viernes, 25 de septiembre de 2015

NO EXISTE LA FALTA DE TIEMPO, EXISTE LA FALTA DE INTERÉS

Dicen que no existe la falta de tiempo, que existe la falta de interés, porque cuando la gente realmente quiere, la madrugada se vuelve día, martes se vuelve sábado y un momento se vuelve oportunidad.

Quien mucho espera, se decepciona y sufre. La verdad es que la falta de interés duele, y mucho. Va más allá de la decepción, son crueles punzadas de dolor en el estómago, como si algo por dentro nos desgarrara el alma.

En el momento en el que nos hieren, no podemos hacer nada para aliviar ese dolor, pues mantener nuestra cordura ante el abandono y la humillación ya supone suficiente esfuerzo.

La verdad es que tanto el tiempo como los daños nos cambian, haciendo que lo que hoy nos apetecía compartir mañana no nos resulte tan atractivo. No obstante, esto no justifica la falta de sinceridad ni de correspondencia con los demás.

Aceptar la falsedad del tiempo vivido

Tristemente, la falsedad y la hipocresía son tan resbaladizas que solemos encontrarlas en el rincón que menos esperábamos cuando ya es demasiado tarde. Normalmente, la esperanza de que alguien es lo que creemos conocer nos hace estar tranquilos cuando en realidad deberíamos mantenernos expectantes.

Entonces es cuando vienen los problemas, pues la verdad es que abunda la gente interesada y a nosotros nos cuesta abrir los ojos. Esto ocurre porque nos resistimos a creer que alguien a quien consideramos tan indispensable en nuestra vida no sea sincero.

Normalmente, las personas falsas o interesadas son aquellas que ni comen ni dejan comer y que cuando les pides explicaciones se enervan intentando evadir la confrontación que les hemos planteado.

Es probable que nos devoren con palabras envenenadas, de manera que nosotros, sedientos de encajar, alimentemos la esperanza de quien tiene una de cal y otra de arena.

Aprende a regalar tu ausencia a quien no valora tu presencia

En ocasiones perdemos el tiempo insistiendo en ver a alguien que no hace nada por vernos y en forzar situaciones que creemos necesarias.  Solemos caer en el error de buscar sin permitir que nos encuentren, lo que al final resulta en un maltrato a nuestra dignidad.

Cuando nos damos cuenta de esto, hay algo que se rompe en nuestro interior y nos invade una ola de decepción, de miedo y de tristeza. En ese momento, nos percatamos de que no podemos esperar a quien no quiere ser esperado.

Entonces empieza todo un duro proceso de protección que requiere que recubramos nuestra vida de comprensión y que prohibamos la entrada a todas aquellas personas que nos dañaron y se comportaron de manera interesada.

Rodéate de las personas que te gustan y sé feliz

Comprométete con aquellos valores que te resultan fundamentales, disfruta de la sensibilidad, de la bondad, del respeto, de la humildad, de la confianza y la fe, de la gratitud, de la sabiduría, de la sinceridad, del amor, de la amistad, del cariño y de la incondicionalidad.

Mantén cerca de ti la mejor realidad que conozcas, deshecha lo vil y lo cruel, no prestes atención a las personas tóxicas, busca tu oxígeno, cuenta hasta tres y respira. Siente las bocanadas de aire psicológico y saluda a tus emociones.

Rodéate de toda esa gente que te hace sentir que el mundo es un lugar que merece la pena y que tu caparazón solo está contigo para que te resguardes en los días de lluvia. Rechaza en tu vida a todos aquellos que te hacen sentir menospreciado y que no te dedican ni un momento sin que tengas que rogarlo.

Libérate de todo lo que te aprisiona y permite que la vida te sorprenda sin necesidad de dañarte. No esperes nada de nadie, espera todo de ti. El resto llegará cuando menos de lo esperes.




jueves, 24 de septiembre de 2015

QUE TE IMPORTE QUIEN TE APORTE

Ha llegado un momento en mi vida en que practico ya “la economía de personas”. Incluyo en mi día a día a todo aquel que de riqueza a mis días, valores a mis sueños y ganancias a mi corazón.

