lunes, 9 de noviembre de 2015

INTOLERANCIA A LA INCERTIDUMBRE

Enfrentarse a la incertidumbre es una parte inevitable de la vida diaria. Ya que no podemos ver el futuro, nunca sabemos con exactitud lo que pasará en el día a día. Hay investigaciones que demuestran que cada persona reacciona de forma distinta a esta situación por lo que algunas no tienen ningún problema con altos niveles de incertidumbre en sus vidas, mientras que otros apenas la toleran en grados mínimos.

Las personas que viven con ansiedad, especialmente aquellos adultos que se preocupan demasiado, son muy intolerantes a la incertidumbre. Ellos tratan de planear y prepararse para cualquier situación a fin de evitar o eliminar situaciones fuera de su control. El problema es que hay muy pocas cosas que podamos controlar…

“La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar.”
- Mario Vargas Llosa –

Características de las personas con intolerancia a la incertidumbre

Existen ciertas actitudes o acciones que nos pueden ayudan a identificar si nuestra tolerancia a la incertidumbre es baja, alta o normal. Y cómo dependiendo de ello, puede repercutirnos más o menos. Así, las personas con intolerancia a la incertidumbre:

Buscan la aprobación excesiva: estas personas preguntarán constantemente a sus amigos o familia su opinión sobre cada decisión que tomen.

Crean de listas: como una alternativa para eliminar la incertidumbre, algunas personas suelen hacer largas listas con los pasos a seguir para evitar algunas situaciones o posibilidades.

Hacen doble revisión: puede darse el caso de que estas personas busquen asegurarse de que sus seres queridos estén bien y les llamen varias veces para confirmarlo. Otro ejemplo son quienes revisan varias veces los correos enviados o el trabajo hecho a fin de identificar errores cometidos.

Se niegan a delegar obligaciones: quienes tienen intolerancia a la incertidumbre suelen tener dificultad para permitir que otros realicen sus tareas porque no confían en que las hagan bien.

Procrastinan: las personas con intolerancia a la incertidumbre suelen evitar lugares, personas o situaciones que les hagan perder el control.

Se mantienen ocupadas: otro aspecto clave de las personas con intolerancia a la incertidumbre es que buscan mantenerse ocupadas con la finalidad de no dejar tiempo libre que les haga pensar en las cosas que no pueden controlar en sus vidas.

Aprende a tolerar la incertidumbre

La gran desventaja con la intolerancia a la incertidumbre es que es imposible mantener un férreo control de todo lo que nos ocurre o de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, por lo que hay cosas que simplemente no podemos controlar.

1. Haz una lista de tus comportamientos. Identifica los momentos en que te sientes ansioso y las actitudes y comportamientos que tienes cuando esto pasa. Enumerarlos te facilitará reconocer tu comportamiento para posteriormente modificarlo.

2. Califica el nivel de estrés. Aunque muchas situaciones te generen estrés, aprende a analizarlas y descubrir cuánto estrés te causa cada una. Así podrás trabajar con las que menos estrés te generen e ir avanzando poco a poco.

3. Escribe. Lleva un diario de las situaciones que te causaron incertidumbre, lo que hiciste y lo que dejaste de hacer. Esto te hará más consciente de tu evolución y te permitirá descargar aquellos sentimientos y pensamientos reprimidos, que en ocasiones te hacen tanto daño.

4. Ponte en situaciones de incertidumbre. Puede resultarte complicado de hacer, pero para vencer la incertidumbre debes aprender a enfrentarla. Inicia con pequeños actos y evoluciona conforme tomes confianza. La cuestión es no estancarse y avanzar hasta poder aceptar que poco a nada podemos llegar a controlar.

