lunes, 18 de enero de 2016

ME GUSTA MI FORMA DE SER: NO NECESITO GUSTAR A TODO EL MUNDO

Mi forma de ser es auténtica y no necesito aparentar lo que no soy para gustar a todo el mundo. Hace tiempo que practico el valor de la dignidad personal, no soy esclavo de nadie, y no necesito aprobaciones ajenas para ser feliz.

Es vital que lleguemos a esta conclusión lo antes posible en nuestro ciclo vital. Es un aspecto que todo adolescente debería asumir, y que toda persona debería practicar para alcanzar un adecuado equilibrio interior y un bienestar emocional.

Yo no soy como tú esperas que sea, acéptame por lo que me define, por mi forma de ser, por mi forma de hacerte feliz: construyamos un mundo donde ni tú ni yo nos obliguemos a dejar de ser “tú y yo”.

Sabemos que no siempre es fácil actuar de este modo. En nuestro interior, tenemos la sensación de que si no gustamos a todo el mundo no seremos aceptados. No obstante, la vida no se construye con la necesitad de tener que gustar: basta con que sepamos respetarnos.

Uno siente la necesidad de gustar a la familia de nuestras parejas, de llevarnos bien con sus amigos, de encajar con todos nuestros compañeros de trabajo y las personas que forman parte de nuestros círculos sociales. Ahora bien, lo primero que toda persona debería tener en cuenta, es que es imposible gustar a todo el mundo. Cada persona es única, todos disponemos de nuestra forma de ser, de ver el mundo, de vivir la vida.

Si no te gusto, al menos acéptame, respétame. Lo más probable es que exista algún aspecto de mí que nos una, lo más probable es que a pesar de nuestras diferencias, podamos enriquecernos de algún modo. Y si esto no ocurre, tampoco pasará nada. Lo esencial, es que nos aceptemos nosotros mismos: el amor propio es una relación que debe durar toda la vida.

Yo soy yo, y me acepto en mi forma de ser: soy un regalo

Tú eres un regalo para ti mismo, y nadie puede decirte lo contrario. Sólo tú sabes lo que has vivido, lo que has superado, tu forma de ser es la ventana que te permite ver el mundo con toda su intensidad, en libertad e integridad.

Soy como soy, no pretendo ser una versión de nadie ni una marioneta guiada por hilos ajenos: tengo voz, corazón y sé lo que merezco en esta vida para ser feliz.

Nuestra forma de ser no se define sólo con decir que somos extrovertidos, tímidos o introvertidos. Es una amalgama de matices donde se inscriben experiencias, pensamientos y aprendizajes vitales. Son fracasos y son heridas, pero también son triunfos y senderos transitados con felicidad.

Lo malo enseña y lo bueno orienta, toda vivencia edifica nuestra forma de ser, ahí donde también se integran estilos educativos, valores que asumimos o a los que renunciamos, y la esencia de cada persona que pasa por nuestra vida.

- Tu forma de ser es la energía que te empuja y que debe poner barreras a lo que no quieres en tu vida, a lo que no te define.

- Las personas que intentan encajar con todo el mundo necesitan ante todo aprobación. Es entonces cuando se sienten integradas, pero si nos limitamos a buscar aprobación en el día a día dejaremos de ser nosotros mismos.

- El psicólogo y escritor Wayne Dyer solía decir que el 50% de personas con las que nos cruzamos cada día estarán, posiblemente, en contra de nuestras opiniones. Si en alguna ocasión te encuentras con alguien a quien no le gusta lo que dices o lo que haces, no te preocupes: hay otro 50% que sí te apoyará.

- Cuando somos pequeños nos educan en la necesidad de gustar a todo el mundo: sonríe, da la mano, siéntate bien, no hagas esto, no hagas lo otro… Pasamos una buena parte de nuestra vida “buscando aprobación”, hasta que un día, de pronto, nos damos cuenta de que gustar a todos es imposible.

Intentar gustar a todo el mundo te hará infeliz

El budismo ya nos lo decía desde la antigüedad: si te empeñas en gustar a todo el mundo lo único que encontrarás es sufrimiento e infelicidad. No vale la pena, no es necesario gustar a quien tiene el corazón egoísta, a quien no te reconoce, a quien carece de nobleza y a quien simplemente, no encaja con tu forma de entender el mundo.

Soy una parte de todo lo que he encontrado en mi camino, mi forma de ser es mi esencia y mi identidad. Me ha costado mucho llegar hasta donde estoy y no puedo permitirme aparentar algo que no soy solo para hacerte feliz.

Si lo pensamos bien, nada podría traernos mayor estrés y sufrimiento emocional que intentar gustar a todo el mundo. No obstante, también sabemos que “no gustar” puede ocasionarnos más de una crítica y un reproche.