“Que te importe quien te aporte”. Es posible que esta expresión te suene algo drástica. Para ello, y en primer lugar, deberíamos definir lo que encierra el concepto de aportación personal.

Nos aportan todos aquellos que son sinceros de actos, voz y voluntad. Las relaciones humanas, lejos de ser un intercambio a base de “tú me das yo te doy”, es algo que va más allá de todo bien material.

Estamos hablando de emociones, y en especial de emociones positivas que favorezcan nuestro crecimiento personal con ese intercambio de experiencias, y pequeños momentos que alzan universos enteros.

Vivimos en una sociedad compleja cargada muchas veces de intereses personales e individualismos. El día a día está regido a menudo por la competitividad, e incluso por las ansias de posesión.

Hay quien ansía controlar a sus pareja por miedo a perderla, padres que sobreprotegen a sus hijos, amigos que dominan a amigos por miedo a la soledad, por temor a perder un apoyo incondicional  y cotidiano.

En muchas de nuestras relaciones interpersonales pesa un sibilino egoísmo del que somos conscientes y que sin embargo, soportarmos.

¿Qué podemos hacer ante estas situaciones? ¿Cuál es la forma más efectiva de actuar?

Aprender a construir relaciones positivas

Tenemos muy claro que no se trata solo de alejarnos de todos aquellos “que no nos aportan nada”. La vida real no es como en las redes sociales, donde existe la opción de “eliminar amigos”.

Es muy posible que algún familiar tuyo, lejos de enriquecer tu vida, te la llene de malestares. O que tengas un compañero de trabajo algo negativo, derrotista y crítico. No podemos borrarlos de nuestro día a día.

Se trata, simplemente, de no darles la importancia que merecen. Evitar que te afecten sus actos o sus palabras, siempre y cuando, no crucen el límite de tu integridad emocional o psíquica, en ese caso, la distancia sería más adecuada.

Ahora bien, ante este tipo de personalidades donde su toxicidad no sale de la zona crítica, lo mejor es no darles poder: ni en tu vida ni en tus pensamientos. Marca límites. Porque de hacerlo, de permitir que te afecten, acumularás un estrés físico y emocional muy peligroso.

A pesar de que en muchas ocasiones no nos es posible controlar quién entra y quien sale de nuestras vidas, sí tienes la capacidad y la responsabilidad de decidir quién se mantiene en tu corazón.

La clave de esta permisividad, de esta forma de conseguir que te importe quien te aporte, es construir relaciones positivas.

Te explicamos cuáles son los pilares básicos:

1. Construye apegos saludables

En nuestro espacio te hablamos muy a menudo de la importancia de “evitar apegos“. Bien, la esencia está en saber diferenciar los apegos que nos ocasionan sufrimiento (aquellos nos aferran a determinadas necesidades), de esos apegos saludables, donde se construyen los vínculos de crecimiento.

-Debemos favorecer apegos basados en la confianza y no en la ansiedad, es decir, en el miedo a ser abandonados o traicionados. Es vital que exista una armonía basada en la madurez y el respeto mutuo.

2. Saber satisfacer las necesidades básicas

Negar que todos tenemos necesidades es ponernos una venda en los ojos. Para que alguien nos importe de verdad, debe existir un adecuado intercambio de ganancias personales:

– Un respeto mutuo y la seguridad de que no vamos a ser sancionados, juzgados o rechazados al expresar nuestros pensamientos. Esta sensación es la que suele aparecer en especial a nivel de familia, cuando sabemos que no se van a respetar nuestras opiniones o acciones.

– Muestras de afecto cotidiano: es esa sensación de complicidad que disfrutamos con nuestras amistades, el cariño altruista de nuestras parejas… Es ofrecer afecto de forma libre, el arropar y dejarnos envolver por un sentimiento íntegro de cercanía.

Todo ello son sin duda las raíces que enriquecen toda relación positiva.

3. Poder afrontar determinados problemas

En ocasiones, cuando tienes un problema, alguien cercano a ti en lugar de aportarte estrategias, o simplemente ponerse en tu lugar para comprenderte, te recriminan determinadas cosas.

Son esas personas que lejos de ayudarte, te hunden más aún. Intenta marcar distancia en estos casos, y elige bien quien se acerca a ti en esos momentos.

