que no movería una
sola piedra por ti.
Mereces
reciprocidad, mereces un equilibrio en el acto de dar y recibir con los demás.
No siempre tienes que ocupar tú el mismo lugar, debe ser alternable: si tú hoy
te desvives por una amiga porque es tu voluntad y te apetece, lo normal es que
en alguna otra situación os cambiéis los papeles.
Por amistad,
por cariño o porque simplemente en eso consisten las relaciones sanas,
necesitas en tu vida personas que de corazón hagan lo posible por mantenerte en
la suya: a veces no hace falta mover montañas por alguien, es suficiente con
tener consideración con lo que hacen por ti.
“La única persona que
necesitas en tu vida es aquella que te demuestra que también te necesita en la
suya.”
El amor verdadero no es incondicional
Walter Riso,
en "Los límites del amor", te acerca en parte a esta cuestión pues trata de
enseñarte que el amor no necesita ser incondicional para ser verdadero y que
esta es, a veces, una idea errónea que puedes llegar a tener. De hecho, a todos
nos ha molestado alguna vez la pasividad de los demás hacia nosotros cuando, al
contrario, nos ha faltado tiempo para estar ahí.
Por esta
razón cualquier relación en la que haya un vínculo emocional establecido
precisa una regulación de interés y apego por las dos partes, puesto que así se
evita caer en la dependencia emocional.
En otras
palabras, molesta sentir que otra persona no movería un dedo por nosotros y sin
embargo tendemos a darnos a ella incondicionalmente: aquí hay un desequilibrio
que probablemente acabe en un roto. Estás dispuesto a darte a los demás según
el grado de importancia que cada cual tenga para ti: es un mover montañas,
tierra y aire sin condiciones que puede convertirse en tu enemigo.
“Eso de que el amor de
pareja no espera nada a cambio es un invento de los sumisos:
si das, quieres
recibir. Es lo normal, lo recíproco.”
-Walter Riso-
Un efecto
contraproducente
Tenemos la
valentía de abrir y entregar el corazón a la personas que queremos, dejándonos
totalmente expuestos a no encontrar lo mismo de vuelta, pero es justamente esto
lo que puede hacer que perdamos el corazón y nuestras ganas en el intento.
Las
experiencias te han enseñado que no por hacer más por los demás significa que
te vayan a querer también más. Al contrario, a veces el efecto es totalmente
contraproducente: te desvives por alguien porque quieres que se quede en tu
vida a todas costa y olvidas que mover montañas por él no conseguirá que lo
haga. Incluso puede que te canses y se vaya.
Es un efecto
contraproducente porque has puesto todas tus energías en esa relación y con
ellas también las ilusiones, pero te has dado cuenta de que no te aporta nada:
esa relación es irreal porque el interés se nota y si no se nota es que esa
persona no está.
El poder de
la reciprocidad
Así que has
llegado a la conclusión de que toda persona se cansa de un afecto no recíproco,
de un comportamiento desigual. La reciprocidad es fundamental porque si esta se
echa de menos es que una persona está perdiendo pero, si está presente, las dos
están ganando.
En el
momento en el que no existe equilibrio en el acto de dar y recibir, sobre todo
emocionalmente, se da un déficit que puede finalizar con los lazos que unen a
varias personas. El poder de la reciprocidad reside en querer y sentirse
querido para que los lazos se mantengan.
