lunes, 14 de septiembre de 2015

EL PODER CURATIVO DE LAS PALABRAS AFECTIVAS

El lenguaje emocional es una forma de expresar sentimientos y emociones, a la misma vez que es un canal de conexión con la otra persona.

En muchas ocasiones, para entendernos en la relaciones interpersonales es suficiente con una expresión afectiva, emocional, con sentimiento, o dicho de otra forma, mostrarnos desde dentro.

El mundo de los afectos

Los afectos son sentimientos expresados con palabras y también de forma no verbal. Mediante palabras y gestos, los afectos van siempre acompañados de emoción, la emoción que permite darle validez a las palabras afectivas.

Podemos definir “afecto”, como toda aquella expresión que muestra a la otra persona cómo nos sentimos con ella, hacia ella, o cuando estamos cerca o lejos de ella; o bien los deseos que tenemos hacia ella.

Y es precisamente la expresión afectiva lo que marcará el carácter de la relación, la profundidad de la misma y la importancia de ésta para ambas personas.

Las relaciones afectivas

Sin duda, no nos han enseñado a comunicarnos de ésta forma, y en muchas ocasiones, no hacemos uso de ésta comunicación afectiva, porque no consideramos que sea importante, sin embargo, es esencial para las relaciones humanas.

Utilizar palabras afectivas en las relaciones, dotará a las mismas de sentimiento, de alma, de deseos, de contenido y sentido; ya que cualquier otra comunicación, aunque puede resultar interesante, no nos marcará emocionalmente.

La dificultad de expresar afectos

Cuando sentimos algo hacia otra persona, y se lo expresamos, hacemos que la relación sea diferente y especial.

Sin embargo, nos resulta difícil, extraño, ridículo e incluso inusual hacerlo, ya que, con mucha frecuencia, nos han enseñado a no mostrarnos “por dentro” y a ocultar nuestros sentimientos; nos han contado que es síntoma de debilidad y sufrimiento.

Se trata entonces, de una dificultad basada en una idea errónea de “dureza emocional” y también a la falta de “educación emocional”, a través de la cual nos hubiesen enseñado a expresar afectos y a gestionar nuestras emociones.

El dolor de no expresarnos

Debido a que no nos han enseñado y a las creencias erróneas, solemos mostrarnos fuertes, insensibles e ignorando nuestros sentimientos, porque creemos que nos expone menos al dolor y al sufrimiento de que nos hagan daño.

Sin embargo, la realidad humana es otra,  ya que el dolor, es precisamente lo que sentiremos cuando no expresamos lo que sentimos o cuando no nos lo expresan.

El poder de las palabras afectivas

Si nos enseñasen a utilizar las palabras afectivas, desde la infancia descubriríamos su fuerza, tanto por escucharlas, como por expresarlas. Tienen el poder de mostrar nuestro interior y conectar con el interior de la otra persona.

Si cerramos los ojos, y escuchamos un:

“Te quiero”
“Te amo”
“Me siento especial contigo”
“Me siento feliz a tu lado”
“Eres la persona más especial que conozco”
“Me siento bien cuando me escuchas”
“Me siento importante al escucharte”
“Me alegro de haberte conocido”
“Me siento en paz a tu lado”
”Quiero seguir a tu lado”
“Deseo seguir contando contigo”
“Deseo lo mejor para ti”
“Quiero abrazarte”
“Me apetece conocerte más”
“Me siento amado por ti”
“Me siento cuidado”…

Nos sentiremos mucho mejor…

Quizás algunas palabras afectivas te resuenen más que otras, aunque es seguro que te han hecho sentirte diferente hacia esa persona que te lo expresaba o hacia quien se lo expresabas.

El poder curativo

El poder de las palabras afectivas reside en su alto contenido emocional, que se transmite y emociona a quien lo recibe, a la misma vez, que la persona que lo emite, siente la emoción de lo que está expresando. Y de ahí, procede el poder curativo.

Al expresar afectos, liberamos emociones que en ocasiones, por no ser expresadas oprimían o bloqueaban a quien las guardaba.

