jueves, 1 de octubre de 2015

DE DÓNDE NACE LA FUERZA DE VOLUNTAD

Aunque “fuerza de voluntad” es una expresión que todos usamos sin reparar en ello, la verdad es que se trata de un concepto frente al cual hay grandes controversias.

Desde el punto de vista filosófico, tiene su origen en la metafísica, particularmente en Aristóteles. Desde allí se introdujo en las diversas religiones occidentales, convirtiéndose en una virtud de primer orden.

“La fuerza de voluntad es la mente como un ciego fuerte que lleva sobre los hombros de un hombre cojo que puede ver.”

- Arthur Shopenhauer -

La fuerza de voluntad se define como la capacidad para dirigir y controlar las acciones propias.

Los metafísicos y las religiones señalan que esa fuerza nace exclusivamente de la libre determinación de cada persona.

Sin embargo, el psicoanálisis planteó serios reparos tanto al concepto de “voluntad”, como al de “fuerza de voluntad”, debido al descubrimiento del inconsciente.

Lo que se sale de control

Para el psicoanálisis, los procesos conscientes son solo “la punta del iceberg” en la actividad mental. En realidad, los pensamientos y los actos están determinados por una fuerza que no es la de la voluntad, sino la del inconsciente.

Ese descubrimiento permitió explicar muchos hechos. Por ejemplo los “lapsus linguae”, o episodios en los que una persona quiere decir algo, pero, “sin quererlo”, termina diciendo otra cosa.

También el inconsciente es el responsable de los llamados “actos fallidos”: la persona se propone conscientemente hacer algo, pero termina realizando una acción muy diferente.

Lo vemos todos los días en la vida cotidiana. Alguien que quiere llegar temprano a su cita, pero “sin querer” se retrasa o nunca llega. O los que quieren “poner empeño en su trabajo”, pero terminan ocupándose en otras cosas, mientras laboran.

Para el psicoanálisis, entonces, la voluntad no es una fuerza, sino la expresión de un deseo inconsciente. Solo cuando una persona es consecuente con su deseo, acude la voluntad. Si no es así, esa “voluntad le traiciona”.

Por eso hay planes que siempre se posponen, decisiones de cambio que nunca se hacen realidad, o intenciones que jamás se convierten en actos.

Las filosofías orientales, como el Zen, tampoco abordan la llamada “fuerza de voluntad” en sus prácticas. Sostienen que la misma es una autoagresión y que debe ser sustituida por el entendimiento y el amor, que son, finalmente, las fuerzas que llevan a la acción.

La voluntad y la conciencia

Lo que hay en común entre el psicoanálisis y las filosofías orientales es la idea de que la voluntad no es un acto de fuerza. Y que, en cambio, solo puede nacer de la comprensión y, por lo tanto, de la conciencia.

Por eso hay planes que siempre se posponen, decisiones de cambio que nunca se hacen realidad, o intenciones que jamás se convierten en actos.

Las filosofías orientales, como el Zen, tampoco abordan la llamada “fuerza de voluntad” en sus prácticas. Sostienen que la misma es una autoagresión y que debe ser sustituida por el entendimiento y el amor, que son, finalmente, las fuerzas que llevan a la acción.

La voluntad y la conciencia

Lo que hay en común entre el psicoanálisis y las filosofías orientales es la idea de que la voluntad no es un acto de fuerza. Y que, en cambio, solo puede nacer de la comprensión y, por lo tanto, de la conciencia.

Cuando hay propósitos definidos y conscientes, pero no llegan a convertirse en actos, la solución no está en forzarnos y obligarnos a actuar en determinado sentido.

Este tipo de situaciones entrañan un valioso mensaje. Hay “algo” que bloquea la voluntad para actuar en un determinado sentido. En realidad, no es que falle la fuerza de voluntad, sino que triunfa un deseo del que no tenemos conciencia.

