martes, 24 de mayo de 2016

ACABAS ATRAYENDO LO QUE INTENTAS EVITAR

Empleamos mucho tiempo y energía intentando evitar que no suceda aquello que no queremos y, ¿por qué acabamos consiguiendo lo contrario? Esta es una cuestión que se nos presenta habitualmente. Es posible que la solución se encuentre en cambiar nuestra perspectiva y nuestro foco de atención.

Son muchas las situaciones que pretendemos controlar en nuestras vidas: trabajo, estudios, pareja, relaciones sociales, etc. Necesitamos tener cierta ilusión de control, que acompañe a la sensación de que cada cosa está en orden. Para ello, hacemos una auditoria de todos los posibles peligros, creyendo que de esa manera podremos intervenir para protegernos de sus posibles consecuencias.

La realidad es bien distinta. Esos peligros en los que pensamos y para los que incluso nos preparamos, son una recreación de nuestra mente que nos genera ansiedad por anticipar lo que pueda suceder. Acabamos por perdernos en las posibilidades de todo lo que puede suceder, impidiendo así valorar y aprovechar lo que vivimos ahora.

La profecía de un suceso lleva al suceso de la profecía. La única condición es que uno se profetice o deje profetizar y que luego lo considere un hecho con consistencia propia, independientemente de uno mismo o inminente. De este modo se llega exactamente allí donde uno no quería llegar.”
-Paul Watzlawick-

¿DÓNDE PONEMOS NUESTRO FOCO DE ATENCIÓN?

De alguna forma con nuestros pensamientos estamos determinando nuestra conducta, nuestros hábitos y finalmente nuestro destino. Por eso es de suma importancia atender dónde estamos poniendo nuestro foco de atención. Sin ser conscientes, podemos anclarnos fácilmente en el sufrimiento mediante la rumiación de pensamientos negativos, especialmente con aquellos que están conectados en forma de circular.

Una buena estrategia para identificar nuestra “tendencia de pensamiento” consiste en observar esos pensamientos, para de alguna forma “pillarnos infragranti” en pleno proceso intelectual autodestructivo. Entenderemos así el asunto al que no paramos de darle vueltas y queremos evitar y podremos cuestionarnos para qué sirve que sigamos pensando en eso.

Cuestionar los propios pensamientos es esencial para poder modificarlos en nuestro beneficio. También resulta importante no creerse todo lo que uno piensa, dejando abierta la posibilidad de que existan otras perspectivas que no en ese momento no somos capaces de ver.

Nuestro foco de atención tiene el poder de centrar toda nuestra energía en un asunto específico, perdiendo así la perspectiva de un todo global. Cuando esto lo hacemos ante algo que nos desagrada nuestra experiencia gira en torno a esto.

Nuestro cerebro no entiende la negación

Nuestra mente está preparada para comprender cierto tipo de información a través del lenguaje. Dependiendo de lo que nuestro cerebro entienda, podremos obtener una experiencia u otra. Es por esto que nos podemos estar comunicando con nosotros mismos de una forma dañina sin darnos cuenta.

Nuestro cerebro asocia pensamientos con imágenes y el NO no está integrado en estas imágenes. Si quieres hacer la prueba puedes decirte “no voy a pensar en un elefante rosa”  y comprobarás como acabas pensando en ese elefante rosa. Este fenómeno que se produce en nuestra mente, se conoce en psicología como “Teoría de los procesos irónicos” (Wegner, 1994).

La teoría de Wegner nos indica que los intentos de control de las experiencias internas tienden a fracasar, porque no entendemos de la forma en que funcionan, por ende conseguimos lo contrario a lo que pretendíamos. Es así como generamos lo opuesto a lo que queríamos controlar.

Cuando estamos preocupados y dañados por algún asunto, repetirnos una y otra vez que no queremos pensar en dicho asunto, solo va a intensificar que sigamos pensando más en él. Lo mismo ocurre cuando mandamos estos mensajes a otras personas.

Presta atención a los mensajes que te mandas, transforma las negaciones en afirmaciones: en vez de decir: no voy a pensar en cuando me caí en aquella reunión, voy a pensar en los elogios que me dedicaron en aquella reunión.

ATRAER LO QUE QUEREMOS EN VEZ DE EVITAR LO QUE NO QUEREMOS

Una estrategia para no caer en este error tan común mediante el que atraemos a aquello que queremos evitar es cambiar la perspectiva. Cambiar el punto de referencia y guiar de manera consciente a nuestros pensamientos, eligiendo nosotros -y no ellos por inercia- el lugar en el que los dejaremos libres. Cuando hay pensamientos recurrentes acerca de algún asunto desagradable podemos utilizar las siguientes estrategias:

Hablar en positivo, construyendo mensajes afirmativos sobre lo que queremos conseguir, en vez de: no quiero pensar en la discusión con mi pareja, decir: quiero pensar en lo mucho que quiero a mi pareja.

Poner nuestro foco de atención en alguna actividad placentera: escuchar música que te guste, bailar, cocinar, practicar deporte, etc.