Tras la escucha o expresión de afectos sentiremos el alivio y la liberación del dolor o del sufrimiento que encerraban las emociones relacionadas.

Las palabras afectivas curan y unen a las personas que las utilizan, liberando  aquellas emociones y sentimientos dolorosos, que causaban sufrimiento silencioso.




domingo, 13 de septiembre de 2015

CAMINAR NOS AYUDA A CAMBIAR NUESTRO ESTADO DE ÁNIMO

Aunque pueda parecer extraño caminar nos ayuda. Salimos a la calle, vemos otra gente, nos distraemos mirando a los demás, realizamos ejercicio.

Podemos ir a paso ligero o de manera más pausada. Existen personas que no ven más allá de sus propios pies. Si nos fijamos en esas personas podríamos notar que están inmersos en sus pensamientos, en sus historias, en sus imágenes y diálogos internos. A través de una vista de tranquilidad y de mucho detalle, se puede observar que el cuerpo de una persona así, nos cuenta historias de todo que posiblemente está viviendo.

Un individuo en ese momento raras veces suele caminar con una sonrisa en su cara .Por el contrario hace su camino con los hombros encogidos y su cara agachada. Nosotros podríamos ver un espejo de los pensamientos que la persona suele pensar en esos momentos. No serán pensamientos positivos

¿Te has fijado alguna vez en ese tipo de caminante en la calle? Seguramente todos hemos andado de vez en cuando de ese modo. Esto nos sucede en esos días cuando llegamos a nuestros destinos sin recordar cómo llegamos de A a B. Algunas veces hacemos lo mismo en el coche sentado detrás del volante. O pasamos el día en el trabajo funcionando de esta manera. Hay personas que han incorporado esa ausencia como un hábito en sus vidas. ¿Qué podríamos hacer en un día gris cuando nuestros pensamientos parecen controlar nuestra vida y bienestar de esta manera?



1. Estírate y levanta tu cabeza. ¡Pruébalo! Con una vista horizontal y recta, o mirando hacia el cielo, los pensamientos negativos se van a cortar, se van a parar, o simplemente vas a empezar a olvidar los detalles de los pensamientos que tuviste antes de hacer esos pequeños cambios en tu cuerpo.

2. Respira y llénate de tranquilidad. Te va a ayudar a sentir y percibir tu cuerpo. Párate un momento y cambia el ritmo de tus pasos. Vete al otro lado de la calle si quieres. Con el cambio de nuestra posición podemos transformar nuestro estado de ánimo.

3. Piensa en algo diferente, no importa lo grande que sea tu problema ahora mismo. Piensa en algo bonito que has vivido en algún momento de tu vida, intenta recordarte de cada detalle e imagínatelo con toda la intensidad

4. Ahora puedes estar muy “orgulloso de ti”. Te puedes regalar una sonrisa a ti mismo. Acabas de cambiar un estado de ánimo negativo en uno positivo. Propongo que nos fijemos más en las personas que pasan en nuestro camino por supuesto también en nuestros hijos. Si vemos personas inmersos en sus pensamientos, les podríamos sonreír o saludar. O, les podríamos preguntar algo para sacarles de su estado de ánimo.Cuando nos despedimos, les regalamos una sonrisa. Algo que para ti pueda significar una tontería, podría valer el mundo para otra persona. Con solamente una sonrisa, podríamos llegar a mejorar mucho el día de alguien. Cada pequeño cambio, es una aportación a los grandes cambios.




sábado, 12 de septiembre de 2015

SOMOS INSTANTES LLENOS DE CASUALIDAD

Nuestra sociedad está en su mayoría edificada sobre unos valores que priman el materialismo, la lógica y la objetividad. Es como si de alguna forma, deseáramos tener cada aspecto de nuestra vida bien controlado para obtener el máximo beneficio en cada momento.

Ahora bien, en realidad, la vida diaria no suele regirse demasiado por estos conceptos. El ser humano debe adaptarse también a lo impredecible, a que no siempre se consigue lo que uno desea, a que no podemos controlar al prójimo.