Queremos seguir rigurosamente una dieta, pero al mismo tiempo deseamos comer hasta hartarnos. Iniciamos el régimen y más temprano que tarde nos descubrimos dándonos un delicioso “último” banquete, entre la culpa y la satisfacción.

Lo que ocurre ahí es que hemos racionalizado las ventajas de comer sanamente, pero no hemos comprendido nuestro deseo de comer hasta el hartazgo. Tal vez la comida representa algo más que un sabor o una sensación en el estómago.

Tal vez esa compulsión nos habla de un deseo más profundo que reduce la “fuerza de voluntad” a cero.

En esos casos, la voluntad no acude. Cuando lo que hacemos se opone a nuestra voluntad consciente, no se puede hablar de una debilidad de carácter, sino un síntoma del inconsciente. Cuando ese síntoma de descifrado y comprendido, se desvanece.

Quizás necesitamos menos forzarnos y más comprendernos para lograr que las intenciones se conviertan en actos. Y que esos actos sean coherentes con lo que realmente queremos hacer de nuestra vida.




miércoles, 30 de septiembre de 2015

NO HAY QUE LLENAR VACÍOS, HAY QUE HABITAR ESPACIOS.

Hay un capítulo de la vida llamado desapego. Es la cualidad que permite establecer con las personas, con las cosas y con las etapas de la vida una relación de autonomía, de autenticidad.

El desapego se relaciona con el abandono del ansia y del deseo, que, en la filosofía oriental, son consideradas generadores de dolor y sufrimiento.

No poder desapegarse de una persona, de un hábito, de una idea, de un objeto, lleva a establecer con ellos relaciones de posesión o de sumisión. El apego es una actitud que nos deja encadenados al pasado, mientras tanto la vida continúa sucediendo.

Niñez, adolescencia, madurez, vejez. Primavera, verano, otoño, invierno. Amanecer, día, atardecer, noche. Siembra, cosecha.

Nuestra existencia será más armónica si acompañamos esos ciclos naturales. Cuando así no ocurre, la vida no fluye, sus aguas se estancan.

El apego a una relación, a una costumbre, a un espacio, a una actividad, a una idea, a una práctica, puede llegar a ser tóxico o disfuncional.

El apego traba nuestro andar por la vida, carga nuestro equipaje con lo innecesario, nos impide escoger lo necesario.

El desapego es el arte de soltar.


Jorge Sinay




martes, 29 de septiembre de 2015

¿POR QUÉ CAMINAR ES MÁS SANO QUE CORRER?

Caminando las articulaciones sufren menos, realizas un menor esfuerzo y corres menos riesgo de sufrir una lesión, desmayo o fractura… En definitiva, caminar es una actividad normal del cuerpo que nos ayuda a mantener un tono físico más saludable. Además, al caminar ejecutamos una mejor pisada, mejor distribución del peso soportado por el cuerpo y el desgaste es inferior que corriendo. Así que parece que todo son ventajas.

Un ejercicio tan sencillo como caminar contribuye a controlar tu presión arterial, colesterol y riesgo de diabetes, incrementando además tu esperanza de vida. Es el método más económico en el que solo hay que ponerse a andar. Además, mejora tu oxigenación, previene la osteoporosis y fortalece los huesos sin dañar las articulaciones. Ejercitar tu corazón, te ayuda a relajarte y sobre todo, a liberar tensiones del día a día. Es un ejercicio aeróbico de intensidad moderada que mejora tu fuerza y resistencia. Si tu objetivo es quemar grasa, caminar es la mejor opción para ti.

Al caminar acompañado puedes ir manteniendo una amena conversación, puedes disfrutar del entorno, del momento o hablar con tu yo interior.