“Ella no creía en finalizar ni discusiones, ni charlas ni espectáculos de danza. Decía que los puntos finales facilitan la vida a la gente. Los puntos aparte y los suspensivos incrementan la inteligencia.”
- Albert Espinosa -




domingo, 8 de noviembre de 2015

EFECTOS DEL ESTRÉS SOBRE LA SALUD

En los tiempos modernos, vivir libres de estrés parece una utopía. Pero, mientras que ciertos niveles de estrés son respuestas adaptativas a las circunstancias y se consideran normales, el estrés crónico o muy intenso es un estado de activación del sistema nervioso que está asociado con varias enfermedades a largo plazo.

No podemos estar viviendo en un estado de estrés continuo o nuestro cuerpo al final nos lo recordará, avisándonos. Por ello, cuidarnos de padecer estrés es bueno para nuestra salud.

Qué es el estrés y para qué sirve

El estrés es una respuesta que dispara el cerebro cuando percibe una demanda del exterior, como puede ser una fecha límite para entregar un trabajo o una amenaza de robo ante la que hay que huir corriendo. Las personas, debido a nuestra capacidad de imaginación, también podemos sufrir estrés por pensamientos que no necesariamente son reales.

“La voz del ego altera constantemente el estado natural de bienestar del cuerpo. Casi todo cuerpo humano está sometido a una gran cantidad de presión y estrés, no porque esté amenazado por algún factor externo, sino por la acción interior de la mente”
- Eckhart Tolle –

El estrés puntual, el que se produce ante un estímulo concreto que debemos resolver es positivo puesto que pone a nuestro cuerpo en un estado de activación que permite reaccionar con mayor rapidez y energía, concentrarse más, etc. Se trata de una tensión que se prepara para la actuación.

Sin embargo, los estados de estrés crónico hacen que la activación permanente causada por un constante flujo hormonal acabe gastando en exceso nuestra energía, nos desajuste hormonalmente y, como consecuencia, se generen estados que deterioran nuestra salud global.

Efectos del estrés sobre la salud

A continuación nombramos los principales efectos del estrés sobre nuestra salud. Aunque tenemos que tener claro que el estrés es una confluencia de factores.

Depresión y ansiedad: el estrés crónico de larga duración puede ocasionar estados de depresión y ansiedad debido al desajuste hormonal y al desgaste energético que supone.

Problemas de piel y caída de cabello: erupciones cutáneas como el acné o los eccemas pueden ser originados por estados de estrés; otras afecciones como dermatitis atópicas o psoriasis se agudizan y empeoran debido al estrés. Además de esto, el estrés puede ocasionar la caída excesiva de pelo, que en algunos casos puede desembocar en calvicie total.

Problemas menstruales: el estrés está íntimamente relacionado con las hormonas, cuyo desequilibrio prolongado puede ocasionar problemas menstruales, desde reglas intensamente dolorosas a irregularidades en el ciclo menstrual; en casos graves la menstruación puede llegar a desaparecer.

Problemas digestivos: el estrés altera el funcionamiento del sistema digestivo; hace las digestiones pesadas, el típico “todo me sienta mal”, desregula el tránsito intestinal y, además, está muy relacionado con la aparición de úlceras estomacales, ya que incrementa la producción de los ácidos digestivos que potencian este tipo de problemas.

Problemas de sueño: como todos hemos experimentado alguna vez, las situaciones estresantes impiden conciliar el sueño o nos hacen despertarnos a media noche sin poder volver a dormirnos; los problemas de insomnio no solo son negativos por sí mismos, sino que suponen un desgaste extra, ya que la imposibilidad de dormir bien afecta al desempeño de todas las tareas durante las horas diurnas.

Problemas arteriales y cardíacos: el estrés prolongado está relacionado con enfermedades tan graves como la hipertensión y las enfermedades coronarias; aunque estos efectos son a largo plazo, son realmente graves y deben alertarnos sobre lo necesario que es disminuir el estrés.

