miércoles, 16 de marzo de 2016

SOLO CON VERTE, MI DÍA SE ALEGRA

Hay personas que cautivan y que embelesan nuestra alma. Sus rostros poseen ese magnetismo emocional que, como la superficie de un lago transparente, son capaces de reflejar la nobleza de un buen corazón y la empatía inscrita en sus miradas. Personas que hacen que pienses: “Solo con verte, mi día se alegra“.

Tal y como nos señala el catedrático de psiquiatría Enrique Rojas, la personalidad siempre se asoma en nuestros rostros, porque “en la cara reside la esencia de la persona”. Además, nuestro cerebro, nutrido en los cimientos de las sociabilidad y las emociones, intuye y queda influido por esas facciones severas o esa sonrisa amable que envuelve y tranquiliza.

Hay miradas apagadas donde se lee el resentimiento y la amargura, hay rostros que ofrecen desconfianza, pero tu cara, tu presencia, alegra mis días con la sencillez de tus expresiones ajenas al artificio, y colmadas siempre de reciprocidad.

La comunicación más pura, la más sincera y significativa no se transmite con palabras, sino con gestos. Cada movimiento facial se gesta desde lo más hondo de nuestro ser, desde ese mundo emocional capaz de conectar con quienes nos rodean mientras nosotros, en ocasiones, ni siquiera somos conscientes de ello. Te invitamos a reflexionar sobre este tema.

La emoción la transmiten los gestos, no los rostros

Si bien es cierto que estamos acostumbrados a escuchar que “el rostro es el espejo del alma“, es necesario matizar algunos aspectos más que te resultarán no solo interesantes, sino también útiles. Paul Ekman, psicólogo pionero en el estudio de las expresiones faciales de las emociones, nos explica en uno de sus estudios que las caras pueden mentir, porque la verdadera emoción se transmite en los gestos.

Según Ekman, las personas somos capaces de expresar hasta 18 tipos diferentes de sonrisas. La más genuina es la llamada “sonrisa Duchenne” (se contraen los músculos de la boca, se eleva mucho la comisura de los labios, hay una contracción en las mejillas y produce arrugas alrededor de los ojos).

Las sonrisas actúan como “engrasantes” sociales. Sin embargo, no todas nos parecen sinceras ni todos los rostros, por muy atractivos que sean, nos ofrecen confianza. Seguro que tú mismo lo habrás experimentado alguna vez: hay pequeños microgestos que, casi de forma instintiva, nos producen incomodidad y desconfianza.

Otro aspecto curioso a tener en cuenta, es que las personas tenemos también nuestro propia “experiencia gestual” almacenada. Expresiones de nuestros padres, amigos o exparejas quedan guardadas en nuestro cerebro junto a un componente emocional de agrado o desagrado.


Todo ello determinará, casi de forma instintiva, el modo en que algunas personas y sus rostros nos produzcan un tipo de sensación u otra. Nuestra cara es todo un libro de complejos gestos, que otros interpretarán también de acuerdo a sus propias experiencias.

Lo que alegra mi corazón: el secreto de las relaciones positivas

Tu hijo, con su sonrisa sonora y desdentada, alegra tu corazón casi al instante. Tus amigos te ofrecen bienestar, complicidad y lealtad: solo con cruzarte de modo casual con ellos tu cara se ilumina. Hay rostros que nos producen emociones positivas porque el vínculo con ellos nos es enriquecedor y positivo.

Una respuesta honesta es señal de amistad verdadera, una mirada sincera es la llave que conecta por siempre en nuestro corazón.

A pesar de que los rostros están diseñados evolutivamente para transmitir emociones positivas, con el fin de socializar y conectar, dentro de nuestro círculo personal más cercano solo unas pocas personas consiguen establecer una conexión especial con nosotros.

Pilares que edifican las auténticas relaciones positivas

Toma nota ahora de la forma en que se construyen esos vínculos con dichas relaciones que nos son más significativas:

La apertura emocional es el primer paso con el que establecer una adecuada “conexión” con la persona que queremos. Dentro de esta dimensión estaría la capacidad de establecer una confianza sólida, ofrecer reconocimiento y una correcta expresión de las emociones para poder afianzar lazos y construir.