Si queremos mantenernos en forma, mejorar nuestra salud, disfrutar y estar motivados, la idea principal que hay que recordar es que hay que moverse. Tenemos que ser capaces de levantarnos del sofá y realizar alguna actividad que active nuestros músculos, nuestra mente y haga que liberemos endorfinas mejorando así nuestra autoestima y estado de salud. Una actividad física moderada como caminar repercute en un beneficio psicológico, fomenta la sociabilidad y ayuda a reducir la ansiedad o depresión.

Miremos algunos de los beneficios de caminar:

Quema mucha grasa. Caminando 30 a 60 minutos a una velocidad que lleve tu ritmo cardíaco a un 60% o 70% de su capacidad quema un 85% de calorías en forma de grasa.
Caminando a un paso moderado por  30 – 60 minutos no solo quema grasas acumuladas sino que construye músculos que aumentan tu metabolismo.
Estudios médicos muestran que una caminata regular reduce el riesgo de infartos cardiacos, cáncer, diabetes y problemas de vejiga.
El caminar también promueve la longevidad y reduce el riesgo de fracturas de cadera en personas mayores.
Aumenta tus niveles de energía.
Te permite ejercitarte a un paso constante y consistente, quemando grasas en el proceso.

Cómo empezar

Hay algunas consideraciones que debes tomar antes de empezar un programa de ejercicios:

Primero, si posees algún problema de salud, consulta con un medico.
Cómprate un buen par de zapatillas para caminar, que se sientan cómodas y que se ajusten bien a tus pies.
Consigue una buena ruta para seguir, que sea interesante y que te entretenga mientras caminas.

Convierte el caminar en una prioridad. Haz espacio en tu agenda para tus caminatas y cúmplelas. Empieza despacio, y con caminatas cortas, y a medida que desarrolles fuerza ve agregando intervalos de 5 minutos.

Por otra parte, tampoco hace falta recorrer KILÓMETROS.
Una de las equivocaciones más extendidas es que el ejercicio ha de ser duro y extenuante. Esto no es cierto y desmotiva a mucha gente.

Si caminas, tu cuerpo registra el movimiento y la salud mejora gracias a todo tipo de cambios fisiológicos.

Andar también es eficaz contra el insomnio, de acuerdo con un estudio que recomienda caminar a paso ligero durante 45 minutos por la mañana (caminar por la tarde puede tener el efecto contrario). En el caso de las mujeres post-menopáusicas, mejora la salud de los huesos. Ayuda a perder peso (aunque si este es el objetivo principal correr es más efectivo) y, lo que es igualmente importante en estos tiempos que corren, mejora el estado de ánimo.





lunes, 28 de septiembre de 2015

TEN CUIDADO DE LO QUE PIENSAS PORQUE AFECTA A TODO EL MUNDO (LA RESONANCIA MÓRFICA DE SHELDRAKE)

La teoría de la resonancia mórfica de Rupert Sheldrake podría ser una de las teorías científicas más revolucionarias de la historia, sentando las bases para entender la interdependencia existencial. O podría ser solamente una versión más del pensamiento new age, sin bases en la realidad, sólo que postulada por un biólogo de Cambridge.


Cuando en 1981 Rupert Sheldrake publicó su libro Una Nueva Ciencia de la Vida:  La Hipótesis de la Resonancia Mórfica, el editor de la prestigiosa revista Nature, John Maddox, reaccionó diciendo que la obra de Sheldrake era una herejía y sugiriendo que tal vez su libro debería de ser quemado. Quizás, como le sucedió a Galileo, Sheldrake supera el entendimiento de sus coetáneos.

La polémica siempre ha rodeado la obra de este vanguardista biólogo, doctor por la Universidad de Cambridge, quien lo mismo es considerado un hereje seudocientífico que vende humo metafísico, que una de las mentes más brillantes de nuestra época y unos de los pocos científicos suficientemente valientes para aventurarse más allá de lo que el paradigma científico valida.