Las relaciones positivas tienen como esencia el disponer de una armonía interna donde los problemas lejos de ser obstáculos, son oportunidades personales donde ofrecer ayuda, aprender y fortalecer aún más el vínculo.

4. Las relaciones positivas admiten la existencia de errores

Si alguien de tu contexto más cercano no acepta el hecho de que hayas cometido ciertos errores, no será una relación saludable ni emocionalmente segura.

Te enfrentas siempre a su “dura vara de medir”, donde no caben equívocos, donde no se te concede la oportunidad de ser mejor.

Evita este tipo de relaciones, que no te importe marcar distancia o más aún, desactivar la posible influencia que puedan tener en ti.

Las personas nos equivocamos, erramos, asumimos faltas y avanzamos para crecer personalmente.

Todos aquellos que te quieran tal y como eres, con tus aciertos, faltas, manías y grandezas, son personas que aportan luz a tu vida. No las pierdas, agárrate con fuerza a la cola de sus cometas…




miércoles, 23 de septiembre de 2015

HACE MUCHO ORGULLO QUE NO NOS VEMOS

El orgullo te hará sentir fuerte, será la coraza ante tus debilidades, y el estandarte para tus triunfos; pero si te dejas llevar de su mano en exceso, marcarás distancias ante aquellos que te aman.

Empezaremos aclarando algo importante que sin lugar a dudas, ya sabes. El orgullo es una dimensión positiva, todos necesitamos de él para mantener un adecuado amor propio, para valorarnos como personas capaces y meritorias.

Ahora bien, podríamos decir casi sin equivocarnos que el orgullo, en su reverso más oscuro y radical, es ese “pecado capital” en el que derivamos en ocasiones muchos de nosotros.

Todos hemos conseguido cosas, todos hemos disfrutado de un instante de gloria, pero ello no debe convertirse en un arma ni en un motivo para humillar al resto, alzándonos como poseedores de una verdad absoluta que nos encumbra por encima de los demás.

Estamos seguros de que en tu círculo social y familiar, hay alguien que anda con la armadura de su fiel y altanero orgullo, ese que te distancia de él o ella, que te impide acercarte porque sabes que nunca atiende tu punto de vista, que no valora tus palabras y que no sabe de empatía.

Reflexionemos hoy sobre el orgullo para entender qué subyace bajo estos comportamientos.

Las complejas entrañas del orgullo

Si hay un contexto en que el orgullo es especialmente dañino, es en las relaciones de pareja. Sabemos que no siempre es fácil armonizar “lo tuyo” y “lo mío” con “lo nuestro”, que no es sencillo encajar unas esquinas con otras.

No obstante, en caso de que haya un exceso de amor propio, es entonces cuando se generan los roces, los problemas y las distancias.

El mayor peligro está cuando el orgullo alcanza la esfera de la soberbia. Lejos de ser esa dimensión positiva que protege nuestro amor propio, se hunde ya en una dimensión donde se aprecian este tipo de comportamientos:

No se asumen los errores.
No se aportan críticas constructivas, sino ataques directos.
Se muestra una alta estima de uno mismo, todo se proyecta hacia la propia figura, hacia las propias necesidades sin tener en cuenta a la pareja.
Ser soberbio es caer en el exceso, es buscar ser admirado, escuchado y valorado.
Es habitual que muestren momentos de victimismo al no sentirse reconocidos, frente a épocas de gran prepotencia.

1. ¿Qué hay detrás de las personas muy orgullosas o soberbias?

– Aunque te sorprenda, bajo estas fieras armaduras de autosuficiencia y perfección, hay muchas carencias. Una baja autoestima, o el guardar ciertos hechos que en algún momento les hicieron daño, provoca que reaccionen ahora afilando sus logros como mecanismo de defensa para esconder debilidades.

El orgullo es una simple coraza y un sutil mecanismo de autoengaño. Si yo me enfundo en mi piel inexpugnable, autosuficiente y con mi centro de la verdad absoluta, marco un poder sobre los demás donde nadie percibe mis carencias internas.