Problemas de peso: a menudo los estados de estrés nos incitan a comer compulsivamente, a lo que se le añade que el cerebro deja de percibir correctamente las señales que indican que estamos saciados, es por eso que el estrés se relaciona con problemas de sobrepeso e incluso diabetes.

Qué puedes hacer para disminuir el estrés

Dependiendo de la situación que lo genera y de la tendencia a la ansiedad de cada persona, el estrés puede ser algo muy difícil de erradicar por completo, sin embargo, siempre hay cosas que podemos hacer para reducirlo al máximo.

El deporte es un gran aliado contra el estrés. Practicar cualquier deporte destensiona y libera energías que de otra manera se quedan dentro desgastando nuestros recursos. El simple hecho de caminar dos o tres veces por semana ya marca una gran diferencia, aunque un deporte de más intensidad es más efectivo.

Otro de los aspectos más importantes que tener en cuenta a la hora de lidiar con el estrés es la dieta. Llevar una dieta sana y equilibrada, especialmente rica en ácidos grasos omega 3 (como los que se encuentran en el pescado), ayuda a disminuir el estrés, ya que un cuerpo bien nutrido es un cuerpo mejor regulado.

La práctica de actividades relajantes como el mindfulness, la meditación, el yoga o técnicas psicológicas de relajación son muy beneficiosas para reducir al máximo el estrés. A veces, buscar tiempo para uno mismo, tomar un baño, pasear…, ya marca la diferencia.

Acompañarnos de nuestros seres queridos y de personas que suponen un apoyo psicológico en los momentos duros o que nos generan ansiedad es otro de los aspectos indispensables para gestionar el estrés. Después de una tarde con un buen amigo o un familiar que te hace sentir acogido los niveles de estrés disminuyen considerablemente. Además, está demostrado científicamente que el contacto físico y las muestras de cariño mejoran la salud de las personas que sufren ansiedad o depresión.




sábado, 7 de noviembre de 2015

EL FANTÁSTICO CEREBRO DE LA MUJER MADURA

Llega una edad en la que nuestro reloj biológico nos alerta para que cuidemos de nosotras mismas, nos autocomplazcamos y llevemos a cabo ese crecimiento personal que hemos estado posponiendo

Sylvia es una mujer de 48 años que se levantó una mañana y, muy decidida, se dijo a sí misma: “Se acabó, hasta aquí hemos llegado. Quiero el divorcio”. Estaba convencida de que su marido pensaba demasiado en sí mismo y que la relación no iba a ningún lado.

Se dio cuenta de que había pasado gran parte de su vida cuidando de los demás y rodeándose de personas que solo se preocupaban de sí mismas. O sea, que de repente en la mente de Sylvia se disipó aquella niebla que le impedía ver y pudo comprender aquello que antes no alcanzaba.

De alguna manera algo había cambiado, alguna de las cuerdas de su corazón se tensaron y, paradójicamente, Sylvia se dio cuenta de que tenía que cuidarse a sí misma de una vez.

Quería sacarle partido a la vida, quería deshacerse de aquello que no funcionaba, hacer una limpieza en su día a día…

El cerebro de la mujer después de los 40

El cerebro de la mujer tras los 40 es una bomba de relojería que está emprendiendo su última vuelta hormonal. Cada año de la vida de la mujer riega y abona sus conexiones neuronales; como consecuencia de esto, tiene cada vez nuevos y mayores pensamientos, emociones e intereses.

Como sabemos, dado que en el cerebro de la mujer se suceden cambios de manera constante durante toda su vida. Su realidad no es tan estable como la de un hombre. De hecho, se dice que la realidad neurológica de un hombre es como una montaña, pues los cambios que acontecen en su estructura son casi imperceptibles.

Sin embargo, la realidad femenina es como el clima, cambiante y difícil de predecir. Así que, si esto puede cambiar semanalmente tanto, ¿qué puede suponer una vida repleta de montañas rusas hormonales?