Años después del anatema  de la revista Nature, que básicamente exilió a Sheldrake a los márgenes de la academia, cuando sus teorías ya se habían popularizado, una nueva controversia lo enfrentó con uno de los científicos más reconocidos de Gran Bretaña y del mundo, Richard Dawkins (autor de la teoría memética del gen egoista). Tanto Sheldrake como Dawkins iban a participar en un documental de televisión en el que se discutirían temas en las fronteras de la ciencia. Al parecer Dawkins se negó a discutir el trabajo de Sheldrake sobre la telepatía, descartando de antemano analizar la evidencia recopilada durante años por Sheldrake, bajo la premisa de que la mera discusión de este tema es irracional.

Sheldrake ha sido ridiculizado por la ciencia mainstream por su trabajo estudiando la telepatía entre animales y sus dueños, la telepatía telefónica o la presencia de que alguien nos está observando. Pero generalmente estas críticas son más a los temas que Sheldrake investiga que a su trabajo científico, el cual no carece, ciertamente, de rigor.

Hacemos esta introducción biográfica para más o menos establecer un marco equilibrado sobre el cual exponer, en las palabras del mismo Sheldrake, la teoría de la resonancia mórfica, una posible explicación científica a la interconexión que muchas personas  perciben entre sí, a distancia. Esto no es sólo una teoría para explicar la telepatía, sino para explicar la evolución conjunta de una especie influida por campos colectivos de información que van más allá de su mera genética: ideas, pensamientos y acciones que se convierten en hábitos y que van in-formando la memoria que comparte una especie y de esta forma interviniendo en su desarrollo. Tenemos aquí la evolución científica de los conceptos de campos akáshicos de la filosofía védica y del inconsciente colectivo de Carl Jung.

Rupert Sheldrake considera que existen campos mórficos –campos morfogenéticos de información que van moldeando nuestra existencia como parte de una especie. Estos campos son invisibles, como lo es la gravedad, pero pueden ser observados por sus efectos. Quizás una de la razones por las cuales  la teoría de Sheldrake no es considerada seriamente por la ciencia establecida, es debido a que no postula la acción de una fuerza física conocida –y la ciencia se ha esmerado en erradicar todo tipo de acciones misteriosas a distancia y de desacreditar el concepto del éter. Sin embargo, el hecho de que no podamos todavía explicar bien a bien cómo es que ocurre algo no necesariamente significa que ese algo no ocurre. Y aunque no podamos explicar cabalmente cómo es que estamos ligados a una conciencia colectiva, cómo es que en ocasiones podemos conectarnos con los pensamientos de los demás o cómo es que toda la información que genera nuestra especie  nos influye sin entrar en contacto directamente con nosotros, millones de personas en el mundo han experimentado esto, más allá de que la ciencia les diga que esto no es posible dentro de su modelo (dominante y excluyente) del mundo.

Dejemos que el mismo Sheldrake explique:

La resonancia mórfica es un principio de memoria en la naturaleza. Todo lo similar dentro de un sistema autoorganizado será influido por todo lo que ha sucedido en el pasado, y todo lo que suceda en el futuro en un sistema similar será influido por lo que sucede en el presente. Es una memoria en la naturaleza basada en la similitud, y se aplica a átomos, moléculas, cristales, organismos vivos, animales, plantas, cerebros, sociedades y, también, planetas y galaxias. Así que es un principio de memoria y hábito en la naturaleza.


Curiosamente está la intuición del poeta Octavio Paz, quien parece coincidir con Sheldrake: “Todo es presencia, todos los siglos son este Presente”, verso que hace algunos años fue inscrito en una moneda conmemorativa en México y que forma parte del poema “Fuente” incluido en La estación violenta. Sheldrake va más allá de Bergson, quien postuló que la memoria no estaba solamente en el cerebro, y sugiere que la naturaleza misma es memoria, que el espacio es una especie de inmensa biblioteca que transmite constantemente la información que almacena de manera no-local. Una fracción de segundo en realidad es un fractal de todos los siglos. Todo lo que pasó sigue pasando. El ADN, más que el “libro de la vida”, es el sintonizador o decodificador de la memoria: el libro de la vida, está inscrito, en su totalidad, en cada cosa.