Aunque obviamente existen, están ahí y ese orgullo extremo envenenado por la autoconfianza y la falta de empatía, hace que a su vez, los demás se alejen de ellos.

Al final caerán en un círculo vicioso muy poco saludable. Sus vacíos internos se camuflan de orgullo, pero su soberbia los aboca a la soledad, y la soledad deriva en el resentimiento. Con lo cual, siguen alimentando su amargura.

2. El orgullo suele generar más orgullo y veta la llegada de lo positivo

Es muy habitual que suceda lo siguiente: si mi pareja actúa con orgullo, lo más probable es que yo, cansado de luchar por él/ella, acabe actuando de igual modo.

Al final se acaba dando la clásica imagen de “si tu orgullo te mata, el mío no me permite ir a tu funeral”.

Ahora bien, está claro que muchas veces lo hacemos para protegernos, porque es muy difícil mantenernos a flote en este tipo de situaciones donde el coste emocional acaba siendo muy alto.

Poco a poco, en la vida de quien languidece enfermo de orgullo, se van cerrando puertas y se marcan abismos de incomodidad ante aquellos que forman parte de su día a día.

Lo único que percibirán es cómo se alimenta su rencor. Y no puede haber algo más destructivo que quien sufre por su orgullo, y es incapaz de ver su propia herida.

¿Cómo gestionar de forma adecuada nuestro orgullo?

Muévete por las zonas saludables que el orgullo te puede ofrecer a nivel personal. Es la voz interna que te valora, que permite ver tus logros y tus virtudes.

El orgullo saludable es importante para tu amor propio, pero condúcelo siempre bajo las riendas de la humildad. Es importante que seas capaz de ver tus errores, tus limitaciones.

El orgullo debe ir de la mano de la comprensión, de la aceptación del otro y por supuesto, de la empatía.
Y recuerda, no pierdas nunca tu dignidad cuando por esas circunstancias que en ocasiones nos trae la vida, debemos tratar con personalidades muy orgullosas.




martes, 22 de septiembre de 2015

Frases inolvidables de Krishnamurti

Jiddu Krishnamurti fue un pensador indio que dejó un importante legado de reflexiones. Este hombre universal no reconocía ninguna nacionalidad, religión, clase social o raza. Su pensamiento iba en pos de la concordia y la eliminación de todo tipo de fronteras.

Recibió la Medalla de la Paz de la ONU en 1984. Murió a los 90 años, pero su obra ha sido traducida a varios idiomas y sigue manteniendo gran vigencia.

A continuación, te ofrecemos algunas de sus frases más importantes para que reflexiones sobre ellas, ¡adelante!

1. “Entre dos soluciones, opta siempre por la más generosa”.

2.  “Solo si escuchamos podremos aprender. Y escuchar es un acto de silencio; solo una mente serena, pero extraordinariamente activa puede aprender”.

3. “Solamente el individuo que no se encuentra atrapado en la sociedad puede influir en ella de manera fundamental.”

4. “¿Ha notado usted que la inspiración llega cuando no la está buscando? Llega cuando toda expectativa se detiene, cuando la mente y el corazón se tranquilizan”.

5. “La libertad es esencial para el amor; no la libertad de la revuelta, no la libertad de hacer lo que nos plazca ni de ceder abierta o secretamente a nuestras apetencias, sino más bien la libertad que adviene con la comprensión”

6. “Lo decisivo para traer paz al mundo es vuestra conducta diaria”.

7. “Ten cuidado con el hombre que dice que sabe”.

8. “El miedo corrompe la inteligencia y es una de las causas de la egolatría”.

9. “Cuando la mente está completamente silenciosa, tanto en los niveles superficiales como en los profundos, lo desconocido, lo inconmensurable puede revelarse”.

10. “Dando un nombre a algo nos hemos limitado a ponerlo en una categoría, y pensamos que lo hemos comprendido; no lo miramos más atentamente. Pero si no lo nombramos estamos obligados a mirarlo. O sea, abordamos la flor, o lo que fuere, con un sentido de novedad, con una calidad nueva de examen: la miramos como si nunca la hubiésemos mirado antes”.

11. “Sembrando trigo una vez, cosecharás una vez. Plantando un árbol, cosecharás diez veces. Instruyendo al pueblo, cosecharás cien veces”.

