jueves, 26 de marzo de 2015



ARTESANOS DE LA IRONÍA Y EL SARCASMO (PERSONALIDADES TÓXICAS)

El uso continuado de la ironía, lejos de ser un rasgo de elegante ingenio, puede llegar a ser en realidad un arma de doble filo con la que minar nuestra autoestima. Bien es cierto que en ocasiones, este recurso puede parecernos muy original, y que quienes lo utilizan, pueden a veces darnos una falsa imagen de sutil atractivo y sentido del humor.

En el mundo del cine, las series de televisión e incluso en la literatura, nos encontramos a menudo con este tipo de personajes tan hábiles en el uso de la ironía y el sarcasmo. Ahora bien ¿Qué hay en realidad detrás de sus personalidades? Individualismo, algo de prepotencia y un peculiar talento para despreciar a quienes están a su alrededor.

El creador de la “ironía mala” suele lanzarnos comentarios que buscan en realidad, ponernos en evidencia de algo. Y para ello, no dudan en usar el sarcasmo para atacarnos del modo más sutil y particular posible, pero aun así, sigue siendo una ofensa. ¿Has recibido en alguna ocasión este tipo de frases malintencionadas? Hablemos hoy sobre ello y aprendamos también a defendernos.

Los límites de la ironía

A menudo suele decirse que para fomentar la felicidad cotidiana, nunca está de más practicar el sentido del humor e incluso el burlarnos de nosotros mismos. Es quizá un modo de relativizar las cosas y de ser también, algo más humildes.

Nunca viene mal destensar un poco una situación con una frase irónica. Es un rasgo ingenioso y nos ayuda a sonreír. Esto es lo que llamamos sin duda “ironía positiva”, ésa que no hace daño y que no busca atacar a nadie. No obstante, no podemos pasar por alto esa otra que pretende, “conscientemente”,  hacer daño a quien se tiene en frente.

Pensemos en esas relaciones tóxicas de pareja donde uno de los miembros ejerce el control sobre la otra persona. El uso continuado de la ironía o el sarcasmo es un modo de dominar a la vez que de humillar, de subestimar nuestra valía, de desmotivarnos y de quitarnos día a día la energía.

El psicólogo argentino Bernardo Stamateas, nos explica que el recurso de la ironía y el sarcasmo es muy habitual en los perfiles de las personas tóxicas. Ya sean nuestras parejas, compañeros de trabajo e incluso nuestros familiares, la finalidad siempre es la misma: minar lentamente nuestra motivación y el valor que tenemos de nosotros mismos. “Si tú disminuyes, si tú te ves cada vez más pequeño y frágil, ellos adquirirán poder y tendrán más control sobre tu persona”.

Los artesanos de esta ironía malintencionada, tienen muchas máscaras, y aunque es posible que bajo ellas se esconda una baja autoestima o una falta de seguridad en sí mismos, debes ir con cuidado para saber poner límites. Para lograr que no te destruyan por dentro.

Cómo defendernos de la ironía negativa


Si en tu entorno personal o laboral, existe una persona habituada a utilizar el recurso de la ironía desde su vertiente más negativa, debes saber que hay que ponerle unos límites determinados lo antes posible. De no hacerlo, de permitir que se nos vulnere y ataque, es posible que día a día “su arte” vaya a más y que le permitamos tener más poder.

Un recurso puntual puede convertirse en hábito, y el hábito en dominación cuando perciben que tienen éxito y que consiguen humillarnos. No lo permitas, no dejes que te hieran con el ese tipo de ironías en ninguna ocasión.

Te explicamos de modo sencillo como defenderte.

1. Recibimos un comentario irónico. ¿Qué es lo primero que debemos hacer? Piensa y analiza lo que te han dicho, no te precipites a decir lo primero que te venga a la cabeza. Hay personas muy hábiles con el recurso del sarcasmo, así que es posible que no haya ningún ataque sobre tu persona. Guarda silencio y mantén la tranquilidad mientras analizas las palabras que te han dirigido.

2. ¿Te han atacado? ¿Han vulnerado tu autoestima? Lo último que debes hacer es devolverle otra ironía, porque de hacerlo, entramos en su mismo juego. Un juego cobarde donde no se dicen las palabras directas y con sinceridad. Tú eres una persona íntegra y no necesitas jugar con los términos ni con las personas para decir lo que piensas.

