martes, 30 de junio de 2015

Espectacular vista aérea de Fuerteventura


TIEMPO, ¿ACASO NO LO CURABAS TODO?

No te aferres al pasado
ni a los recuerdos tristes.
No abras la herida que ya cicatrizó.
No revivas los dolores y sufrimientos antiguos.

Lo que pasó, pasó…                  

De ahora en adelante,
pon tus fuerzas en construir una vida nueva,
orientada hacia lo alto, y camina de frente,
sin mirar atrás.

Haz como el sol que nace cada día,
sin pensar en la noche que pasó.

Vamos, levántate…
¡porque la luz del sol está afuera!

Jaime Sabines


Me siento mal por algo que ya no debería importarme. Es una sombra que siempre me acompaña, me resulta demasiado pesada, creo que se llama pasado. Sueño con que llegue el momento en el que le pueda decir adiós y deje de atormentarme. Quizás a ti también te pasa o te ha pasado alguna vez.

Una cosa es tropezar dos veces con la misma piedra y otra muy distinta es encariñarse con ella… Pues bien, me parece que somos el vivo ejemplo de lo segundo. En realidad me niego a creer que el roce hace el cariño porque resulta un tanto insensato amar algo con lo que te tropiezas y haces daño.

He oído por ahí que la vida tiene tres accidentes geométricos: círculos viciosos, triángulos amorosos y mentes cuadradas. Creo que de alguno de ellos nos podemos examinar y sacar matrícula de honor. Me pregunto qué estamos haciendo mal para caer una y otra vez en los mismos bochornosos infiernos.

Es difícil hablar de esto,  porque hacerlo significa reconocer que vivimos enganchados a parte de nuestro pasado y que nuestras emociones pretenden vivir en él. Y entonces es cuando me da por pensar y me pregunto si no era el tiempo el que lo curaba todo, porque si es así lo está haciendo realmente mal…

De todas formas he llegado a la conclusión de que hemos sido estafados por un villano, pues yo hasta ahora solo he podido comprobar que el tiempo acomoda al sufrimiento en su sala de estar.

Vivir con esa esperanza es lo que nos está matando, por eso creo que ha llegado el momento de afrontarlo y aceptarlo. Al fin y al cabo las que ahora revivimos no son las únicas penurias de nuestro pasado, solo que a las anteriores las superamos plantándoles cara y ya no duelen… Supongo que esta vez fue diferente  porque el dolor nos cogió por sorpresa y con las defensas bajas.

Es probable que mires a tu alrededor y que todo esté bien, pero que de repente sientas una profunda tristeza que te invade, que se tiñe de culpa y que te produce un gran pesar. Es un resentimiento complicado porque no responde a nada, de hecho nos solemos responsabilizar de esto, tachando de egoístas a nuestras emociones cuando en realidad solo buscan que respetemos su espacio.

Lo cierto es que es muy duro vivir en un vaivén continuo por navegar en la barca de la tristeza que no tiene explicación pero creo que ya nos vamos comprendiendo y que podemos encontrar pronto la llave que abre la puerta de la reconciliación con nosotros mismos…

Vamos a ver, el problema está en que sepultamos nuestros conflictos y experiencias creyendo que eso nos librará de ellos pero nada más lejos de la realidad. Cubrir la herida no ayuda a que cicatrice en su interior; de hecho, hacerlo solo es una maniobra de primeros auxilios, nos puede salvar la vida pero no nos ayuda a recomponernos. Es por esto que ha llegado la hora de someternos a una intervención a corazón abierto.

Evitamos recordar pero “lo que fue” vive con nosotros y el llanto nos sorprende cuando menos lo esperamos. Es una mera cuestión de impulsos, de algo que quiere salir y que conforma otro de los síntomas de que vivimos en el pasado. Nos sentimos limitados y no sabemos por qué, algo nos impide dar lo mejor de nosotros mismos y no hay razón aparente para ello.

Nos hemos hecho especialistas en racionalizar nuestra vida interior sin darnos cuenta de que nos estamos consumiendo por dentro. Creo que ha llegado la hora de pisar nuestro pasado y de no permitir que nuestras emociones vivan en él.

Es el momento de que tú y yo nos arranquemos el collar, de indagar y afrontar, de encontrar la llave de nuestro candado y de seguir navegando en nuestra barquita camino de la libertad.

Y querido destino, si algo no va a ser para mí no lo pongas en mi camino. Yo ya he aprendido la lección, ya he mirado a atrás y he comprendido que nada puede volver a ser lo mismo y que lo que pasó, pasó.