El ser humano suele temer lo impredecible, lo que no puede controlar. Nos da miedo la sensación de vacío e incluso nuestra propia libertad, es como si en el fondo, tuviéramos miedo de nosotros mismos.

Creer en la casualidad no es algo que mucha gente suela aceptar. Es una forma de perder el control de las cosas, y dejar que sea el azar y el caos quien nos gobierne en el día a día.

No obstante, no hay que ser tan extremos. Se trata de tener una mente abierta, de ser flexibles y entender que hay muchas cosas de nuestra vida que escapan a nuestro control, y eso, esa pérdida del dominio puede generar ansiedad o miedo en muchas personas.

En ocasiones, y cómo negarlo, cegados un poco por nuestro egocentrismo, solemos preguntarnos aquello de…  ¡Y por qué me pasan a mí estas cosas! Nos lamentamos y nos victimizamos en lugar de enfocarlo de otro modo.

En lugar de preguntarte por qué te ha ocurrido esto y lo otro, pregúntate para qué crees que te ha sucedido. Obtén un aprendizaje y una buena reflexión sobre lo acaecido.

Aceptando el caos, la casualidad y lo impredecible

Somos conscientes de que no es fácil aceptar que en ocasiones, puede surgir lo impredecible y romper el equilibrio que tanto nos había costado conseguir. Te esfuerzas, por ejemplo, en sacar lo mejor de ti para cumplir en el trabajo, pero de pronto, la empresa quiebra y tu estabilidad se va abajo.

Preguntarte sobre el por qué te suceden cosas negativas es a veces como un lamento lanzado a contraviento: aumenta tu desesperación. Focaliza tus estrategias personales para modificar, de algún modo, el rumbo de tu existencia.

Lo que nos ocurre, sea bueno o malo puede ser resultado de la casualidad, no lo sabemos, pero lo que sí debemos tener claro es que han sucedido para que aprendamos algo de nosotros mismos.

Estamos seguros de que conoces a más de una persona que vive una existencia donde tiene como principal obsesión, controlar cada aspecto de su vida. Y no solo la suya, sino también la de los demás.

Son personalidades con una alta autoexigencia donde no suelen permitirse el error, el descuido, donde no se acepta lo imprevisto y donde la casualidad está cargada de incertezas de las que desconfiar.

Suelen preferir además los contextos muy estructurados, articulados en reglas, y en los cuales, cada persona tiene un papel fijo (el rol del buen padre, la buena esposa, el hijo obediente, los amigos fieles …)

Quien se obsesiona en lo predecible es que teme la casualidad y lo imprevisto, ahí donde la vida nos suele poner a prueba para que entremos en contacto con nosotros mismos, para retarnos, para conocernos mejor.

La vida son instantes satinados de maravillosa casualidad

La vida son retazos, fragmentos orlados de emocionantes instantes, pero también de jirones que nos traen perfumes desagradables cargados de tristeza. No obstante, todo es vida que merece ser vivida. Todo son momentos que te quitaron el aliento para definirte tal y como eres ahora.

No deseches ningún instante de tu pasado, no lo quemes. Recíclalo para que sea una pieza más de tu ser, ese puzzle perfecto donde hay claoscuros, donde toda piedra hace pared para permitirte vivir de nuevo y abrirte a toda casualidad que desee ofrecerte el destino.

Suele decirse que la vida es un caos ordenado que todos creemos comprender. Cuando en realidad, cabalgamos sobre ella a tientas, y como niños que ansían ante todo experimentar y no salir muy heridos de la experiencia.

Ahora bien, pero ¿de qué manera podemos en nuestro día a día beneficiarnos de lo imprevisto y de la casualidad? De hecho, mucha gente suele quejarse “de que nunca le pasa nada”, que “las cosas emocionantes solo les ocurre a los demás”.

Reflexiona unos instantes sobre estas ideas:

– Si en tu día a día eres de los que piensa que a pesar de que la felicidad no visita demasiado las puertas de tu vida, pero que aún así, es mejor no desear nada más porque en ocasiones lo que llega es peor, estás vetando por completo la magia de la casualidad.