3. Ahora di en voz alta lo que ha querido decir esta persona en cuestión, sin utilizar ironías: ¿Me estás llamando cobarde? ¿Me estás diciendo que yo no soy capaz de hacer esto? ¿Piensas que soy menos válido/a que tú? Expón la ofensa en toda su crudeza para que la otra persona reaccione y la argumente, hazlo de forma tranquila y con aplomo, esperando que quien tengas delante, pueda argumentarse.

La ironía, lejos de un escenario teatral, siempre suele ser dañina. Nunca permitas que ironicen sobre tu persona o sobre tus capacidades.




miércoles, 25 de marzo de 2015

SUELTA...



NO ES LO QUE TE PASA, ES COMO LO PIENSAS

Los pensamientos negativos pueden ser muy nocivos para uno mismo. Los acontecimientos traumáticos no nos afectan tanto por los hechos ocurridos como por el estrés y la ansiedad que genera la culpabilidad. Controlar nuestros pensamientos es la clave para salir adelante y avanzar sin la carga de la culpa.

Un estudio realizado en 2013 con más de 30.000 sujetos reveló que insistir en los eventos negativos de la vida puede ser el desencadenante principal de algunos de los problemas de salud mental actuales más comunes, especialmente por la culpa que generan estos eventos.

Los resultados indicaron que no es lo que nos sucede lo que importa, sino la forma en que pensamos acerca de lo que da forma a nuestro bienestar psicológico. En este sentido, actuar sobre nuestros pensamientos nos ayudará a limitar estos sentimientos de culpa con los que nos castigamos a nosotros mismos.

 “Si bien sabemos que la genética de una persona y las circunstancias de su vida influyen en los problemas de salud mental, los resultados de este estudio mostraron que los acontecimientos traumáticos de la vida son la principal razón por los que las personas sufren de ansiedad y depresión. Sin embargo, la forma en que una persona piensa, y se ocupa de los acontecimientos estresantes, es un indicador del nivel de estrés y ansiedad que sienten“, dijo el investigador principal, Peter Kinderman.

Mientras que la auto-reflexión  puede ser un ingrediente clave para vivir una vida consciente y  feliz, estos nuevos hallazgos demuestran que el hecho de darle vueltas a los aspectos negativos de nuestra vida y nuestro pasado no es bueno para nosotros.

Por lo tanto, mientras que la auto-comprensión como es un medio para superar las luchas personales, también es necesario hacer un ejercicio de auto-compasión, y no convertirnos en enemigos de nosotros mismos.

En este sentido, superar a nuestro crítico interior nos ayudará a desterrar la culpa y el auto-desprecio por lo que nos ocurrió, lo que hicimos o lo que dejamos de hacer, con lo que nos daremos la oportunidad de pensar en positivo sobre lo que todavía tenemos por delante, así como de apoyarnos en lo bueno que hemos hecho y en los valores y actitudes que nos hacen más fuertes.

Para vencer estos pensamientos negativos autodestructivos es importante empezar por aprender a diferenciarlos y reconocerlos, así como identificar en qué momentos surgen esos pensamientos. De esta manera, podremos empezar a filtrarlos, a evadirlos e incluso a enfrentarnos a ellos con una respuesta tajante y tolerancia cero.

Por otra parte, cuando nos encontramos pensando en negativo, cuando recordamos cosas que nos afectan negativamente, es mucho mejor dejar de darles vueltas, dejar de rumiar eso que ha ocurrido. Es mucho más efectivo cortar en ese momento con esos pensamientos, pensar en otra cosa.

Según las conclusiones derivadas de diversos estudios, las intervenciones cognitivo-conductuales pueden ser eficaces para reducir la preocupación. En este sentido, diversos estudios han comprobado que los tratamientos en los que se anima a los participantes a cambiar su estilo de pensamiento o a cambiar la respuesta emocional de rumiar y darle vueltas a las cosas y preocuparse tanto por ellas se obtienen resultados positivos.

Otras investigaciones han indicado que la auto-compasión se asocia con una mayor capacidad de recuperación emocional, con un comportamiento relación con uno mismo más solidario, ya que la auto-compasión se basa en un sentido básico de la propia dignidad como ser humano.

Por lo tanto, empezar a desterrar los pensamientos negativos requiere tomar conciencia de no escuchar a estos pensamientos, cultivar la auto-compasión y actuar en contra de las directrices que nos marca nuestro crítico interior.




martes, 24 de marzo de 2015


Disfruta ahora de la vida, esto no es un ensayo.



