Reflexión:
Bienvenido Welcome Herzlich willkommen
domingo, 10 de abril de 2016
sábado, 9 de abril de 2016
EL AMOR NO ES CONTROL NI EXIGENCIA, ES
LIBERTAD Y CONFIANZA
La
esclavitud emocional es algo mucho más común y complejo de lo que nos atrevemos
a reconocer. Vivimos sometidos a los demás o a nuestros sentimientos, pues nos
intentamos convencer de que el amor necesita del sacrificio.
Cuando nos
percatamos de esto algo se rompe en nuestro interior. Sentimos como si una ola
de negrura se abalanzase sobre nosotros y nos ahogara. Esto nos hace tener la
sensación de estar inmersos en un océano de dependencia y de incertidumbre que
bloquea nuestra capacidad de reacción.
Sin embargo,
este es un primer y necesario paso, a
partir del cual llega el momento de dejar en libertad lo que atábamos y lo que
nos ata, pudiendo recomponer nuestros pedazos y volviendo a montar nuestra
vida.
No obstante,
en ese momento es natural no sentirnos capaces de avanzar ni de ir más allá,
por lo que podemos sentir un bloqueo lleno de incertidumbre que nos somete.
La esclavitud emocional
“Durante toda mi vida he entendido el amor como una especie
de esclavitud consentida.
Pero esto no es así: la libertad sólo existe cuando existe
el amor. Quien se entrega totalmente, quien se siente libre, ama al máximo.
Y quien ama al máximo, se siente libre. Pero en el amor,
cada uno de nosotros es responsable por lo que siente, y no puede culpar al
otro por eso.
Nadie pierde a nadie porque nadie posee a nadie.
Y esta es la verdadera experiencia de la libertad: Tener lo
más importante del mundo sin poseerlo.”
En Once Minutos, de Paulo Coelho
Lo cierto es
que la única manera de ser feliz con alguien es comprender que nosotros somos
nuestros únicos dueños. Por eso, es indispensable trabajar con la comodidad de
estar solo y poder mantener un diálogo interno saludable.
De esta
manera, la compañía se convertiría en elección y no en necesidad, ya que
entonces nuestros pensamientos ya no serían en términos de “te necesito en mi
vida”, sino de “te prefiero en mi vida”.
El amor no
se basa en el sacrificio, sino en la paz y en la libertad de quien se ama a sí
mismo. Atender a estos sentimientos y necesidades de posesión nos ayudará a
frenar las ideas de sometimiento y dependencia que tan normales vemos y con las
que convivimos a diario.
Eliminar las expectativas, la clave de la
liberación emocional
“Sigo mal, y seguiré peor, pero voy aprendiendo a estar
sola, y eso ya es una ventaja y un pequeño triunfo”
Frida Khalo
Nuestra
libertad emocional comienza cuando empezamos a comprender quiénes somos y de
qué somos capaces sin la ayuda o el apoyo de nadie. O sea, la única manera de
alcanzarla y poder vivir con plenitud es deshacernos de nuestras cuerdas y
mirar hacia adelante.
El objetivo es no tener esa sensación de poseer o de que nos
posean. Nadie pertenece a nadie y, si no entendemos eso, viviremos mermados
toda nuestra vida.
Dejamos de
ser dueños de nuestro destino en cuanto dependemos de la alabanza, del cariño o
de la atención de otra persona. Visto así no es un panorama muy alentador, por
eso debemos evitar vivir al lado de la esclavitud.
En definitiva, nuestra autoconfianza y nuestra autoestima
son las herramientas ideales para respetarnos y decir adiós a los apegos
insanos e innecesarios, pues ayudarán a crear un mundo más acogedor y saludable.
Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-el-amor-no-es-control-ni-exigencia-es-libertad-y-confianza-1863
viernes, 8 de abril de 2016
jueves, 7 de abril de 2016
AMA DE CASA: EL ROSTRO DE LAS MUJERES
INVISIBLES
Por herencia
cultural, por elección personal o por cuestiones circunstanciales contamos en
nuestra sociedad con un gran número de mujeres que entregan su vida al cuidado
de su casa y de su familia en exclusiva.
A veces esta
labor se compagina con otros trabajos remunerados, momentos en los cuales la
mujer se vuelve “ama de casa” en paralelo. Sea como sea, ser ama de casa es un
duro trabajo sin reconocimiento y que prácticamente hasta el día de hoy se
asume casi por imposición en gran medida por parte de las mujeres.
En este
artículo nos referiremos a las amas de casa como el colectivo de mujeres que
dedican, en exclusiva o no, su vida laboral y personal al cuidado de la casa y
de su familia, haciendo la comida, limpiando y preocupándose porque cada día
todo esté acorde con las necesidades de la familia.