Si quieres cambiar algo importante, tendrás que hacer algo diferente, modificar hábitos y conductas que están manteniendo lo que no te gusta. Piensa y busca lo que quieres conseguir, lo que necesitas y lo que te gustaría atraer a ti. Incorpora estos mensajes en tu forma de comunicarte.

Intentar controlar lo que queremos evitar en nuestra vida solo nos va a llevar a pensar más en ello. A modo de profecía autocumplida acabaremos atrayéndolo. Piensa que intentar suprimir el pensamiento no solo no es la solución, sino que además facilita que aparezca una y otra vez. La estrategia más inteligente consiste en prestar atención a lo que queremos y centrarnos en eso, en vez de lo que pretendemos evitar.


Fuente:  https://lamenteesmaravillosa.com/acabas-atrayendo-lo-que-intentas-evitar/ 


domingo, 22 de mayo de 2016

LA ENFERMEDAD VIENE DE TI MISMO Y NO TE DAS CUENTA

Somos las únicas criaturas en la superficie de la Tierra capaces de transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y sentimos. Nuestras células están constantemente observando nuestros pensamientos y siendo modificadas por ellos. Un ataque de depresión puede arrasar nuestro sistema inmunológico; serenarse, al contrario, puede fortificarlo tremendamente. La alegría y la actividad armoniosa nos mantienen saludables y prolongan la vida. El recuerdo de una situación negativa o triste, libera las mismas hormonas y sustancias biológicas destructivas que el estrés. Sus células están constantemente procesando todas sus experiencias y metabolizándolas de acuerdo con sus puntos de vista personales.

No se puede simplemente captar datos aislados y confirmarlos juzgándolos. Usted se transforma en la interpretación cuando la internaliza. Quien está deprimido proyecta tristeza por todas partes del cuerpo. La producción de neurotransmisores a partir del cerebro se altera, el nivel de hormonas varía, el ciclo del sueño es interrumpido, los receptores neuropeptídicos en la superficie externa de las células de la piel se modifican, las plaquetas sanguíneas se tornan más viscosas y más propensas a formar grumos y hasta sus lágrimas contienen trazos químicos diferentes al de las lágrimas de alegría.

Todo este perfil bioquímico será drásticamente modificado cuando la persona se sienta tranquila. Estos hechos confirman la gran necesidad de usar nuestra consciencia para crear los cuerpos que realmente necesitamos. El proceso de envejecimiento puede ser neutralizado cada día. Shakespeare no estaba siendo metafórico cuando a través de su personaje Próspero dijo: “Nosotros somos hechos de la misma materia que los sueños

¿Usted quiere saber cómo está su cuerpo hoy? Entonces recuerde lo que pensó y sintió ayer. ¿Quiere saber cómo estará su cuerpo mañana? ¡Observe sus pensamientos y emociones hoy!

Recuerde que al abrir su corazón y su mente evitará que algún cirujano lo haga por usted. La medicina está en ti y tú no la usas. La enfermedad viene de ti mismo y no te das cuenta.


Fuente: http://paradigmaterrestre.com/la-enfermedad-viene-de-ti-mismo-y-no-te-das-cuenta/


viernes, 20 de mayo de 2016

HAY QUE TENER UN AMANTE

Muchas personas tienen un amante y otras quisieran tenerlo. Y también están las que no lo tienen, o las que lo tenían y lo perdieron. Y son generalmente estas dos últimas, las que vienen a mi consultorio para decirme que están tristes o que tienen distintos síntomas como insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores.

Me cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre. En fin, palabras más, palabras menos, están verdaderamente desesperanzadas.

Antes de contarme esto ya habían visitado otros consultorios en los que recibieron la condolencia de un diagnóstico seguro:”Depresión” y la infaltable receta del antidepresivo de turno.

Entonces, después de que las escucho atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que realmente necesitan, ES UN AMANTE

Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando reciben mi veredicto. Están las que piensan: ¡Cómo es posible que un profesional se despache alegremente con una sugerencia tan poco científica!. Y también están las que escandalizadas se despiden y no vuelven nunca más

A las que deciden quedarse y no salen espantadas por el consejo, les doy la siguiente definición: Amante es: “Lo que nos apasiona”. Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también quien a veces, no nos deja dormir. Nuestro amante es lo que nos vuelve distraídos frente al entorno. Lo que nos deja saber que la vida tiene motivación y sentido.

A veces a nuestro amante lo encontramos en nuestra pareja, en otros casos en alguien que no es nuestra pareja. También solemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio, o en el obsesivo placer de un hobby…En fin, es “alguien” o “algo” que nos pone de “novio con la vida” y nos aparta del triste destino de durar.

¿Y qué es durar? – Durar es tener miedo a vivir. Es dedicarse a espiar como viven los demás, es tomarse la presión, deambular por consultorios médicos, tomar remedios multicolores, alejarse de las gratificaciones, observar con decepción cada nueva arruga que nos devuelve el espejo, cuidarnos del frío, del calor, de la humedad, del sol y de la lluvia. Durar es postergar la posibilidad de disfrutar hoy, esgrimiendo el incierto y frágil razonamiento de que quizás podamos hacerlo mañana.

