viernes, 19 de diciembre de 2014

CUANDO EL ENFADO ES CONSTANTE (Personalidades susceptibles)

Es habitual encontrarnos con este tipo de personalidades. Personas con las que nos es difícil convivir e incluso comunicarnos. Cualquier palabra la analizan en detalle para encontrar algo en su contra, interpretan las palabras de modo equívoco y ven ataques donde solo hay cordialidad.

¿A qué se debe? Todos somos susceptibles en algún aspecto personal, no podemos negarlo. Hay dimensiones más sensibles que otras que nos "pueden hacer saltar" en algún momento dado. Sin embargo, hay personas que parecen vivir en continua susceptibilidad. Es algo sin duda complicado que dificulta nuestra relación con ellas. Quizá por ello vale la pena adentrarnos un poco más en estos perfiles para comprenderlos, y ahondar en su comportamiento.
 
CUANDO LA OFENSA ESTÁ A LA ORDEN DEL DÍA

"¡Pero si yo no he querido decirte eso en ningún momento… no te lo tomes a mal, has malinterpretado mis palabras!" Seguro que en más de una ocasión te has visto a ti mismo diciendo estas mismas palabras, intentando convencer a la persona que tienes en frente de que no querías ofenderla. 

Son muchos los psicólogos que nos dicen que el enfado, es un acto de elección. Yo elijo si enfadarme o no. Cada uno de nosotros tenemos un umbral de sensibilidad más grande o más limitado a la hora de vernos afectados por los actos ajenos. Depende de nuestra personalidad, de nuestro carácter. De ahí la famosa expresión de "dos no se enfadan si uno no quiere". Es decir, hay personas más sosegadas que en un momento dado se dicen a sí mismas que no vale la pena, que es mejor dejarlo y no caer en un enfado inútil.

Sin embargo, las personas susceptibles prefieren caer siempre en el enfado. El doctor en psicología Martin Lyden, nos explica por ejemplo un aspecto interesante: según él, las personas susceptibles son aquellas que disponen de menos empatía. Seguro que esto ya lo intuías

Cualquier cosa que sucede a su alrededor lo procesan de acuerdo a su propio patrón. A su propio universo y su código de lo que es correcto y lo que no. Y la principal dificultad es que cualquier hecho es interpretado como un ataque personal. 

Si en una fiesta no los atendemos a ellos lo ven como un desprecio. Si hacemos una comida familiar o para las amistades, nos llamarán la atención por no haber hecho su plato preferido. Si nos envían un mensaje y no lo respondemos de inmediato, lo verán como una falta de atención. Como una demostración clara de que los estamos dejando de lado. 

Otro aspecto a tener en cuenta, es que suelen ser hábiles generadores de culpa. Si nos increpan que lo dejamos de lado conseguirán que nos sintamos culpables. Un rasgo tras el cual, además de falta de empatía hay un claro intento de victimizarse casi a cada instante.

CÓMO REACCIONAR ANTE LAS PERSONAS SUSCEPTIBLES

Sabemos que cuesta, que es difícil y que en ocasiones, nos gustaría dejarlos de lado. Pero antes de nada debes tener claro un aspecto: no todas las personas son igual que nosotros. Y no todos pueden podrán expresarse o comportarse como a nosotros nos gustaría. Deberemos respetarlos. Pero eso sí, marcando distancia y protegiéndonos.

Un modo sencillo y práctico es utilizar el sentido del humor. Piensa que con las personas susceptibles es muy fácil caer en el enfado, en un serio enfado al ver cómo reaccionan y como nos echan en cara cosas que no son ciertas. ¿Qué podemos hacer? Mantén la cama y hazles ver la incongruencia en la que ellas mismas han caído, pero desde un punto humorístico. El humor inteligente es una perspectiva sanadora excelente.

"¿Pero por qué estás empeñado/a en ver la parte negativa de las cosas? ¿Eres un amante de las teorías de la conspiración? Oh, venga, déjate querer un poco más y disfruta de la vida, que son dos días". Expresiones como esta son prácticas y quitan tensión al momento. Intenta protegerte y establecer una prudente distancia para que no te afecten sus palabras, pero recuerda, vale la pena que les hagas ver lo incongruentes que llegan a ser. 