– Nuestras creencias dan forma a nuestros pensamientos, y nuestros pensamientos a nuestras conductas, y las conductas a la realidad que tienes ahora. ¿Qué tal si encendemos la chispa y cambiamos alguno de nuestros pensamientos?

– El simple hecho de creer que te mereces algo mejor, ya es un interruptor hacia el cambio.

– Si dejas a un lado los pensamientos limitantes, las actitudes negativas o derrotistas, tu mente estará abierta a cualquier estímulo.

La casualidad se esconde en mil esquinas, en cientos de instantes, en mil miradas entre las cuales, una de ellas puede tropezar de improviso con la tuya ¿Por qué no?

No te resistas a tus circunstancias, y observa la vida desde el cristal del aprendizaje sin valorar las cosas como muy buenas o muy malas. Todo es vida vivida, todo son instantes que tienen su sutil lectura.




viernes, 11 de septiembre de 2015

TROPEZAR DE NUEVO CON LA MISMA PIEDRA

A veces te das cuenta de que hay problemas de tu vida que, inexplicablemente, se repiten una y otra vez. Incluso, puede que notes que ocurre lo mismo con otras personas que conoces.

“Siempre me encuentro con hombres que me engañan”, dice una amiga tuya. “Nunca consigo un trabajo en el que me valoren”, dice otro. “¿Por qué todos terminan utilizándome”, asegura alguien más.

“La vida es tan buena maestra, que si no aprendiste una lección te la repite”

Al ver esto, a veces terminas pensando que sí, que efectivamente el destino existe y ya está escrito en alguna parte. O que todo forma parte de algún karma por vidas pasadas en las que quien se portó como un rufián, ahora debe pagar las consecuencias.

Sin embargo, hay otra explicación para ese eterno volver a lo mismo que quieres evitar.

La compulsión de repetición

La compulsión de repetición se define como ese impulso inconsciente que lleva a las personas a repetir situaciones, hechos, sentimientos, pensamientos y realidades dolorosas.

Esto no parece coherente ¿Por qué alguien querría volver a experimentar algo negativo, si de lo que se trata es precisamente de aprender la lección y no volver a cometer los mismos errores? ¿La vida no se trata justamente de evitar lo que nos causa dolor y buscar lo que nos lleva a la felicidad?

Los animales aprenden con una sola experiencia, los seres humanos no. Un roedor no vuelve a pasar por el camino en donde comprobó que había una trampa, o donde detecta que cayó uno de los suyos.

Un elefante es capaz de guardar en su memoria para siempre el rostro de quien le hizo daño. Si encuentra a ese agresor después de 50 años, lo evadirá o lo atacará.

Pero el ser humano actúa diferente. Puede ser timado mil veces, de la misma manera. O sorprendido 150 veces con las mismas argucias. O ser víctima del mismo agresor eternamente. El ser humano no aprende la lección y tropieza de nuevo con la misma piedra.

Las personas tampoco aprenden de la experiencia de otros. Suponen que en su caso todo será diferente. A veces, incluso, repiten literalmente los errores, problemas y conflictos de los seres amados, sin darse cuenta de ello.

¿Cómo funciona la repetición?

El mecanismo de la compulsión a la repetición funciona así: en la vida del ser humano se produce algún trauma, principalmente durante la infancia. Es tan doloroso, que se saca de la conciencia, se olvida, o se interpreta como algo trivial.

El impacto que deja ese trauma nunca se olvida, sino que se reprime. Permanece latente y vuelve hacerse presente, hasta tanto no se haga consciente.

El problema es que no emerge repetitivamente como un recuerdo. En lugar de recordarlo, lo actúas, lo pones en escena. Creas todo un conjunto de circunstancias para que se repita lo mismo que te traumatizó, con la esperanza inconsciente de que el desenlace sea diferente.