12. “La vida es un misterio extraordinario – no el misterio que hay en los libros, no el misterio de que habla la gente, sino un misterio que uno ha de descubrir por sí mismo; y por eso es tan importante para ustedes comprender lo pequeño, lo limitado, lo trivial, e ir más allá de todo eso”.

13. “Cuando uno está atento a todo, se vuelve sensible, y ser sensible es tener una percepción interna de la belleza, es tener el sentido de la belleza”.

14. “La verdad es la que libera, no el esfuerzo por ser libre”.

15. “La libertad consiste en reconocer los límites”.

16. “La sabiduría no es una acumulación de recuerdos, sino una suprema vulnerabilidad a lo verdadero”.

17. “Nadie puede ponerle en una prisión psicológica, ya está en ella”.

18. “Evadir un problema sólo sirve para intensificarlo, y en este proceso la autocomprensión y la libertad se abandonan”.

19. “El nacionalismo es un proceso de aislamiento, que provoca guerras, miseria y destrucción”.

20. “La inteligencia es el cuestionamiento del método”.

21. “El amor se brinda a sí mismo tal como una flor da su perfume”.

22. “Sin la meditación la vida carece de perfume, de amor”.

23. “Tienen que insistir en que se les imparta la clase de educación que les estimule a pensar libremente y sin temor, que les ayude a investigar, a comprender; deben exigirla de sus maestros.”

24. “Una mente religiosa es aquella que es una luz para sí misma”.

25. “No se comprende primero y luego actúa. Cuando comprendemos, esa compresión absoluta es la acción”.

26. “Esto significa que deben vigilarse a sí mismos, que deben percatarse más y más de las influencias que buscan controlarles y dominarles; significa que jamás deben aceptar irreflexivamente, sino que deben cuestionar siempre, investigar y hallarse en estado de rebelión”.

27. “El simple observar requiere una claridad asombrosa; de lo contrario, no es posible observar”.

28. “Por razones políticas e industriales, la disciplina se ha convertido en un factor importante en la presente estructura social, y es por nuestro deseo de tener seguridad psicológica que aceptamos y practicamos varias formas de disciplina”.

29. “Cuando decimos no sé, ¿qué queremos decir?”.


Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/frases-inolvidables-krishnamurti/


lunes, 21 de septiembre de 2015

LEER NO ES VIVIR, PERO ES UNA MANERA DE VOLVER A LA VIDA

Leer no es vivir, pero es una de las mejores formas de estar vivos, de sumergirnos en un océano de letras para refugiarnos, renacer y liberarnos en esas islas de serenidad literarias.

¿Qué es leer para ti? Algunos dicen que leemos para saber que no estamos solos, otros, que el día a día se hace más vívido y gratificante.

Sumergirse en un libro es un ejercicio que nos nutre, nos educa y hace de nuestras mentes entidades más libres, con más poder.

La lectura, los libros, son un bien universal que deberían trascender mundos y culturas, e ir más allá del tiempo. Son un legado a la humanidad que heredar de padres a hijos como un bien preciado.

Si eres un buen artesano de las noches de lectura intensa, estamos seguros que te vas a sentir identificado con estas reflexiones que a su vez, te invitamos a complementar.

Las lecturas de infancia

Tan pronto como nos iniciamos en el proceso lecto-escritor, empezamos a sumergirnos en esos primeros libros que los mayores suelen abrir para nosotros, o aún más, en ocasiones hasta los descubrimos nosotros mismos.

Las primeras lecturas de infancia son huellas emocionales hiladas de fantasías inolvidables. Eran cerraduras a las que asomarse por primera vez para experimentar terror, aventura, amor…

A menudo, cuando cerramos los ojos, desearíamos revivir de nuevo todas esas sensaciones tan nuevas e intensas, al pasar las hojas amarillentas de nuestros libros de infancia. Esos, que aún guardamos con nuestro nombre escrito en las primeras páginas.

De alguna manera, los libros viejos son como fotografías del alma, como pequeños universos que contienen muchas partes de nosotros mismos.

