"Quien tiene magia, no necesita trucos"
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domingo, 19 de octubre de 2014
sábado, 18 de octubre de 2014
LA MEDICINA DE LA VELOCIDAD
Los occidentales tienen el reloj, los orientales poseen el
tiempo (proverbio árabe).
Una de las características principales de nuestro mundo
actual es la aceleración, la rapidez, el cambio brusco, la inmediatez. Nos
invade la prisa. Se tiene la experiencia de que las actividades nos superan y
desbordan.
En nuestra cultura ser lento es sinónimo de ser torpe, o
inútil. Se impone la rapidez y la impaciencia, todo tiene que estar disponible
“al instante”. Hoy en día una espera de quince segundos ante el ascensor se
hace insoportable o por mucha banda ancha de la que se disponga, nos enerva que
no aparezca rápidamente una página en internet.
Los médicos señalan que los nuevos ritmos de vida están
fomentando distintas patologías: desequilibrios metabólicos, trastornos
digestivos, obesidad, insomnio,
trastornos del sueño, déficit de atención etc. Hay un aumento de la
agresividad, la competitividad y la sensación de vivir en un estado de alerta
permanente; una tendencia a potenciar las “multitareas”, conducimos comiendo o
comemos viendo la TV, una locura para cualquier sistema nervioso.
Además los mismos avances tecnológicos que posibilitan las
bases para potenciar la sociedad de la comunicación y del conocimiento, se
están usando para producir una “sociedad de la fragmentación”, en las que las
personas se alejan más unas de otras y se perciben cada vez más como extrañas.
La homegeneización global de las masas a través de los medios de comunicación
nunca había llegado tan lejos como hasta ahora.
Todos nos estamos acelerando, y lo que realmente va
demasiado rápido es la irrupción de la tecnología, la cantidad de información
inútil, el flujo de datos sin precedentes a la que hay que someterse para estar
al día.
Parece como si una inmensa red fuera envolviendo al planeta,
entrelazando tecnologías de última generación, satélites, líneas de telefonía móvil,
Internet, ordenadores, televisión en una matrix que parece tuvieran vida
propia, casi como si fueran células vivas; una red que se está convirtiendo en
un entramado técnico económico,
provocando la necesidad imperiosa de estar alerta 24 horas al día, siete
días a la semana, los 365 días del año; despertándonos con los e-mails o
durmiendo con los móviles en la mesilla de noche.
Está tejiéndose a alta velocidad el tiempo de un mundo que
impide pararse y, como decía Milan Kundera: “Cuando las cosas suceden con tal
rapidez, nadie puede estar seguro de nada. De nada en absoluto, ni siquiera de
sí mismo”.
La primavera ya está aquí, saca los ojos de la pantalla,
desacelérate, frena el corazón y la mirada ante la madre naturaleza que está
penetrada de misterios y niveles de significado, “ver un mundo en un grano de
arena, y el Cielo en una flor silvestre…”, William Blake.
Atiende al alma que se mueve despacio, déjala que observe,
que contemple quizá, que cuando crece una brizna de hierba el universo entero se
revela en ella, como decía Suzuki.
Quizá hoy, frente a la belleza de ese atardecer ante el que
levantaste los ojos, descubras lo que Rumi dijo en su Diwan “He hecho el velo
de la creación. Como una pantalla para la Verdad, y en la creación hay Secretos
que, de pronto, como fuentes brotan”.
“Abre los
ojos y ven,
Vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma”
Decía de
nuevo el poeta
Recupera el único tiempo que te corresponde, aquí y ahora,
más allá de la velocidad tecnológica tu propia naturaleza tiene un espejo en el
que reencontrar su auténtico “tempo”, no olvides “que la función cósmica, y más
particularmente terrestre, de la belleza es actualizar en la criatura
inteligente el recuerdo de las esencias, y abrir así la vía hacia la noche luminosa
de la Esencia una e infinita.
“Ven,
vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma””
Beatriz
Cienfuegos
www.ecocentro.es
viernes, 17 de octubre de 2014
LA CONCIENCIA Y LA CURACIÓN
Durante las cuatro últimas décadas se ha escrito mucho sobre
el papel de la mente en la salud. Nuestras actitudes tienen un papel
importantísimo en la creación y la destrucción de la salud corporal.
La depresión, por ejemplo, no sólo afecta a la capacidad
para sanar, sino que deteriora directamente el sistema inmunitario. El enfado,
la amargura, la rabia y el resentimiento obstaculizan el proceso de curación,
cuando no lo impiden totalmente.
