miércoles, 28 de enero de 2015

KINTSUGI, ORO PARA LOS ERRORES

Hoy quiero hablaros del Kintsugi, una valorada técnica japonesa que consiste en reparar objetos dañados con oro. ¡Sí!, con la resina del árbol de la laca y con polvo de oro. Después de que un objeto es sometido a esta técnica se transforma en una auténtica obra de arte. La historia de esta ‘carpintería en oro’ se remonta a finales del siglo XV. Cuentan que fue un general quien envió a reparar a China uno de sus tazones de té favoritos. Se lo devolvieron reparado, pero a base de grapas de metal, lo que dejaba inservible el tazón. El general buscó artesanos japoneses que dieran con una mejor solución. Fue entonces cuando surgió el Kintusgi, una nueva forma de reparar cerámicas que les daba un valor añadido.

La historia del Kintsugi me ha parecido fantástica. No sólo se consigue reparar un objeto que, de otra forma, quedaría inservible sino que se mejora, se le otorga más valor, se le da prestancia… Y me ha parecido fantástica por cuanto tiene que ver con la posibilidad que tenemos, que está en nuestras manos hacer cosas maravillosas a partir de nuestras equivocaciones o  de una mala experiencia… No sólo aprender de ellas, sino salir fortalecidos, enriquecidos…como el tazón de té del militar japonés.

Ahora es el momento de ponernos a trabajar, de apartar el ‘es que’, de dejar atrás las excusas que nos paralizan y nos impiden vivir. Me gustaría que respondieras a estas preguntas y que lo hicieras con sinceridad: ¿Cuántas veces no te has atrevido a hacer algo por miedo a equivocarte? ¿A cuántas cosas has renunciado por temor a no lograrlo? Ahora piensa un poco y si puedes contéstame: ¿Qué pasa si te equivocas? Al menos, lo has intentado, has dado el paso, te has arriesgado, y seguro que has aprendido algo. Y qué tal sin con lo aprendido perfeccionamos nuestra acción. ¿Qué tal si con nuestros conocimientos transformamos ese error en una obra maestra?

El general podría haber decidido no volver a beber té en esos fantásticos tazones porque podían romperse. De haberlo hecho,  habría renunciado a dos placeres: beber el té en su tazón preferido y descubrir lo que los artesanos japoneses eran capaces de hacer con una simple taza. Y tú, ¿a qué vas a renunciar por no intentarlo?

No se trata de que hagamos cosas a tontas y a locas, sin pensar, sin prepararnos, pero si nos esperamos a tener la certeza absoluta de acertar, de tenerlo todo bajo control… nunca tomaremos decisiones. Porque siempre hay un margen de error, pero en lugar de pensar en que el tazón puede romperse es mejor que nos centremos en buscar los beneficios que obtendremos de la acción que vamos a realizar. Sólo con dar el primer paso ya obtenemos un beneficio, el placer de haber tomado la decisión de intentarlo, de sentirnos valientes, útiles. Sólo esa decisión ya nos hace crecer como personas, nos produce una intensa satisfacción. ¿Recuerdas cómo te sentiste cuando  dejaste tu trabajo monótono y aburrido por ese otro que surgió en las largas conversaciones con tus compañeros de estudios? ¿Recuerdas cuando dejaste la carrera que habías elegido porque lo hacía el resto y la cambiaste por esos estudios que nadie quería que hicieras, pero que tú adorabas? En algunas ocasiones, en la mayoría, la decisión habrá sido para bien. En otras, tal vez, sientas que te has equivocado, que tu tazón se ha roto… Pues cuando sea así piensa en el Kintsugi y busca la manera de hacer de esa equivocación un acierto, una obra de arte.  Y tú, ¿te atreves a reparar con oro tus errores?

Luis Galindo

Acerca de Luis Galindo

Luis Galindo cuenta con más de 30 años de experiencia en puesto Directivos en diferentes empresas de carácter nacional e internacional de diversos sectores siempre al servicio de numerosos Equipos Humanos. Tiene un estilo propio de transmitir “en directo” enérgico e inspirador, muy personal, que le hace único en la conexión conferenciante-auditorio y que le lleva a ser reiteradamente solicitado por los directivos que han asistido a sus intervenciones.