“Lo que me gusta de la
ayuda recíproca y desinteresada entre dos personas
es la incertidumbre de no saber, al final, quién tuvo la suerte de conocer a quién”
-Anónimo-
Una mera
sonrisa, un gesto de agradecimiento o un simple abrazo ya es signo de querer
fortalecer un vínculo, por lo que si tú ya lo llevas a cabo no puedes esperar
menos. Haz por los demás, pero no por ello dejes de lado tu yo interior: mover
montañas no tiene sentido si nadie quiere ayudarte a hacerlo.
martes, 31 de mayo de 2016
lunes, 30 de mayo de 2016
LA CLAVE PARA RESOLVER CUALQUIER CÍRCULO
VICIOSO SE ENCUENTRA EN LA OBSERVACIÓN NEUTRA Y SERENA DE TU SITUACIÓN
Estás en un
círculo vicioso cuando, deseando moverte a una nueva situación, no sabes cómo
dejar de repetir los mismos acontecimientos, que ya no deseas vivir. Existen
muchas razones para que entres a un círculo vicioso. Puede tratarse de un
aprendizaje que proviene de tu familia, puede deberse a una falta de
conocimiento o simplemente porque no crees en ti.
Quiero que
sepas que todo círculo vicioso tiene una salida. Quizás llevas mucho tiempo
dando vueltas en algo, pero tienes que saber que todo es posible de ser
superado. Solo se trata de darle luz a la situación para ver la puerta de
salida del lugar donde te encuentras.
Uno de los
mayores impedimentos con el que te puedes tropezar para romper tus círculos
viciosos es el hecho de esperar que lo externo a ti cambie para mejorar tu
vida. Aunque a veces conseguimos logros manejando lo externo, solo lo hará por
un periodo muy corto de tiempo, ya que la verdadera causa de todo conflicto se
encuentra en tu percepción de lo que ves y no en lo que tienes al frente.
Buscar dentro de nosotros es el primer paso para solucionar cualquier cosa.
Un claro
ejemplo de esto se manifiesta en las relaciones de pareja. Es muy común que
deseemos solucionar los conflictos en las relaciones queriendo que la pareja
cambie su forma de ser. Es una alternativa que nos parece adecuada porque vemos
lo mal que esa persona se está comportando. De esta manera asumimos que su cambio será bueno para
esa persona y para la relación. Pero la vida no funciona así.
Para la vida
es más valioso que puedas darte cuenta de los motivos que tiene tu alma para
desear vivir esa experiencia, en vez de que quieras cambiar algo allá afuera.
Quizás la vida te esté pidiendo que eleves un poco más tu auto valor, que
aumentes tu nivel de tolerancia, que seas una persona más comprensiva o quizás
que te conviertas en una persona más valiente que sepa cuidar de sí misma.
Cuando
estamos en medio de problemas podemos pensar que la vida nos está cobrando algo
o que es injusta, pero en realidad, solo nos está pidiendo abrirnos a nuevas
posibilidades. Esta apertura es la que nos hace crecer, nos permite ser más
amplios y elevarnos sobre nuestras dificultades. Esto es lo único que nos queda
por hacer cuando nos sentimos atorados.
Cuando estás
en conflicto es cuando tienes la mejor oportunidad de sacar afuera tu gran
inteligencia, tu poder personal y poner a prueba el amor a ti mismo.
Lamentablemente, las emociones y el sentimiento de culpa que nos invaden en medio de los desafíos nos impiden tener una mente clara cuando más la necesitamos. Este es otro gran inconveniente que encontramos para terminar con los círculos viciosos.
Lamentablemente, las emociones y el sentimiento de culpa que nos invaden en medio de los desafíos nos impiden tener una mente clara cuando más la necesitamos. Este es otro gran inconveniente que encontramos para terminar con los círculos viciosos.
La clave
para resolver cualquier círculo vicioso se encuentra en la observación neutra y
serena de tu situación. Cuando te sientes con la suficiente calma, tu mente se
mantiene más atenta y despejada,
aumentando las posibilidades de recibir ideas geniales desde el cielo. Este
estado pasa por confiar en que existen alternativas nuevas que se encuentran a
la vuelta de la esquina. Recuerda conflictos anteriores y cómo fue que la luz
llegó de un momento a otro como por arte de magia.
Recuerdo el
caso de una mujer que se sentía muy sola y deseaba compartir con personas
agradables y confiables. Pocas veces había conseguido establecer ese tipo de
amistades y no entendía por qué siempre se encontraba con gente conflictiva.