- Entiende que las críticas que te propinen están más relacionadas con quien las dirige que con quien las recibe. No te definen, en ocasiones no es más que el reflejo de la frustración de quien te critica.

- No es higiénico vivir la vida pendiente de las opiniones ajenas, ni bajo el yugo de encontrar aprobación de los demás: te convertirás en un esclavo del mundo en lugar de ser el dueño de tu corazón.

La vida es diversidad, y las personas tenemos tantos matices que vale la pena ser únicos, ser auténticos y mantener siempre una adecuada dignidad. Ámate por lo que eres, quiérete por quien eres.




domingo, 17 de enero de 2016

EL SAGRADO INSTANTE EN QUE DEJAS DE PENSAR

Hay un espacio sagrado entre la lluvia de pensamientos que ocupan tu mente. Por esos diminutos espacios es por donde se cuela la luz del universo y te hace ser brillante.

Esos instantes de silencio entre pensamientos son donde las grandes decisiones aparecen. Esos pequeños instantes en que pasas de un pensamiento repetitivo al siguiente pensamiento repetitivo, son los momentos sutiles donde tu mente se abre a recibir toda la información limpia del universo.

Cuando piensas, no sabes que casi nunca piensas. No eres consciente de tu inconsciencia.

Cuando crees que piensas, no estás pensando, estás reproduciendo el recuerdo de un pensamiento viejo que tuviste hace mucho tiempo. Un pensamiento que lo más seguro es que no sea ni tuyo.

Lo que crees que son tus pensamientos son las asociaciones y respuestas condicionadas que tienes ante las cosas que observas. Pensamientos que ya existen antes de ser pensados. Pensamientos que responden a los patrones que has asimilado desde el día en que naciste. Estos patrones están construidos con creencias, formas parciales de observar, juicios ante cada hecho o situación; han sido implantados en ti por tu familia, tu entorno, tus amistades y, actualmente, por los medios masivos de desinformación que tienen por fin mantenerte en estado de hipnosis.

Tu pensar es una tragedia para ti. Tu pensamiento es un ruido constante que te atormenta aunque busques la paz en un desierto de silencio. Y lo peor es que tú crees que eres tus pensamientos.

La buena noticia para ti es que hay un espacio entre cada pensamiento, tan estrecho que parece invisible ante la lluvia de pensamientos recurrentes que van dejando estelas de basura llenando los huecos de luz. Puedes hacer limpieza. Ha llegado la hora de limpiar la basura.

Situarte como observador de tus pensamientos, como el ser verdadero que puede distanciarse del muñeco pensador y contemplarlo. Apenas descubras que puedes observar a la máquina de pensar, que puedes pensar al pensador, te darás cuenta de que tú no eras ese que creías ser. Podrás dejar caer tu personaje. Podrás vaciar tu pensamiento de contenidos inútiles, ociosos y destructivos. Podrás ponerte a contar cuantas veces has tenido ese mismo pensamiento en el día de hoy, y cuantas ayer. Te sorprenderá la cuenta. Y te darás cuenta de que no has solucionado nada con tanto pensamiento estéril. Ya es hora de dejar de pensar, de irte al campo a contemplar una hoja de un árbol sin ninguna otra ocupación. En ese momento, es posible que por fin aparezca como de la nada la solución a eso que tanto te angustia.

Cuando dejes de pensar a lo loco, podrás empezar a pensar de verdad. No se trata de dejar de pensar, se trata, en realidad, de empezar a pensar. Se trata de disfrutar de tu mente. Tu mente es maravillosa y la tienes inutilizada de tanto uso.

Cuando empieces a dejar más espacio entre los pensamientos, estarás abriendo el espacio para que entre la luz del universo que posee toda la información. Y allí, con todo ese espacio libre, podrás usar tu mente para elaborar pensamientos reales, pensamientos inteligentes, pensamientos lúcidos, pensamientos deslumbrantes.

Siéntate a meditar. Prepara la comida en meditación. Camina meditando. Corre, salta y haz el amor en una meditación continua y permanente. Allí, por fin, tu verdadero ser empezará a sentirse libre. Por fin tu cuerpo, tu mente, tu energía tendrán una verdadera razón de ser. Por fin sentirás que tu vida sirve para algo, que tu visita a la Tierra no es inútil, y que estás haciendo lo que en verdad has venido a hacer y simplemente no recordabas.

Fuente: https://cambiodecreencias.wordpress.com/2015/12/16/el-sagrado-instante-en-que-dejas-de-pensar/ 


sábado, 16 de enero de 2016

PERDONAR ES LIMPIAR LOS DESECHOS QUE OTRA PERSONA DEJÓ EN NOSOTROS

Perdonar, se dice tan sencillo y a veces cuesta tanto trabajo, puede resultar una ardua labor, con todo y que sepamos qué es lo mejor para nosotros, que somos los mayores beneficiados, que nos liberaremos de sentimientos negativos que podemos sustituir por positivos… Pero cuánto trabajo nos puede costar perdonar realmente, de corazón…

Cuando sentimos que alguien nos ha lastimado, cuando han lastimado a alguien que queremos, cuando presenciamos o vivimos injusticias, cuando somos traicionados, cuando nuestro corazón se entristece y se arruga como una pasa por que alguien lo desvaloró, maltrató o realizó cualquier acto donde nos sentimos vulnerados, se genera en nosotros de forma casi inevitable un sentimiento de rencor, de dolor al recordar, de impotencia o de culpa.