Ahora ya entiendo que la razón por la que el tiempo no quiso recoger mis lágrimas fue porque su labor era enseñarme que no se puede ser fuerte con lo que es tu debilidad. Y es que del pasado no se vive, del pasado se aprende y nada ni nadie, excepto nosotros mismos, puede librarnos de ello. Es un gran error vivir en el presente recordando un pasado que ya no tiene futuro.



lunes, 29 de junio de 2015

"Lo que atraes a tu vida está en armonía con tus pensamientos"

Brian Tracy


TODO VENDRÁ A SU SITIO

¿Cuántas veces nos preocupamos en exceso? ¿Cuántas veces no pensamos como nos irá en nuestro nuevo trabajo, como le irá a nuestro hijo en el cole cuando le llegue el momento, o en nuestro matrimonio? ¿Cuántas veces no nos adelantamos a los acontecimientos con conclusiones propias y catastrofistas para que al final todo vuelva a su sitio de una forma mucho más sencilla de lo que pensábamos?

Y es que las personas somos así, nuestra mente va a veces a un ritmo mucho más rápido de lo que quisiéramos y eso del estilo de vida lento deberíamos incorporarlo a nuestra cabeza más a menudo y tenerlo mucho más presente en nuestras ajetreadas y estresantes vidas, llenas de preocupaciones.

¡Dejemos de pensar tanto! Al final todo se soluciona, todo vuelve a su sitio… porque como reza un viejo dicho “Todo tiene arreglo menos la muerte”. Así es que dejemos descansar un poquito la cabeza y no intentemos empujar mentalmente al tiempo cuando solamente queda que este haga su trabajo. Y es que si nos proponemos ver las cosas de otra manera seguro que al final lo conseguimos.

No tengo trabajo, no tengo pareja o he roto con ella, las cosas no van bien en casa… si has perdido el trabajo, el amor, la estabilidad… en definitiva, el Norte no te preocupes porque la brújula de la vida te ayudará de nuevo a encontrar el camino. Porque todo volverá a su sitio. Después de una tormenta siempre sale el sol.

La vida es como un río, a veces estamos arriba empezando en las montañas, con fuerza e ilusión pero sin saber el camino que nos espera, otras veces tenemos que pasar por zonas llenas de piedras y obstáculos y otras tantas ya hemos hecho todo el recorrido hasta llegar al mar, para empezar de nuevo, con otro camino diferente e incierto.

Y es que siempre nos llenamos de preocupaciones muchas de ellas sin necesidad y que a lo único que nos llevan es situaciones de ansiedad y estrés, nada buenas ni para nuestro cuerpo ni nuestra mente. No nos preocupemos el río nos irá marcando poco a poco el camino, sin necesidad de buscarlo o pensar en él continuamente.

Os contaré una historia... Alguien que conozco y que realmente estuvo grave, muy grave, a punto de morir y todo le vino así, de pronto, una persona joven, sana y que por avatares de la vida lo que iba a ser el acontecimiento más feliz de su vida se convirtió por unos días para ella y para todos las que la queremos en una auténtica pesadilla, un parto que casi le busca la muerte...

Entonces en aquel momento entendí que si la hubiéramos perdido, eso sí que hubiera sido un auténtico drama, que aquellos eran los únicos momentos en los que realmente debemos preocuparnos y que el resto de cosas, de preocupaciones cotidianas se irán colocando en su sitio… como un rompecabezas al que poco a poco le vamos encontrando el diseño.

Porque todos tenemos un puzzle personal pero debemos enfrentarnos a él con calma y tiempo, o es que ¿Alguna vez has hecho un gran puzzle en tan sólo unos minutos? Es cierto que alcanzamos la solución de algunos de nuestros problemas por insight o por inspiración repentina, pero antes de que esta se diera probablemente hemos tenido que realizar un trabajo previo que ante lo sorprendente de la solución, queda opacado.

Por eso y desde aquí animo a que todos nos relajemos un poco más en nuestra vida cotidiana, que si hemos perdido el autobús y vamos a llegar más tarde, pues llegaremos más tarde; que si el almuerzo no va a poder estar listo a las 2 en punto pues estará a las 2 y media; que si nos hemos encontrado el Banco cerrado pues mañana volveremos; que si hemos cometido un error en el trabajo, mañana lo subsanaremos o que si hemos tenido un desencuentro con alguien quizás mañana podamos vernos de otra manera o al menos respetarnos…

Pero no dejemos que la almohada sea nuestra compañera de preocupaciones, educada para recordarnos en sueños las que de por sí ya nos agobian durante el día… porque todo vendrá a su sitio.



domingo, 28 de junio de 2015

El limón, interesante información.


Algunos escenarios en Fuerteventura de la película "Exodus: dioses y reyes". Una isla de "película".