Un ejemplo para ilustrar esto es el caso de Norma: su madre era dura y fría con ella. Mantenía relaciones sexuales por dinero, a escondidas del padre de la chica, y la obligaba a vigilar la puerta de la habitación para que nadie la descubriera.

Años después, esta mujer se casa con un hombre que tiene vínculos con proxenetas y ella misma tiene relaciones sexuales por dinero. Sin embargo, se obsesiona por vigilar a su marido para conocer en detalle sus actuaciones. Adicionalmente, tiene una hija a la que cataloga de insoportable.

De este modo, se ve cómo Norma repite el contenido esencial de aquello que la impactó: la promiscuidad, la distancia entre madre e hija y su papel de vigilante.

El gran efecto de los traumas es precisamente ese: condenan a las víctimas a entrar, una y otra vez, en un círculo vicioso de dolor y sufrimiento.

De ahí que sea fundamental acceder a la atención psicológica o psicoanalítica en estas dos circunstancias: cuando se ha sufrido un trauma (no importa si pensamos que ya lo superamos de manera silvestre) y cuando hay algo en nuestra vida que se repite dramáticamente y nos lleva siempre a tropezar con la misma piedra.




jueves, 10 de septiembre de 2015

5 RAZONES PARA DESPERTARSE A LAS 6 DE LA MAÑANA


“No duermas para descansar, duerme para soñar. Porque los sueños están para cumplirse”
- Walt Disney -

A lo largo de mi vida, y seguramente la tuya, habrás escuchado infinidad de veces el dicho “a quién madruga dios le ayuda”. O al menos en la mía, con esta base intentaron educarme y hacer mejor profesional a la hora de dedicarme a lo que me gustaba.

A Eghosa Aihie, blogger profesional, le ocurrió parecido decidiendo comprobar la veracidad de dicho hábito de nuestros mayores realizando para ello un estudio.

La prueba que realizó Aihie consistía en levantarse cada día a las 6:00 de la mañana durante los últimos dos años.

¿El resultado? Esta costumbre consiguió cambiarle la vida.

Después de leer cada una de las 5 razones que comentaba el autor las cuales le permitieron motivarse a levantarte más temprano, me encantaría compartirlas contigo. Te invito a que las pruebes y nos cuentes como fue el resultado.

¿Cuáles son las 5 razones para levantarte a las 6 de la mañana?


1. Dispondrás de más tiempo para pensar en lo que deseas

Un día tomé consciencia de que no me permitía alcanzar mis propias metas porque no conseguía enfocarme lo suficiente.

Tener tiempo para comenzar el día “organizando” en que necesitas verdaderamente poner energía a lo largo de la jornada, te permitirá avanzar y no estancarte perdiendo el tiempo o deambulando mentalmente.

Está comprobado, según estudios científicos, que nuestro cerebro funciona mejor a primeras horas de la mañana. Aprovecha esas horas donde rendimos más para trabajar el control de tu mente, y aprovecha para coger fuerzas más tarde con tus emociones.

2. Tendrás más tiempo para organizar el día

Si eres de los que madrugan, dispondrás de mucho más tiempo para organizar tu jornada diaria con anterioridad, antes de comenzar cualquier cosa y no distraerte. De esta forma serás mucho más efectivo y competente con los resultados que te dispongas a obtener.

Además, si planeas tu día con la mente cansada corres el riesgo de saturarte y no organizar de igual forma un plan eficaz. Lo mejor es tomar un sano descanso durante la noche y al día siguiente, con las pilas cargadas, comenzar un planning de trabajo sereno y fresco.

3. Supone la hora perfecta para hacer ejercicio

Despertándote a las 6 de la mañana ya no tendrás excusas para decir que no tienes tiempo de ir al gimnasio o estudiar por trabajar. Levantándote a esta hora dispondrás de un par de horas para emplearlas en la actividad que prefieras antes de comenzar tu jornada profesional.

Además, cuando haces deporte durante la mañana las endorfinas que generas serán tu mejor recurso para disfrutar de un día lleno de positividad y alegría en cualquier acción que realices.