Son emociones contenidas en mares de letras que aún nos conmueven, y que nos hace preguntarnos si los niños de ahora, se acercan a los libros con la misma pasión que lo hicimos nosotros. Está claro que su mundo parece otro, que la sociedad actual cabalga a lomos de la tecnología y no sobre las suaves páginas de un libro.

Ahora bien, lejos de ver diferencias, vale la pena invertir esfuerzos propios en que este acercamiento se produzca. ¿De qué manera? A través de estas sencillas estrategias:

Es tarea de todos iniciar de forma temprana a los niños en la lectura. 

El mejor modo de hacerlo es sirviéndoles de ejemplo. Si en sus contextos más cercanos los libros son algo íntimo y familiar, también lo serán para ellos.

No les obligues a leer un determinado tipo de libros. A la lectura se llega por curiosidad y en libertad, permite que sean ellos quienes elijan.

Establece horarios de lectura, deja que por ejemplo, sea la noche ese instante de paz en el que irse a la cama con un libro.

Los libros y el arte de los sentidos

No importa lo grande que sea el volumen, porque ni pesan ni molestan. En ocasiones, cargamos con enormes libros en nuestros bolsos para devorarlos mientras viajamos en tren o en autobús: son islas en las que refugiarnos.

Los libros se leen, se huelen, se acarician y para muchos, no se prestan. Son amigos silenciosos con los que establecer una unión única y excepcional. Amigos de placeres y aventuras.

A los libros se les disfruta con muchos sentidos. De hecho, es muy posible que alguna vez te hayas preguntado lo siguiente:

¿Por qué los libros más viejos tienen ese olor tan peculiar que nos intriga y nos atrapa?

– Todo ello se debe a un elemento oculto en sus páginas. La razón hay que buscarla en la lignina (prima hermana de la vainilla). Se trata de un polímero presente en el reino vegetal, y que en el caso de los árboles, les ayudan a mantenerse firmes

– Todo libro elaborado a la vieja usanza, contará pues con esa esencia singular a vainilla que se potencia aún más a  medida que las hojas envejezcan, y amarilleen.

Hoy en día estos procesos han cambiado y ya no es frecuente sentir ese embriagador olor de antaño. Y más, si tenemos en cuenta el auge de los dispositivos electrónicos.

Leer para ser libres, leer para ser felices

La lectura es más que un refugio cotidiano, es el amanecer a nuevos conocimientos, es vivir historias ajenas, es transitar por mundos imposibles… es cerrar un libro y comprender que ya no somos los mismos.

Leer expande, nos permite volver a la realidad cuando deseamos sabiendo que en fondo de nuestro ser, hay algo que nos sigue uniendo a ellos.

Y a pesar de saberlo, a pesar de comprender que leer no es vivir porque no es la vida real, ellos, los libros, siguen haciendo más vívidos nuestros días.

¿Cómo serán las personas que nunca han abierto un libro? Tal y como dijo Gandhi:

Si no lees no pasa nada, pero si lo haces pasa mucho

La vida ofrece sabiduría, no hay duda, pero quien lee tanto como respira, y busca su instante diario para abrir estas cerraduras literarias, encuentra beneficios más intensos:

– A pesar de que muchos piensen que quien lee demasiado es que no desea vivir en el mundo real, se equivoca. La lectura es un aprendizaje constante para crear personas más hábiles.

– Un buen libro nos permite relativizar muchos aspectos cotidianos que nos generan estrés y ansiedad. Nos instruyen, nos deleitan, nos calman y nos inician en nuevos conocimientos.

– Quien está habituado a leer a menudo, se vuelve también más exigente y se afina a su vez su sentido crítico. Tiene múltiples y variadas opiniones, tiene voz propia porque ha vivido en muchos mundos, porque se ha metido en muchas mentes.

Leer no es solo una forma de ser más libres. Es también un arma de poder a tu alcance.




domingo, 20 de septiembre de 2015

APRENDE A REGALAR TU AUSENCIA A QUIEN NO VALORA TU PRESENCIA

No solemos valorar lo que tenemos. De hecho, solemos desaprovechar y posponer las oportunidades que tenemos de relacionarnos con nuestros seres queridos.