Debemos hacer un esfuerzo del tamaño necesario para no cargar con ese peso a nuestras espaldas, el perdonar de corazón nos libera, nos permite soltar algo que nos hace daño, algo que nos pone en sintonía con el dolor. Perdonar no significa hacer las paces con quien sentimos que nos ha agredido, tampoco es restarle importancia a eso que nos lastimó. Es reacomodar nuestros sentimientos en pro de nuestro bienestar, es darnos mayor importancia a nosotros que a nuestro agresor.

Perdonar es amarnos más a nosotros de lo que despierta en nuestro ser el recuerdo de lo que nos lastima. Perdonar es aceptar lo que ocurrió, no podemos cambiar el pasado, solo podemos cambiar cómo lo revivimos en nuestra memoria, poder sanarnos nos permitirá ser más fuertes, ser más conocedores de nosotros mismos y sobre todo protectores.

Esperar una disculpa o un cambio de actitud por parte de quien nos ha lastimado o ha hecho algo que ante nuestros ojos amerite ser perdonado, es darle el poder a otro sobre nuestro estado emocional, probablemente esa disculpa no llegue, probablemente esa persona ni siquiera tenga conocimiento de lo que ha generado en nosotros o bien pueda que jamás cambie. Pero es nuestra responsabilidad y nuestro derecho liberar nuestra mente del dolor, aunque nada alrededor cambie.

Ver las cosas tal y cómo son, aceptar y dejar ir son las tres claves para romper esas cadenas. Nada puede cambiar aquello que vivimos, aunque devolvamos una acción, aunque utilicemos la venganza, inclusive si la otra persona se disculpa o en el peor escenario, dejar de existir en este plano, eso no cambiará lo que vivimos… Lo mejor es aceptar y dejar ir todo pensamiento de dolor… Ya pasó, no podemos hacer más.

Dejemos que el universo aplique sus respectivas leyes, pero sin estar a la expectativa, todo ocurre por una razón, todo lo que vivimos son lecciones, TODOS nosotros, inclusive nuestro agresor, estamos en medio de un proceso de aprendizaje. Hay una ley de causa y efecto y sin nosotros ocupar nuestros pensamientos y sentimientos en algo o alguien, muy probablemente veamos un claro escenario a futuro. Lo importante es que no nos dejemos amarrar nuestro corazón, porque allí estamos permitiendo que nos lastimen permanentemente y eso podría catalogarse como la peor de las agresiones y solo sería nuestra responsabilidad.

“Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta”.
–Facundo Cabral




viernes, 15 de enero de 2016

EXPERIENCIA DE DOCTOR: LA DIETA ALCALINA ME PERMITIÓ UNA VIDA SIN ENFERMEDADES

Mucha gente famosa asegura el funcionamiento de la dieta alcalina y proclaman que es responsable de su buena salud y apariencia juvenil.

La idea es que las comidas altas en ácidos causan enfermedades e inflamaciones y que eso debe ser cambiado por comida base o alcalina.

“Para estar sano, ser bello, enérgico y perder peso, uno debería saber que las causas de las enfermedades y la obesidad son el ácido y las inflamaciones”, dice el nutricionista y quiropráctico Dr. Daryl Gioffre, quien ha dado recomendaciones a numerosas estrellas de Hollywood.

Él sostiene que ha logrado perder más de 10 kilos y liberarse de la dependencia al azúcar gracias a una dieta alcalina. Ahora él se alimenta de esta manera el 80 % del tiempo y dice que tiene más energía que cuando estaba en sus 20 años, aunque ahora esté en sus 40.

“Corro una triatlón y ultramaratón. No puedo recordar la última vez que estuve enfermo”, dice.

El principio detrás del proceso es simple, pero estricto: Se necesita dejar los productos lácteos completamente fuera de la dieta, tal vez sólo por un tiempo. Lo mismo es válido para el alcohol, la carne, el café, el azúcar y el gluten. En vez de esto, él sugiere alimentarse según una dieta rica en verduras de hojas oscuras y otros “alimentos básicos”.

Debería ser evitado también comer demasiada fruta, ya que de acuerdo a los principios de la dieta alcalina, el azúcar es azúcar, venga de donde venga.

