11 FRASES QUE NO DEBERÍAS DECIRTE A TI MISMO
Quizás alguna vez te hayas parado a pensar en que nunca
dejas de hablar contigo mismo. Ese diálogo interno es el que nos permite
integrar y dar sentido a los hechos que acontecen a nuestro alrededor.
Aunque nos puede dar la sensación de que esos pensamientos
tal como vienen se van, lo cierto es que se sucede una constante interacción
entre ellos y cómo actuamos, cómo sentimos y cómo reacciona nuestro entorno.
Las personas controlamos, en gran medida, nuestro propio
destino sintiendo y actuando conforme a nuestros valores y creencias.
Las consecuencias emocionales y de comportamiento se activan
a partir de esas creencias o pensamientos que surgen en nuestro diálogo
interno.
Nuestra sociedad, nuestra familia y, en general, nuestro
entorno nos adoctrina de tal modo que llegamos a creer una serie de ideas
supersticiosas o sin sentido, las cuales nos trastornan emocionalmente.
Por ejemplo, la necesidad de tener la aprobación de los
demás a toda costa, lo terrible que es que las cosas no vayan como queremos, la
creencia de que la felicidad puede lograrse por inercia o inacción, etc. Así,
es frecuente que en nuestro diálogo interno pronunciemos algunas de las frases que
nunca deberíamos decirnos:
1. Debo tener éxito
en todo lo que me proponga / Sólo existen ganadores o perdedores en esta vida.
Se podría decir que el todo o nada no es positivo ni sano para nosotros.
¿Realmente está fundamentada ésta creencia? Las grandes personalidades de la
historia o los grandes imperios se construyeron en base a equivocaciones (el
descubrimiento de las radiografías, Fleming y la penicilina; Cristóbal Colón
pretendía llegar a la India y no a América).
2. Si fallo en esto
es que soy un inepto, si me equivoco fracasaré. Errar y fallar es parte del
éxito. Tienes que darte la oportunidad y otorgarte el derecho de hacerlo pues
es lo que te conducirá conseguir lo que te propongas.
3. Si no obtengo la
aceptación y aprobación de los demás no podré ser feliz. Este tipo de creencias
es de las más comunes. Es importante no sentirnos rechazados pero ni es
necesario ni es posible que todos nos acepten. Es una realidad con la que
tenemos que vivir y que nos ayudará a aceptarnos a nosotros mismos.
4. No puedo vivir
sin ti / Te necesito para ser feliz. Como ya repasamos en este artículo, ese
tipo de pensamientos tienen su origen en una concepción errónea del amor y la
entrega pero puedes aprender a proteger tu independencia emocional.
5. No está de
acuerdo conmigo porque no le gusto. / Los demás no me valoran porque no valgo
para nada. / Mi valía personal depende
de lo que los demás piensen de mí. Para el común de la sociedad la crítica
significa rechazo personal; quizás la razón sea que no somos demasiado buenos
en construir críticas que aporten aspectos positivos.
Por esto mismo las críticas infundadas deben ser
cuestionadas desde un punto de vista racional. Emerson dijo en una ocasión: “no
me dejes caer en el vulgar error de soñar que soy perseguido cada vez que
alguien me contradice”
6. No puedo
aguantar que los demás me digan lo que tengo que hacer. Obviamente tú eres
quien debe desempeñar tus tareas pero tampoco has de cegarte en no hacer caso a
consejos o valoraciones externas. Esto no te impide revalidarte como persona ni
perder identidad sino absorber lo suficiente de tu entorno para ser cada día
mejor. Ni blanco ni negro, en este sentido se aceptan los tonos grises.
7. No soy
suficientemente bueno. / No puedo, no merece la pena intentarlo, no lo
conseguiré. Aquí cabe decirte que no te olvides de una premisa muy importante
en tu vida: tanto si crees que puedes como si crees que no puedes llegarás a
tener razón. Es decir, que querer es poder y que el primer paso para conseguirlo
es intentarlo, una y otra vez.