Esta interconexión a distancia entre los miembros de un grupo, de una especie, de un reino e incluso de un planeta, en diferentes niveles e intensidades, revela una nueva concepción ética que abarca todas las manifestaciones de la existencia:

Un aspecto importante de la resonancia mórfica es que estamos interconectados con otros miembros de un grupo social. Los grupos sociales también tienen campos mórficos, por ejemplo una parvada de aves, un cardúmen de peces o una colonia de hormigas. Los individuos dentro de un grupo social más grande y los mismos  grupos sociales más grandes tienen su propio campo mórfico, sus patrones de organización. Lo mismo aplica para los humanos.

Lo que haces, lo que dices y lo que piensas puede influir a otra persona por resonancia mórfica. Así que somos más responsables de nuestras acciones, palabras y pensamientos bajo este principio que lo seríamos de otra forma. No hay un filtro inmoral en la resonancia mórfica, lo que significa que debemos ser más cuidadosos de lo que estamos pensando si es que nos importa el efecto que tenemos en los demás.

Nuestros pensamientos, dentro de la teoría de Sheldrake, literalmente constituyen una medio ambiente que permea el planeta y pueden en cierta forma contaminarlo o depurarlo; podemos, con una idea o un descubrimiento, detonar toda una ola de creatividad. 

Si alguien aprende una nueva habilidad, digamos el windsurfing, entonces entre más personas  lo aprenden, lo más fácil que esta actividad se vuelve para todos los demás debido a la resonancia mórfica. Por otro lado, si enseñas a ratas en Los Ángeles un truco nuevo, entonces las ratas en todo el mundo deberían de aprender este truco más rápido debido a que el primer grupo de ratas ya lo aprendió.

La teoría de Shelrdake resuena con la selección natural de la evolución que economiza procesos con una sorprendente eficiencia para seguir avanzando en su complejidad.  Es decir, que un miembro de una especie solo pueda aprender una conducta o generar una nueva mutación a través de la transmisión genética vertical sería una pérdida de tiempo. En cambio la transmisión de una nueva habilidad de manera horizonal, a distancia y difundida entre todos los miembros de una especie a través de la resonancia mórfica muestra una mayor eficiencia, tiene sentido evolutivo y posibilita la aceleración de un proceso de adaptación.

Queda al lector formar su propia opinión y decidir si la teoría de la resonancia mórfica le resuena o es una versión más del pensamiento new age, que sin fundamentos en la realidad busca explicar y espiritualizar el universo como proyección de sus propias creencias. Personalmente me parece que el modelo de Sheldrake –siendo solo un modelo, una imagen que hace la mente del universo– es uno de los más coherentes que ha formulado el pensamiento contemporáneo para acercarse a entender la relación entre el hombre y la naturaleza, la mente y la materia.

Pero esto es sólo una opinión en base a la intuición y a la experiencia individual; quizás influida por que el modelo de Sheldrake resuena más con una concepción poética y espiritual del universo. Pero esto no debería de ser algo necesariamente desdeñable, ¿acaso no los físicos más reconocidos, incluyendo a Einstein, incluyeron la elegancia y la belleza de una teoría como una de las variables a considerarse dentro de la valía de una teoría científica? Siguiendo lo dicho por Sheldrake, de que las leyes físicas evolucionan, consideró que  posiblemente en este momento en la historia del pensamiento humano, la resonancia mórfica es una de las puntas de lanza para entender lo que nos sucede, uno de los modelos que mejor funcionan en un plano existencial –más allá del cánon científico– para observarnos en el espejo líquido de memoria atravesada, y seguir evolucionando hacia un nuevo entendimiento, en sintonía con el principio mutante del universo.