El maravilloso don de ser mujer después de los 40

Tal y como le sucedió a Sylvia, miles de mujeres comienzan a cuestionarse su vida en cierto período de su vida. Se plantean qué les ha llevado hasta el lugar en el que están, qué anhelan y qué pueden cambiar.

Esto sucede porque, de alguna forma, quieren conciliar sus responsabilidades sin seguir sacrificándose a sí mismas, a sus deseos y a sus inquietudes. Por eso comienzan a asumir riesgos que les permitan redescubrir aquella senda de la que un día se apartaron.

Por eso es probable que la mujer en estas edades comience a deshacerse de la suciedad de sus lentes, se sienta mucho más despierta y activa y quiera limpiar su vida de situaciones y exigencias a las que se ha sometido emocionalmente.

En definitiva, lo que ocurre es que a cierta edad nuestra realidad comienza a cambiar y todo parece mucho más nítido y mucho más fácil de llevar a cabo. El poder que una mujer se otorga a sí misma con el paso de los años es algo que refleja muy bien Oprah Winfrey con estas palabras:

“Me maravillo de que a esta edad esté todavía desarrollándome, buscando cosas y saliendo de las fronteras personales para adquirir más ilustración. Cuando tenía veinte años pensaba que habría alguna edad adulta mágica a la que llegaría, acaso los treinta y cinco, y mi “situación de adulta” sería completa.

Es gracioso cómo esta cifra fue cambiando en el curso de los años y cómo incluso a los cuarenta, calificados por la sociedad como edad mediana, sigo sintiendo que no era la adulta que tenía la certeza de llegar a ser.

Ahora mis expectativas vitales han sobrepasado cualquier ensueño o esperanza que imaginara nunca y tengo la seguridad de que hemos de continuar transformándonos para convertirnos en lo que tenemos que ser”.

¿Qué le ocurre al cerebro femenino?

Nuestras hormonas constituyen una parte importante en la construcción de nuestra realidad, pues influyen en la percepción de nuestras experiencias, nuestros valores y nuestros deseos.

A partir de cierta edad el pulso de estas sobre el cerebro femenino es mucho más estable, lo que contribuye a que la mujer pueda destacar sin interferencias sus prioridades.

La variable concentración de estrógenos en nuestro cerebro a lo largo de nuestra vida nos hace centrarnos en el amplio campo de las emociones, la comunicación y la empatía. Por eso solemos tomar decisiones que nos empujan a comprender y a sentir.

O sea, que los estrógenos estimulan tanto nuestro humor como nuestros pensamientos, nuestros impulsos, nuestra sexualidad, nuestros comportamientos y nuestro bienestar.

Así se conforman, según la neuropsiquiatra Louann Brizendine, “muchas aptitudes únicas: sobresaliente agilidad mental, habilidad para involucrarse profundamente en la amistad, capacidad casi mágica para leer las caras y el tono de voz en cuanto a emociones y estados de ánimo y una gran destreza para desactivar conflictos”.

Las hormonas femeninas

Digamos que, a partir de la mitad de la década de los 40, la mujer comienza a entrar en el recorrido final de su montaña rusa emocional. Gracias a estos cambios cerebrales una mujer siente la necesidad de hacerse justicia a sí misma.

Es decir, que el reloj biológico dispara la alarma cerebral necesaria para que la mujer cuide de sí misma y se autocomplazca. Así, hace casi obligado el autoconocimiento y el crecimiento personal que por una mezcla de cuestiones sociales y biológicas la mujer ha estado posponiendo.

En el cerebro de mujeres como Sylvia veríamos que la máquina creadora de impulsos hormonales dejaría de ser tan variable en el envío de estrógenos y progesterona. Como consecuencia, comienza a cesar el ciclo menstrual.

Así, la máquina se vuelve mucho más precisa y estable. A raíz de esto, la amígdala (nuestra centinela emocional) dejará de crear aquella bruma que nos impedía ver la realidad de manera objetiva o que nos hacía interpretar como amenazante aquellos que no lo era.

