Espectacular Corralejo, norte de Fuerteventura.
Bienvenido Welcome Herzlich willkommen
lunes, 21 de marzo de 2016
domingo, 20 de marzo de 2016
LA VIDA ES UN RÍO QUE SIEMPRE ESTÁ EN
MOVIMIENTO
La vida es
un río que fluye, un río que siempre está en movimiento, en acción, en continuo
cambio y progreso. Por este motivo nunca debería parar, aunque es algo que sí
ocurre. ¿Por qué? ¿Por qué de repente ese río deja de fluir?
Debemos
destacar que solo nosotros podemos tomar el mando de nuestra vida. Es nuestra
y, por lo tanto, tenemos el poder de que esta se encuentre en movimiento o, por
el contrario, de que todo se paralice. Sin darnos cuenta, pero habiéndolo
decidido así, ese río se convierte en agua estancada.
“Lo realmente
importante es luchar para vivir la vida, para sufrirla y para gozarla, perder
con dignidad y atreverse de nuevo. La vida es maravillosa si no se le tiene
miedo.”
-Charles Chaplin-
Atrapados en el agua estancada
A veces no
lo podemos evitar. Por situaciones que nos afectan, por experiencias que
vivimos, nuestra vida deja de fluir y nos encontramos paralizados, sin
expectativas de futuro. Esta situación es muy incómoda, aunque hay personas que
se acostumbran a ella. Seguro que conoces a alguien que prefiere quedarse
sentado en una piedra, aunque esté incómodo, antes que hacer el esfuerzo de
levantarse.
Bajo esta
incomodidad maquillada, lo cierto es que raramente obtenemos algo positivo de
quedarnos quietos, esposando de esta manera a la sensación de que avanzamos en
el desarrollo de nuestro potencial. Sin progreso no podremos lograr aquello que
nos refuerce y nos haga sentir mejor.
Pero, ¿por
qué nos estacamos? Quizás porque la lucha continua a veces produce un cansancio
mayor del que somos capaces de levantar, quizás porque nos sentimos superados
por las equivocaciones y los errores.
Debemos usar el tiempo
sabiamente y darnos cuenta de que siempre es el momento oportuno para hacer las
cosas bien.”
-Nelson Mandela-
Nunca es una
buena opción quedarse en este agua estancada durante mucho tiempo, tarde o
temprano deberás salir, pues la vida es un río que siempre está en movimiento.
Además, ten siempre en cuenta que eres tú quien elige si tu vida fluye o no. En
ti reside toda la responsabilidad.
Exprimir la vida al máximo
Reconocemos
el valor de vivir cada minuto como si fuera el último, pero al mismo tiempo nos
resistimos a cuestionar la certeza profunda de que nos queda suficiente tiempo
por delante. Si miramos nuestra agenda, probablemente descubriremos que la
rutina, las obligaciones y todos los problemas que nos abordan, nos acaban
sometiendo. De esta manera, dejamos de darle la importancia que debiera a
nuestra vida.
Muchas
veces, exprimir la vida al máximo es sencillo, el problema es que no sabemos
cómo hacerlo. Mira a tu alrededor y sopesa con el corazón el valor que tiene
todo aquello que ves, con calma, con la misma con la que te detendrías a ver el
paisaje si te despertaras en una habitación con vistas al mar, al bosque o a la
montaña.
“La vida es un río, un
cauce que se encuentra siempre en movimiento, en acción, y que nadie excepto tú
puede detener.”
-Anónimo-
Estás vivo y tienes sueños que conquistar
Sumergirnos
en la rutina y en las responsabilidades, a veces provoca que nos acostumbremos
a tener la conciencia dormida y puesto el piloto automático. Con la anestesia
de nuestra conciencia duermen también nuestras emociones e ilusiones, estando
lejos de jugar el rol de suministradores de energía.
A veces es
necesario hacer un parón en nuestra vida, un momento para dar respuesta a las
preguntas que de alguna manera tememos, porque sentimos que nos quedan como los
zapatos de nuestros padres cuando eramos pequeños. El problema es que si no le
damos una respuesta, será la fortuna y los demás quienes las contesten por
nosotros.
