¿POR QUÉ LA FELICIDAD
NO ES TAN BUENA COMO PARECE?
La búsqueda de la felicidad es un signo de nuestros tiempos.
Pero, como veremos más adelante, está demostrado que no es buscar la felicidad
lo que nos hace felices. Entonces, ¿Qué hacer para ser felices? ¿Es la
felicidad a lo que debemos aspirar en la vida? Si buscar la felicidad no nos
hace felices, ¿Qué nos queda?
En este artículo trataremos de diferenciar la felicidad de
la satisfacción. Siguiendo las conclusiones de investigaciones recientes y uno
de los mejores escritos sobre la felicidad que jamás se hayan publicado,
descubriremos el gran error del planteamiento común sobre la felicidad y la
vida en la actualidad, y cuál es el verdadero secreto de tener una vida plena y
satisfactoria.
Una experiencia real
sobre el objetivo de la vida
En 1946, Viktor Frankl publicó el best seller El hombre en
busca de sentido, en el que habla sobre sus experiencias en los campos de
concentración nazis. Frankl, psicólogo y neurólogo judío, fue capturado en
septiembre de 1942, junto con sus padres y su esposa. Él sobrevivió, pero su
familia no. En su libro, Frankl nos da la clave. La conclusión de su libro es
clara.
La diferencia entre los que vivieron y los que murieron se
reducía a una sola cosa: el significado.
Frankl trabajó como terapeuta en los campos de
concentración. En su libro, cuenta el ejemplo de dos reclusos suicidas que
encontró allí. Como muchos otros, estos hombres se sentían sin esperanzas.
Frankl escribió que, en ambos casos, era una cuestión de conseguir que se
dieran cuenta de que la vida todavía estaba esperando algo de ellos.
Y es que, según Frankl, todo se puede tomar de un hombre
menos una cosa: la última de las libertades humanas, que no es otra que elegir
su actitud en cualquier conjunto de circunstancias, la de elegir su propio
camino.
Frankl observó, en los campos de concentración nazi, que las
personas que encuentran significado incluso en las circunstancias más terribles
eran mucho más resistentes al sufrimiento que los que no lo hacían.
El sentido de la vida
y la situación actual
Este mensaje atemporal de Frankl puede parecer que está en
contradicción con nuestra cultura actual, en la que parece que la gente está
más interesada y comprometida con la búsqueda de la felicidad individual que en
la búsqueda de sentido. Al menos, eso es lo que nos quieren vender (y con
bastante éxito, por cierto).
Diferentes encuestas e investigaciones en las que se compara
la satisfacción de la gente que busca la felicidad con la que busca el sentido
de la vida ofrecen resultados muy interesantes, sobre los que merece la pena
reflexionar.
En este sentido, en diversas encuestas se puede apreciar
como un porcentaje muy amplio de la población no ha descubierto un propósito en
su vida que les resulte satisfactorio, independientemente de que sientan
satisfechas sus necesidades inmediatas.
Felicidad Vs
Significado
La investigación ha demostrado que el tener un propósito y
significado en la vida aumenta el bienestar general y la satisfacción, mejora
la salud mental y física, aumenta la resistencia, fortalece la autoestima y
disminuye las posibilidades de depresión. Sin embargo, la búsqueda decidida de
la felicidad está haciendo que las personas sean menos felices, según una
investigación reciente.
Curiosamente, Frankl ya escribió que es la misma búsqueda de
la felicidad lo que impide la felicidad.
Es por eso que algunos investigadores advierten acerca de
buscar como objetivo en la vida el de ser simplemente ser feliz. En un estudio
publicado en Journal of Positive Psychology , los científicos preguntaron a casi 400 personas si pensaban
que sus vidas eran significativas y / o
felices.
Los investigadores encontraron que la gente feliz consigue
alegría al recibir, mientras que las personas que llevan una vida significativa
consiguen alegría al dar a los demás. “La felicidad sin significado caracteriza
a una vida relativamente poco profunda, absorta en sí misma, o incluso egoísta,
en la que las cosas van bien, las necesidades y el deseo son fáciles de satisfacer”,
escribieron los autores.