EL PESO DE NUESTRA VIDA

“¿Sus vidas cuánto pesan? Imaginen por un segundo que llevan una mochila. Quiero que noten las correas sobre los hombros, ¿las notan?

Ahora quiero que la llenen con todas las cosas que tienen en sus vidas. Empiecen por las que hay en los estantes y los cajones, las tonterías que coleccionan. Noten cómo se acumula el peso.

Ahora cosas más grandes: ropa, pequeños electrodomésticos, lámparas, toallas, la tele. La mochila ya pesa. Ahora, cosas más grandes: el sofá, la cama, alguna mesa…

Métanlo todo dentro: el coche, la casa, un estudio o un apartamento de dos dormitorios. Quiero que introduzcan todo eso dentro de la mochila. Intenten caminar. Es difícil, ¿no?

Pues esto es lo que hacemos con nuestra vida a diario. Nos vamos sobrecargando hasta que no podemos ni movernos. Y no se equivoquen, moverse es vivir.

Ahora voy a prenderle a esa mochila fuego ¿Qué quieren sacar? ¿Las fotos? Las fotos son para la gente que no puede recordar, tomen gasolina y quémenlas. Es más, dejen que se queme todo e imagínense despertando mañana sin nada. Resulta estimulante, ¿no es así?

Tienen otra mochila. Solo que esta vez deben llenarla con personas. Pueden empezarla con los conocidos: amigos de amigos, la gente de la oficina, y luego pasen a las personas a las que confían sus secretos: sus primos, tíos, tías, hermanos, hermanas, sus padres, y por fin, su marido o su mujer, su novio o su novia.

Métanlos en la mochila. Sientan el peso de la mochila. Puedo asegurarles que sus relaciones son la carga más pesada de su vida. ¿No sienten un peso clavándose en sus hombros? Todas esas negociaciones,  discusiones, secretos y compromisos… No necesitan cargar con eso.

¿Por qué no dejan la mochila? Hay animales que viven cargando con otros en simbiosis toda su vida. Amantes sin suerte, cisnes monógamos… no somos esos animales. Si nos movemos despacio morimos rápido. Nosotros no somos cisnes sino tiburones”.

Bingham, en Up in the air.


Nuestra mochila está llena de piedras grandes, pequeñas y medianas, de todos los tamaños. A mí me gusta vaciarla de vez en cuando pero rápidamente se vuelve a llenar, es lo que tiene la vida. Es realmente complicado sacar lo que lleva dentro, seleccionar lo que se quiere y lo que no, lo que es pasajero y lo que ayuda o no ayuda a estar mejor…

Todos llevamos piedras, piedritas y pedruscos en nuestra mochila emocional. De hecho solemos llevarla cargada hasta el extremo de forma innecesaria. Si alguna vez te has planteado qué es lo que te frena a la hora de coger impulso y seguir, te invito a que mires en su interior, es más que probable que encuentres ahí tu respuesta.

Aunque no puedas ver lo que ocupa me apuesto algo a que te sientes pesado cuando piensas en ella. Es posible que esté llena de culpa, enfrentamientos, dependencia emocional, altas expectativas, exigencia, frustración… Todo ello es lo que nos encadena e impide avanzar.

A esto también se le suma que quienes hemos perdido a seres queridos portamos una mochila repleta de ausencias y, ¿cómo vaciamos la parte de nuestra mochila que echa de menos? Es realmente difícil, sobre todo cuando nos reprochamos lo que ya no tiene solución.

Cuando revises tu bolsa es probable que te des cuenta de que mucho del peso que llevas ni siquiera lo has metido tú en ella; son pequeñas y grandes piedras que otras personas han guardado en ti en el pasado: sus miedos, sus frustraciones, su rigidez…

Es posible que también hayas metido en tu mochila sentimientos tóxicos generados por el enfado, el miedo, la tristeza excesiva, la ansiedad, los prejuicios… Todos ellos son pesadas losas que no se separan de ti y, por tanto, influyen en tus decisiones y comportamientos.

Sin duda esta carga es la más difícil de llevar, es tan complicada y pesada que incluso a veces nos sorprendemos pidiendo auxilio porque nos está hundiendo en el fango y no somos capaces de desprendernos de ella.

Llevar la mochila hasta los topes es un autosabotaje realmente terrorífico. Me pregunto qué nos pasa, porqué nos aferramos tanto a los recuerdos, a las cosas malas que nos brinda la vida, a las personas tóxicas… Entonces solo vienen a mi mente cuatro palabras: el temor a soltar.