No utilices
los parones para estancarte. Si detienes el barco, no es para dejarlo de
nuevo en manos de las fuerzas de la
marea, es para hacerte con un timón que sentía perdido y bloqueado. No olvides
que el movimiento es una fuente de placer.
“Vive como si fueras a
morir mañana, aprende como si fueras a vivir siempre.”
-Mahatma Gandhi-
Ten en
cuenta que no estás aquí para desperdiciar tu existencia, ya que solo tenemos
una. Si te encuentras atrapado, busca la manera de soltarte y continuar
experimentando. A veces, nos enjaulamos porque tenemos miedo o porque hemos
pasado por malas experiencias.
¿Sabes cómo
se identifican las personas que se encuentran enjauladas de las que no? Estas
no son felices. Es imposible encontrar la verdadera felicidad si no sales, si
no vives tu vida. Sal de tu jaula. Vive, experimenta, sufre y nunca, nunca,
renuncies a tus sueños. La vida es un río que debes mantener siempre en
movimiento.
sábado, 19 de marzo de 2016
5 MARAVILLOSOS MICRORRELATOS BUDISTAS QUE
TE HARÁN MÁS SABIO
Budismo
proviene de la palabra “budhi”, que significa despertar. Por esa razón, la
filosofía budista se considera la filosofía del “proceso de despertar”. Un
proceso por el que no solamente abrimos los ojos, sino también el resto de
sentidos y nuestro intelecto, de una forma plena a través de diferentes maneras
como los microrrelatos budistas.
Con estos
cinco microrrelatos budistas, te animamos a dejar atrás la apatía, desarrollar
una mayor comprensión y convertirte en una persona más sabia. Esperamos que los
disfrutéis y exprimáis la sabiduría que conllevan.
El budismo
enseña que, aparte de cultivar el amor y la bondad, deberíamos tratar de
desarrollar nuestra capacidad intelectual para alcanzar un claro entendimiento.
La taza de té
“El profesor
llegó a la casa del maestro zen y se presentó haciendo alarde de todos los
títulos que había conseguido en sus largos años de estudio. Después, el
profesor comentó el motivo de su visita, que no era otro que conocer los
secretos de la sabiduría zen.
En lugar de
darle explicaciones, el maestro le invitó a sentarse y le sirvió una taza de
té. Cuando la taza rebosó, el sabio, aparentemente distraído, siguió vertiendo
la infusión de manera que el líquido se derramaba por la mesa.
El profesor
no pudo evitar llamarle la atención: “la taza está llena, ya no cabe más té”,
le advirtió. El maestro dejó la tetera a un lado para afirmar: “Usted es como
esta taza, llegó colmado de opiniones y prejuicios. A menos que su taza esté
vacía, no podrá aprender nada”.”
El primero
de estos cinco microrrelatos budistas nos enseña que con una mente llena de
prejuicios es imposible aprender y tomar en consideración nuevas creencias. Es
necesario “vaciarnos” de viejos preceptos y estar abiertos a nuevas enseñanzas.
El regalo
“Buda estaba
trasmitiendo sus enseñanzas a un grupo de discípulos cuando un hombre se le
acercó e insultó, con intención de agredirlo. Ante la expectación de los allí
presentes, Buda reaccionó con absoluta tranquilidad, quedándose quieto y en
silencio.
Cuando el
hombre se fue, uno de los discípulos -indignado por tal comportamiento-,
preguntó a Buda por qué había dejado que aquel extraño lo maltratara de ese
modo.
Buda
respondió con serenidad: “si yo te regalo un caballo pero no lo aceptas, ¿de
quién es el caballo?”. El alumno, tras dudar un instante, respondió: “Si no lo
aceptase, seguiría siendo tuyo”.
Buda asintió
y le explicó que, aunque algunas personas decidieran gastar su tiempo
regalándonos insultos, nosotros podíamos elegir si queríamos aceptarlos o no,
como haríamos con cualquier otro regalo.”Si lo coges, lo aceptas, y si no, el
que te insulta se queda con el insulto en sus manos”.”
No podemos culpar al
que injuria porque es decisión nuestra aceptar sus palabras en lugar de
dejarlas en los mismos labios de los que salieron.
Los monjes budistas y la mujer hermosa
“Dos monjes
budistas, uno viejo y otro joven, paseaban fuera del monasterio, cerca de una
corriente de agua que había inundado los alrededores. Una hermosa mujer se
acercó a los monjes y les pidió ayuda para atravesar el aguazal.