Por favor no te empeñes en durar, búscate un amante, se también un amante y un protagonista… de la vida. Piensa que lo trágico no es morir, al fin y al cabo la muerte tiene buena memoria y nunca se olvidó de nadie.

Lo trágico, es no animarse a vivir; mientras tanto y sin dudar, búscate un amante…

La psicología después de estudiar mucho sobre el tema descubrió algo trascendental:

“Para estar contento, activo y sentirse feliz, hay que estar de novio con la vida”.


Fuente: https://brujulacuidador.com/2013/08/04/hay-que-tener-un-amante/


miércoles, 18 de mayo de 2016

LA ENVIDIA SEÑALA A LOS ADMIRADORES SECRETOS

La envidia es el sexto pecado capital. Colocado entre la ira y la vanidad, se trata de un profundo rencor que una persona siente hacia alguien que tiene algo que uno quiere, como la riqueza, el poder, la belleza o cualquier otra cosa. Es un vicio a veces complicado de evitar, pero que nadie desea sentir, porque experimentar envidia significa sentirse pequeño, perdedor y, en ocasiones, admirar de forma secreta a alguien.

Cada día vivimos situaciones en las que no podemos evitar compararnos con otras personas, un hermano que nos parece que recibe más cariño de los padres, un compañero de trabajo que gana más dinero que nosotros, un vecino que tiene un coche mejor que el nuestro. Así, lo cierto es que las comparaciones resultan dolorosas si se sale perdiendo.

“Nadie que confía en sí, envidia la virtud del otro.”
-Cicerón-

El profesor de psicología de la Universidad de Kentucky Richard H. Smith sostiene que “la envidia es corrosiva y es fea y puede arruinar tu vida. Si usted es una persona envidiosa, le costará mucho apreciar lo bueno, porque estará demasiado preocupado en cómo se reflejan en su yo”.

ESTUDIOS SOBRE LA ENVIDIA

Los investigadores han tratado de comprender los circuitos neuronales y evolutivos de la envidia y por qué medio puede llegar a ser sentida como una enfermedad corporal. Incluso se ha investigado la sensación de placer que siente una persona cuando el sujeto al que envidia se derrumba.

En la revista de psicología ‘Basic and Applied Social Psychology” se publicaron a finales del año pasado, los resultados de dos estudios realizados por Nicole E. Henniger y Christine R. Harris. En los estudios participaron unas 900 personas de entre 18 y 80 años, a las que se les preguntó si habían sentido envidia de alguien y si siguen sintiendo envidia actualmente.

Alrededor del 80% de los encuestados menores de 30 años manifestaron haber sentido envidia en el último año, mientras que el porcentaje de las personas mayores de 50 años, que dijeron que habían sentido envidia fue del 59%. Otra de las conclusiones que se alcanzó con el estudio fue que la envidia no depende del sexo, ya que hombres y mujeres son igualmente envidiosos antes los éxitos de los demás.

“Nada es más digno de admiración en un hombre noble que el saber aceptar e imitar las virtudes de los demás.”
-Confucio-

En la revista Science se publicó un estudio realizado por investigadores del Instituto de Ciencias Radiológicas de Japón, que describe las imágenes cerebrales de sujetos a los que se les pidió que se imaginaran a sí mismos como protagonistas de dramas sociales con otros personajes de mayor o menor estatus o éxito.

Cuando la persona se comparaba con personajes envidiados, se activaban las regiones del cerebro involucradas en el registro del dolor físico. Si a la persona estudiada se le daba la oportunidad de imaginar que el sujeto envidiado caía en la ruina, se activaban los circuitos de recompensa del cerebro.

Envidiar o admirar

A veces se habla de envidia sana o de admiración y realmente si somos capaces de enfocar de manera positiva el deseo y los impulsos que este genera, la envidia puede convertirse en un estímulo para mejorar, ya que nos puede mostrar un objetivo a seguir. Podemos envidiar capacidades de otras personas y eso puede incitarnos a superarnos a nosotros mismos.

Pero si la envidia se convierte en un deseo negativo hacia otra persona por tener algo que deseamos, se transforma en un foco de frustración e inseguridad y nos hará percibir una realidad distorsionada, que nos impedirá acometer cambios para superarnos a nosotros mismos.

Podemos convertir la envidia en admiración cuando vemos a la otra persona con el corazón y con inteligencia emocional, cuando nos alegramos de sus progresos, sus habilidades o sus posibilidades y compartimos sus logros. La palabra admirar proviene de “ad” añadir y de “mirar” ver, es decir se trata de ver más en otra persona, ver lo mejor en otra persona, y eso nos motivará para tener objetivos y trabajar para alcanzarlos.

“Mi religión consiste en una humilde admiración del ilimitado espíritu superior que se revela en los pequeños detalles que podemos percibir con nuestra frágil y débil mente.”
-Albert Einstein-


https://lamenteesmaravillosa.com/la-envidia-senala-a-los-admiradores-secretos/