domingo, 27 de septiembre de 2015

EL MARAVILLOSO CEREBRO EMOCIONAL DE LAS PERSONAS CON ALTA SENSIBILIDAD (PAS)

A veces no es fácil, en ocasiones resulta complicado encajar en un mundo con “demasiados alfileres”, con demasiado ruido, egoísmos y dobles intenciones. Los sentidos de las personas con alta sensibilidad (PAS) son tan vulnerables como privilegiados, pueden sentir lo que otros no perciben, o hacerlo a en una intensidad tan elevada que el mundo se muestra ante ellos con un abanico de realidades que a otros, se nos escapan.

¿Qué hace en realidad que una persona con alta sensibilidad sea de esta forma? ¿Es genético? ¿Por qué sufren más que otros? ¿Por qué el amor es a la vez tan intenso y doloroso en sus relaciones? ¿Por qué disfrutan de su soledad y a la vez, sienten una profunda incomprensión desde que son niños?

En el 2014 se publicó un interesante trabajo llevado a cabo en la Universidad de Stony Brook (Nueva York), donde se intentaba dar una explicación sobre qué particularidades tenía el cerebro de una persona con alta sensibilidad (PAS), y de qué modo podría diferenciarse de las personas que no lo son, o que al menos, no presentan esa apertura emocional tan característica.

Los resultados del trabajo llevado a cabo por seis investigadores fueron publicados en la revista “Brain and Behavior“, y pasamos seguidamente a descubrirte las interesantes conclusiones. Estamos seguros que te van a sorprender.

El cerebro emocional de las personas con alta sensibilidad (PAS)

Se estima que casi el 20% de la población dispone de las características básicas que definen la alta sensibilidad. Lo habitual, es que pasen gran parte de su vida sin saber que pertenecen a ese pequeño grupo de privilegiados, y a quienes, de alguna forma, les ha tocado vivir con unas “gafas invisibles” que les harán ver el mundo de otro modo, y con un corazón más abierto, a la vez que vulnerable.

Los estudios llevados a cabo en la Universidad de Stony Brook revelaron que las personas con alta sensibilidad dispone de un cerebro emocional dotado de una gran empatía. Son cerebros orientados plenamente a la “sociabilidad”, y a la unión con sus semejantes.

¿Qué quiere decir esto? Básicamente lo que se concluyó es que los procesos cerebrales de estas personas muestran una sobreexitación en esas áreas neuronales relacionadas con las emociones y con la interacción: son capaces de descifrar e intuir los sentimientos de quienes tienen en frente, pero a su vez, deben enfrentarse a un problema muy básico…

El resto del mundo carece de su misma empatía, por tanto existe un claro desequilibrio respecto a su sensibilidad y la de quienes le rodean. “Se ven a sí mismos como diferentes”.

Para llegar a estas conclusiones se llevaron a cabo diferentes pruebas como resonancias magnéticas, ahí donde estudiar los procesos cerebrales de las personas diagnosticadas como PAS, de aquellas que no lo eran. Y para ello, se les expuso a diferentes estímulos para ver la actividad bioquímica y de las diferentes estructuras que conforman el cerebro.

Los resultados fueron muy visibles en dos aspectos:


Las neuronas espejo

Estamos seguros de que ya has oído hablar de las neuronas espejo. Cumplen una función social, de ahí que estén presentes sobre todo en humanos y en primates. Situadas en la corteza frontal inferior del cerebro, y muy cerca de la zona del lenguaje, están relacionadas sobre todo con la empatía y con nuestra habilidad para captar, procesar e interpretar las emociones ajenas.

En las personas con alta sensibilidad, su actividad es continua y muy destacable desde la infancia.

La ínsula

La ínsula es una estructura pequeña y alojada muy profundamente en nuestro cerebro. Se halla en la corteza insular y a su vez, está relacionada con el sistema límbico, una estructura básica en nuestras emociones, ella quien nos aporta esa visión más subjetiva e íntima de la realidad.