Uno de los conceptos errados es que la dieta alcalina cambia el pH de la sangre. Como sea, esto no es posible, ya que el cuerpo regula estrictamente el valor del pH y la nutrición no lo puede afectar. Por otro lado, si uno ingiere demasiadas comidas ácidas, dice el Dr. Gioffre, el cuerpo mantendrá el mismo nivel de pH a costa de la salud de nuestros huesos y del corazón, ya que extraerá minerales alcalinos de nuestros propios recursos.

Se recomienda que después de una observación que dure una semana de ingerir solamente productos alcalinos, se mantenga un régimen similar y que un total de un 60 a un 70 % de la comida sean comidas básicas.

“La gente piensa que un estilo de vida sano incluye la eliminación de toda las comidas que uno ama. Esto no es verdad. Se debería disfrutar del proceso para apreciar la salud”, dice el Doctor.

¿Qué comer?

Coma lo siguiente si desea alcalinizar su dieta:

• Aguacate o Palta
• Brócoli
• Coles de bruselas
• Repollo, Chucrut
• Trigo sarraceno
• Zanahorias
• Coliflor
• Zapallitos italianos
• Apio
• Champiñones orientales shitake o maitake
• Champiñones como champiñón ostra o champiñones comunes
• Algas como nori, kombu o wakame
• Cebollino o ceboulette
• Aceite de lino o linaza
• Pepinos
• Ajo
• Pomelo
• Banana
• Soja y productos de soja
• Brotes de alfalfa
• Uvas
• Porotos verdes
• Miel
• Kiwi
• Puerro
• Limones y limas
• Lechuga
• Mango
• Mijo
• Aceitunas y aceite de olivas
• Cebollas
• Naranjas
• Papayas
• Perejil
• Peras
• Arvejas
• Piñas
• Quinoa
• Rabanitos
• Espinaca
• Fresas
• Tomates
• Sandía
• Arroz salvaje
• Calabaza
• Semillas de sésamo, tahini, pasta de sésamo

COMIDAS CON LAS CUALES UNO DEBERÍA SER CAUTELOSO:

• La reacción ácida en el cuerpo es más probable que sea causada por proteínas, muchas veces de origen animal, y se considera que con cada exceso de 10 gr. de proteína que consumimos, perdemos 100 mg. de calcio al orinar. Es por eso que no se debe sobrepasar la ingestión de proteínas.

• Bebidas con gas, ya que son muy ricas en fósforo, un mineral que causa la pérdida del calcio cuando es ingerido en grandes cantidades.

• No más de 3 tazas de café al día, ya que el café causa acidez en el cuerpo. Muchas estadísticas demuestran que beber café en exceso (más de tres tazas al día), puede incrementar la ocurrencia de osteoporosis tanto como en un 82%

• Comidas refinadas como el pan blanco, pasteles y la masa de mil hojas causan acidez y obligan que el calcio se extraiga de los huesos para cancelar la reacción acida en el cuerpo.

• Sea cuidadoso con té negro también.

• Minimice la ingestión de comidas grasosas.

• Fumar y tomar café son dos hábitos “amistosos” que en conjunto causan acidez en el cuerpo.




jueves, 14 de enero de 2016

ME CAÍ DEL MUNDO Y NO SÉ POR DÓNDE SE ENTRA (PARA MAYORES DE 50)

Por Eduardo Galeano

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco. No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables!

Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo. Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.

Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida. Es más ¡Se compraban para la vida de los que venían después! La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas.

El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad. Tiramos absolutamente todo. Ya no hay zapatero que remiende un zapato, ni colchonero que sacuda un colchón y lo deje como nuevo, ni afiladores por la calle para los cuchillos. De “por ahí” vengo yo, de cuando todo eso existía y nada se tiraba. Y no es que haya sido mejor, es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el “guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo”, pasarse al “compre y bote que ya se viene el modelo nuevo”. Hay que cambiar el auto cada tres años porque si no, eres un arruinado. Aunque el coche esté en buen estado. ¡Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo! Pero por Dios.

Mi cabeza no resiste tanto. Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real. Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre. Me educaron para guardar todo. Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir.

Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso a las tradiciones) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes, el primer cabello que le cortaron en la peluquería… ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?

En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los trapos de cocina, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos…  ¡¡Guardábamos hasta las tapas de los refrescos!! Los corchos de las botellas, las llavecitas que traían las latas de sardinas.  ¡Y las pilas! Las pilas pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil en un par de usos.

Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡Los diarios! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia, para limpiar vidrios, para envolver. ¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne o desenvolviendo los huevos que meticulosamente había envuelto en un periódico el tendero del barrio! Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer adornos de navidad y las páginas de los calendarios para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos reutilizarlos estando encendida otra vela, y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía “éste es un 4 de bastos”.

Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Con el tiempo, aparecía algún pedazo derecho que esperaba a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa. Nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Y hoy, sin embargo, deciden “matarlos” apenas aparentan dejar de servir.

Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de duraznos se volvieron macetas, portalápices y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza y los corchos esperaban pacientemente en un cajón hasta encontrarse con una botella.

Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas.

Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. De la moral que se desecha si de ganar dinero se trata. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne.

No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte en cuanto confunden el nombre de dos de sus nietos, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos en cuanto a uno de ellos se le cae la barriga, o le sale alguna arruga.  Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a mi señora como parte de pago de otra con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que ella me gane de mano y sea yo el entregado.

Nota:

Eduardo Galeano falleció el 13 de abril de 2015




miércoles, 13 de enero de 2016

LAS BUENAS PERSONAS TENEMOS MÁS DE UNA HERIDA EN EL CORAZÓN

Las personas buenas anteponemos las necesidades de los demás a las propias. Pero, en ocasiones, también hay que saber decir “no” para evitar sobrecargas y pensamientos negativos

Las buenas personas no sabemos que lo somos, no comprendemos que nuestro buen hacer se basa siempre en buscar el bien ajeno antes que el propio. Es el modo en que entendemos la vida, es lo que nos define y no por ello nos vemos diferentes.

Ahora bien, algo que sucede muy a menudo en estas formas de comportamiento y de entender el día a día es que su humildad descuida en ocasiones esa “autoprotección” que todos deberíamos cultivar a través de la autoestima y el amor propio.

Darlo todo por los demás es un acto de nobleza, pero no debes olvidar nunca que, al hacerlo, puedes quedarte vacío. Y más aún, es posible que los demás no aprecien cada uno de tus esfuerzos. Te invitamos a reflexionar sobre ello.

Las buenas personas tienen heridas en el alma

Es posible que mucha gente se cuestione en un principio a quien consideramos buena persona y a quien no. Obviamente, siempre hay matices y todos, a nuestra manera, practicamos el bien, el respeto y somos íntegros con nosotros mismos y los demás.

Ahora bien, a la hora de hablar de buenas personas en su sentido más puro, podríamos definirlas de la siguiente manera:

- Son personalidades que, por lo general, no “saben decir No”. Cuando alguien les pide algo, son capaces de dejar a un lado sus prioridades por ofrecer ayuda.

- No cuestionan a quien ofrecen ayuda y a quien no. Atienden a familiares, amigos, compañeros de trabajo… siempre tienen tiempo para los demás.

- Son personas empáticas, capaces de sentir el dolor y las emociones ajenas, e incluso el dolor del mundo.

- Son sensibles, sociables y siempre notan que a los días les faltan horas para hacer más cosas.

Estamos seguros de que también tú puedes sentirte identificado y puede que conozcas a más de una persona que entiende su vida de este modo. Ahora bien, algo que siempre suele ocurrir en estos casos es que llega un momento en que cargan en su corazón más pesares que alegrías.

Cuando los demás dan las cosas por sentado y no aprecian los esfuerzos

Lo señalábamos al inicio: llega un instante en el que los demás dan por sentado que siempre vamos a estar ahí, que siempre vamos a estar disponibles para atender, actuar, ayudar o consolar.

- En el momento en que se dan “los afectos por sentados” aparece el auténtico problema:  las personas dejan de mirarnos al rostro y al corazón. No intuyen que tal vez ese día no nos encontremos bien.

- O peor aún, no se dan cuenta que día a día dejamos de atendernos a nosotros mismos, de que necesitamos tiempo, que tenemos derecho también a decir que no, a priorizarnos.

- Poco a poco llega no solo el cansancio físico, sino el emocional. En el momento en que percibimos que los demás tiran de nosotros más allá de lo que podemos ofrecer, aparece la sobrecarga y el estrés.

- En el caso de las buenas personas este tipo de sobrecargas son aún más peligrosas. ¿La razón? Nos damos cuenta de que algunos dejan de vernos como “personas con derechos y necesidades”. Y es algo destructivo si viene de la mano de parejas o familiares.

Las heridas que escondemos para aparentar ser fuertes

Las buenas personas no suelen quejarse, no lo hacen porque no les gusta aparentar negativismo. Están acostumbradas al optimismo, a la energía y a la apertura emocional.

Ahora bien, al cabo del tiempo nuestro corazón almacena ya muchas decepciones y desengaños. Hemos conocido hasta qué punto pueden llegar los egoísmos ajenos.
Lo peor de estos casos es que, en ocasiones, las buenas personas se sienten culpables de sus propias heridas. Los pensamientos que suelen tener pueden ser los siguientes:

“Esto me pasa por confiar demasiado, esto me pasa porque soy tonto y dejo que se aprovechen de mí…”

Nunca deberíamos dejarnos llevar por estos pensamientos destructivos. Corremos el riesgo de caer en una indefensión y en que nuestra autoestima se destruya. No lo permitas.


