Una cuestión de actitud
Bienvenido Welcome Herzlich willkommen
miércoles, 2 de septiembre de 2015
martes, 1 de septiembre de 2015
ESTOY EN UNA ETAPA DE LA VIDA EN LA QUE NO NECESITO
IMPRESIONAR A NADIE
Estoy en un punto de mi vida en el que ya no necesito impresionar a
nadie. Soy como soy, sin que me importe lo que los demás piensen de mí.
No necesito disfraces, no necesito engañar ni fingir. Porque puedo ser
quien soy en realidad.
No necesito hacer reír o hacer creer que nunca lloro. No necesito ser
siempre fuerte, ni ser siempre agradable.
No necesito ser igual que nadie, y sobre todo me acepto tal y como soy.
Con mis virtudes, pero también con mis defectos.
Porque puedo no ser perfecta, pero soy siempre yo.
Acepto y amo quien soy, y quien puedo llegar a ser.
Anónimo
No existimos para impresionar al mundo, sino para ser
felices y realizarnos. Ahora, hay etapas en nuestras vidas en las que
necesitamos priorizar, pensar que vamos a sorprender a este o a aquel y que nos
van a envidiar o admirar.
Hay momentos en los que deseamos captar la atención y ser
los reyes de la fiesta. Sin embargo, pasadas ciertas edades, lo que de verdad
cobra importancia para nosotros es vivir nuestra vida sin destacar para los
demás, solo para nosotros mismos y nuestro entorno.
Alguien dijo una vez que es bonito tener dinero para comprar cosas que
deseemos, pero es más bonito tener cosas que el dinero no puede comprar.
Lo que te va enseñando la vida…
Hay gente que se pasa la vida haciendo cosas que detesta,
para conseguir dinero que no necesita para comprar cosas que no quiere, para
impresionar a gente que no le gusta.
Dicen que la vida te va enseñando “quién no, quién sí y
quién nunca”. No hacen falta malas experiencias ni resentimientos, solo que
vamos aprendiendo que quien espera, se decepciona.
Ya nos hemos decepcionado muchas veces, hemos depositado
nuestra confianza en cientos de ocasiones y, bueno, la verdad es que no siempre
hemos obtenido es resultado que esperábamos.
Así, de la misma manera en que dejas de esperar algo de los demás,
comienzas a darte cuenta de que debes dejar de preocuparte sobre lo que los
demás esperan de ti.
Este es el momento en el que tomas las riendas de tus
deseos, guías tu vida, tienes iniciativas propias, no elogias en exceso a los
demás y compartes tus pensamientos libremente. Digamos que no solo es el
comienzo de tu libertad emocional, sino también de tu identidad.
¿Por qué no necesitamos impresionar a nadie más que a
nosotros mismos?
Las personas más infelices en este mundo son las personas
que se preocupan demasiado por lo que piensen los demás.
No necesitamos complacer a nadie, solo a nosotros mismos. Y
esto obedece a una sencilla regla que todos podemos entender: si intentamos
impresionar a toda costa, nos disfrazamos. Y si nos disfrazamos, muere nuestra
esencia.
Cada uno es único y excepcional. Nada ni nadie merece que
escondamos nuestra verdadera forma de ser, nuestras emociones o nuestros
pensamientos. Ahora, también es verdad que todo tiene un límite, no puedes
decir o hacer lo primero que te venga a la cabeza, tienes que poner cuidado en
no herir a los demás.
A casi todos nos llega ese momento vital en el que lo que
opinen los demás ya deja de importarnos, pues nos damos cuenta de que lo
verdaderamente importante somos nosotros.
Ahora bien, resulta paradójico que una persona segura de sí
misma y despreocupada “por el que dirán” es la que deja huella de verdad.
Digamos que quien se atiende a sí mismo se convierte en alguien más puro, más
real, más pleno.