La empatía es el arte de la comprensión y la cercanía, facilita la comunicación, el consuelo y la resolución de problemas. Es una dimensión esencial que no se transmite solo mediante palabras. La mirada que sabe entender e intuir es un modo maravilloso de abrazar a la otra persona para transmitirle un “te entiendo, estoy aquí, contigo”.

Un apego basado en la confianza mutua y el respeto es el mejor modo de construir relaciones positivas. Son vínculos donde no existe la necesidad de controlar, de robar espacios propios o de demandar una atención continua y obsesiva.

Para concluir, y a modo de curiosidad, te diremos que el escritor Joe Navarro, asesor psicológico del FBI, nos explica que cuando amas o aprecias a una persona siempre buscas su mirada. Es ese espejo en el que te reflejas porque te sientes igual de valorado y querido, te alegra. Los ojos son la parte de nuestro cuerpo sobre la que no tenemos control: son el reflejo de la sinceridad.




martes, 15 de marzo de 2016

“AL DIABLO CON TUS MIGAJAS DE AMOR”

Porque  para dar amor, hay que darlo completo, un amor a medias es un amor mediocre y quien se conforme, tendrá que asumir las consecuencias de  vivir infeliz por el resto de su vida, o hasta que el poco amor se gaste  y se evapore.

Por supuesto que el cometido de la vida es ser feliz, pero tantas veces pasa que por miedo a quedarnos solos, nos estancamos en una relación insana, nos conformamos con migajas, con rodajas de un amor cítrico, un amor ácido, un amor tóxico.

Seguro que habrá momentos de insoportable soledad, fechas de rosas y corazones,  de globos, de canciones. Odiaremos por estar solos, los catorce de febrero y el cumpleaños feliz, por no tener con quien compartir besos en las madrugadas.

Dejemos la melancolía, la tristeza, la apatía, dejemos de ser víctimas, es muy cierto que uno atrae lo que proyecta y no queremos un amor víctima, queremos un amor mágico, merecemos un amor cálido, explosivo, fantástico…

El problema está en enfocar tu alegría en la compañía de alguien más, aprende a ser feliz tan solo para ti, los momentos de soledad… un buen libro, un baño tibio, un café en el balcón, un cielo con estrellas, un otoño de hojas secas, una primavera con sol.

Cuando ames o se presente el amor, busca un amor completo, uno que sea sincero, no permitas menos de eso.

Es verdad que para ganar  primero hay que perder, pero debemos comprender que hay cosas que de lejos se ven, un amor incompleto que ni siquiera podría llamarse amor, o un amor confuso que no sabe querer,  que no puede querer.

Has caído algunas veces, y caerás algunas más, proponte que no sean tantas, y levántate con dignidad, siempre con la frente en alto sin nada que avergonzar, siempre un poquito más fuerte y más inteligente.

Levántate consiente de lo que mereces, a alguien que sume y no reste felicidad a tu vida, y si acaso actúa con apatía, recuerda muy bien lo que dirás:

“Al diablo con tus  migajas de amor”




domingo, 13 de marzo de 2016

YA NO ME ENOJO, SOLO MIRO, PIENSO Y ME ALEJO SI ES NECESARIO

A fuerza de tener que lidiar con situaciones complicadas, aprendemos a tomar distancia emocional, a gestionar nuestro malestar y a pensar antes de tomar una determinación. Como con todo, para aprender esto es necesario tiempo y experiencia. Mucha experiencia.

Así, podríamos decir que la distancia emocional es un código no escrito que nos permite ver y sentir las cosas de otra manera, pues damos tiempo para que emociones como el enfado pierdan fuerza y podamos dar paso a los sentimientos, los cuales nos permiten comprender con más claridad qué pensamos en realidad y cómo queremos actuar.

Es decir, que hacer esto nos sirve para manejar mejor nuestras emociones y así conseguir más coherencia entre nuestras opiniones y nuestras acciones sobre un tema determinado como por ejemplo la actitud de una persona.

¿Qué necesitamos para tomar distancia emocional?

Ahora bien, ¿cómo podemos tomar distancia emocional? Esta respuesta no tiene una receta mágica, pues depende de muchos factores personales y circunstanciales, así como de relación.