"No sé si mañana voy a estar triste, así que hoy... voy a ser feliz"


martes, 27 de enero de 2015

5 HERIDAS QUE TE IMPIDEN SER TÚ MISMO

Nuestra alma elige los padres y las circunstancias de nacimiento por razones muy precisas. Venimos a experimentar una serie de vivencias para sanar una serie de heridas, y así integrar la personalidad con el alma. Venimos a aprender a aceptar y amar incondicionalmente partes de nosotros que hasta ahora han vivido ignoradas y con miedo. Somos atraídos hacia padres con heridas como las nuestras para recordarnos qué hemos venido a amar.

Aprender a aceptar nuestras heridas es aprender a ser responsables y a amarnos incondicionalmente, y esa es la llave para la transformación y la sanación del alma.

¿Te has dado cuenta que cuando acusas a alguien de algo, esa persona te acusa a ti de lo mismo? Verifícalo con la otra persona, y aparte de sorprenderte, verás cómo te liberas de juicios.

No aceptar nuestra herida, sentirnos culpables, con vergüenza o juzgarnos, es atraer circunstancias y personas que nos harán sentir esa herida no aceptada. Aceptar la herida no significa que sea nuestra preferencia tenerla; significa que, como seres espirituales que elegimos vivir la experiencia humana para espiritualizar la materia, nos permitimos experimentar esa herida sin juzgarnos y aprender de la experiencia. Mientras haya miedo, hay herida y hay un juicio o creencia que bloquea su sanación. Cuando aprendemos a aceptar nuestras heridas estamos desarrollando el amor y estamos espiritualizando la materia.

La sanación se produce totalmente cuando nos aceptamos a nosotros. El perdón hacia uno mismo es lo que finalmente nos sana, y para eso hay que aceptar que uno mismo es responsable de todo lo que le ocurre, y aceptar que ha acusado a otros de hacer lo que uno mismo hace a los demás. En el fondo, todos somos humanos, y aceptar nuestras limitaciones es lo que nos hace humildes y nos permite descubrir nuestra herencia divina.

Las cinco heridas del alma más comunes son:

– El rechazo
– El abandono
– La humillación
– La traición
– La injusticia

No necesariamente tenemos las cinco heridas. Con humildad y sinceridad cada cual puede reconocer sus heridas. Reconocer nuestra limitación humana es el primer paso en el proceso de sanación. Si nos cuesta identificar nuestras heridas es porque nos ocultamos tras una máscara, que se construyó para no ver ni sentir esa herida.


Lise Burbeau – Las cinco heridas que impiden ser uno mismo




lunes, 26 de enero de 2015

SOBRE EL FUTURO

Cuando buscas, el futuro es importante, el objetivo es importante. Y cuando no buscas, el momento presente es todo lo que hay... todo. No hay futuro, de modo que no puedes postergar... no puedes decir: Mañana seré feliz. A través del mañana destruimos el hoy; a través de lo ficticio destruimos lo real. De manera que puedes decir: «Muy bien, si hoy estoy triste, no hay nada de qué preocuparse... mañana estaré feliz». De modo que el hoy se puede tolerar, lo puedes soportar. Pero si no hay mañana ni futuro, y nada que buscar y encontrar, no hay forma de postergarlo... la misma postergación desaparece. Entonces depende de ti ser o no ser feliz.

Y en el momento, en este momento, tienes que decidir. Y no creo que nadie vaya a decidir ser infeliz. ¿Por qué? ¿Para qué? El pasado ya no existe, y el futuro jamás existirá, de modo que este es el momento. Puedes celebrarlo: puedes amar, puedes rezar, puedes cantar, puedes bailar, puedes meditar, puedes emplearlo como quieras. Y el momento es tan pequeño, que si no estás muy alerta, se te escurrirá de las manos, desaparecerá. Entonces, para ser, uno ha de estar muy alerta. En cambio, hacer no requiere ninguna alerta, es algo muy mecánico. No emplees la palabra esperar... porque eso significa que el futuro ha vuelto a entrar por la puerta de atrás; si crees que deberías esperar, una vez más estás esperando el futuro. No hay nada por lo que esperar. La existencia es tan perfecta en este momento como lo será jamás. Nunca va a ser más perfecta.


Osho / Día a día


Pues eso


sábado, 24 de enero de 2015