Ella pensaba que su círculo vicioso se rompería al dejar de relacionarse. Con
el tiempo se había vuelto cada vez más sola y desconfiada. Descubrimos que para
romper su círculo era necesario dejar ir el patrón de desconfianza que había
adquirido de su madre respecto a las demás personas para no seguir atrayendo
ese tipo de gente en la que no podía confiar. Al soltar ese patrón, pudo
sentirse más confiada y las mismas personas con las que compartía antes,
cambiaron su actitud hacia ella.
Otro caso es
el de una mujer que tenía problemas con su hija. Ambas llevaban una relación
tormentosa. Al analizar a su familia,
pudimos descubrir que existía un patrón de conflicto entre madre e hija desde
varias generaciones atrás en su familia. Al observar este hecho, la mujer bajó
sus niveles de molestia hacia su hija y la relación pudo suavizarse bastante.
Hoy atendí a
un joven que no podía decidir su ocupación laboral porque no deseaba participar
del ruido y las carreras de los trabajos convencionales. Estando en los 36 años
de edad, seguía dudando entre irse a una comunidad de monjes o tener un empleo
común. Decidido a resolver su círculo que le impedía obtener ingresos
económicos, descubrió que podía construir su vida relajada, sin horario y sin
carreras haciendo lo que más ama que es servir a la sociedad enseñando
meditación y otras prácticas de reflexión y contemplación, ganando dinero por
ello.
Estos son
algunos ejemplos de cómo pueden romperse los círculos viciosos que te dejan
dando vueltas en una historia que no parece tener salida, pero que al mirarla
desde una nueva perspectiva pueden ser resueltos rápidamente.
Cuando nos
elevamos a dimensiones superiores, los problemas desaparecen
Fuente: https://soyespiritual.com/pensamientos-positivos/la-clave-resolver-cualquier-circulo-vicioso-se-encuentra-la-observacion-neutra-serena-situacion.html
domingo, 29 de mayo de 2016
NO LE VENGAS CON CUENTOS A QUIEN SABE DE
HISTORIAS
Que no le
vengan con cuentos a quien sabe de historias, que se olviden de los chismes;
que no inventen si no saben; si no vieron, que no comenten; si no han
escuchado, que no hablen. Malo es que lo que no han visto los ojos lo invente
la boca pero, desgraciadamente, aún quedan personas que tienen mucho que
aprender.
Hay quien
pretende engañarnos. Esto es así aunque nos pese, nos duela y nos destroce. El
chisme y las habladurías emiten el veneno de manera triple. ¿Por qué? Porque
hieren a quien lo dice, a quien lo escucha y a la persona de la que se habla.
Cuando escuches chismes
o cuentos sobre ti o sobre otra persona, vuelta alto. No entres en el juego ni
abones el terreno porque quien quiere hacer daño, solo lo consigue si obtiene
de nosotros el crédito y la atención.
Quien dedica
su tiempo a mejorarse a sí mismo
no tiene
tiempo para criticar a los demás. Escuchar chismes, cuentos e historias
inventadas nos desgasta intensamente. Asimismo, cuando somos nosotros los
emisores de habladurías, el mal que hacemos vuelve a nosotros en forma de
toxicidad, malos sentimientos e inadaptación vital y social.
Las personas chismosas
no son queridas pues, como se suele decir: “lo que dice Marina de Paola dice
más de Marina que de Paola”. ¿Quién querría depositar su confianza en alguien
que habla ligeramente de los demás?
Debemos
aflojar en nuestra inquietud, dejar al lado los cotilleos y no incidir en
aquello de lo que no nos compete hablar o expresar nuestra opinión. De hecho,
una vez más debemos recordar que antes de decir nada hay que filtrar nuestro
mensaje en, al menos, tres ocasiones. Veamos una pequeña historia que nos lo
resume perfectamente:
El joven discípulo de
un filósofo sabio llega a casa y le dice:
-Maestro, un amigo
estuvo hablando de ti con malevolencia…
-¡Espera! -le
interrumpe el filósofo-. ¿Hiciste pasar por los tres filtros lo que vas a
contarme?