Hay personas a las que llevamos dentro hasta la raíz y distanciarse de las emociones que nos genera el estar con ellos es, sin duda, una de las tareas más complicadas que tenemos que llevar a cabo a la hora de rearmar el puzzle que nos permite comprender qué es lo que sucede.

No obstante y aunque no tenemos la receta que nos conduce a toma de distancia emocional de la manera ideal, sí que podemos destacar la mayor parte de ingredientes que nos hacen falta para lograr alejarnos emocionalmente de aquello que cuesta manejar.

Como ya hemos comentado, es indispensable que nos demos tiempo para conseguir templar nuestras emociones. Pongamos como ejemplo para ilustrar esta cuestión los tres colores de un semáforo: rojo, ámbar y verde.

Ante una afrenta probablemente se ilumine en ámbar para luego pasar al rojo. Es decir, cuando por ejemplo estamos invadidos por el enfado, por la tristeza, por la alegría o por cualquier otra emoción, nuestro semáforo está en rojo y, por lo tanto no debemos tomar decisiones.

Con el semáforo en rojo debemos frenar nuestra reacción emocional y tomarnos un tiempo para lograr mantener un control sobre lo que pensamos, sentimos o hacemos.

Observa, mira y aléjate si es necesario, pero no tomes decisiones permanentes sobre emociones temporales, aunque tengas ganas de decirle cuatro cosas a esa persona o de gritar y marcharte para siempre. Date tiempo para que tus emociones se calmen, sal a darte un paseo, ponte a colorear o deja pasar unos días antes de hablar o ver a una persona que te ha enojado o que te ha entristecido.

Cuando el tiempo pasa simplemente ciertas cosas dejan de tener importancia y algunos detalles que entonces nos angustiaban, pasan a ser nimiedades que relativizamos y aceptamos como propias de las circunstancias.

Digamos que gracias al tiempo nos alejamos y dejamos de comprometernos con la intensidad emocional que generan las decepciones, las expectativas, las traiciones, etc. Lograr no ser controlados por nuestras emociones es posible y como toda habilidad se aprende con la práctica.

La brújula interna, un gran beneficio de poner en práctica la distancia emocional

Una vez que logramos poner distancia emocional ante lo sucedido, podremos escuchar a esa brújula interna que nos genera sensaciones sobre lo que está bien y lo que está mal. Estas intuiciones muchas veces son acertadas puesto que se basan en nuestros sentimientos, mucho más duraderos que nuestras emociones.

Entonces las decisiones que tomemos respecto a los demás y a lo que nos ha sucedido serán mucho más acertadas o más bien acordes con aquello que pensamos y sentimos.  Aquí podremos saber qué nos merece atención y qué queremos ignorar, fomentando que nos sintamos mejor y no suframos tanto por aquello que no podemos controlar.

En resumen, es muy importante que ante situaciones complicadas o con demasiada carga e intensidad tomemos distancia emocional, pues lograremos que los aspectos más pasajeros de nuestras emociones no nos entorpezcan y no hagan que nos arrepintamos de actuar de una u otra manera.




sábado, 12 de marzo de 2016

LA MUJER EN EL AMOR DESPUÉS DE LOS 40

“Cuando una mujer toma la decisión de abandonar el sufrimiento, la mentira y la sumisión. Cuando una mujer dice desde el fondo de su corazón: ‘Basta, hasta aquí he llegado’, ni mil ejércitos de ego y ni todas las trampas de la ilusión podrán detenerla en la búsqueda de su propia verdad.

Ahí se abren las puertas de su propia Alma y comienza el proceso de sanación. El proceso que la devolverá poco a poco a si misma, a su verdadera vida.  Y nadie dijo que ese camino sea fácil, pero es ‘el Camino’. Esa decisión en sí, abre una línea directa con su naturaleza salvaje y es ahí donde comienza el verdadero milagro”.

Mujeres que Corren con los Lobos. Clarissa Pinkola-Estés.

La mente y el alma tienen sus propios ciclos y estaciones que recorren diferentes estados de actividad y de soledad, de buscar y encontrar, de descansar, de pertenecer e, incluso, de desaparecer.