Del mismo modo, aquellos circuitos que unen las áreas de procesamiento emocional (amígdala y sistema límbico) y las áreas cuya función es analizar y enjuiciar nuestra toma de decisiones (corteza prefrontal) estarán mucho más sincronizadas.

Por lo tanto, actuarán de manera coherente y, si cabe, predecible para sí misma.

Dado que ya no hay una activación desproporcionada de estas zonas la mujer se vuelve mucho más equilibrada, logra pensar con mayor claridad y no se desborda con tanta facilidad.

Por otro lado, la cascada de dopamina y oxitocina se autorregula de la misma forma, por lo que la fémina comienza a priorizar el contacto consigo misma.

En otras palabras, la mujer comienza a maravillarse con su potencial y conectar con su realidad de otra manera. Es en este momento que se entona el cántico de la libertad emocional, de un nuevo equilibrio y de una redefinición vital que hará que se sienta mucho más plena.




viernes, 6 de noviembre de 2015

LAS COSAS NO SON COMO SON, SINO COMO CADA UNO LAS VIVE

Cada uno vive los distintos acontecimientos que se presentan en la vida de forma diferente. Las mismas experiencias son recibidas y vividas de maneras diferentes por distintas personas.

No importa si aparentemente las cosas son de una manera o de otra. Lo que en verdad importa es cómo cada uno de nosotros percibe su propia realidad, hasta el punto de hacer evolucionar incluso nuestra propia biología, desarrollando enfermedades o salud, como respuesta a los estímulos que recibimos.

La epigenética es la ciencia que estudia cómo nuestras vivencias, experiencias y percepciones del entorno, nos llevan a expresar determinados genes y no otros. Somos nosotros, en base a esa realidad subjetiva que cada uno percibe los que creamos nuestra propia “realidad”.

La pérdida de un ser querido, la pérdida de un empleo, un embarazo, una fiesta sorpresa, o cualquier otra situación puede ser vivida de formas muy distintas. Seguro que todos conocemos personas que han respondido de formas opuestas ante estos mismos sucesos.

Nuestras creencias (aquello que hemos interiorizado como verdad a lo largo de nuestras vidas) establecen el filtro que interpreta todos los acontecimientos y sucesos que encontramos en nuestro camino. Tomando el control de nuestras creencias podremos controlar nuestra forma de vivir, y pasar de sufrir viviendo de forma reactiva, a disfrutar de una vida proactiva tan fantástica como seamos capaces de imaginar.

La buena noticia es que cambiar nuestras creencias no es algo imposible o tremendamente difícil. Al contrario, es algo tremendamente fácil.




jueves, 5 de noviembre de 2015

HAY QUE DEJAR IR A QUIEN NUNCA HIZO NADA PARA QUEDARSE

Hay que dejar ir a quien nunca hizo nada para quedarse, a esas personas de sentimientos temporales que nos hicieron invertir tiempo e ilusiones. Dejar ir requiere valentía, pero lejos de aceptarlo como un final, debemos verlo como el principio de algo nuevo.

¿Quién no se ha visto obligado en alguna ocasión a tener que cerrar una etapa de su vida? En ocasiones lo llaman “cerrar círculos“.

No obstante, esta idea de la circularidad más que darnos la visión de algo que se cierra con un inicio y un final, nos hace visualizar más bien una entidad que nunca termina, como una especie de eterno retorno. Debemos ver esas etapas de nuestra vida como una línea por las que avanzar, por las que fluímos a medida que crecemos.

Y para crecer, nos desprendemos de ciertas cosas, a la vez que ganamos otras. La vida es un avance imparable que nos abruma y que nos quita el aliento, y de nada nos vale quedarnos encallados en algo o alguien que nos hunde hacia abajo como la piedra que cae por un pozo.