–¿Los tres filtros?
-preguntó su discípulo.
-Sí, el primero es la
verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a
unos vecinos.
-Al menos lo habrás
hecho pasar por el segundo filtro, que es la bondad. Eso que deseas decirme,
¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no.
Al contrario…
-¡Ah, vaya! El último
filtro es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
-A decir verdad, no.
-Entonces -dijo el
sabio sonriendo-, si no es verdad, ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el
olvido”
Los chismes solo tienen un poder: la
atención de quien los escucha
En una
ocasión Calorina Herrera dijo que si algo no nos agrada podemos quitarle el
único poder que tiene: nuestra atención. Realmente no hay nada que pueda manejarnos
si nosotros no le damos crédito prestándole nuestro interés.
Mantenernos
alejados de los chismes nos sirve para, primeramente, mantener una actitud
saludable ante nuestras relaciones, nuestra salud y nuestro autoconcepto.
Porque cuando hacemos oídos de lo que los demás van hablando, de alguna manera
estamos permitiendo que penetre en nuestra mente.
Esto se va
sedimentando y acaba destruyendo el orden personal y mental que vamos ganando a
través de la sinceridad, del respeto, de la humildad, de la generosidad y de la
honradez. Como consecuencia acabamos formando una especie de “cálculos
emocionales y sociales” que generan en nosotros cólicos y conflictos
relacionales.
Por eso es
positivo no permitir que nadie nos cuente cuentos o historias que distorsionen
nuestra realidad y empeoren la manera en la que nos manejamos con lo que
pensamos, sentimos y hacemos tanto respecto a nosotros mismos como a los demás.
sábado, 28 de mayo de 2016
NO INTERIORICES LAS OFENSAS DE LOS DEMÁS,
SONRÍE Y SIGUE ADELANTE
Estamos
hechos en una gran parte de lo que los demás dejan en nosotros: de lo que
permitimos que se pose en nuestro interior y de lo que decidimos que no tiene
que estar más tiempo que lo que ocupó de tiempo de reloj.
Nos enseñan
a defendernos, también a amar, pero a veces se olvidan de inculcarnos el sabio
placer de ignorar. Es por ello que en ocasiones nos movemos en parámetros
peligrosos y absolutistas: fue malo o bueno, desastroso o maravilloso…cruel o
bondadoso.
Esta forma
de analizar la realidad nos juega muy malas pasadas porque saber tolerar la
ambigüedad de lo que pasa en nuestras vidas es el primer paso para fluir y que
el mundo no se vuelva una lucha constante y agotadora. Los demás no están
constantemente pensando en quiénes somos y cómo nos sentimos. Cada uno está
ocupado en su lucha que a veces no es la nuestra.
Es por ello
que nos debemos dar una oportunidad de vivir más ligeros y apasionados en el
presente. No interiorices las ofensas de los demás: sonríe y sigue adelante.
Date un respiro a ti mismo y una lección a los demás.
No interiorizar es saber vivir
No
interiorizar todo lo que nos pasa es mirar como un espectador lo que quizás no
seamos capaces de tolerar como único y sufrido protagonista. El mundo está
envuelto en batallas y tenemos que ser inteligentes en elegir cuál es la
nuestra y cuál es la de los demás… solo manteniendo tu espíritu limpio puedes
ayudar en algo al resto.
“Sé amable. Cada
persona con la que te encuentras está librando su propia batalla”
-Platón-
Si
tuviéramos que tomar en serio cada ofensa que los demás quieren hacernos
estaríamos mucho más rotos que enteros. Asumir que existen personas que jamás
sentirán empatía por nuestra situación ni por nuestra lucha nos abre un
esperanzardor camino:poder elegir a nuestros aliados espirituales con mayor
rapidez, sin resentimiento y sacando el mayor disfrute vital de su compañía.