En definitiva, la única manera de ser una persona de acero inolvidable
es no pretendiéndolo. Ser naturales y trabajar nuestros verdaderos deseos es la
clave para ser más felices.
Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/estoy-en-una-etapa-de-la-vida-en-la-que-no-necesito-impresionar-a-nadie/
lunes, 31 de agosto de 2015
EN LA VIDA TODO LLEGA, TODO PASA Y TODO CAMBIA
Al principio somos como niños ansiosos. Queremos que todo llegue lo
antes posible, soñamos con devorar experiencias, con exprimir la vida. Más
tarde llegan los triunfos, las desilusiones, las piedras en el camino… No
obstante, de eso trata la vida, de avanzar, de asumir cambios y ser humildes en
todo ese maravilloso trayecto vital.
¿Quién no ha querido alguna vez que algo llegue lo más
pronto posible? ¿Y quién no ha deseado en alguna ocasión que un momento fuera
eterno, que el tiempo se detuviera ahí mismo como esas rocas que se alzan
firmes en medio del océano?
No importa, porque los buenos momentos siempre se quedarán
impresos en nuestra memoria. El hombre, por así decirlo, está hecho de
recuerdos y nos pasamos gran parte del día evocando buenos y malos instantes.
Admitir que nuestra vida discurre un poco más cada día y que
avanza con un tic-tac que nadie puede detener, es sin duda algo que nos asusta
y que nos obliga a reflexionar. No obstante, no hay que tener miedo a ese
camino, a ese avanzar.
Todos somos breves inquilinos es este mundo imperfecto lleno
de cosas maravillosas. No hay que tenerle miedo a los años, sino a la vida no
vivida, a los años vacíos huecos de emociones, de triunfos y por qué no,
también de fracasos nunca experimentados. Esos de los que tanto aprendemos.
Reflexionemos hoy brevemente sobre este avanzar de nuestra
existencia, hablemos de esos aspectos permanentes que debemos cuidar cada día
para llevar una vida más plena.
En la vida todo
cambia, excepto las esencias
En efecto, podríamos decir que en esta vida todo llega, todo
pasa y todo cambia. No obstante, hay algunos elementos que deben ser puntos
fijos en nuestro microuniverso particular:
Tu autoestima, tu necesidad por aprender e ilusionarte
El amor, el respeto, la dignidad y nuestra necesidad por
cultivar el crecimiento personal, deben ser pilares esenciales en tu día a día.
Veletas que guiar con fuerza y entereza tu camino, sea cual sea.
Hay veces en que en esta extensa aventura vital, declinamos
muchos de estos aspectos en favor de otras personas. Hay quien prioriza en
algún momento de su vida a sus parejas hasta tal punto, que se olvida de uno
mismo.
Y si bien todo es justificable si los sentimientos son
intensos, hay que saber mantener el equilibrio. Ofrecernos a los demás hasta el
punto de olvidar nuestras necesidades, nos hará caer tarde o temprano en la
frustración, y por tanto dejaremos de avanzar.
Cuando pierdes tu capacidad por ilusionarte, cuando tus días
están aferrados a la preocupación o la insatisfacción, tu vida ha dejado de
avanzar. El peso que acumulas te arraiga ya al sufrimiento. Respira, relativiza
todo lo que te aferra y rompe las cadenas que creas necesarias.
Puede que pienses también que otro aspecto que no debe
cambiar a lo largo de nuestra vida, son sin duda los valores. Bien, sin lugar a
dudas existirán esos esquemas básicos que nunca romperemos, como es el respeto
a uno mismo y a los demás, la honestidad, la valentía.
Ahora bien, dentro de este avanzar vital, todos podemos
llegar a hacer pequeños cambios en nuestra personalidad e incluso en nuestra
escala de valores de acuerdo a las experiencias vividas. Y todo será sin duda
para bien porque forma parte del proceso de aprendizaje y de crecimiento.