Las buenas personas también tienen derecho a decir “NO”

Asúmelo desde hoy mismo: nunca serás mala persona o un ser egoísta si, de vez en cuando, te permites decir “NO”:

- Decir que no es poner límites en el día a día con los que proteger nuestro autoconcepto y nuestra salud emocional.

- Un “NO” a tiempo ayuda a que los demás entiendan que también nosotros somos personas con necesidades y que merecemos, al igual que todos los demás, cuidado y respeto.

- Poner límites supone, a su vez, protegernos y cultivar tiempo para nosotros mismos. Recuerda siempre que darlo todo por los demás te puede dejar vacío. Guarda una parte para ti, para estar bien.

Porque si tú estás bien, podrás seguir ayudando a los demás y entendiendo la vida como tú la sientes: haciendo el bien, regalando sonrisas y optimismo.




martes, 12 de enero de 2016

CIENTÍFICOS DESCUBREN QUE EL CUERPO HUMANO ES UNA PROYECCIÓN DE LA CONSCIENCIA

En este artículo, vamos a explorar la posibilidad de que su cuerpo sea una proyección holográfica de su conciencia a medida que influye directamente en el holograma y, por tanto, tener un control total sobre la salud física de su cuerpo. También exploraremos específicamente el mecanismo exacto detrás de este principio.

El pensamiento humano determina la realidad, este es uno de los principios fundamentales de la física cuántica.

A principios de 1900 los científicos lo demostraron con un experimento llamado la doble rendija. Encontraron que el factor determinante del comportamiento energético (“partículas”) a nivel cuántico es la conciencia del espectador. Por ejemplo, los electrones en la misma condición a veces actúan como partículas, y luego en otras ocasiones se cambiarían a actuar como onda (energía) sin forma.

El mundo cuántico nos está esperando para tomar una decisión para él saber cómo comportarse. Es por eso que los físicos cuánticos tienen tales dificultades para explicar y definir el mundo cuántico. Somos verdaderamente, en todo el sentido de la palabra, maestros de la creación porque decidimos lo que se manifiesta.

La cosa es que el nivel cuántico de la realidad no es un aspecto local e insignificante de la creación. Lo que nos rodea es el nivel más fundamental de la creación, además del campo unificado. El campo energético humano está interactuando e influye en el campo cuántico que nos rodea en todo momento y el poder de nuestras creencias e intenciones se infunde en nuestro campo de energía, debido a que son fijados por la energía de nuestros pensamientos y emociones.

Por lo tanto, la fusión de nuestros pensamientos, emociones, creencias e intenciones, que llamaré el campo energético humano para simplificar, es la realidad cuántica perpetuamente dentro de nosotros y alrededor de nosotros, en cada momento de nuestra existencia.

Tenemos el control y la responsabilidad total y completa sobre lo que elegimos con nuestra atención a manifestarse fuera del campo en el momento siguiente, nuestro poder y capacidad de hacer esto depende totalmente de lo que creemos, y la forma en que lo estamos sintiendo.

El caso Vittorio Michelli

En 1962, fue admitido en el Hospital Militar de Verona, Italia, con un gran tumor en su cadera izquierda. Los médicos sabían que no podían ayudarle porque su caso era considerado imposible y fue enviado a casa sin tratamiento, y después de unos 10 meses, el hueso de la cadera izquierda lo tenía completamente desintegrado.

Como último recurso, viajó a Lourdes, Francia, y bañado en la primavera de allí (que es un famoso lugar sagrado cristiano para producir milagros). Inmediatamente comenzó a sentirse mejor, recuperó su apetito, y se bañó en la primavera unas cuantas veces.

Después de unos meses de estar en casa, sintió un fuerte sentido de bienestar por lo que le pidió a los médicos que le hicieran radiografías de nuevo, y se sorprendieron al encontrar que su tumor se había reducido. En los próximos meses se mantuvo una estrecha vigilancia sobre él, y sus rayos X mostraron que su tumor continuó disminuyendo, hasta que con el tiempo el tumor ¡había desaparecido!

Puesto que su tumor había desaparecido, su cadera comenzó a regenerarse. Después de dos meses, estaba caminando de nuevo, y unos años más tarde, su hueso de la cadera se regeneró completamente.

La Comisión Médica del Vaticano, en su informe oficial, dijo: “Una notable reconstrucción del hueso pélvico” se hizo rayos X en 1964, 1965, 1968 y 1969 confirman categóricamente que una reconstrucción ósea imprevista e incluso misteriosa sorprendió al mundo de la medicina “.

Normalmente este caso sería considerado milagroso y, de hecho, realmente lo es. Pero parece milagroso en el sentido de la verdadera fuerza de la intención humana y la creencia que muestra. Además, este es una poderosa evidencia que sugiere que hay una estructura energética que está más allá de nuestros “cuerpos materiales ”, ya que es uno de las únicas explicaciones lógicas para el hueso de la cadera de Vittorio Michelli, a menos que hubiera algún tipo de modelo energético que estaba instruyendo a su crecimiento, que, al igual que la comisión médica del Vaticano claramente, era “desconocido en los anales de la medicina mundial”.