Quien no nos reconoce, quien nos hace daño y erosiona nuestro ser, nuestra esencia como persona, está vulnerando nuestro crecimiento.

Ahora bien, puede que nos cueste darnos cuenta, que no deseemos verlo durante un tiempo, pero la infelicidad es algo que nadie puede esconder. Duele, marchita y nos apaga. Así que no lo permitas. En la vida siempre llega un momento en que es mejor soltar, dejar ir…

Hay que dejar ir hasta a quien nos abandonó

El dejar ir, el cerrar una etapa de nuestra vida no se refiere solo a decir adiós a quien comparte vida con nosotros, en un acto de decisión o valentía.

Es posible que no seas tú quien abandona, puede que en realidad, hayas sido el abandonado. En este caso, la idea de soltar, de asumir esa ruptura y avanzar de nuevo hacia delante, es algo vital.

Debemos dejar ir a quien nos ha abandonado, porque de no hacerlo, seguiremos aferrados a un sinfín de emociones negativas que nos van a herir cada día más. Y los responsables, seremos en esta ocasión nosotros mismos.

Cerrar ese ciclo de nuestra vida en el cual existe aún el dolor desgarrador del abandono, requiere tiempo. El duelo debe vivirse, llorarse, asumirse y más tarde, aceptar lo ocurrido hasta lograr llegar al perdón. Una vez cauterizada la herida y cuando nos encontremos libres de cargas al haber podido perdonar, nos sentiremos más ligeros para dejar ir con la máxima plenitud.

Un abandono es la ruptura de un vínculo, y como tal debemos “retornar” hacia nosotros mismos.

Hasta no hace mucho dicho lazo se nutría del amor hacia esa relación. Ahora, roto ya el cordón umbilical debemos reencontrarnos, cuidarnos a nosotros mismos, atendernos para reforzar ese vínculo con nuestra autoestima para volver a mirar hacia delante. Fortalecidos.

No alimentes nostalgias, no focalices tu mirada en el ayer porque el pasado ya no existe, se fue, no está… Y recuerda sobre todo que quien vive de la nostalgia no hace más que alimentar el sufrimiento, y “aferrarse” mientras idealiza un pasado dejando que se pierda su presente. Su oportunidad de ser feliz “aquí y ahora”.

Hay que dejar ir sin resentimientos

Quien alimenta la rabia, el despecho y el resentimiento se vuelve prisionero de quien le hizo daño. Es así de sencillo y así de contundente. Quien te provoca la ira y focaliza todo tu desprecio, te hace ser un eterno cautivo de tus propias emociones negativas.

Perdonar no es fácil. En ocasiones asumimos que el perdón es una renuncia a nosotros mismos, que es como claudicar y vernos como víctimas. Nada más lejos de la realidad.

Para perdonar debes conseguir de nuevo tener confianza en ti mismo. Nadie es tan fuerte como la persona que es capaz de conceder el perdón a quien le hizo daño porque demuestra a su vez, que ha superado el miedo, que ya no teme al enemigo y que se siente más libre.

El desprendernos de los resentimientos y la rabia nos devuelve a nuestro estado inicial, nuestro corazón vuelve a sanarse y deja de lado esas emociones negativas. Solo entonces el acto de “dejar ir”, se convierte en algo más fácil de conseguir, a la vez que liberador.

No inviertas tiempo en quien ya no lo merece, en quien no hizo nada para quedarse a tu lado, o en luchar por ti. Ábrele el camino y ofrécele libertad, déjalo ir. Porque no merece la pena luchar contracorriente, porque toda puerta que se cierra, es una oportunidad que se abre.




miércoles, 4 de noviembre de 2015

20 DOLORES CORPORALES DIRECTAMENTE LIGADOS A UN ESTADO EMOCIONAL ESPECÍFICO

Cada tipo de dolor puede estar relacionado con un estado emocional específico en nuestro interior. Esto significa que aunque seamos personas mayores, todavía tenemos muchas lecciones que aprender de la vida, para evitar el dolor. Una vez que la lección ya se ha incorporado, entendido y aprendido firmemente en nuestras vidas, ya puede ser enseñada a otras personas para que el dolor simplemente desaparezca.