En concreto, los investigadores descubrieron que las
personas que son felices tienden a pensar que la vida es fácil, están en buen
estado de salud física, y son capaces de comprar las cosas que quieren y
necesitan. La vida feliz se define por la ausencia de estrés o preocupación.
Los investigadores dijeron, dicho así, los seres humanos no son los únicos
seres que pueden ser felices. Los animales también pueden sentirse felices
cuando sus necesidades están satisfechas.
Pero lo que diferencia a los seres humanos, aparte de los
animales no buscan la felicidad, es
precisamente la búsqueda de significado en la vida, como bien recordaron los
autores del estudio. Los participantes en el estudio encontraban el significado
al dar parte de sí mismos a los demás, en utilizar sus fortalezas y talentos más altos para
pertenecer y servir a algo que creen que es más grande que ellos mismos.
Qué es encontrar el
significado de la vida
El significado también
trata de trascender el momento presente. Mientras que la felicidad es
una emoción sentida en el aquí y ahora, en última instancia, se desvanece, como
hacen todas las emociones. Sin embargo, el significado perdura.
En el estudio, las personas que vivían más el presente eran
más felices, pero las personas que pasaban más tiempo pensando en el futuro o
sobre las luchas del pasado encontraron más significado.
Otro estudio lo confirma. Las personas que tienen
significado en sus vidas, en forma de un propósito claramente definido,
calificaron su satisfacción con la vida de manera superior, incluso cuando se
sentían peor que los que no tenían un propósito claramente definido.
Y esto nos devuelve a la vida Frankl, concretamente a una
experiencia decisiva que tuvo antes de ser enviado a los campos de
concentración. Siendo aún muy joven, Frankl se había establecido ya como uno de
los principales psiquiatras en Viena.
En 1941, sus teorías habían recibido la atención
internacional y fue a trabajar como jefe de neurología del Hospital Rothschild
de Viena, donde arriesgó su vida y su carrera, haciendo falsos diagnósticos de
los pacientes con enfermedades mentales para que no fueran ejecutados por los
nazis.
La decisión de Frankl
Con su carrera en la cima y la amenaza de los nazis cerniéndose
sobre él, Frankl solicitó un visado para ir a los Estados Unidos, que le fue
concedido en 1941. Para entonces, los nazis ya habían comenzado a llevar judíos
a los campos de concentración, centrándose en los ancianos primero. Frankl
sabía que sería solo cuestión de tiempo que los nazis llegaran a sus padres.
Una vez que lo hicieron, Frankl sintió que tenía la
responsabilidad de ayudarles a superar el trauma de la adaptación a la vida de
aquel lugar. Por otra parte, como un hombre recién casado con su visado en la
mano, sintió la tentación de huir a la seguridad que le ofrecía América, donde
podría distinguirse aún más en su campo.
En un aquella difícil situación en la que debía para tomar
una decisión, Frankl se dirigió a la catedral de San Esteban de Viena para
despejar la cabeza. Necesitaba una señal. Y la encontró al volver, cuando
descubrió un pedazo de mármol encima de una mesa de su casa: parte de los
escombros de una sinagoga que los nazis
habían destruido, tal y como le explicó su padre.
Contenía un fragmento de uno de los Diez Mandamientos:
honrarás a tu padre ya tu madre. Para Frankl la señal fue clara y se quedó.
La sabiduría que Frankl deriva de sus experiencias en los
campos, en medio del sufrimiento humano inimaginable, es tan relevante ahora
como lo fue entonces. El ser humano siempre apunta, y se dirige, a algo o
alguien que no es uno mismo.
Cuanto más se olvida uno de sí mismo, al entregarse a la
causa de servir o amar a otra persona, con más intensidad manifestamos nuestra
parte más humana. Al dedicar nuestras vidas a dar en lugar de tomar, también
reconocemos que hay más cosas buenas en la vida que la simple búsqueda de la
felicidad.
Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/por-que-la-felicidad-no-es-tan-buena-como-parece/