En la medicina, tal vez este caso era desconocido, pero lo mismo no puede decirse de la física. A nivel atómico, los átomos que unen se unen entre sí para formar moléculas que tienen estructuras geométricas específicas como si no hubiera un modelo energético que diga que se adhieran a las formas que las mantienen unidas.

Si nuestros cuerpos son una proyección de la conciencia, entonces nuestra conciencia crearía un modelo energético para que nuestros átomos y moléculas se alineen para crear nuestros cuerpos. Hay evidencia que sugiere fuertemente la existencia de este modelo energético (o campo de energía humana) en la nueva investigación sobre el ADN que demuestra que transmite, recibe, y por lo tanto lee la energía directamente del campo.

El caso de Michelli es un ejemplo perfecto de nuestra capacidad humana para volver a organizar esta estructura de vacío con nuestra energía y así manifestar lo que queremos, de manera que lo que ocurre verdaderamente parecen resultados milagrosos.

El hecho de que él comenzó a sentirse mejor y empezó a creer que fue sanado sugiere que fue la clave de su cura. Algunos pueden querer seguir con la creencia de que Dios ha sanado a este hombre, y estoy de acuerdo con ellos. Pero nosotros probablemente discrepemos sobre la naturaleza de Dios.

La fuerza que llamamos Dios es el poder y la conciencia infinita detrás de la creación y por lo tanto, cuando se estableció contacto con nuestra conciencia, es decir, sin pensar y a través de la meditación, nos abrimos a la infinidad de nuestra propia conciencia.

Cuando nos abrimos a esta energía, nos permitimos sentir “una poderosa sensación de bienestar” y saber que este poder tiene el asombroso poder para crear la realidad, y directamente afectan a nuestra biología.

El cuerpo como una proyección de la conciencia.

Esto es absolutamente crucial para la comprensión de nuestra capacidad de curación. Nuestros cuerpos son una proyección holográfica de nuestra conciencia y que son la suma total de nuestras creencias sobre nosotros mismos.

Si podemos cambiar nuestras creencias sobre nosotros mismos, podemos cambiar la energía que define nuestro campo energético humano, entonces podemos cambiar el modelo energético con el que nuestro cuerpo está alineado.

Deepak Chopra contó una historia que ilustra esto a la perfección en su libro, “Cómo conocer a Dios”. Un amigo suyo se lesionó el pie mientras que entrenaba en un gimnasio porque no estaba acostumbrado a utilizar una de las máquinas. El dolor en la pierna creció durante los días, y cada vez era más difícil caminar, y luego en el examen médico se descubrió que tenía una condición común conocida como fascitis plantar, se produce cuando el tejido conectivo entre el talón y la parte delantera del pie se estira o se rompe.

Su amigo decidió no hacerse cirugía y en su lugar aguantar un poco más, pero con el tiempo se encontró con mucho dolor y dificultad para caminar. Buscó un sanador chino en tiempos de desesperación. Este hombre chino fue la aparición común, y no dio “ninguna evidencia de ser místico o espiritual, o de otra manera dotado con la curación.”

El amigo herido Deepak Chopra sigue: “Después de tocar mi pie suavemente, se levantó e hizo algunas señales en el aire detrás de mi espalda, nunca realmente me tocó, y cuando le pregunté qué estaba haciendo, dijo que simplemente estaba activando algunos interruptores en mi campo de energía, lo hizo por un minuto y luego me pidió que me levantara, ya no había ninguna sensación de dolor”

“Para mi sorpresa le pregunté qué había hecho. Me dijo que el cuerpo era una imagen proyectada por la mente, y un estado saludable de mente sigue esta imagen intacta y equilibrada. Sin embargo, las lesiones y el dolor pueden causarnos a retirar nuestra atención de la zona afectada.

En este caso, la imagen del cuerpo comienza a deteriorarse; sus patrones de energía se dañan, poco saludable. Así que el sanador restauró el estándar correcto­. Después la propia mente del paciente asume la responsabilidad de que sigue siendo así”

Esta historia me ha fascinado y me inspiró desde entonces. Como hemos visto, la realidad parpadea dentro y fuera numerosas veces por segundo, oscilantes entre la forma y lo informe, y la física cuántica sabe que nuestros pensamientos y creencias influyen en la realidad cuántica que es el origen del mundo material. Por lo tanto, es natural suponer que hay una fuente de energía.

Creo que está absolutamente claro que debemos comenzar a considerarnos a nosotros mismos como algo más que un cuerpo físico. De hecho, es mucho más coherente de pensar en nosotros mismos como un campo de energía luminosa organizarnos en un cuerpo, o la conciencia como manifiesto y experiencia temporalmente de este nivel de realidad a través de nuestros cuerpos.