Su rostro invisible, su carga emocional
Una mujer
que es ama de su casa no tiene remuneración ni suele gozar de reconocimiento
social. Es un trabajo de 24 horas que dura 365 días al año, que no tiene
vacaciones ni conoce el despido, que requiere saber de todo, ser cocinera,
maestra, niñera, entrenadora, guardaespaldas, GPS, doctora, secretaria, guardia
de la noche y del día…
La carga de
trabajo está determinada la amplitud de la familia, por el tamaño y la
ubicación de la vivienda, por el estatus social del que se goce, etc. Además,
el horario de mayor trabajo es altamente fluctuante pero, sobre todo, nunca
cesa.
El trabajo doméstico es
socialmente invisible desde el momento en el que aquellas mujeres que se
dedican a él son consideradas como inactivas en censos y en estadísticas.
No es un
trabajo remunerado y prácticamente está exento de un verdadero reconocimiento,
pues a pesar de que emocionalmente puede dársele valor, es habitual que haya
etapas o núcleos familiares y sociales que no contemplen la importancia y la
dificultad de conducir una familia cada día.
Limpiar,
planchar, hacer la compra, cuidar de la pareja, de los niños o de los hijos
cuando son mayores, tener a punto las comidas perfectas, mantener la igualdad y
la paz en el reino… Todo ello sin pestañear y llegando incluso a dejar en
segundo plano el cuidado de una misma.
En este
sentido, dejar de cuidarse es un error demasiado común que muchas veces deriva
en consecuencias no demasiado positivas para el ánimo y el sentir de una mujer.
Esto puede dar lugar, en conjunción con la falta de reconocimiento, a problemas
de ansiedad, depresión y síntomas somáticos. Veamos esto con más detenimiento.
Ansiedad, depresión y síntomas somáticos en
las amas de casa
Partiendo de
la base de que la depresión y la ansiedad son problemas más comunes entre las
mujeres, estos son mayores en el caso de aquellas mujeres que no poseen un
trabajo remunerado y lejos del entorno familiar. Es decir, se ha encontrado en
distintos estudios que las mujeres que trabajan en el hogar padecen más
enfermedades crónicas, mayor sintomatología aguda y menor autovaloración de su
estado de salud.
Una explicación a esto
es la asunción del papel que se desempeña en la vida, así como las injusticias
que tienen que vivir ante un rutinario, estresante y poco estimulante papel
tradicional como ama de casa y madre.
Este papel
está tradicionalmente desprovisto de estructura y contacto social, pues en
ciertos momentos y con frecuencia las tareas pueden ser demandantes y
frustrantes, así como verse envueltas en gran incertidumbre.
Una mujer
que es ama de casa tiene menos control sobre su ritmo de trabajo; asimismo, su
posibilidad de descanso y de desconexión es menor y, en ocasiones, nula. El
hecho de verse cada día y en cada momento “obligada” a cumplir con las
exigencias que acompañan a este trabajo, puede ver mermadas sus fuentes
alternativas de satisfacción, menoscabando así su estado de ánimo y su salud
general.
En definitiva, la falta
de reconocimiento y la invisibilidad del trabajo doméstico puede disminuir en
gran medida la autoestima de las mujeres que asumen con o sin ayuda el cuidado
y las tareas del hogar.
Por eso,
estructurar este trabajo, darle peso social y económico desde los gobiernos,
otorgar el valor que le corresponde en el núcleo familiar, proveer de apoyo
social y emocional a estas mujeres y fomentar la satisfacción en el desempeño
de esta labor, ayudará a que este rostro oscurecido adquiera visibilidad.
El colectivo
de las amas de casa es uno de los sectores sociales más olvidados en nuestra
cultura. Por eso, es hora de que les otorguemos el poder y el reconocimiento
que les corresponde pues, sin duda, es uno de los trabajos más duros, más
imprescindibles y más entregados que existen. Que no se nos olvide nunca.
miércoles, 6 de abril de 2016
HAY QUIEN NO TE QUIERE PERDER PERO NO SABE
CÓMO CUIDARTE
Hay quien no
se preocupa por cuidarte, por tenerte en cuenta, y sin embargo, construye sobre
un ti un alto cerco donde no perderte. Son relaciones basadas en el ego de una
personalidad codependiente, donde solo se exige y se distorsiona algo tan noble
como es el afecto, que da luz y no tardes de lágrimas. El miedo a que el ser
amado se aleje de nosotros implica por encima de todo una falta de confianza, y
en ocasiones, hasta la peligrosa idea considerar a la pareja como a una
posesión personal. Toda relación basada en alguna forma de temor, genera,
inevitablemente, un alto sufrimiento.