Evidentemente, los dolores se sienten en alguna parte del cuerpo. Las experiencias de la vida se manifiestan directamente a través del cuerpo y cuando pasamos por un estrés emocional, el organismo muestra exactamente cuál es el problema. Lo único que tenemos que hacer es decodificarlo.

Dolor en los músculos: representa la desafiante capacidad de movernos en la vida. Nos indica qué tan flexibles somos con nuestras experiencias en el trabajo, en el hogar y con nosotros mismos. Trata de ser como el agua que se adapta a la vasija…

Dolor de cabeza: limitar la toma de decisiones. Las migrañas suceden cuando sabemos la decisión que debemos tomar, pero no lo hacemos. Asegúrate de tomarte un tiempo diariamente para relajarte. Haz algo que te ayude a aliviar esa tensión.

Dolor en el cuello: es un indicador de que puedes tener dificultades para perdonar a los demás, e incluso a ti mismo. Si te duele el cuello, reflexiona en las cosas que te gustan de ti y de los demás. Medita en la compasión.

Dolor de encías: está relacionado a decisiones que no tomas o que no toleras. Debes tener tus metas claras para ir hacia ellas.

Dolor en el hombro: puede indicar que estas llevando una gran carga emocional. Céntrate en la resolución proactiva de un problema y en distribuir esa carga a las demás personas que existen en tu vida.

El dolor de estómago sucede cuando, en sentido figurado, no has digerido una situación negativa. La sensación de vacío al no ser respetado causa una sensación en el estómago, y una pena profunda.

El dolor en la parte superior de la espalda indica que te hace falta apoyo emocional. Puede que sientas que nadie te quiere. Si estás soltero, podría ser hora de que conozcas a alguien.

El dolor en la parte baja de la espalda puede significar que el dinero te tiene preocupado o que te falta apoyo emocional. Puede ser el momento de pedir un aumento de sueldo o hacerte asesorar por planificador financiero para que te ayude utilizar mejor el dinero.

Dolor al hueso sacro y el hueso de la cola: puedes estar “sentado” sobre un asunto el cual debe ser dirigido. Llega al fondo del asunto y verás la resolución.

El dolor en el codo tiene mucho que ver con la resistencia a los cambio en la vida. Quizás sea el momento de atreverse a mover las cosas, o por lo menos liberarte.

Dolor en los brazos: estás llevando algo o a alguien como una carga emocional. Puede ser el tiempo de preguntarse ¿por qué sigo llevando esta carga?

Dolor en las manos: simboliza que nuestro vínculo con los demás no se conecta. Si te duelen las manos, puede significar que no extiendes la mano lo suficiente a los demás. Trata de hacer nuevos amigos, restablece la conexión.

Dolor en las caderas: si has tenido miedo de moverte, eso se puede manifestar con un dolor en las caderas. El dolor en las caderas puede ser un signo de que eres muy resistente a los cambios y al movimiento. También puede señalar cautela en la toma de decisiones. Si estás pensando en ideas grandes, es hora de tomar la decisión. El dolor a las caderas, en general se relaciona al apoyo. Cuando se deslizan, generalmente se relaciona con un desequilibrio sobre cómo te estás relacionando con la vida. Sintiendo la falta de amor y apoyo.

Dolor en las articulaciones: como los músculos, las articulaciones son flexibles. Ábrete a nuevas formas de pensar, a nuevas enseñanzas y experiencias en la vida.

Dolor en las rodillas: las rodillas simbolizan nuestra relación con otra persona. Los problemas en las rodillas indican un problema para “doblarse”, para aceptar las cosas como son.