La verdad acerca de lo que queremos
No
interiorizar las ofensas no quiere decir ser ciego a ellas. Lo que nos hace daño
es automático, nosotros no damos permiso al dolor emocional para que nos
lastime o no… de la misma forma que no podemos evitar que al rozar un plato
ardiendo nuestra mano se retire por el reflejo de calor y dolor físico.
Pero si
somos capaces de saber retirar la mano a tiempo cuando existe riesgo de
quemarnos… ¿Por qué entregas a veces tu mente y alma a las llamas del
resentimiento y de la ofensa?, ¿por qué no asumir que sentirnos ofendidos y
dolidos es normal, y en cambio seguir instalados ahí es peligroso?
No interiorizar es dejar de ser
susceptibles para ser inteligentes
No
interiorizar las ofensas no te convierte en un ser insensible, frío o cruel. Es
simplemente no dar placer y gusto a aquellas personas que en realidad,
quisieron lastimarnos y darnos a nosotros mismos la capacidad de olvidar lo que
en nuestro interior es solo un estorbo.
No
interiorizar las ofensas es dotar a nuestro cerebro de mayor avidez y
prevención para futuras situaciones desagradables… y dotar a nuestra alma de
fortaleza y determinación para poder enfrentarlas.
“Elige bien tus
batallas, a veces estar en paz es más importante que tener la razón”
En
ocasiones, vemos esto como algo imposible. Dramatizar forma parte de nuestra
vida porque mucha gente a nuestro alrededor lo hace. Parece que las grandes
historias solo están llenas de lamentos y que las personas que a veces nos
tildan como exitosas están siempre en tensión y atacando a otras. Que si no nos
enfrentamos es señal de debilidad, cuando en realidad es señal de avidez y madurez
emocional.
Distingue a quién quiere ayudarte de quién
solo quiere dañarte
Las trampas
mentales que a veces nosotros nos infligimos a nosotros mismos son mucho más
crueles y perniciosas que todas las ofensas, agresiones y humillaciones que los
demás nos hacen o intentan hacernos.
Hemos
convertido el arma más distintiva de los seres humanos en una especie de
perpetuador de la angustia y la confusión: el lenguaje verbal, las palabras… a
veces son utilizadas como un diálogo destructivo interno, que como una capacidad
para simplificar nuestra comunicación con los demás.
Las
interpretaciones de lo que otros nos han hecho o dicho son infinitamente más
duraderas que el tiempo real que se posaron en nuestra vida. “Tanta palabrería
interna” nos aleja de la objetividad acerca de la realidad.
Por ejemplo,
muchas veces aseguramos “Me han juzgado muchas veces”, “Me han mirado mal”, “Me
han corregido continuamente en mi trabajo”; sin hacer un ejercicio de
diferenciación y proporcionalidad.
De todas las
personas que nos causaron daño… ¿Cuántas estaban realmente haciéndoselo a ellas
mismas?, ¿significan algo hoy en nuestra vida?, ¿realmente nos han impedido
totalmente que podamos cumplir nuestros sueños?
Si respondes
esas preguntas te darás cuenta de que en la mayoría de las ocasiones has
interiorizado tanto esa ofensa (quizás tu excesivo ego lo ha propiciado), que
has multiplicado por mil el daño real que te causaron.
Deja de
hacer aprecio a lo que un día causó tu desprecio. Saca conclusiones generales,
analiza en qué fallaste en todas esas ocasiones y en qué fallaron los demás,
qué guardan en común todas esas personas para que te doliese tanto su ofensa.
A veces, ese
análisis arroja los ambientes que debes evitar… y en otras ocasiones, qué debes
de mejorar de ti mismo para que seas tú y no lo negativo que te rodea lo que
habita en tu interior. Uno no puede dar nada nuevo y bueno, si todo lo que
tiene dentro es viejo y está resentido.
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