“Hay quien no sabe cómo
cuidarte, quien no intuye tus tristezas o la marca tantos desengaños; pero
recuerda: si no te tienen en cuenta, no olvides tenerte en cuenta a ti mismo/a.
Escucha tu corazón y atiéndete.”
Por extraño
que nos parezca, existen muchas parejas que mantienen este tipo de relación a
lo largo del tiempo. Te invitamos a conocer las causas y saber actuar de forma
adecuada, protegiendo siempre tu autoestima.
El
codependiente controlador y el compasivo
En un
interesante artículo publicado en la revista “World of phychology” nos definían
dos tipos de personalidad que perfilan muy bien ese tipo de relaciones tan
desiguales, pero estables en el tiempo, donde uno controla y el otro lo
permite. Las características básicas serían las siguientes:
El
codependiente controlador vive el compromiso como un tipo de adicción. Bajo la
necesidad de dominio subyace una falta de autoconfianza, en la cual, debe
desplegar estrategias y mecanismos de defensa para inhabilitar a la otra
persona y tenerla así bajo sus redes.
La ansiedad
que siente el codependiente controlador es tan elevada, que dejan de existir
espacios propios para existir solo un solo “micromundo” en común cargado de
desconfianza, reproches y emociones negativas.
La palabra
“compasivo”, por su parte, hunde sus raíces latinas en “cum-passio”
(sufrimiento compartido). La persona compasiva es muy consciente de la
dependencia de la pareja, de su necesidad de controlar por miedo a perder.
Ahora bien,
a pesar de ello, no puede evitar seguir amándolo/a, atendiéndolo y priorizando
a su vez a la otra persona por encima de sí mismo/a. Son relaciones complejas
que decaen en un círculo del dolor muy característico.
Cuidarte a ti por encima de todas las cosas
Tanto la
necesidad de control como la dependencia, son dos elementos inhibidores que propician
el desequilibrio en la relación. Queda claro y todos lo sabemos, que las
relaciones afectivas son complejas. Pero, en realidad, deberíamos decir que la
complejidad reside en las propias personas y no en la relación como tal. Hay
personas que necesitan controlar porque es el único modo en que conciben el
amor. Otras, en cambio, aun amando con sinceridad carecen de competencias
emocionales para saber demostrar una adecuada reciprocidad. Ahora bien, es
importante que en todas nuestras relaciones primemos la “excelencia” por encima
de la “exigencia”. Para ello, sería positivo que pusiéramos en práctica las
siguientes estrategias.
El amor propio, una relación que debe durar
siempre
Es
primordial que no olvides nunca la necesidad de cuidarte, de atenderte. Por
curioso que parezca, y según nos revela un estudio publicado en la revista “The
Journal of Personality and Social Psychology“, las personas más jóvenes tienen
una menor autoestima que aquellos que alcanzan los 60 años de edad.
“Una buena autoestima,
el autoconocimiento y una buena gestión emocional te harán recordar que quien
no te tiene en cuenta, quien no te cuida, no merece tus atenciones y aún menos
tus tristezas. Así pues, no dudes en llevarte tus alegrías a otro lugar”
Parece como
si el tiempo va poniendo cada pieza de nuestro amor propio en su lugar, como si
la experiencia nos esculpiera para llegar a la madurez con mayor aplomo y un
mejor equilibrio. Ahora bien, es esencial poder disfrutar de cada ciclo, de
cada etapa y para caminar con mayor aplomo reforzar ese vínculo con uno mismo,
llamado amor propio.
Sí a una relación emocional consciente
Las
relaciones que funcionan y que nos traen la felicidad son maduras y conscientes
emocionalmente:
No hay
necesidad de control porque no subyacen miedos, temores, inseguridades ni la
voluntad de vulnerar el espacio personal del ser amado.
Las personas
conscientes y maduras comparten su plenitud, no traen sombras de egoísmos ni
vacíos que otros deban cubrir.
Las
relaciones maduras se cuidan y, a su vez, permiten que cada uno tenga en cuenta
su propio crecimiento, sintiéndose libre y siendo al mismo tiempo, parte de un
proyecto en común.
Para
concluir, la sensación de que alguien nos exige, nos controla y no nos tiene en
cuenta puede extenderse más allá de las relaciones de pareja. La familia o los
amigos pueden sin duda ejercer el mismo comportamiento.Actúa, defiende
territorios, cuida tus derechos y, por encima de todo, escucha la voz de tu
corazón pidiendo respeto. Cuidarte es fundamental. Cuida tu autoestima, porque
nadie es egoísta por cuidar de sí mismo.