Hay una anécdota muy curiosa que vale la pena recordar en este artículo. En una entrevista al Dalai Lama se le preguntó por qué no estaba ni siquiera molesto con el Gobierno comunista chino. Como recordaremos, fue éste quien lo obligó a exiliarse y a tener que vivir situaciones muy complicadas. Bien, la respuesta del sereno Dalai Lama fue la siguiente: “Si me enojara, entonces no sería capaz de dormir por la noche o de comer mis comidas en paz. Me saldrían úlceras, y mi salud se deterioraría. Mi ira no puede cambiar el pasado o mejorar el futuro, así que ¿para qué serviría?”
Vale la pena tomar el ejemplo.

Cortesía imagen: Enzzo Barrena.



miércoles, 17 de diciembre de 2014

LO POCO QUE SÉ DE LA VIDA


Lo poco que sé de la vida está en los libros que nunca leo. Lo poco que sé de la vida está en las líneas que no escribí. Lo poco que sé de la vida se cuenta tomando un café, se entiende tomando una copa y se olvida tomando dos.

Que nadie se me emocione ni albergue falsas esperanzas, porque con lo poco que sé de la vida, a duras penas se llena un corazón, por pequeño que sea. Sí, sobrino, va por vos.

Empiezo por lo que sé con toda seguridad. Sé que, con suerte, te vas a morir una vez. Así que procura no morirte más veces por el camino. No hay nada peor que esa gente que se va muriendo antes de morirse del todo. Para evitarlo, te regalo un método infalible. Mientras tú vayas decidiendo, todo está bien. El día que dejes de decidir, ese día, cuidado, porque la habrás palmado un poco.

Ten siempre más proyectos que recuerdos, es la única forma que conozco de mantenerse joven. Olvídate de la patraña esa de ser feliz, ya te puedes dar con un canto en los dientes si llegas a ser el único dueño de tus propias expectativas.

Que un euro se ahorra, y un polvo se pierde. Para siempre. Que hay que dedicarse a algo de lo que jamás te quieras jubilar. Por mucho que te cueste pagar las facturas. Por mucho que en las reuniones de antiguos alumnos te miren mal. Es mejor dedicarse toda una vida a algo que te divierte pese a no llegar a fin de mes, que pasarte un solo día trabajando únicamente por dinero.

Entre lo poco que sé de la vida, también te diré que nada de todo esto vale la pena sin alguien que te haga ser incoherente. Ni flores, ni velas, ni luz de luna. Ése es el verdadero romanticismo. Alguien que llegue, te empuje a hacer cosas de las que jamás te creíste capaz y que arrase de un plumazo con tus principios, tus valores, tus yo nunca, tus yo qué va.

Ojalá ames mucho y muy bueno, incluso a riesgo de ser correspondido. Que te despojen de todo, que hagan jirones de tus ganas y que te veas obligado a remendarlas con el hilo de cualquier otra ilusión. Que desees y seas deseado, que se frustren todas tus esperanzas y que acabes descubriendo que la única forma de recobrar el primer amor, que es el propio, es en brazos ajenos. Dos emociones inútiles asociadas al pasado, arrepentimiento y culpa, y una emoción inútil asociada al futuro, la preocupación. Cuanto antes de desprendas de las tres, antes empezarás a apreciar lo único que tienes.

Qué más. Ah sí. Sé que al menos un amigo te va a traicionar, otro será traicionado por ti, y que te pongas como te pongas, los que no hayas hecho antes de los 30, ya jamás pasarán de buenos conocidos. Cuenta sólo con los tres principales, porque a partir de ahí, todo es mentira.

Para terminar, y hablando del tema, déjame que te presente a tu mejor enemigo. Se llama miedo. Quédate con su cara, porque va a estar jodiéndote de ahora en adelante. Miedo al fracaso. Miedo al qué dirán. Miedo a perder lo que tienes. Miedo a conseguirlo. Miedo a saber poco de la vida. Miedo a tener razón.


Risto Mejide
http://brujulacuidador.com/2014/12/16/lo-poco-que-se-de-la-vida/


martes, 16 de diciembre de 2014

VIVIR EL PRESENTE

¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo?

Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener. Yo me digo que la felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad. Y vivir en realidad es salir del mundo de la confusión.

¿Tan confundidos estamos, en su opinión?