4. ¿Todavía no sabes lo que es desayunar? Ahora si podrás averiguarlo

Seguro que has escuchado muchas veces que es importante realizar la primera comida del día, el desayuno, para gozar de un día cargado de energía. Así, afrontarás el gasto energético que supone tu trabajo personal.

Una investigación de la escuela de Salud Pública John Hopkins Bloomberg confirmó y pudo demostrar científicamente que si llevas a cabo un desayuno tranquilo y de forma correcta, estarás dotando a tu cuerpo de un hábito altamente benéfico sobre la salud.

Recuerda que tu organismo necesita combustible para funcionar de forma óptima por las mañanas, y a lo largo del día.

5. Es el secreto de las personas con éxito

“Quien quiera prosperar que empiece a madrugar”

Muchas de las personas con más éxito tanto profesional como personal de nuestra sociedad realizan como hábito el despertarse antes de las 6 de la mañana.

Jack Dorsey, el fundador de Twitter, confirmó en una entrevista para The New York Magazine que empieza su día a las 5:30 am. Compartió también que emplea la mañana para llevar a cabo actividades como meditar y correr varios kilómetros.

El fundador del Grupo Virgin, Richard Branson en una entrevista para Business Insider mencionó que se levanta también en torno a las 5:45 para tomar un tiempo de práctica deportiva y gozar de un sano desayuno.

En definitiva, levantándote a las 6 de la mañana te permitirás estar tres pasos por delante de tu entorno y sentirte más tranquilo.

Te permitirás tiempo para ti, llevando a cabo tu jornada de forma normal pero eficiente. Y te beneficiarás de mayor potencial creativo, así como un mejor desarrollo de tu seguridad personal.


Supone entonces el ingrediente perfecto para comenzar a comerte el mundo. En breve, comenzaré a integrar este hábito en mí día a día. ¿Te animas?

Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/5-razones-para-despertarse-a-las-6-de-la-manana/


miércoles, 9 de septiembre de 2015

LO CONTRARIO AL AMOR NO ES EL ODIO, SINO EL MIEDO

“Ama sin medida, sin límite, sin complejo, sin permiso, sin coraje, sin consejo, sin duda, sin precio, sin cura, sin nada. No tengas miedo de amar, verterás lágrimas con amor o sin él”.

Chavela Vargas

¿Qué harías si no tuvieras miedo?

Uno de los sentimientos innatos del hombre es el miedo. Se trata de una respuesta natural ante un peligro.

El miedo nos ayuda a sobrevivir pero también nos limita y ha sido utilizado muchas veces para doblegar voluntades. Afecta tanto al cuerpo como a la mente.

Ante el miedo, nuestro cuerpo reacciona con el aumento de la presión arterial, nuestras pupilas se dilatan y el corazón bombea sangre a gran velocidad.

Pero el miedo a veces está sólo en nuestra mente, porque puede ser imaginario, cuando no tiene una correspondencia con un peligro real.

Existen muchos tipos de miedo, el miedo al fracaso, el miedo al rechazo, el miedo a la pérdida de poder y el miedo al cambio.

Con miedo no tomamos decisiones,
no somos creativos y sobre todo,
no somos felices.

Carl Gustav Jung, el gran psiquiatra y psicoanalista suizo, sostenía que todos tenemos ciertos rasgos que ocultamos, ya que desde pequeños nos dimos cuenta que esto era necesario si queríamos ser aceptados.

Ese conjunto de rasgos que no aceptamos de nosotros mismos, son como una sombra que aflora en algún momento de nuestra vida.

Junto a “la sombra”, desarrollamos lo que Freud llamaba “el ideal del yo”, que es un yo que creamos para encajar en nuestro entorno y no ser rechazados.

La no aceptación de la sombra conlleva muchos problemas, puesto que no nos aceptamos a nosotros mismos por miedo, no nos queremos. El miedo es lo contrario del amor. No nos amamos por miedo a nosotros mismos y no somos capaces de amar a otros.

¿Qué harías si no tuvieras miedo a aceptarte, a reconocerte, a ser rechazado?