El temor a soltar

Se da el caso que a veces somos perfectamente conscientes de lo que nos paraliza y ahoga nuestras energías pero, sin embargo, no somos capaces de abrir la mochila y descargar. ¿Qué es lo que nos pasa?

Pues bueno, a todas estas pesadas piedras las une un sentimiento de identidad y pertenencia; en otras palabras, son parte de nosotros (aunque una parte indeseable, claro). En ocasiones pensamos que si nos deshacemos de ello también lo haremos de lo que nos define o que hemos fracasado.

Sentir que si no aguantamos un poco más estamos faltándonos a nosotros mismos y a los demás es algo asombrosamente común. Parece que si renunciamos a mantener en nuestra mochila a esa pareja, amigo, compañero o familiar nos convertimos en personas terriblemente egoístas. Esto no deja de ser bastante contradictorio si lo piensas, ¿Verdad?

Al “temor a soltar” yo lo definiría como vértigo emocional; este no es más que el miedo en estado puro, el miedo a enfrentarnos con el vacío que la pérdida genera. Es el miedo al duelo por la pérdida de nuestro amor por el sacrificio y de nuestra debilidad por el masoquismo.

Ante estas dificultades nos comportamos de forma muy cruel con nosotros mismos, ¿cuánto más crees que conseguirás cargar a tu espalda? No tiene mucho sentido que tu vida se convierta en un calvario de sufrimiento, sobre todo sabiendo que solo hay camino de ida.

Quizás te apetezca más vaciar tu mochila si te digo que es espacio que lo negativo le resta a lo verdaderamente importante y positivo para ti. Deja hueco a tus fortalezas porque son tus alas: asume tus errores, manifiesta tus intenciones y tu compromiso, incrementa tu entusiasmo y elimina lo que ha agotado tu bienestar, como a los depredadores emocionales.

Por el bien de tu espalda, despréndete de los malos sentimientos y de las personas tóxicas, son verdaderamente mortales. Piensa que, en nuestra metáfora, son capaces de ahogarte en el río sin ni siquiera intentar socorrerte.

Simplemente se trata de que, de vez en cuando, nos paremos a revisar nuestra mochila para deshacernos de lo negativo e innecesario. Se trata de ser conscientes de lo que lo que hacemos está fuertemente determinado por lo que llevamos dentro y que es de suma importancia que periódicamente emprendamos un nuevo viaje con el equipaje renovado.


lunes, 23 de marzo de 2015


EL NIÑO QUE PUDO HACERLO...

Dos niños llevaban toda la mañana patinando sobre un lago helado cuando, de pronto, el hielo se rompió y uno de ellos cayó al agua. La corriente interna lo desplazó unos metros por debajo de la parte helada, por lo que para salvarlo la única opción que había era romper la capa que lo cubría.

Su amigo comenzó a gritar pidiendo ayuda, pero al ver que nadie acudía buscó rápidamente una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas.

Golpeó, golpeó y golpeó hasta que con-siguió abrir una grieta por la que metió el brazo para agarrar a su compañero y salvarlo.

A los pocos minutos, avisados por los vecinos que habían oído los gritos de socorro, llegaron los bomberos.

Cuando les contaron lo ocurrido, no paraban de preguntarse cómo aquel niño tan pequeño había sido capaz de romper una capa de hielo tan gruesa.

-Es imposible que con esas manos lo haya logrado, es imposible, no tiene la fuerza suficiente ¿cómo ha podido conseguirlo? -comentaban entre ellos.

Un anciano que estaba por los alrededores, al escuchar la conversación, se acercó a los bomberos.

-Yo sí sé cómo lo hizo -dijo.

-¿Cómo? -respondieron sorprendidos.

-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.


Fuente: http://www.blog.eloymoreno.com/el-nino-que-pudo-hacerlo/


domingo, 22 de marzo de 2015



LA RESIGNACIÓN: ¿IMPOTENCIA  O ACTITUD POSITIVA?

La vida, en ocasiones, no es como la habíamos imaginado. No siempre alcanzamos los sueños que teníamos previstos, convertirnos en personas adultas supone, en ocasiones, claudicar a una dura realidad a la que resignarnos para sobrellevarla con algo más de facilidad.