De hecho, los científicos de este estudio llaman a la ínsula el “asiento de la conciencia“, ya que reúne gran parte de nuestros pensamientos, intuiciones, sentimientos y percepciones de todo aquello que experimentamos a cada instante. Y no te sorprenderá saber que en las personas con una alta sensibilidad, esta estructura “mágica” presenta una grandísima actividad en comparación con aquellos que no se caracterizan por ser PAS.

El trabajo concluye también que además de ser más receptivos a estímulos visuales relacionados con rostros humanos y emociones, presentan también un umbral más bajo a muchos estímulos físicos como luces intensas o sonidos fuertes, activándose incluso las estructuras cerebrales relacionadas con el dolor. Algo curioso, no hay duda.

Las personas con alta sensibilidad disponen de un rasgo, de una forma de sentir y entender el mundo a través de un sistema neurosensorial más agudo, más fino. Y no es lo que tienen, ES LO QUE SON, de ahí que deban aprender a vivir pues desde el corazón  y con este maravilloso don, porque sufrir no es una obligación, sino una opción que no merece la pena tomar.




sábado, 26 de septiembre de 2015

ALIMENTACIÓN Y ESPIRITUALIDAD

Quienes venimos transitando un Camino Espiritual, sabemos que es necesario contar con energía más fina y sutil que nos favorezca en desarrollo de la nueva conciencia. Los alimentos ¨vivos¨ nos permiten contar con esta energía que nos sutiliza y nos ayuda a recordar… siendo esto una amenaza para las élites dominantes.

Entiendo que para muchas personas la alimentación y la espiritualidad son cuestiones que van por carriles independientes. Nos enseñaron eso, peor aún, parte de la estrategia de domesticación instrumentadas por las élites que manejan el poder están en esa línea desde hace décadas, por un lado instrumentan sus mandatos sociales desde la ¨industria del entretenimiento¨ y así desviar la atención de las masas de lo verdaderamente importante.

Por otro lado vienen manipulando mediante las ¨industrias alimenticias¨ provocando deliberadamente desequilibrios en el metabolismo de billones de personas, impidiendo que accedan a un nivel de energía más ¨fina¨. Este tipo de alimentos industrializados son literalmente diseñados para generar bajas vibraciones y además promover la industria farmacológica, que solo tapa los síntomas generando más desequilibrio en la química de nuestro cuerpo físico.  Un círculo vicioso que nos ancla en lo más denso. Seguramente muchos de ustedes ya saben esto.

No es mi intensión caer en un discurso o un mensaje ¨conspiranoico¨, solo me interesa plantear un contexto de la situación más allá de las estadísticas maquilladas que habitualmente se difunden.  El problema es más serio del que nos podemos imaginar, ya que estamos en un momento crucial donde necesitamos  sutilizarnos (refinar más nuestra vibración) y así sintonizar lo nuevo que está transcurriendo ahora. Los códigos de luz que están ingresando nos brindan la oportunidad de recordar nuestra verdadera naturaleza, y acceder a nuestro propósito, es decir recordar. Pero para ello es clave salir de esta red de manipulación, no solo descubriendo y difundiendo como funciona este tipo de manipulaciones, sino desarticulando su estrategia desde lo individual y lo colectivo.

¿Y qué tiene que ver la alimentación en este tema?