Serías libre y disfrutarías de tu amor hacia ti mismo y hacia otros.

“Todo lo que nos irrita de los demás, nos puede ayudar a entendernos a nosotros mismos”

Carl Gustav Jung

¿Qué es lo contrario al amor?

El odio u “odium” en latín, representa la repulsa hacia alguien o algo. En realidad es algo inútil. ¿De qué sirve odiar? De nada. Sólo nos vamos a sentir mal nosotros mismos.

Paulo Freire, experto en temas de educación de origen brasileño, sostiene que:

"El contrario del amor no es, como muchas veces o casi siempre se piensa, el odio, sino el miedo de amar, y el miedo de amar es miedo de ser libre".

El amor te dulcifica, el miedo te endurece. El amor te abre al universo, el miedo te encierra en ti mismo.

¿Por qué tenemos miedo de amar?

“El miedo es la emoción más difícil de manejar. El dolor lo lloras, la rabia la gritas, pero el miedo se atraca silenciosamente en tu corazón”.

David Fischman

El amor siempre es un riesgo. En cada ocasión tendremos que asumir ese riesgo y vivir la vida, vivir la pasión de amar. Nuestras experiencias pasadas y nuestras creencias, nos limitan y nos inducen el miedo a amar.

Nuestro miedo a amar deriva de nuestra falta de amor a nosotros mismos o falta de autoestima. ¿Si no podemos amarnos a nosotros mismos cómo vamos a amar a otra persona?

Nuestra autoestima o la consideración que tenemos de nosotros mismos. Es un aspecto que debemos mejorar para lograr amarnos y amar a otras personas.

El psicólogo argentino Walter Riso, nos propone algunas claves para mejorar la autoestima:

– Fomenta el autoelogio. Cada vez que hagamos algo bien, algo positivo, debemos elogiarnos. ¡Qué bien lo he hecho!

– Prémiate. Cualquier logro de nuestra vida, por pequeño que sea, merece un premio. El premio puede ser algo simple que nos guste y nos haga disfrutar.

– Elimina las creencias represivas que te impiden autoreforzarte. Aunque a veces debemos poner límites a nuestros sentimientos, otras debemos dejarlos salir. ¿Qué tiene de malo llorar en público o demostrar tu cariño hacia alguien ante otras personas?

– No te avergüences de tus éxitos y tus esfuerzos, disfrútalos.

El caso extremo del miedo a amar es la filofobia. Una persona que padece filofobia experimenta un miedo muy intenso a enamorarse de otra persona, al compromiso y a mantener relaciones íntimas.

Las personas filofóbicas utilizan varios mecanismos para defenderse del amor y mantenerse en su área de comodidad:

– Se enamoran de personas imposibles.

– Comienzan relaciones que están destinadas a fracasar, porque las dos personas son muy diferentes.

– Provocan las discusiones con la otra persona, para provocar que sea el otro quien rompa la relación.

– Tienden a buscar defectos en la otra persona. De esta forma se justifican a sí mismos.

Cómo podemos superar el miedo a amar


El miedo a amar es un sentimiento normal cuando hemos tenido experiencias negativas, pero no debemos darle un lugar y dejarle que gobierne nuestras vidas. El miedo a amar hay que enfrentarlo cara a cara, sin huir.

Si sentimos cierto miedo a la relación con otra persona, es conveniente hacérselo saber para que sea partícipe.

La comunicación es fundamental para superar nuestro miedo. Además es necesario dejar atrás relaciones pasadas y vivir la nueva relación día a día.

“No amar por temor a sufrir es como no vivir por temor a morir”.


Ernesto Mallo

Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/lo-contrario-al-amor-no-es-el-odio-sino-el-miedo/


martes, 8 de septiembre de 2015

NO PIENSES TANTO Y DISFRUTA TU VIDA

En la India existen 4 leyes de espiritualidad que se enseñan y te ayudan a cambiar la perspectiva de la vida. Dicen que si este texto llega a ti, no es por casualidad, es porque estás preparado para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado.

