jueves, 10 de diciembre de 2015

DIME CON QUIEN ANDAS Y TE DIRÉ QUIEN ERES

Dime con quién andas y te diré quién eres, con este refrán se ha juzgado y aun se sigue juzgando a muchas personas, es un refrán común y alrededor de América latina es muy usado, ¿pero realmente somos las personas con las que andamos?, una cuestión muy difícil de comprobar y de las cuales tenemos nuestras reservas.

Las relaciones humanas son un tema de estudio muy amplio, roles, sociedad, pareja, amistades, algo tan peculiar e individual que no puede ser metido dentro de una sola teoría y muchísimo menos dentro de un refrán. Lo que si es cierto es que escogemos relacionarnos con personas que lejos de ser iguales a nosotros, tienen la tendencia a complementarnos en aspectos donde evaluamos tenemos debilidades. La relación se forma a través del intercambio, generalmente saludable, de atributos sociales, en donde se genera un espacio compartido de intimidad.

Porque andamos con quien andamos

La elección que hacemos de las personas con las que nos relacionamos aportará de alguna manera elementos nuevos a nuestras manera de actuar, realmente no quiere decir esto que cambiemos, pero si se dan ciertas transformaciones,  hay que tener muy en claro que una vez formado nuestro carácter, y establecido nuestro código de ética y moral personal, difícilmente cambiaremos por influencia de otras personas, ¿por qué andamos con una persona u otra?, está determinado más por lo que obtenemos en ese “sentido” que hemos creado en conjunto.

Cómo nos sentimos en esa relación, las cosas que admiramos en aquellos que nos rodean, van creando vínculos importantes para nuestra vida, y van estableciendo jerarquías de relaciones, lazos de afinidad y algo que no es sencillo de explicar, el amor y la comprensión.

El hecho de andar con cualquier persona y ser juzgado por ello, es producto de las etiquetas y juicios creados desde la discriminación, la discriminación no es más que el deseo de los hombres y mujeres por ser mejores que otras personas, en una ilusoria competencia por obtener un estatus social, que se convierte en un grillo innecesario, y que nos hace sufrir sin necesidad, las personas no son buenas o malas, sencillamente somos todos diferentes y si podemos saltar estos prejuicios, les aseguramos que van a obtener un montón de beneficios.  No serás exitoso por tener amigos exitosos si tu personalmente no te lo propones, al igual que no serás pobre por tener amigos pobres a menos que tu decidas dejarte caer en la pobreza.

Las funciones de las amistades

Las amistades, los amigos y las relaciones, son una fuente de recursos muy positiva de apertura de nuestra mente a cosas diferentes, por el contrario en vez de ser como los otros, adquirimos la capacidad de adaptarnos y de expandir nuestra mirada más allá del mundo que conocemos, conocer diferentes costumbres, hábitos y creencias, sin duda tendremos una mente más abierta y una cultura más enriquecida.

Sin temor a equivocarnos, podemos decir que las costumbres y los hábitos no son contagiosos, al permitirnos conocer todo tipo personas adquirimos más de lo que estamos perdiendo, jamás dejaremos de ser nosotros en ninguna situación, por el contrario, podremos hacer añadiduras a nuestro repertorio conductual, siempre administrado por nosotros mismos.

Dime quién eres y te diré con quién andas

Como podrás haber visto nuestro conocido refrán no es cierto, pero lo que sí es muy cierto es el hecho de que, si sabes quién eres puedes con facilidad andar con quién quieras, y hacer de cada experiencia una aventura enriquecedora, desmontar el tabú de que debes cuidar tus amistades, pasa por entender que lo bueno o malo lo escoges tú, que tu moral y juicio es tu responsabilidad y que las opiniones de los otros no pueden sesgarte para vivir tu vida. Adelante, permítete andar con quién quieras sin ser más que tú.

“Si hay algo que he aprendido, es que la piedad es más inteligente que el odio, que la misericordia es preferible aún a la justicia misma, que si uno va por el mundo con mirada amistosa, uno hace buenos amigos” Philips Gibbs




miércoles, 9 de diciembre de 2015

APRENDIENDO A CALLARSE – CUENTO TIBETANO

Cuatro estudiantes se prometieron el uno al otro observar siete días de absoluto silencio.

Durante el primer día, todos permanecieron callados. Su meditación había empezado con buen pie. Pero al caer la noche, como fuera que la luz de las lámparas de aceite habían empezado a palidecer, uno de los estudiantes no pudo evitar decir a un sirviente:

– Recarga esas lámparas.
Un segundo estudiante se quedó estupefacto al oír hablar al primero:
– Se suponía que no íbamos a decir una palabra –observó.
– Sois los dos unos estúpidos. ¿Por qué habéis hablado? –preguntó el tercero.
– Yo soy el único que no digo nada –concluyó el cuarto estudiante.




martes, 8 de diciembre de 2015

EN TUS MANOS NO ESTÁ CAMBIAR A LOS DEMÁS, SOLO A TI MISMO

¿Cuántas veces has intentado cambiar a alguien? Puedes haber sido tú o pueden haber querido cambiarte a ti. Sea como fuere, esto es algo que, por mucho que nos esforcemos, no podremos lograr.

Pensemos en la idea de cambiar a los demás, como el hecho de decirle a alguien que deje de fumar. Si esa persona no quiere dejar el tabaco, por mucho que le digas que lo deje y acepte, no lo va a hacer. Solo debes mirarte a ti mismo y preguntarte: ¿haría algo que realmente no quiero hacer?

“Nadie puede cambiar a una persona, pero una persona puede ser la razón por la que alguien cambie”

No vivimos en un mundo virtual en el que puedes cambiar a los que están a tu alrededor, pues en este mundo real las opciones son solo dos: aceptar o alejarse; pero en ningún momento estará presente la opción de cambiar a los demás.