Somos mucho más de lo que pensamos que somos, e infinitamente más de lo que nos han  hecho creer. El siguiente paso que tiene que tomar nuestra evolución humana implica que nosotros aprendemos cómo utilizar y mejorar este poder que tenemos para influir en la realidad. Todo lo que necesitamos hacer es purificar nuestra energía a la proyección de energía de nuestro cuerpo.

Entonces nuestros átomos y moléculas se alinean perfectamente con esta estructura, porque no hay interferencias energía para romper la imagen de nuestro cuerpo como fue diseñado por nuestra conciencia. Y al hacerlo nos estamos alineando con los principios universales. Nuestro campo de energía luminosa es, por supuesto, vibrante y nuestra energía fluye naturalmente sin obstáculos como una poderosa corriente de la conciencia, pero los niveles inferiores de la conciencia por los que hemos sido condicionados para vivir como parte de nuestro adoctrinamiento social interrumpe este flujo y obstaculiza su perfección en todas partes.

Otro concepto clave para entender es que su cuerpo siempre se regenera. En una conferencia de Deepak Chopra señaló que los átomos no envejecen. Ellos no mueren, y existen los mismos átomos que existían en el Big Bang hace unos 14 mil millones años aún hoy, algunos de los cuales todavía están en ti.

Cada año, el 98% de los átomos en su cuerpo se sustituyen por “nuevos” átomos. Estás constantemente muriendo y renaciendo.

Cada tres días tienes un nuevo revestimiento del estómago y cada mes tienes la piel nueva, cada tres meses tiene un nuevo esqueleto y cada año hay casi un organismo completamente nuevo.

Deepak Chopra lo describe muy bien, diciendo que nuestros átomos “son como las aves migratorias.” Ellos no son permanentes, son completamente independientes, y están a la deriva en el espacio y tiempo y sólo se organizan en estructuras como nuestros cuerpos por nada menos que nuestro campo de energía que organiza cómo un campo magnético organiza presentaciones, sólo un poco más complejo. Tu cuerpo no es el verdadero tú. Tu cuerpo es sólo una proyección de lo que tú crees sobre ti mismo.

Tú eres conciencia pura, y lo que realmente eres es una conciencia creativa infinita que se manifiesta en la realidad y la realidad de la co­creación con otros aspectos de ti mismo (ya que cada ser es una conciencia universal infinita de expresión que lleva la etiqueta de Dios), entonces puedes comenzar a tomar el control total sobre tu cuerpo, tu salud y tu vida.

El dolor crónico, enfermedad o lesiones antiguas que tienes en tu cuerpo no es realmente en tu cuerpo, es tu mente. Más específicamente, son una función de su percepción. Así que tú estás sosteniendo la enfermedad y el dolor dentro de su conciencia, y por lo tanto está impreso en su campo de energía, y sólo entonces comienzan a manifestarse en su fisiología.

Entonces no es sólo nuestra salud la que está completamente fuera de nuestro control intencional, la velocidad a la que envejecemos, incluso puede estar bajo nuestro control también. No estoy sugiriendo que puedas ser inmortal, porque ya somos seres de conciencia infinita. Lo que estoy sugiriendo es que, en un tiempo olvidado, y en un futuro próximo, los seres humanos se darán cuenta de nuevo y tendrás la capacidad de vivir de este campo, y vivir conscientes de su naturaleza como energía pura de seres luminosos.

En ese momento los seres humanos se darán cuenta de que el cuerpo es una manifestación más alta. Y un día vamos a llegar a un punto en que podamos regenerar continuamente nuestros cuerpos a voluntad porque vivimos en el campo de la energía infinita, y por lo tanto nuestros cuerpos simplemente operarán a una frecuencia más alta para que podamos vivir en ellas hasta que nuestro trabajo esté completo y decidamos seguir adelante.

¿Fantástico? Sí. El único obstáculo para llegar a esta naturaleza del universo es su propia conciencia, su nivel de atención, y sus creencias. Nuestra capacidad de curar está directamente relacionado con nuestro nivel de atención y nuestro nivel de creencias. Por ejemplo, podemos sanar de cualquier afección, enfermedad o lesión, ya que tenemos la certeza absoluta, la comprensión, de que vamos a ser sanados.

Esto se consigue directamente mediante el acceso al nivel más fundamental de la realidad a través de la meditación profunda. Esto se debe a que el nivel fundamental de la realidad, todo es posible, y la reestructuración de la realidad se basa únicamente en nuestras creencias y expectativas.

Somos pura energía, y hay un potencial infinito en nuestra energía. Tú no tienes limitaciones, y nada es imposible. Sólo son tus creencias que dictan lo que puedes y no puedes hacer. “Los milagros suceden, no en oposición a la naturaleza, pero a diferencia de lo que sabemos de la naturaleza.”