Esta dejadez a veces se complica cuando personas que en principio deberían apreciarnos, nos desprecian. Las situaciones de este tipo son muy dolorosas y es por eso que debemos dejar de taparnos los ojos y comenzar a remediar esta situación.

Esto, en ocasiones, pasa de castaño a oscuro y la mejor actitud que podemos tomar es la de protegernos de este tipo de relaciones que acaban deteriorando y mermando nuestra autoestima y nuestra salud emocional.

No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes

La frase que encabeza este apartado no es solo una frase hecha, sino una realidad. Tenemos esa mala costumbre de no valorar el momento presente y de apreciar lo que no tenemos o lo que ya hemos perdido.

Cuando sufrimos porque alguien nos ignora no nos percatamos de que eso no es reflejo de nuestra valía personal y que lo más probable es que esta persona no lo haga porque está acostumbrada a tenernos a su vera.

A veces, de hecho, las parejas rompen estos círculos viciosos separándose y rompiendo su relación pero el tiempo les hace sentir que se echan de menos.

De todas formas, no vale de nada luchar contra viento y marea por una persona que no mueve ni un dedo por ti. No sirve ayudar constantemente a alguien que no está interesado en atendernos. No nos hace bien dar sin recibir.

No podemos dedicarnos a los demás y olvidarnos de nosotros. Y es que la única gratitud sin la que no podemos vivir es la gratitud a uno mismo, pues es el pilar del amor propio y el cimiento de nuestro crecimiento personal.

El poder de alejarse de lo complicado en nuestra salud

Cuando nos enfrentamos a situaciones complicadas en las que alguien importante nos ignora, podemos hacer uso de la indiferencia.

Conseguir que lo que alguien haga o no haga no nos afecte actúa como un bálsamo. Puede que al principio nos cueste, pero vale la pena el esfuerzo cuando se trata de evitar nuestro deterioro emocional.

Quedarse cerca de alguien puede ser ir demasiado lejos para nosotros, por lo que una buena solución es obsequiar a estas personas con nuestra ausencia. Si optamos por esta opción, es posible que iniciemos una lucha interna entre la que nos debatamos entre esperar a que vuelva o reiniciar nuestra vida de manera definitiva.

Ambas actitudes resultan dolorosas a corto plazo pero, sin lugar a dudas, convivir con nosotros mismos es la más deseable.

Es probable que, en estos casos, se nos queden muchísimas cosas por decir. El dolor, los reproches y todas nuestras emociones no pueden quedarse dentro de nosotros mismos, debemos de sacarlas de alguna manera, aunque sea imaginándonos que tenemos a esa persona de frente, aunque sea rasgando papeles o golpeando cojines.

Una buena opción es escribir una carta a esa persona que te lastimó en la que expliques los motivos que te han hecho partir y cómo te has sentido. Una vez que los sentimientos y las emociones del momento queden escritos, lo mejor es deshacerse de la carta y liberarnos de manera simbólica de esas sensaciones.

Libera tu dolor y perdona

“Cuando mantienes tu resentimiento hacia otra persona, estás amarrado a esa persona o a esa situación, por un vínculo emocional que es más fuerte que el acero. Perdonar es la única forma de disolver ese vínculo y lograr la libertad”
Catherine Ponder

Darle alas al sufrimiento es la única manera de no hacer de nuestro cuerpo la tumba de nuestra alma. Detrás de nuestro coraje, de nuestra rabia y de nuestra ira por la impotencia de sentirnos poco valorados, se esconde una gran tristeza y una sensación de humillación infinita.

Por esta razón, tenemos que trabajar nuestra decepción y dejar de caminar jugándonos la vida. Entonces será el momento de dejar atrás y de no olvidarnos de que son situaciones comunes que encierran en ellas una gran semilla de crecimiento y de liberación.




sábado, 19 de septiembre de 2015

LA QUEJA TAMBIÉN NECESITA SU ESPACIO

La queja es un recurso que todas las personas utilizamos tanto para expresar nuestro dolor, como para hacer crítica de algo que no nos gusta o molesta. Pero, ¿resulta beneficioso quejarse?

La queja, al igual que todo, puede resultar beneficiosa o perjudicial dependiendo del uso que se le dé. Ya que existen diferentes tipos de queja y múltiples formas de utilizarla.