El monje
joven estaba horrorizado ante la idea de llevarla en sus brazos, pero el viejo
con total naturalidad la tomó y llevó al otro lado. Después, los monjes
continuaron caminando.
El joven no
podía dejar de pensar en el incidente y finalmente exclamó: “¡Maestro!, usted
sabe que hemos jurado abstinencia. No nos permiten tocar a una mujer así.”
¿Cómo pudo usted tomar a la hermosa mujer en brazos, dejarle poner las manos
alrededor de su cuello, los pechos junto su pecho, y llevarla a través del
aguazal así?”. El anciano le respondió: “¡Hijo mío, usted todavía la lleva
encima!”.”
El tercero
de estos microrrelatos budistas nos ayuda a entender que a veces cargamos con
el pasado, con emociones de culpa o resentimiento, y lo hacemos más pesado de
lo que en realidad fue. Aceptando que el incidente no forma parte de nuestro
presente, podemos quitarnos un gran peso emocional de encima.
Inteligencia
“Una tarde
la gente vio a una anciana buscando algo en la calle fuera de su choza. ¿Qué
pasa, qué buscas?, le preguntaron. Perdí mi aguja – dijo ella. Todos los
presentes comenzaron a buscar la aguja con la anciana.
Al paso del
tiempo alguien comentó: La calle es larga y una aguja algo muy pequeño,
¿porqué no nos dices exactamente dónde se te cayó? Dentro de mi casa – indicó
la anciana.
¿Te has
vuelto loca? Si la aguja se te ha caído dentro de tu casa, ¿porqué la buscas
aquí fuera? – le dijeron. Porque aquí hay luz, pero dentro de la casa no,
resolvió ella.”
El cuarto de
los microrrelatos budistas nos recuerda que muchas veces, por comodidad,
buscamos en el exterior lo que reside en nuestro interior. ¿Por qué buscamos la
felicidad fuera de nosotros? ¿Acaso la hemos perdido allí?
No somos los mismos
“Nadie como
Buda desarrolló la benevolencia y la compasión en su época. Entre sus primos,
se encontraba el malvado Devadatta, que siempre se encontraba celoso del
maestro y empeñado en dejarlo en mal lugar, incluso dispuesto a asesinarlo.
Un día que
Buda estaba paseando tranquilamente, su primo Devadatta le arrojó una pesada
roca desde la cima de una colina. La roca cayó al lado del Buda y Devadatta no
consiguió terminar con su vida. Buda, aun dándose cuenta de lo sucedido,
permaneció impasible, sin ni siquiera perder la sonrisa.
Días
después, Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy
sorprendido, Devadatta preguntó: “¿No estás enfadado?”. “No, claro que no”,
aseguró Buda.
Sin salir de
su asombro, Devadatta inquirió: “¿Por qué?” Y Buda aseguró: “Porque ni tú eres
ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando fue arrojada”.
“Para el que sabe ver,
todo es transitorio; para el que sabe amar, todo es perdonable.”
– Krishnamurti –
Fuente: https://lamenteesmaravillosa.com/5-maravillosos-microrrelatos-budistas-que-te-haran-mas-sabio/
viernes, 18 de marzo de 2016
LA ENSEÑANZA
DE UN SABIO
Era un sabio
vedantín, es decir, que creía en la unidad que se manifiesta como diversidad.
Estaba hablando a sus discípulos sobre el Ser Supremo y el ser individual,
explicándoles que son lo mismo. Declaró:
–Del mismo
modo que el Ser Supremo existe dentro de sí mismo, también existe dentro de
cada uno de nosotros.
Uno de los
discípulos replicó:
–Pero,
maestro, ¿cómo nosotros podemos ser como el Ser Supremo, cuando Él es tan
inmenso y poderoso? Infinitos
universos moran dentro de Él. Nosotros somos partículas a su lado.
El sabio le
pidió al discípulo que se aproximase al Ganges y cogiese agua. Así lo hizo el
discípulo.
Cogió un
tazón de agua y se lo presentó al sabio; pero éste protestó:
–Te he
pedido agua del Ganges. Ésta no
puede ser agua de ese río.