El amor que nos trasciende
El amor que sentimos por los nuestros, por nuestra familia,
por nuestra pareja o nuestros hijos, son también puntos fijos en nuestra
esencia vital.
Ahora bien, el amor no es una entidad estable en el tiempo.
También el amor se trasforma y se adapta. Un ejemplo de ello es nuestra propia
relación de pareja.
Los dos miembros deberán ir adaptando a los cambios vitales
que van surgiendo a lo largo del tiempo: los cambios de trabajo, la llegada de
los hijos, el equilibrar el crecimiento individual con el crecimiento de la
propia pareja.
Todo ello son momentos que van a exigir nuestra dedicación,
nuestra sabiduría y la capacidad de ir avanzando siendo dos personas en una
misma unidad existencial. Compartimos esas mismas raíces nutridas por el amor,
pero alzamos nuestras ramas personales para seguir creciendo personalmente.
Claves para asumir los cambios con sabiduría
– Tú eres la prioridad, el protagonista de tu vida y eres
importante dentro de tu mundo. No te aferres a los miedos o a la indecisión
porque a largo plazo, llegará la frustración, el lamento por una vida no
vivida.
– Nunca dejes de cuidar a ese “niño interior“. Debes
ilusionarte por ti y por la vida, ser espontáneo dentro de toda la sabiduría
que has adquirido. Disfruta de las cosas sencillas, ama, experimenta, atrévete.
No te ancles a los errores del pasado ni te alimentes de nostalgias, la
vida no espera a quien se detiene en sus propias oscuridades. La vida busca luz
y su propia libertad, permítete crecer con ella, con optimismo, con ilusión y
sencillez.
sábado, 29 de agosto de 2015
CRECER ES APRENDER A DECIR ADIÓS
Él le puso puntos suspensivos a su historia.
Ella le quitó dos.
Crecer es aprender a decir adiós. Pero un adiós contundente.
Un punto y final. Un “me despido porque me sobran los motivos y no volveré
más”. No un hasta luego, o hasta que la vida nos separe de manera irremediable.
No. Eso nos obliga a hurgar en la herida, a hacernos sangrar, a perder fuerzas.
Cuando creces, sin embargo, es inevitable decir adiós a
muchas cosas. A personas, a situaciones, a lugares… Mejor dicho, empiezas a
crecer cuando dices adiós.
Eso sí, en cuanto que eres capaz de desligarte de algo que
te ha aprisionado durante mucho tiempo, consigues una claridad mental que nunca
antes habías tenido.
Y es entonces cuando comprendes que en esta vida y en
este mundo no hay nada permanente, que tú mismo cambias cada instante y que el
agua de cada río es diferente a cada segundo.
Cerrar círculos,
decir adiós a una etapa
Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la
vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes
la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o
cerrando capítulos, como quieras llamarlo.
Lo importante es poder
cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni
siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo,
hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni
empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar
vinculado a nosotros.
¡Los hechos pasan y
hay que dejarlos ir!
Paulo Coelho
Cuando maduras te das cuenta de que la misma razón por la
que te obligas a poner “toda la carne en el asador”, deberías de obligarte a
dejar algo en el congelador. Es decir, que deberías reservarte algo siempre; un
5%, no hace falta más.
Guárdate un rincón para ti, para reflexionar sobre el mundo,
sobre tus relaciones y sobre ti mismo. Porque si dedicas el 100% de tu
existencia a los demás, acabarás sintiéndote vacío, insensible y desconcertado.
Cuando consigas decir adiós a alguien o a algo, no te
permitas retroceder y pon en práctica esa capacidad que has adquirido para
analizar la vida. Lo útil de lo inútil, lo que enriquece de lo que desgasta.
Aferrarnos y no soltar nos desnuda y nos maltrata el alma.
Los “hasta luego” nos llenan de frío intenso o de calor abrasador, nos obligan
a vivir prolongando una agonía que nos deteriora hasta límites insospechados y
que nos impide ser nosotros mismos.