La alimentación es la piedra angular de nuestra evolución en este plano físico, no solo para tener una vida saludable sino para lograr un equilibrio metabólico y energético sin parches, pero si dejamos que alteren ¨esa piedra angular¨ permitimos que resquebrajen nuestro templo, es decir nuestro cuerpo físico  siendo el vehículo que nos permite experimentar la evolución consciente en este planeta. Para lograr esto es necesario alcanzar como primer paso (todas las culturas iniciáticas lo sabían) lo que se denomina el equilibrio electromagnético, que sin una correcta nutrición no es posible sostenerlo, así de simple. Esa es la estrategia de esta élite de poder, dejarnos anclados en las vibraciones más bajas. Como ven, estamos hablando de otro tipo de cadenas, las falacias alimenticias que por décadas vienen enunciando entidades supuestamente ¨serias¨ con el solo fin de domesticarnos como mansas ovejas, ¿les suena esta metáfora?. Sí, claro.

La espiritualidad no se trata ni de ovejas ni de mansedumbres. Todos los grandes maestros lo sabían, por eso se revelaron.

¿Por qué es tan importante atender nuestra alimentación?

Hay estudios publicados y difundidos sobre la incidencia de la alimentación natural en nuestro cuerpo y en nuestra conciencia, los códigos de frecuencias o biofotones que almacenan los vegetales y las frutas orgánicas, no las transgénicas que fueron diseñadas para impedir este proceso de despertar.

Los alimentos ¨vivos¨, contienen información clave que nos ayudan a sutilizarnos, a afinar nuestra mente con nuestro corazón, logrado esto comenzaremos a reconocer la información subjetiva que llega desde el Cosmos a través de nuestro Sol, ya que estas frecuencias o códigos de luz nos ayudan a sublimar los cuerpos inferiores y expandir nuestra percepción, permitiéndonos de esta manera comenzar a resonar en otro rango de frecuencias más alto, en ese momento nos damos cuenta que salimos de la trampa y accedemos a una consciencia expandida.

Estrategias individuales y colectivas existentes.

Como todo proceso de transformación, debe comenzar por nosotros. Informarnos, comprender cuales son estas falacias alimenticias que van desde la supuesta necesidad de consumir proteína animal, que genera una exigencia de gasto energético en digerirla y aporta mucha cantidad de toxinas difíciles de eliminar, existiendo  otras formas de incorporar a nuestra dieta los 8 aminoácidos esenciales necesarios que nos aportan las proteínas. Por otro lado los lácteos y sus derivados son la gran mentira que no podrá ser sostenida por mucho más tiempo. En fin, necesitarás ir investigando (no se trata de estos 2 alimentos mencionados solamente) podrás ir incorporando paulatinamente nuevos hábitos, así comenzar a nutrirte de alimentos orgánicos en tu dieta y experimentar estos cambios. Para ello, define una estrategia ya que venimos con años de programaciones de todo tipo…  que nos condicionan en nuestras decisiones. 

Es necesario desprogramar aquellos ¨gustos¨ y crear los nuevos hábitos alimenticios que nos lleve hacia una nutrición consciente. Existen distintas formas de realizarlo, tendrás que ir descubriendo, aprendiendo y corazonando cada etapa.

También hay quienes ya han comenzado a cultivar en sus propios hogares distintos vegetales de forma experimental como una forma de acercarse a este cambio, verás que hay muchas más opciones de las que puedes imaginarte ahora… esto es parte del aprendizaje que es necesario recuperar.

En lo colectivo, ya se están implementando importantes estrategias en muchas regiones del mundo, donde las redes de contactos interactúan de forma muy dinámica, cada vez se ven más puntos de producción de cultivo orgánico en las ciudades, que de a poco van logrando una mejor distribución siendo un poco más caros por su producción en baja escala pero si lo evaluamos en lo que ¨evitamos¨, en una simple relación costo-beneficio no hay mucho que pensar… Investiga en tu ciudad, encontrarás varias opciones.

Estamos enfrentando otro tipo de revolución. Las corporaciones lo saben, hoy las bombas de amaranto son más efectivas que las molotov. Es algo más que una metáfora.

Christian Franchini
Grupo Millenium – Grupo de Estudio Cósmico

www.grupo-millenium.org
Fuente: http://www.revistauh.es/alimentacion-y-espiritualidad/