–Claro que
lo es -dijo el discípulo consternado.
–Pero en el
Ganges hay peces y tortugas, las vacas acuden a beber a sus orillas, y la gente
se baña en él. Esta agua no puede ser del Ganges.
–Claro que
lo es -insistió el discípulo-, pero en tan poca cantidad que no puede contener
ni peces, ni tortugas, ni vacas, ni devotos.
-Tienes
razón -afirmó el sabio-. Ahora
devuelve el agua al río.
Así lo hizo
el discípulo y regresó después junto al sabio, que le explicó:
–¿Acaso no
existen ahora todas esas cosas en el agua? El ser individual es como el agua en
el tazón. Es una con el Ser Supremo, pero existe en forma limitada y por eso
parece diferente. Al devolver el agua del tazón al río, volvió a contar con
peces, tortugas, vacas y devotos. Si meditas adecuadamente, comprenderás que tú
eres el Ser Supremo y que estás en todo, como Él.
El Maestro dice: Hasta
en una brizna de hierba habita el Alma Universal.
miércoles, 16 de marzo de 2016
SOLO CON VERTE, MI DÍA SE ALEGRA
Hay personas
que cautivan y que embelesan nuestra alma. Sus rostros poseen ese magnetismo
emocional que, como la superficie de un lago transparente, son capaces de
reflejar la nobleza de un buen corazón y la empatía inscrita en sus miradas.
Personas que hacen que pienses: “Solo con verte, mi día se alegra“.
Tal y como
nos señala el catedrático de psiquiatría Enrique Rojas, la personalidad siempre
se asoma en nuestros rostros, porque “en la cara reside la esencia de la persona”.
Además, nuestro cerebro, nutrido en los cimientos de las sociabilidad y las
emociones, intuye y queda influido por esas facciones severas o esa sonrisa
amable que envuelve y tranquiliza.
Hay miradas apagadas
donde se lee el resentimiento y la amargura, hay rostros que ofrecen
desconfianza, pero tu cara, tu presencia, alegra mis días con la sencillez de
tus expresiones ajenas al artificio, y colmadas siempre de reciprocidad.
La
comunicación más pura, la más sincera y significativa no se transmite con
palabras, sino con gestos. Cada movimiento facial se gesta desde lo más hondo
de nuestro ser, desde ese mundo emocional capaz de conectar con quienes nos
rodean mientras nosotros, en ocasiones, ni siquiera somos conscientes de ello.
Te invitamos a reflexionar sobre este tema.
La emoción la transmiten los gestos, no los
rostros
Si bien es
cierto que estamos acostumbrados a escuchar que “el rostro es el espejo del
alma“, es necesario matizar algunos aspectos más que te resultarán no solo
interesantes, sino también útiles. Paul Ekman, psicólogo pionero en el estudio
de las expresiones faciales de las emociones, nos explica en uno de sus
estudios que las caras pueden mentir, porque la verdadera emoción se transmite
en los gestos.
Según Ekman,
las personas somos capaces de expresar hasta 18 tipos diferentes de sonrisas.
La más genuina es la llamada “sonrisa Duchenne” (se contraen los músculos de la
boca, se eleva mucho la comisura de los labios, hay una contracción en las
mejillas y produce arrugas alrededor de los ojos).
Las sonrisas
actúan como “engrasantes” sociales. Sin embargo, no todas nos parecen sinceras
ni todos los rostros, por muy atractivos que sean, nos ofrecen confianza.
Seguro que tú mismo lo habrás experimentado alguna vez: hay pequeños
microgestos que, casi de forma instintiva, nos producen incomodidad y
desconfianza.
Otro aspecto
curioso a tener en cuenta, es que las personas tenemos también nuestro propia
“experiencia gestual” almacenada. Expresiones de nuestros padres, amigos o
exparejas quedan guardadas en nuestro cerebro junto a un componente emocional
de agrado o desagrado.
Todo ello
determinará, casi de forma instintiva, el modo en que algunas personas y sus
rostros nos produzcan un tipo de sensación u otra. Nuestra cara es todo un
libro de complejos gestos, que otros interpretarán también de acuerdo a sus
propias experiencias.