Tenemos tres ilusiones enormes que nos confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y no un alma, cuando el cuerpo es el instrumento de la vida y se acaba con la muerte. Segundo, creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más placer no hay más felicidad, sino más dependencia. Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer. La tercera ilusión es el poder; creemos tener el poder infinito de vivir.

¿Y qué necesitamos realmente para vivir?, ¿acaso el amor?

El amor, tan traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora.
El amor es magnífico porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a sí mismo. En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena. En el amor no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa ocupa su lugar, y entonces se restaura la armonía. Ahora, desde la perspectiva humana, lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil. Nos debilita cuando entendemos que alguien a quien amamos no nos ama.

Hay una gran confusión en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son por amor. Pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una variedad del apego. Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual que se depende de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del enamoramiento. Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi corazón para liberarlo y liberarme. El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad. Pero a veces nos sentimos atados a un amor. Si el amor conduce a la dependencia es eros. Eros es un fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos ya te quemas el dedo. Hay muchos amores que son así, pura chispa. Aunque esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor. Cuando el leño está encendido produce el fuego, Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor.

¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?

Solamente la verdad. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres. Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu maestro. Ámate, sincérate y considérate. Si tú no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor. Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es indigno de ti. La clave entonces es amarse a sí mismo. Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás condicionando al otro. Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de transformación permanente.

Eckart Tolle.



lunes, 15 de diciembre de 2014

CLAVES PARA MANTENER EL EQUILIBRIO EMOCIONAL


1. No te identifiques con tus preocupaciones. Piensa que son más cavilaciones estériles que reflexiones útiles. Las preocupaciones son errores de enfoque, así que conviene no dejarse engañar por ellas. Amplia tu foco e incorpora todas las posibilidades y oportunidades de que dispones.


2. Calibra de una manera realista tus inquietudes. A veces un problema nos secuestra emocionalmente como si en ellos nos fuera la vida. Acostúmbrate a medirlo de 0 a 100. La mayoría de nuestras preocupaciones se sitúan entre 0 y 20. Así te e ocuparás de ellas, pero en un ambiente más distendido y sin las impresión de que se trata de un asunto gravísimo.


3. No te dejes llevar por tus necesidades de controlarlo todo. Es una tarea que nunca se acaba, porque detrás de cada asunto surge otro. La necesidad de control te condena a estar permanentemente desbordado y a ser presa fácil de la ansiedad. Acepta que hay muchas cosas que siguen su rumbo y muchas personas a tu alrededor con sus propias cotas de responsabilidad. Aprende a delegar y a sentirte cómodo en cuanto el proceso está aún sin acabar. Deshazte de la impaciencia.


4. Acepta que no eres omnipotente. Hay muchas cosas que jamás podrás hacer. ¿Triste? Puede que tu tristeza te dolerá menos que toda la tensión de las quimeras imposibles. Y ser mucho más fecunda, porque así le dedicarás tu energía a todo eso que sí depende de ti.


 5. Aprende a sentirte cómodo en la incertidumbre. No tienes todas las respuestas, y nunca las tendrás. Muchas llegarán a su debido momento. Y otras quizá no lleguen nunca. Pero la buena noticia es que no necesitas saberlo todo para vivir. Lo que necesitas para vivir es aprender a aceptar los ritmos de la vida y a desarrollar la confianza en ti y en la vida.


 6. Aprender a aceptar los problemas. Toda tu vida va a estar llena de problemas. Si no te gusta ese nombre, puedes cambiárselo: toda tu vida va estar llena de retos, de lecciones. Todo está en movimiento, las situaciones son cambiantes, y lo mejor que puedes hacer es desarrollar una buena capacidad de adaptación. Los problemas no son más que ejercicios de aprendizaje que te ayudan a crecer.


7. Admite que la adversidad existe. A veces las situaciones de tu vida no serán como te gustaría, y tendrás la impresión de que todo te llega a contradirección. Forma parte de la vida. La otra parte es que, a veces, todo te resulta favorable. Deja a un lado la pregunta victimista “¿Porque que a mí?” Porque forma parte de la experiencia humana. Deja que la adversidad que sufres tú te conecte con la adversidad que sufre el resto del mundo. Desarrollarás compasión humildad y sabiduría.

Por: María Ángeles González