No atreverse a decir adiós es dejarle la puerta abierta al
dolor, permitir que nuestro corazón agonice y dejar que nos suplique y se
arrastre ante alguien que no quiere ver, ni oír ni sentir.
Aprender a decir adiós a quien no hizo nada para quedarse la
única manera de alcanzar la libertad emocional. Sin embargo, debemos tener muy
claro que este es un primer paso hacia un sendero que nunca más debemos de
volver a recorrer.
Cultiva relaciones que te hagan crecer, que te alimenten,
que no te castiguen y que te acompañen; en definitiva, cultiva aquello que te
haga ser feliz y suelta lo que no te enriquece y que te hace daño.
“Aléjate del ruido y escucha a tu interior. La vida es demasiado corta
como para compartirla con las personas equivocadas.”
viernes, 28 de agosto de 2015
5 CONSEJOS PARA AUMENTAR LA INTIMIDAD EMOCIONAL EN TUS
RELACIONES
La intimidad emocional es un sentimiento de cercanía a otra
persona, un sentido real de dos vías basado en la empatía. Cuando mantenemos
una relación emocionalmente íntima podemos compartir sentimientos personales
sin sentirnos juzgados, no aceptados o incómodos por no hacer o pensar lo que
se supone correcto.
Este tipo de intimidad es propio de la verdadera amistad, y
debería estar presente en toda relación personal que aspire a ser auténtica,
combinada con el resto de características de cada relación en concreto.
La intimidad emocional puede existir entre amigos, en las
relaciones familiares y las relaciones románticas. Algunas personas incluso
sienten intimidad emocional con su mascota.
La sensación de intimidad compartida es importante tanto
para la salud física como mental.
La intimidad emocional nos da seguridad,
refuerza nuestra autoestima y
nos ayuda a confiar en los demás.
Aumentar la intimidad
emocional en 5 pasos
La intimidad emocional es
importante en las relaciones, pero a veces resulta difícil sentirse
cercano o intimar con aquellos con los que se supone que deberíamos tener esta
intimidad. Los siguientes consejos te ayudarán a conectar más profundamente con
las personas importantes que hay en tu vida.
1 – Descubre por qué
mantienes alejada a la gente de ti
¿Sabes por qué mantienes a la gente alejada de ti en el plano
emocional? Hay alguna razón por la cual mantienes a la gente alejada y por la
que no tienes intimidad. Puede ser algo que haya provocado que desconfíes de la
gente o una decepción del pasado. Tal vez sea que creciste en un ambiente donde
la intimidad brillaba por su ausencia o que hayas desarrollado una personalidad
cínica hacia los demás.
Sea cual sea el motivo, tendrás que descubrirlo para poder
continuar. Pueden existir razones reales para no querer tener intimidad
emocional con alguien. En ese caso, no continúes. Pero puede haber otros
motivos ocultos que nada tienen que ver y que pueden estar obstaculizando tus
relaciones personales.
2 – Poco a poco,
aumenta el contacto físico
La intimidad emocional tiene un importante componente físico
en cualquier tipo de relación. Observa tus relaciones y las relaciones de la
gente a tu alrededor. Las personas con una fuerte intimidad emocional se tocan.
Sin embargo, cuando este tipo de intimidad no existe, apenas hay contacto
físico.
Para ir aumentando poco a poco la intimidad emocional es
necesario empezar a tocarse, a recuperar la confianza. Y ese contacto tiene que
ser sincero, no obligado. Hay que hacerlo poco a poco, porque cuando la intimidad
se ha perdido o se le ha puesto un muro cuesta mucho superarlo.
3 – Entender la
diferencia entre la intimidad física y emocional
La prolífica escritora de novela romántica Barbara Cartland
escribió una vez: “Entre los hombres, el sexo a veces resulta en la intimidad,
en las mujeres, la intimidad a veces se traduce en el sexo”. ¿Qué hay de verdad
en esto?