No trates de cambiar a los demás

Para entender un poco el hecho de que no se puede cambiar a los demás, por mucho que nos empecinemos en ello, compartimos con vosotros esta enseñanza que nos viene en forma de cuento:

“Un rey caminaba por un pueblo rocoso, se enfadó y dijo: ‘quiero que maten todas las vacas y que alfombren todo el pueblo’. Se juntaron los sabios del lugar y le dijeron: ‘muy bien, rey, tenemos que matar diez mil vacas, curtir todo el cuero y en diez años tendremos alfombrado todo el reino para que nuestro rey no se lastime’. Y vino un bufón que le pidió permiso para decir algo y el rey accedió: ‘¿por qué no matan una vaca, le sacan el cuero y le hacen unos zapatos?’. Y el rey aprendió que era mejor cambiar uno mismo que tratar de cambiar a todo el pueblo.”

Pensemos bien en lo que nos ha querido decir este breve relato. El rey pensaba que cambiar a todo el pueblo iba a ser fácil, por eso nunca pensó en la otra posibilidad. Eso mismo nos pasa a nosotros. Creemos que cambiar a los demás siempre va a ser más sencillo que, por ejemplo, cambiarnos a nosotros mismos.

Esto es algo que aprendemos y que debemos empezar a ver con otros ojos para no cometer los muchos errores que cometemos en muchas ocasiones. Cambiar a los demás nos parece la opción más fácil, mucho más que cambiar nosotros mismos. Porque ahí sí podemos cambiar. El cambio propio es posible, el ajeno ¡no existe!

“Todos quieren cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”
-León Tolstói-

Acepta, pero no cambies

¿Por qué para aceptar es necesario cambiar? En ocasiones queremos tanto a la persona que está a nuestro lado que por no perderla queremos que cambie. Pero, ¿sabes lo que implica eso? Cambiar a alguien provoca que esa persona ya no sea ella misma. Le robarás su esencia. Si realmente no te sientes cómoda con ella, si no aceptas cómo es, cómo actúa, ¡aléjate!

Es fácil decirlo, pero difícil hacerlo. Eso sí, perderás fuerzas y energías buscando un cambio que nunca se sucederá, pero en el que te esforzarás. Aceptar a las personas tal y como son nos cuesta, muchas más veces de las que pensamos. Inconscientemente intentamos cambiarlas.

¿Cuántas veces te has enfadado con alguien porque no actúa como tú quisieras? Pensemos en las parejas que es donde más se sucede este estado de querer cambiar al otro. ¿Que no actúa cómo tú quieres? Cada uno es libre. Si no te gusta su forma de reaccionar ni de actuar ¿por qué sigues a su lado?

“Para que las cosas cambien tú tienes que cambiar… Para que las cosas mejoren tú tienes que mejorar”
-Jim Rohn-

Tú puedes cambiar, pero solo si tú quieres. Imagínate que otra persona te dice que cambies, te insta que así no te soporta y tú intentas cambiar. Eso va a ser imposible. Tú solo podrás cambiar si te lo propones tú mismo.

Acepta a las personas como son y jamás pienses que cambiar a alguien es la solución. Realmente es una solución fácil e infructuosa que quizás traiga muchas más consecuencias de las que piensas. No te arriesgues. Cambia tú, acepta a los demás.




lunes, 7 de diciembre de 2015

CIENTÍFICOS DEMUESTRAN QUE EL ALMA EXISTE Y DICEN: “EL ALMA NO MUERE, SINO QUE VUELVE AL UNIVERSO”

Dos científicos de renombre internacional dicen que pueden probar la existencia del alma.

El médico estadounidense, el Dr. Stuart Hamerroff y el físico británico Sir Roger Penrose desarrolló una teoría cuántica de la conciencia, que establece que nuestras almas están contenidas dentro de estructuras llamadas microtúbulos, que viven dentro de nuestras células cerebrales.

La idea nace de que el cerebro es una computadora biológica, con 100 billones de neuronas cuyas y conexiones sinápticas actúan como redes de información .

El Dr. Hameroff, quien es profesor emérito en el Departamento de Anestesiología y Psicología y Director del Centro de los estudios de conciencia de la Universidad de Arizona, y Sir Roger, que han estado trabajando en la teoría desde 1996.

Argumentan que nuestras experiencias de conciencia son el resultado de los efectos de la gravedad cuántica en los microtúbulos, un proceso que llaman reducción objetiva orquestada (Orch-­OR).

En una experiencia cercana a la muerte, los microtúbulos pierden su estado cuántico, pero la información dentro de ellos no se destruye. O en términos comprensibles, el alma no muere, sino que vuelve al universo.

El Dr. Hameroff explicó la teoría ampliamente en un documental narrado por Morgan Freeman, llamado “Through the wormhole” (A través del agujero de gusano), que fue emitido recientemente por el canal Science en los Estados Unidos. “Digamos que el corazón deja de latir, la sangre deja de fluir, los microtúbulos pierden su estado cuántico. La información cuántica en los microtúbulos no se destruye; no puede ser destruida; simplemente se distribuye y se disipa por el universo“, dijo el Dr. Hameroff.

“Si el paciente es resucitado, esta información cuántica puede volver a los microtúbulos y el paciente dice “Tuve una experiencia cercana a la muerte”, continuó el Dr. . Hameroff

Si el paciente muere, “sería posible que esta información cuántica exista fuera del cuerpo indefinidamente, como un alma”

El Dr. Hamerof cree que las nuevas ideas sobre el papel de la física cuántica en los procesos biológicos como la navegación en pájaros, ayudan a confirmar la teoría.