Decía Honoré de Balzac que “la resignación es algo así como un suicidio cotidiano”. Aceptar lo que tenemos en estos momentos sin promover el cambio, o sin ni siquiera protestar sería algo como claudicar y rendir nuestras fuerzas a lo que la vida, el destino o la casualidad nos ha traído. Ahora bien, ¿Esto siempre es así? ¿Debemos ver la resignación como una dimensión puramente negativa?

En absoluto. En ocasiones la resignación es una especie de resiliencia pasiva, e incluso podemos asumir un aprendizaje positivo en ella. Pongamos por caso que acabas de salir de una relación de pareja bastante complicada. Le has dado fin y asumes, que acaba de terminar una etapa de tu vida y que ahora empieza una muy distinta, nos resignamos positivamente a las nuevas circunstancias conscientes de nuestra situación.

Así pues, la resignación dispone de dos interesantes enfoques de los que siempre podemos aprender. Hablemos hoy de ello.

Cuando la resignación se convierte en una peligrosa comodidad

“¿Y qué voy a hacer si la situación es la que es y yo no puedo hacer nada por cambiarla?”

Seguro que en más de una ocasión has escuchado esta misma expresión en boca de alguien de tu alrededor, o puede que hasta tú mismo la hayas pensado. Te explicamos qué dimensiones se esconden tras este punto de vista.

- 1. La resignación que se acepta, que se asume y no se cuestiona, acaba convirtiéndose en una “costra” que nos inmovilizará aún más. Es posible que alguno de nosotros disponga de una historia personal en la cual, ante todo intento por alcanzar algo determinado, solo ha encontrado fracasos. En este caso estaríamos hablando casi de una indefensión aprendida. ¿Para qué volver a intentarlo si voy a sentir nuevamente el dolor del error o la humillación?

- 2. Wilhelm Reich, médico, psiquiatra y eminente miembro de la escuela psicoanalítica vienesa, nos explicó que el concepto de la “resignación” puede llegar a ser el peor enemigo de la humanidad. Ataca nuestra vida social, afectiva e incluso física convirtiéndonos en criaturas que dejan de responsabilizarse de sí mismas, dejando el poder de decisión en manos de otros. Y es un riesgo, un peligro contra nuestra autoestima y nuestro propio sentido de “humanidad”.

- 3. La vida, en ocasiones duele. Nada parece salir bien, y más cuando nos defraudan o nos damos cuenta de que por mucho que nos esforcemos, no conseguiremos aquello que tanto soñamos. ¿Qué hacer entonces? Recurrimos a lo más fácil, a la resignación y a tirar la toalla. En estos casos dicha actitud sí sería un suicidio personal tal y como nos dijo Balzac.

No lo permitas. Nunca. No te dejes llevar jamás por este tipo de resignación tan extrema o lo habrás perdido todo.

La resignación positiva

Hablemos ahora del otro lado de la moneda, sabiendo que es posible que este concepto te sorprenda. ¿Existe realmente la resignación positiva?

En efecto. Hay veces en las que la vida nos trae determinadas situaciones ante las cuales, no tenemos más remedio que aceptar, asumir y resignarnos de la forma más positiva posible. Una forma de resiliencia pasiva en la cual, en lugar de hacer frente a las adversidades las asumimos con integridad sabiendo que no podemos hacer nada.

¿Y en qué casos hemos de asumir que “realmente no podemos hacer nada”? Es difícil concretar, puesto que hay infinidad de situaciones en las cuales no podemos decir otra cosa más que aquello de “en efecto, es lo que hay”.

Si no te aceptan en ese trabajo que tanto ansiabas conseguir, deberás aceptarlo. Si la persona de la que estás enamorado/a te dice que no te ama, también habrás de asumirlo. Si hoy se ha cancelado el vuelo de tu viaje por problemas meteorológicos, también tendrás que resignarte. Y tendrás que hacerlo de una forma positiva.

En ocasiones, hay guerras por las que ya no merece la pena combatir. Ahora bien ¿Significa eso que vamos a rendirnos? En absoluto. La resignación nos cierra unas puertas que ya no merece la pena volver a abrir, pero te enfoca hacia otros caminos a los que encaminarte. “Yo sé que mi relación de pareja ya ha terminado. Le doy fin, respiro, asumo, entiendo y me resigno de la mejor forma posible, para no acumular más tensión, rabia o frustración. Acepto y dejo ir”.


Pero sé que mi vida no ha terminado ahí. Mi autoestima sigue en pie y estoy preparado para alimentar nuevas esperanzas.

Fuente: http://lamenteesmaravillosa.com/la-resignacion-impotencia-o-actitud-positiva/