Tal vez, sea el hecho de que, por lo general, los hombres
pueden desconectar sus sentimientos y sentir que el sexo es solo sexo, mientras
que las mujeres pueden sentir que el sexo es un puente hacia una mayor
intimidad.
Por supuesto esto no es una regla general absoluta, pero nos
sirve para ver de qué manera la intimidad física y sexual puede entenderse
desde dos puntos de vista. En cualquier caso, es un error suponer que la
intimidad física conducirá inevitablemente a la intimidad emocional,
especialmente si no va acompañada de la construcción de relaciones fuera el
aspecto físico.
En las relaciones no románticas, podemos aplicar lo mismo.
Que haya contacto entre las personas no implica nada, si este contacto se
realiza por pura obligación o costumbre. En cualquier caso, en la intimidad
emocional no se trata de estar físicamente cerca.
La forma en que te relacionas con los demás también
determina los niveles de intimidad.
4 – Compartir con los
demás, poco a poco
Otro aspecto que es necesario trabajar poco a poco con los
demás, se refiere a compartir con ellos nuestros sentimientos, ideas, deseos
ilusiones o frustraciones. Es así como las personas empiezan a conocerse de
verdad, abriéndose poco a poco.
Por el contrario, si lanzas de golpe todo tu discursos
personal, es fácil que la otra persona se cierre y se aparte, especialmente si
te centras en lo negativo.
Una buena manera de empezar es compartir lo que se piensa
sobre algo en concreto en el momento oportuno.
Adquiere el hábito de decirle a la gente cómo te sientes
sobre las cosas, lo que piensas, lo que esperas… poco a poco y en el momento
justo.
5 – No fuerces las
cosas
Dijimos al principio que la intimidad emocional es un camino
de doble vía. Si tratas de forzar la situación, puedes encontrarte con una
situación complicada. La intimidad emocional hay que dejarla que evolucione de
manera natural.
También hay que saber retirarse a tiempo o disminuir la
velocidad cuando haga falta. No le exijas demasiado al otro si no quieres echar
todo a perder.
Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/5-consejos-para-aumentar-la-intimidad-emocional-en-tus-relaciones/
jueves, 27 de agosto de 2015
¿DE DÓNDE VIENE EL MAL HUMOR?
Mal humor. ¿Quién no lo ha vivido alguna vez? Es un estado
muy común no solo entre nosotros, esta humanidad está cuajada de complejas
emociones y sentimientos contrapuestos. También los animales tienen sus
momentos, esos instantes en que pueden sorprendernos con un comportamiento
fuera de lugar e incluso algo agresivo.
Hay que saber comprenderlos. Y es que lo creamos o no,
también nuestros queridos amigos de la fauna animal sienten esas dimensiones
como la rabia, los celos, la tristeza, o el desconcierto, pulsiones que pueden
generar perfectamente un momento de sentido mal humor.
Es por tanto una emoción universal y conocida por todos
nosotros. Pero ahora bien, seguro que ahora mismo te estará viniendo a la mente
esas personas que sin saber por qué, parece que siempre estén de mal humor.
Personalidades con la que no es fácil interactuar, comunicar o incluso
relacionarse, ya que a la mínima, pueden
tener una reacción negativa.
Es algo muy característico. Aunque también hemos de hacer
algo de introspección y pensar en nosotros mismos. ¿Qué es lo que habitualmente
genera en ti el mal humor? ¿Cómo lo gestionas, cómo lo afrontas? Analicemos un
poco el tema.
¿QUÉ DESENCADENA EL MAL HUMOR?
El mal humor puede nublar momentáneamente nuestro ánimo. Es
una molesta losa que nos bloquea y nos inflama. Las circunstancias que lo
desencadenan pueden ser varias, veamos algunas:
-Expectativas no cumplidas: en ocasiones esperamos que las
cosas se sucedan según los parámetros que tenemos marcados. Sobre ideas que
nosotros mismos juzgamos como esperables y correctas, esas que marcan el
equilibrio de nuestra vida.