Fuente: http://rincondeltibet.com/blog/p-hay-quien-no-te-quiere-perder-pero-no-sabe-como-cuidarte-10418
martes, 5 de abril de 2016
lunes, 4 de abril de 2016
QUIEN TIENE MAGIA NO NECESITA TRUCOS
Cuanta más
gente conocemos más somos conscientes de que las personas que saben llevar al
‘genio’ dentro no necesitan nada para llegar a los demás: John Lennon tenía
magia en todo lo que hacía, Dalí no necesitaba un solo truco para pintar lo que
le apetecía y Charles Chaplin ni siquiera tenía que hablar para ganarse a medio
mundo.
No quiero
decir que todos seamos estos talentos que nos ha dado la historia, a lo que me
refiero es que la mejor manera que podemos tener de darnos a conocer es saber
qué somos y mostrarnos tal cual: sin filtros, sin máscaras, sin
superficialidad; porque quien tiene magia no necesita trucos.
Sé natural, ni imperfecta ni perfecta
El otro día
leía una publicación en las redes sociales de Michelle Jenner sobre la supuesta
perfección que se nos exige inconscientemente y que, muchas veces, también nos
exigimos. Nos depilamos, atendemos durante horas a la vestimenta, nos
maquillamos y nos miramos 100 veces al espejo: como tratando de buscar lo que
en el fondo no somos.
“La honestidad y la
integridad son absolutamente esenciales para el éxito. La buena noticia es que
cualquier persona puede desarrollar tanto la honestidad como la integridad.”
-Zig Ziglar-
Después
salimos a la calle y pensamos que lo que ven los demás en nosotros es lo
importante, así que nos esforzamos por ‘estar a la altura’. Sin embargo, no
somos imperfectos ni perfectos: nuestra esencia es lo que nos une a los demás,
la causante de las complicidades y las diferencias entre unos y otros.
Por esta
razón, la naturalidad y la honestidad es el comportamiento que más nos hará
disfrutar de lo que vivimos y que nos ayudará a tener relaciones más duraderas
y profundas: por ejemplo, los defectos se desenmascaran pronto, por lo que es
mejor amarlos desde el principio.
Ella está loca, pero es mágica
Seguro que
alguna vez has escuchado esta frase anterior y lo que quizá no sabías es que lo
dijo otro genio, Bukowski. No hay mentira en su fuego añadía. Lo que venía a
transmitir era lo que ya hemos comentado arriba: las personas que se dan a los
otros, sin pensar en la manera en la que lo hacen, son verdad y nos gustan.
La ‘loca’ de
Bukowski es aquella que se entrega de manera fiel y sin distorsiones de ningún
tipo. Es aquella que entiende que los resultados más reales de su vida los va
encontrar en la sencillez de quien sabe lo que siente y cómo quiere sentirlo.
En este sentido,
¿por qué nos agrada la espontaneidad de los niños? Porque ellos son capaces de
poner el corazón y el alma en todo en lo que hacen, normalmente construyen sus
amistades sin prejuicios, son inocentes y se sorprenden muchas más veces que
los adultos. Además, no entienden el sentido del rídiculo y, sobre todo, son
sinceros.
“Somos todos los
viajeros en el desierto de este mundo, y lo mejor que podemos encontrar en
nuestros viajes es un amigo honesto.”
-Robert Louis
Stevenson-
Hay quien llega a ser magia, aunque nunca
llegue a saberlo
Cuando
Vanesa Martín mencionó esto en un concierto suyo me acordé de aquellos amigos
que lo dan todo porque crezcamos como personas y nunca nos paralicemos. En ese
momento me vinieron a la cabeza todos esos momentos en los que los demás nos
salvan sin ser conscientes de la importancia de lo que están haciendo por
nosotros.
La sencillez
y la magia de quienes dan lo que tienen sin buscar nada a cambio es lo que de
verdad merece la pena tener al lado, más que las falsas apariencias que son
sinónimos de fracaso: todos hemos descubierto alguna vez algo de alguna persona
importante que nos ha sorprendido por completo.
Por todos
estos motivos es enriquecedor que nos rodeemos de aquellos que saben que pueden
ser magia y lo son, de los que no necesitan de trucos para mostrarse de cara a
los demás. Así, no por azar dicen que lo mejor de las relaciones desinteresadas
y recíprocas es desconocer quién tiene la suerte de conocer a quién y esto solo
puede ocurrir con sinceridad de por medio.
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