1. La persona que llega, es la persona correcta.

“Nadie llega a nuestra vida por casualidad. Todas aquellas personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación”.

No siempre es fácil aceptar esto, hay momentos en los que quieres que la persona que tienes al lado sea la correcta, o quieres elegir un camino pero simplemente no es el indicado para ti. Con el paso del tiempo te das cuenta de que todo está ahí por algo, de que todas las personas que pasaron por tu vida te enseñaron algo. Incluso aquellas que te hicieron daño.

No intentes retener a personas que simplemente tienen que irse de tu camino. Por el contrario, acepta a otras que han sido puestas en tu camino para guiarte.

2. Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido.

“Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: “si hubiera hecho tal cosa… Hubiera sucedido tal otra…”. No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que pasan en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y  ego se resistan y no quieran aceptarlo”.

Cada una de las decisiones que tomaste en tu vida fueron por algo. Todos los errores cometidos nos han llevado a ser la persona que somos ahora, nada es por casualidad. No debemos arrepentirnos por nada. Simplemente hay que mirar hacia adelante y saber que cada cosa tiene su momento en la vida. Asumir que, aunque existan momentos que no nos gusten, todo irá a mejor.

Todo en esta vida es un aprendizaje. Aprovéchalo. Trata de ver el lado positivo de las cosas. Sé que al principio es difícil. Date tiempo, pero no te rindas.

3. En cualquier momento que comience, es el momento correcto.

“Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuándo comenzará”.

Cada cosa a su tiempo. No te apresures, no quemes etapas. Todo llegará, y cuando llegue, será porque es el momento indicado. Si comienza en tu vida, no digas que “no era el momento”. Sí lo era. Si está allí es por algo. No lo rechaces.

4. Cuando termina algo, termina.

“Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución. Por lo tanto, es mejor dejarlo. Seguir adelante, dar las gracias y avanzar, enriquecidos con esa experiencia”.

Creo que uno de los mayores errores que cometemos es alargar cosas que simplemente ya no dan más de sí. Nos impedimos ser felices metiéndonos en círculos que deberían haberse cerrado hace mucho. Hay que avanzar, y para ello, hay que liberarse de ciertas cosas. Cuando algo acaba, acaba. Y punto. Déjalo ser y mira hacia adelante.

A veces simplemente cierro los ojos e imagino una vida diferente a la que tengo ahora. Me imagino eligiendo otras cosas, habiendo hecho algunas que no hice, diciendo todo lo que me quedo por decir a personas que hoy no me dan lugar en su vida. Imagino que seguramente todo sería distinto ahora si hubiera hecho tal o cual cosa. No sé si estoy orgullosa de todo lo que alguna vez hice, pero sí puedo decir que siempre que pude hice lo que quise hacer y no me imaginé nunca lo que venía después.

Creo que nunca me puse a analizar que si hacía algo eso me iba a llevar a una cosa mucho más grande. Quién me iba a decir que con una decisión tan pequeña, las cosas ahora, son tan diferentes a cómo serían sin ese desliz… Sin esas cosas inoportunas de la vida que se te presentan y uno improvisa y hace lo que le sale.

Hoy miro hacia atrás y veo que muchas veces me dejé estar y no fui tan de frente como hoy lo haría sin dudarlo. Pero igual, estoy aquí y no me quejo ni me reprocho nada. Mi vida no sería mía sin esas metidas de pata o sin mi carácter de mierda que a veces complica todo. Sin mis impulsividades o sin mi manía de estar todo el tiempo pensando en cosas que ya pasaron, pero que deberían haber pasado de otra forma.

A veces simplemente hay que dejarse llevar… Dejando que suceda, es más fácil así.

Así que ya sabes las 4 leyes de la vida, aplícalas, no pienses tanto y vive tu vida. Cambia, reinvéntate, intenta cosas nuevas, si te caes vuelve a levantarte y empieza de nuevo cada vez que sea necesario.

En serio no pasa nada, sobre todo si no haces nada.

Publicado por: Mariela Moreno