Hay personas que son muy estrictas en esta dimensión y que
no toleran cualquier cambio o diferencia de acuerdo a su esquema personal, de
ahí que muestren más habitualmente esas explosiones de mal humor. Otros en
cambio, tienen un nivel de resistencia más alto, un limite más flexible donde
esas expectativas no son tan férreas, y por tanto, sus enfados no son tan
intensos.
-Negación de la realidad: seguro que conoces a ese tipo de
personas que no terminan de asumir determinadas cosas. Cambios, variaciones…
caracteres que en cierto modo no acaban de entender el ahora o el presente, y
quedan anclados en un momento del pasado donde se sentían más capaces o
seguros. Se sienten frustradas y continuamente molestas.
-Exceso de egocentrismo: muy característico, sin duda. Esas
personalidades que están solo centradas en sí mismas y que no aceptan
opiniones, o puntos de vista diferentes al suyo, están irremediablemente
condenados a un mal humor continuo. No existe altruismo, nunca ceden, el yo
ejerce una fuerza centrípeta donde todo va hacia ese interior en continuo
enfrentamiento con el mundo que le rodea. ¿Te suena este rasgo de personalidad?
seguro que sí.
LOS EFECTOS POSITIVOS DEL MAL HUMOR
¿Cómo, que el mal humor tiene su parte positiva? Desde
luego, bien manejado y gestionado para que dure lo menos posible, siempre nos
proporcionará beneficios aceptables. Según Ben Shahar, un profesor de Psicología
Positiva en la Universidad de Harvard, el mal humor actúa como una especie de
válvula con la cual aliviar la presión a la que en ocasiones, estamos
sometidos.
Es algo habitual. Un problema en el trabajo, una diferencia
con un amigo, con un familiar, todo ello nos pone en una situación determinada
donde la finalidad, es obligarnos a tener que enfrentarnos a algo. A aceptar
una circunstancia.
Si yo me bloqueo y me enfundo en este mal humor de modo
permanente, jamás lograré avanzar o asumir el problema. Pero si me enfado,
asumo mi rabia, mi mal humor para luego buscar algo de alivio en un paseo para
aclarar las ideas y descansar la mente, seguramente acabaré gestionando
hábilmente dicha situación.
Lo creamos o no el mal humor puede mejorar nuestras
capacidades para afrontar problemas, una
irritabilidad moderada nos pone alerta sobre un mundo que no siempre
debe ser como nosotros esperamos. Es una lección que debemos aprender y saber
afrontar. Si reaccionamos ante algo es porque somos humanos y emotivos, las
emociones son esas pulsiones que nos modelan y nos enseñan. Si te enfadas, si
sufres una explosión de mal humor, indaga en ti mismo y pregúntate qué la
motiva y cómo puedes resolverlo.
En ocasiones no son más que insignificancias que olvidamos
en unos minutos, pero en otras ocasiones, nos dan un toque de atención de ese
mundo externo del que debemos aprender continuamente, ahí donde no vale el
victimismo ni el egocentrismo. Defiéndete o acepta, mitiga el mal humor
buscando un instante de soledad o un rato de compañía. No te obsesiones con las
cosas, la vida, a veces, es más fácil de lo que piensas.
miércoles, 26 de agosto de 2015
9 HÁBITOS DE LAS PERSONAS QUE CAEN EXCEPCIONALMENTE BIEN
1. Guardan sus teléfonos cuando están con otros
No hay nada que desentusiasme más que una persona que mira
constantemente su celular durante una comida, o que una buena conversación se
vea interrumpida justo en la mitad porque el teléfono suena. Las personas que
tienden a “caer bien” entienden que los momentos de conexión tienen un debido
tiempo y lugar, y las situaciones sociales no son parte de esos momentos.