Cuando una mujer es madura, las relaciones con ella son diferentes. Incluso la relación que tiene consigo misma va un paso más allá.

Digamos que alrededor de los 40 es cuando una mujer siente una necesidad que no puede dejar de atender: la de regresar a sí misma. Este es el punto emocional en el que aprendemos a saludar a nuestros recuerdos en el momento oportuno, a bailar y a calmarnos con ellos.

Es el momento en el que se ama el alma más allá de nuestras equivocaciones y de lo terrenal. A partir de estas edades, amando a nuestros semejantes se descubre un corazón sereno con sangre ardiente que nos ayuda a comprender qué clase de criaturas somos, con nuestras fortalezas y nuestras debilidades. Porque todos las tenemos a ambas y eso no es malo, sino todo lo contrario.

La vuelta a la casa del alma significa hacernos conscientes de todo lo que ha acontecido en nuestra vida anterior y resolver aquellos conflictos creados en los ciclos previos a la madurez.

El amor maduro

El amor maduro significa unión a condición de preservar la propia integridad, la propia individualidad.
Erich Fromm

No es fácil madurar en el amor, pero una vez que lo logras nace un gran amor por ti misma que se basa en la dignidad y en el respeto. Estos valores, a partir de cierta edad y ciertas vivencias, suelen articular el resto de cariños de los que nutrimos a nuestro corazón.

Una mujer madura va más allá en su capacidad de amor cuando comprende que la verdadera transcendencia del sentir ajeno se resume en cómo se contempla a sí misma y a sus cambios.

Con el tiempo, el mundo femenino irradia una pureza que se ve amenazada por una sociedad corrupta que hace que las mujeres corran a buscar un refugio en sí mismas, no para huir cuando algo se pone difícil, sino para afrontarlo.

Entonces encuentran que su verdadera casa no está en ningún lugar alejado del mundo, sino dentro de ellas. De alguna forma, el amor maduro es consecuencia de un proceso de individualización que puede llegar a resultar muy doloroso.

Puede que este nos llegue antes o después, pero para todas está precedido de unos años de distracción y descarrilamiento de nuestra identidad emocional. O sea, ese no “saber dónde estás y cuál es tu lugar en el mundo” que todos conocemos.

Sea por ingenuidad, por no prestar atención o por ignorancia, el proceso de madurez nos ha hace sufrir el robo de una piel que nos envolvía, la cual creíamos nuestra y a la que nos aferrábamos con fuerza.

Este sufrimiento por la pérdida de su piel le hace a la mujer convivir durante un tiempo con una parte de ella incompleta, lo que le ayuda a fortalecer su verdadero recubrimiento emocional.

Es decir, que este robo se alza en cada caso como la oportunidad de recuperar unos tesoros tan únicos y propios como son los dos pilares de la liberación emocional: la determinación y el amor propio.

Como resultado, la mujer alcanza una gran sabiduría que le hace vivir y amar de manera diferente, única y trascendente. De alguna forma, es capaz de hidratarse y reconstruirse a sí misma, sintiéndose enteramente ella englobada en su interior.

Como dicen, toda mujer alienta una vida secreta y una fuerza poderosa llena de buenos instintos, creatividad y sabiduría que encierra el gran poder de un territorio aún sin explorar: el fantástico mundo de la psicología femenina.




viernes, 11 de marzo de 2016

DÉJALO IR DE UNA VEZ...

Richard: Déjalo ir.

Liz: Pero lo Amo.

Richard: Pues Ámalo.

Liz: Pero lo extraño.

Richard: Pues extráñalo. Cada vez que pienses en él, mándale Amor y Luz. Después deja ir el pensamiento. Tienes miedo de dejarlo ir porque después estarás sola. Pero esto es lo que tienes que entender, si despejaras todo ese espacio que ocupas en tu mente por obsesionarte con él, tendrías una puerta y ¿Sabes qué haría el universo al verla? Colarse. Se colaría y te llenaría del Amor más hermoso que jamás hayas podido conocer. Así que deja de estar usándolo a él para bloquear esa puerta.

Déjalo ir de una vez...


Extracto del libro "Come, Reza y Ama"