Podemos incluso llegar a acostumbrarnos a esta manera de actuar, de tal forma, que automáticamente, recurramos en cualquier instante a expresar nuestra insatisfacción ante cualquier circunstancia.

Expresar la propia insatisfacción hacia lo que nos rodea se puede volver adictivo, sobre todo si conseguimos que haya personas que nos escuchen y logramos obtener beneficios con esta actitud.

La queja adictiva

Este tipo de queja realmente está generando una mayor insatisfacción personal, ya que la atención está enfocada a buscar todo aquello que no funciona, lo que nos gustaría tener y no tenemos, y lo que nos molesta de nuestro entorno.

Una actitud nada productiva, puesto que nada de lo que se analiza es llevado a la acción. Se centra sobre todo en emitir juicios que no ayudan, ni contribuyen a resolver nada en concreto.

Además, cuando aquello que es motivo de queja acaba por resolverse, entonces cambia el foco de atención hacia otra cosa de la que poder quejarse. Este comportamiento puede exasperar y alejar a las personas que están a su alrededor.

El viajero sediento

Este relato Zen nos proporciona una muestra de en qué consiste la queja adictiva:

“Lentamente, el sol se había ido ocultando y la noche había caído por completo. Por la inmensa planicie de la India se deslizaba un tren como una descomunal serpiente quejumbrosa.

Varios hombres compartían un departamento y, como quedaban muchas horas para llegar al destino, decidieron apagar la luz y ponerse a dormir. El tren proseguía su marcha.

Transcurrieron los minutos y los viajeros empezaron a conciliar el sueño. Llevaban ya un buen número de horas de viaje y estaban muy cansados. De repente, empezó a escucharse una voz que decía:

 -¡Ay, qué sed tengo! ¡Ay, qué sed tengo!

Así una y otra vez, insistente y monótonamente. Era uno de los viajeros que no cesaba de quejarse de su sed, impidiendo dormir al resto de sus compañeros. Ya resultaba tan molesta y repetitiva su queja, que uno de los viajeros se levantó, salió del departamento, fue al lavabo y le trajo un vaso de agua.

El hombre sediento bebió con avidez el agua. Todos se echaron de nuevo. Otra vez se apagó la luz. Los viajeros, reconfortados, se dispusieron a dormir. Transcurrieron unos minutos. Y, de repente, la misma voz de antes comenzó a decir:

 -¡Ay, qué sed tenía, pero qué sed tenía!”

Para qué se utiliza la queja adictiva

La queja adictiva tiene la función de atraer la atención de las otras personas, que en otras circunstancias no se obtendría. De tal forma, estas personas quedan enganchadas a este beneficio que obtienen siendo atendidas, a modo de recompensa social.

Cuando la actitud está siendo recompensada, gracias a la atención que se obtiene, entonces resulta fácil caer en la victimización.

Bajo la victimización la persona aprende a evadir la responsabilidad de su conducta, no haciéndose cargo de sus decisiones y de las posteriores consecuencias. Este estado, le permite sentirse en una vulnerabilidad elegida.

La queja adictiva es utilizada como instrumento para evitar aquello a lo que se le teme y lo que no se quiere asumir ni vivir

La queja necesaria que nos libera

Existe este otro tipo de queja que nos ayuda y nos reconforta, que realmente nos aporta beneficios y nos libera de muchas cargas emocionales. Es la queja que tiene una función de catarsis emocional.

La queja nos puede brindar la oportunidad de soltar el malestar y la rabia acumulada que tengamos por una situación que hayamos vivido con disgusto

Reprimimos muchas de nuestras emociones, quedándose enquistadas y volviéndose contra nosotros mismos. Como seres sociales que somos, nos resulta importante encontrar a alguien que nos escuche, que nos atienda para soltar aquello que nos preocupa, o no nos habíamos atrevido a expresar.

Resulta necesaria la queja cuando disponemos de ella como un recurso liberador, para expresar nuestra pena, nuestro dolor y nuestros sentimientos; y no como recurso para caer en la victimización sin hacer nada y sin hacernos responsables de lo que vivimos.