2. Hacen preguntas
Las personas que suelen caer bien generalmente escuchan
activamente a quien sea con que estén conversando. La escucha activa significa
hacer preguntas al otro, en vez de simplemente ofrecer opiniones y de esperar
que el otro deje de hablar para que él empezar a hacerlo.
Es sorprendente cómo las personas responden cuando se
encuentran con un escuchador activo, las conversaciones suelen ser mucho más
productivas, abiertas y sinceras.
3. Son genuinos
Si quieres caer bien, tienes que ser genuino. La
transparencia es clave para desarrollar la confianza y para mostrar que tenemos
buenas intenciones. Si las personas ven que pueden confiar en ti, naturalmente
se te acercarán. Las personas que tienden a caer bien son seguros de sí mismos
y no fingen ser otra persona, están cómodos con quienes son y se enfocan en sus
propias vidas.
4. No emiten juicios
Las personas que caen bien en general tienen una mente
abierta y miran (también ven) a las personas que los rodean con un corazón
amable y abierto. Entre más abierta es su mente, más ganas de cercanía producen
en los demás, especialmente en lugares poco familiares. Estas personas saben
que siempre existe más de una versión sobre los hechos y, por lo mismo, no
pierden el tiempo en juzgar ni en hablar acerca de los demás.
5. Son consistentes
El comportamiento errático y desordenado muchas veces
confunde a los demás, por lo que la consistencia es importante, así las
personas sabrán que esperar de ti cuando se te acerquen. Son personas que, a
pesar de que su humor sí cambia, se proponen no cambiar su actitud hacia los
demás.
6. No buscan atención
Si estás buscando atención, las personas a tu alrededor en
general se dan cuenta de ello. Los que suelen caer bien reciben atención sólo
por ser quien son, por ser amistosos y tener confianza en sí mismos. Hay que
saber que uno vale mucho más que la atención que recibe, pero las personas que
caen bien llegan a recibir atención por algo que dicen o hacen en general
reaccionan humildemente, las personas siempre aprecian la humildad.
7. Usan un lenguaje corporal positivo
El tono de voz, la forma de pararse, los gestos cuando
cuentan historias, en general son positivos. Descruzar los brazos, mantener el
contacto visual y hablar con un tono entusiasta pero adecuado puede significar
una gran diferencia en una conversación. Las personas recuerdan cómo se
sintieron cuando conversaron con alguien, y si se sintieron bien, volverán por
más.
8. Dejan un buena primera impresión
Como se dijo anteriormente, el lenguaje corporal es muy
importante al momento de establecer contacto con alguien, y va a influir
significativamente en la primera impresión que se deje. Pararse alto, con los
hombros hacia atrás, dar un buen apretón de manos y sonreír con los ojos son
cosas que hace la gente que cae bien de buenas y primeras. Las personas,
aparentemente, se hacen una idea general sobre los demás en los primeros 7
segundos que los conocen – haz que esos siete segundos valgan.
9. Saludan a las personas por su nombre
A las personas les agrada escuchar su nombre. Nuestros
nombres son una parte importante de nuestra identidad, por lo que generamos
cercanía con las personas que lo pronuncian. Las personas que caen bien suelen
decir el nombre del otro en una conversación, con lo que atrapan la atención de
su interlocutor y les ayuda a transmitir su idea o mensaje más fácilmente.
Además, el otro se siente reconocido por cuando escucha su nombre, por lo que
recordará al que lo dijo con más facilidad.
Ser de esos que “caen bien” no pareciera ser tan difícil ¿o
no? Básicamente hay que ser genuino, tener autoconfianza e interés en quienes
te rodean y así las personas se querrán rodear de tu buena energía.
Fuente: http://elvasomediolleno.guru/consejos/9-habitos-de-las-personas-que-caen-excepcionalmente-bien/
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