8. No hay que
confiar en nadie, hay que mantenerse siempre en guardia. Desconfiamos porque
sabemos el ser humano se equivoca, porque nosotros nos equivocamos, porque
queremos protegernos de esos errores. Esto no es nuevo, tenemos cerraduras,
candados y llaves para proteger lo importante de nuestra vida, ¡cómo no nos
vamos a proteger nosotros mismos! Ahora, ¿es realmente efectiva esta
desconfianza?
Vivir de forma más flexible nos brindará vivencias que con
la desconfianza por bandera no podemos experimentar. Si consideras que tienes
motivos para protegerte igual no te falta razón, pero ten en cuenta que no
todas las personas son malas.
Quizás esa desconfianza lleve a los demás a comportarse como
esperas a partir de tus reacciones (profecía autocumplida). Eso siempre te va a
restar a ti.
9. Soy mejor que
los demás. La humildad construye los cimientos de la decencia y la
honorabilidad. Se suele decir que para uno mayor hay otro superior y realmente
creernos superiores a los demás nos llevará a mantener una actitud prepotente y
nada deseable. Conocemos a Sócrates como uno de los hombres más sabios que han
existido y al mismo tiempo se le atribuye la frase de “yo sólo sé que no sé
nada”. ¿Contradictorio, verdad? Quizás no tanto, párate a pensarlo.
10. Soy un
inútil/No valgo para nada. No existe la
inutilidad y este pensamiento puede llevarte a desmotivarte, dejar de lado tus
aspiraciones y abandonarte a la inercia. Todos, absolutamente todos, estamos en
constante actuación con nosotros y nuestro entorno. ¿Qué evidencia tienes para
creer que no vales para nada?
11. Ya no me
quiere, me lo merezco. Te garantizo que lo que te mereces es pensar que te
mereces lo mejor. Sufrir cuando alguien se aleja de nosotros es inevitable pero
lo adecuado es que tus fuerzas estén dentro de ti mismo y con ello tus
recompensas y placeres.
Si crees que no te pronuncias a ti mismo alguna de estas
frases, te invitamos a que repases lo que te viene a la cabeza iniciando
diferentes frases con “Debería de hacer/Debería de ser/ Tengo que ser, etc.
¿Realmente no hay ningún pensamiento dañino para ti?
En caso de que te sientas identificado con alguno de los
aspectos comentados, te damos las claves para evitar estos pensamientos:
-Acepta sólo como realidad aquellos hechos que pueden ser
observados y comprobados. Quizás no te haya salido bien la cena pero eso no
significa que seas un inútil, seguro que haces decenas de cosas al día que
prueban que no lo eres.
-Acepta como válidas sólo aquellas proposiciones que se
deriven de forma lógica, sin contradicciones. Esto es, SÉ LÓGICO a la par que
RAZONABLE a la hora de valorarte. No te permitas contradicciones o
frustraciones en cuanto a ti mismo.
-Ser flexible y estar dispuesto a cambiar las propias ideas
y teorías en función de la nueva información. Si te paras a observar desde otro
prisma la realidad puede resultar más gratificante. Las personas que adoptan
una forma de pensar flexible y tolerante se sienten mucho mejor consigo mismos
y no se boicotean.
-No se puede condenar o premiar algo en términos
absolutos. Evita hacerte afirmaciones
categoriales de todo o nada. Prescinde del uso de palabras como siempre/nunca a
la hora de valorarte y valorar tu entorno pues indican que algo no puede
cambiar. No te juzgues en términos de esencia sino en términos de comportamiento
(Por ejemplo decirte que “Eres un despistado” no es bueno para ti, reemplázalo
por “estás muy despistado”)
-Es importante contemplar nuestros pensamientos y
atribuciones desde una perspectiva de probabilidad y no con certeza ciega. “Es
probable que me cueste conseguirlo pero lo voy a intentar” es sustancialmente
diferente a “no voy a conseguirlo, nunca podré hacerlo”
Puedes darte cuenta de que estás distorsionando pero sin
embargo no ser capaz de abandonar tu visión. Intenta determinar qué factores
influyen en lo que te ocurre, busca siempre interpretaciones alternativas
incluso cuando estés muy seguro de lo que piensas, buscas soluciones, cuestiona
la evidencia y contrasta tus predicciones con la realidad. La vida es
maravillosa.