El interior de las rodillas se refiere a la comunidad, el trabajo, los amigos; el exterior se relaciona a los problemas personales. Recuerda: eres un humano, un simple mortal. No permitas que tu ego domine tu vida. El voluntariado puede ser muy beneficioso.

El dolor dental expresa el hecho de que no te gusta tu situación. Este disgusto reiterado afecta a tus emociones cada día de tu vida. Recuerda que una situación pasa más rápido si te concentras en los aspectos positivos.

El dolor en los tobillos muestra que no nos concedemos el derecho al placer, o a darte gustos. Quizás sea tiempo de ser más tolerante contigo mismo y de perdonarte. Trata de darle sabor a tu vida amorosa.

El dolor que causa fatiga: aburrimiento, resistencia y negarse a lo que se necesita para moverse hacia adelante.
“¿Qué sigue ahora?” Ábrete a esa pequeña voz que habla despacio y te empuja suavemente a vivir nuevas experiencias.

Dolor a los pies: cuando estás deprimido, es posible que sientas un dolor en los pies. Mucha negatividad puede tener lugar bajo tus pies. Disfruta los pequeños placeres de la vida. Adopta una mascota o encuentra un nuevo pasatiempo, una pasión nueva. Busca la alegría.

Un dolor inexplicable en varias partes del cuerpo: La estructura celular del cuerpo se renueva constantemente, y durante este proceso se purga de energías negativas. El sistema inmunológico y todos los sistemas se debilitan. Así que mientras el cuerpo parece estar enfermo, esto es más o menos un estado de compensación. Debes saber que pasará.




martes, 3 de noviembre de 2015

DESPROGRAMARSE EN 21 PASOS DE LAS “IDEAS LOCAS” SOBRE ENVEJECER.


1.-Olvídate de la edad cronológica, es sólo un número.

2.-Mejora tus relaciones con los que te rodean, mejorará el aspecto de tu piel.

3.-Satisface tu sexo, hazlo creativo. Si cortas de cintura para abajo, provocas un desequilibrio insano.

4.-Juega por jugar, diviértete con lo que te gusta hacer. Cumple algún sueño infantil.

5.-Cuida tu alimentación, disfruta con ella, no te excedas en nada y equilibra las proteínas, los hidratos de carbono y las grasas.

6.-Muévete, camina, nada, practica algún deporte. Ve probando hasta que encuentres lo que mejor le sienta a tu cuerpo.

7.- Aprende a ver en cada enfermedad un maestro, en cada bache de la vida una lección que aprender.

8.-Estés en la etapa de tu vida que estés, nunca renuncies a tus deseos.

9.-Aprende cada día algo nuevo, es un seguro contra enfermedades neurodegenerativas.

10.-Exprésate y escucha a los demás, abre nuevos canales de comunicación. Aprende a utilizar las nuevas tecnologías.

11.-Practica algún arte. Si no lo has hecho nunca, busca un maestro e imponte una disciplina. Disfrútalo.

12.-Aléjate de personas tóxicas, procura estar al lado de quien amas.

13.-No contamines tu cuerpo con lo que le perjudica.

14.-Abre tu corazón, no digas siempre “yo pienso”, incluye en tus mensajes “yo siento”.

15.-Haz todos los días algo diferente. Toma caminos distintos, tira lo que no te sirva, renueva tu vestuario, desordena alguna de tus rutinas, prueba a entrar en lugares nuevos.

16.-No te autolimites en la forma de vestir, en la decoración de tu casa, en la música que escuchas… todo lo que hace disfrutar, si no hace daño, está disponible para todas las edades.

17.-Encuentra todos los días una noticia positiva y compártela con alguien.

18.-Practica la bondad y el desapego.

19.-Aprende a recibir.

20.-Juzga menos (mejor nada), ama más.

21.- Vive cada momento, pero si tu mente viaja en el tiempo que sea más hacia el futuro que hacia el pasado.