Lo que alegra mi corazón: el secreto de las
relaciones positivas
Tu hijo, con
su sonrisa sonora y desdentada, alegra tu corazón casi al instante. Tus amigos
te ofrecen bienestar, complicidad y lealtad: solo con cruzarte de modo casual
con ellos tu cara se ilumina. Hay rostros que nos producen emociones positivas
porque el vínculo con ellos nos es enriquecedor y positivo.
Una
respuesta honesta es señal de amistad verdadera, una mirada sincera es la llave
que conecta por siempre en nuestro corazón.
A pesar de
que los rostros están diseñados evolutivamente para transmitir emociones
positivas, con el fin de socializar y conectar, dentro de nuestro círculo
personal más cercano solo unas pocas personas consiguen establecer una conexión
especial con nosotros.
Pilares que edifican las auténticas
relaciones positivas
Toma nota
ahora de la forma en que se construyen esos vínculos con dichas relaciones que
nos son más significativas:
La apertura
emocional es el primer paso con el que establecer una adecuada “conexión” con
la persona que queremos. Dentro de esta dimensión estaría la capacidad de
establecer una confianza sólida, ofrecer reconocimiento y una correcta
expresión de las emociones para poder afianzar lazos y construir.
La empatía
es el arte de la comprensión y la cercanía, facilita la comunicación, el
consuelo y la resolución de problemas. Es una dimensión esencial que no se
transmite solo mediante palabras. La mirada que sabe entender e intuir es un
modo maravilloso de abrazar a la otra persona para transmitirle un “te
entiendo, estoy aquí, contigo”.
Un apego
basado en la confianza mutua y el respeto es el mejor modo de construir
relaciones positivas. Son vínculos donde no existe la necesidad de controlar,
de robar espacios propios o de demandar una atención continua y obsesiva.
Para
concluir, y a modo de curiosidad, te diremos que el escritor Joe Navarro,
asesor psicológico del FBI, nos explica que cuando amas o aprecias a una persona
siempre buscas su mirada. Es ese espejo en el que te reflejas porque te sientes
igual de valorado y querido, te alegra. Los ojos son la parte de nuestro cuerpo
sobre la que no tenemos control: son el reflejo de la sinceridad.
martes, 15 de marzo de 2016
“AL DIABLO CON TUS MIGAJAS DE AMOR”
Porque para dar amor, hay que darlo completo, un
amor a medias es un amor mediocre y quien se conforme, tendrá que asumir las
consecuencias de vivir infeliz por el
resto de su vida, o hasta que el poco amor se gaste y se evapore.
Por supuesto
que el cometido de la vida es ser feliz, pero tantas veces pasa que por miedo a
quedarnos solos, nos estancamos en una relación insana, nos conformamos con
migajas, con rodajas de un amor cítrico, un amor ácido, un amor tóxico.
Seguro que
habrá momentos de insoportable soledad, fechas de rosas y corazones, de globos, de canciones. Odiaremos por estar
solos, los catorce de febrero y el cumpleaños feliz, por no tener con quien
compartir besos en las madrugadas.
Dejemos la melancolía,
la tristeza, la apatía, dejemos de ser víctimas, es muy cierto que uno atrae lo
que proyecta y no queremos un amor víctima, queremos un amor mágico, merecemos
un amor cálido, explosivo, fantástico…
El problema
está en enfocar tu alegría en la compañía de alguien más, aprende a ser feliz
tan solo para ti, los momentos de soledad… un buen libro, un baño tibio, un café
en el balcón, un cielo con estrellas, un otoño de hojas secas, una primavera
con sol.
Cuando ames
o se presente el amor, busca un amor completo, uno que sea sincero, no permitas
menos de eso.
Es verdad
que para ganar primero hay que perder,
pero debemos comprender que hay cosas que de lejos se ven, un amor incompleto
que ni siquiera podría llamarse amor, o un amor confuso que no sabe querer, que no puede querer.
Has caído
algunas veces, y caerás algunas más, proponte que no sean tantas, y levántate
con dignidad, siempre con la frente en alto sin nada que avergonzar, siempre un
poquito más fuerte y más inteligente.
Levántate
consiente de lo que mereces, a alguien que sume y no reste felicidad a tu vida,
y si acaso actúa con apatía, recuerda muy bien lo que dirás:
“Al diablo con tus migajas de amor”
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