LA TRISTEZA SIN ALIVIO Y LA HERIDA ETERNA: DISTIMIA


En el caso de la distimia, uno no siente el vacío insondable de la depresión, ahí donde el dolor se expresa en toda su magnitud. No obstante, son muchas las personas que habitan en la realidad de este trastorno anudadas a una pena que no entienden, a una tristeza que abraza y ahoga día a día sin que se entienda muy bien la razón.

Mal humor, cansancio, malestar, apatía... ¿Qué nos ocurre? Vamos al médico y nos recetan algún complemento vitamínico; no se puede hacer más, puesto que en las consultas de atención primaria raras veces se puede diagnosticar la distimia acertadamente y a la primera. No cumple todos los patrones fácilmente identificables de una depresión, ya que esto, es muy diferente, se trata de un trastorno sibilino que carcome a base de melancolía y desafecto. Nos desconecta y nos aísla.

El DSM-V, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, ya ha sustituido el término “distimia” por una etiqueta algo más compleja y definitoria como es “Trastorno Depresivo Persistente”, y aunque ya nos da una pista de toda su dimensionalidad, cabe decir que a día de hoy, todavía no quedan del todo claros los factores que la desencadenan, aunque podría tener sin duda un patrón genético y bioquímico.

La vida con distimia, ese enemigo invisible

Nos llama la atención el dato de que pueden ser muchas las personas que a día de hoy, padezcan este trastorno depresivo permanente, o la antigua distimia, sin saberlo. La razón de que esto sea así, es porque su sintomatología, no suele ser por lo general tan incapacitante como una depresión, por ejemplo.

Uno puede llegar a ser “funcional” mientras esta tristeza se amarra a nuestra espalda y nos oprime el corazón y la mente. Podemos ir a trabajar y establecer unas relaciones más o menos aceptables, sin embargo, algo falla, sabemos que hay piezas en nuestro interior que no encajan como deberían. Que la vida nos duele como si alguien se ensañara con nosotros de un modo invisible.

¿De dónde viene esa apatía, esa desesperación, ese cansancio insoportable? Hay días en que sentimos una rabia indefinible sin conocer qué la origina, semanas en que solo deseamos dormir y escapar de la gente. En otros momentos, somos tan críticos con nosotros mismos que no podemos ni soportar ver la imagen propia reflejada en un espejo.

Nos cuesta tomar decisiones, somos esos amigos melancólicos a los que todos se han acostumbrado ya, porque en esencia, llevamos mucho tiempo siendo así, sintiendo estos dolores del alma. De hecho, se sabe que es frecuente que la distimia afecte más a mujeres que a hombres, y que por lo general, estos sentimientos suelen ser más evidentes a partir de los 21 años.

Como dato a tener en cuenta, debes saber que una distimia no diagnosticada y no tratada, corre el riesgo de derivar en una depresión severa si en algún momento de nuestra vida, sufrimos episodios de gran estrés o ansiedad. La carga emocional puede ser un detonante realmente peligroso, ahí donde pueden aparecer ya las tentativas de suicidio. No es pues cualquier cosa.

¿Cómo hacer frente a la distimia?

La distimia, es un trastorno afectivo de carácter depresivo crónico, por tanto vamos a necesitar un tratamiento farmacológico combinado a su vez con terapia psicológica. ¿Se puede superar?

Son muchas las personas que lo consiguen, no obstante, y dado que generalmente es algo crónico como te hemos señalado, la finalidad está en “controlar” las emociones negativas para poder tener una buena calidad de vida. Y como tal, puede lograrse.

Ten en cuenta estos aspectos:

1. Si en tu familia cuentas con un pariente cercano afectado de distimia, existe una alta probabilidad de que también tú lo sufras. Si bien suele manifestarse a partir de los 21 años, es importante que toda la familia esté atenta a su sintamatología, al posible aislamiento de los jóvenes, en cuidar de su autoestima, de su motivación…

2. Sé consciente de que las emociones negativas van a ser esos visitantes persistentes que van a querer adueñarse de tu voluntad. Hazles frente, sabes que en este caso la bioquímica de tu cerebro va a ser el detonante de tu tristeza, así que mira a tu alrededor y comprende que, realmente, no hay motivo para desesperarse, para enfadarse, para tener miedo.

3. Ilusiónate por la vida y por ti mismo. Las aficiones son siempre muy importantes, nos dan pasión y nos marcan rutinas. El tener hábitos en nuestro día a día que nos obliguen a relacionarnos, a salir de casa, es algo muy importante. Relaciónate, camina, pasea, atiende, respira, ríe, escribe, envuélvete de sensaciones positivas y cauteriza esa pena que la distimia suele “inflamar” en sus víctimas. No te permitas ser una de ellas.