La voluntad de sanar tiene un enorme poder, y sin ese poder
interior una enfermedad suele salirse con la suya. Gracias a esta nueva forma
de entender, el poder de la conciencia está recibiendo un lugar oficial en el
modelo médico de la salud y la enfermedad.
Es sorprendente cuántas personas reconocen que la
experiencia de una enfermedad las motivó a dirigir su atención hacia el
interior y a examinar atentamente sus actitudes y estilo de vida. Todas
describen esencialmente el mismo proceso de recuperación: el viaje desde la
mente personal hacia la mente impersonal.
Al principio, al enterarse del diagnóstico, el miedo les
invade la mente. Pero, como dice la mayoría, una vez que se enfrentan consigo
mismas, comprenden que ya presentían que algo iba mal, aunque descartaban ese
presentimiento por miedo. Eso es importante, porque nuestra orientación
intuitiva nos avisa cuando hay una fuga de poder en el cuerpo.
Cuando el miedo va disminuyendo poco a poco, se vuelven
hacia dentro para revisar el contenido de su mente y su información emocional.
Así es como estas personas comienzan el proceso de adquirir una coherencia
mental y emocional, o de tomar conciencia de la distancia que existe entre lo
que piensan y lo que sienten. La curación exige la unión de la mente y el
corazón, y por lo general es la mente la que debe ajustarse a los sentimientos,
que con mucha frecuencia no hemos respetado en nuestras decisiones cotidianas.
Así, las personas exponen las medidas que han tomado para
reorganizar su vida, dando voz creadora a sus sentimientos en sus actividades
diarias.
La historia de Sylvia ilustra este viaje a la conciencia de
corazón y mente. Le diagnosticaron cáncer de mama y le extirparon los dos
pechos. El cáncer se le había extendido también a algunos ganglios linfáticos.
Habría sido natural que pensara constantemente en el cáncer, pero ella se
separó de la idea del cáncer y se concentró en el estrés que había contaminado
su energía. Revisó sus miedos y el dominio que ejercían en su psique, y
reconoció que le aterraba estar sola. El cáncer se le había desarrollado poco
después de divorciarse.
Habría sido natural que se centrara en su sentimiento de
soledad y en su amargura por el divorcio, pero se comprometió a encontrar algo
de valor cada día de su vida. Resolvió no pensar en el ayer, sino apreciar
todas las cosas buenas que le habían ocurrido y dejar que se marcharan las
experiencias dolorosas, entre ellas el divorcio. Con frecuencia sentía tristeza
por su situación, pero, en lugar de vivir en esa tristeza, lloraba y después
pasaba a otra cosa. Luego comenzó a ayudar a otras personas a recuperarse del
cáncer, lo cual dio a su vida un nuevo sentido y finalidad.
Desde la perspectiva simbólica, se convirtió en «ordenada»,
es decir, que el poder que transmitía a otras personas le era devuelto mediante
el reconocimiento y la gratitud de aquellos a quienes ayudaba. Jamás había
experimentado ese grado de valía personal. A los seis meses su organismo estaba
libre de cáncer.
Un aspecto de tomar conciencia es vivir en el momento
presente y apreciar cada día. Sylvia fue capaz de separarse de su pasado y
crearse una nueva vida que tenía sentido y finalidad: ésta es la definición de
hacerse impersonal respecto a una crisis de la vida personal. Aunque había
enfermado de cáncer, se apoyó en la verdad de que un espíritu poderoso es capaz
de sanar un cuerpo enfermo, de que la mente impersonal ejerce autoridad sobre
la experiencia personal. Una y otra vez he sido testigo de que la curación es
cuestión de tomar conciencia, no de la enfermedad, sino de la fuerza vital que
antes nunca se ha abrazado.
ANATOMÍA DEL
ESPÍRITU
CAROLINE
MYSS
http://saikuhayotravidaposible.blogspot.com.ar/2014/10/la-conciencia-y-la-curacion.html
jueves, 16 de octubre de 2014
LOS RIESGOS DEL BYPASS ESPIRITUAL
¿Alguna vez recurriste a tu espiritualidad para evitar
enfrentar un aspecto doloroso de tu vida? ¿Dejaste pasar abusos en nombre de la
compasión? ¿Te escudaste en tus aspiraciones más elevadas para evitar sentir
celos o enojo, por considerarlas emociones “poco espirituales”?Si la respuesta
a alguna de estas preguntas es sí, no estás solo. La mayoría de las personas
que transitan el camino espiritual caen en algún momento, sin darse cuenta, en
esta distorsión que el psicólogo estadounidense John Welwood bautizó “bypass
espiritual” allá por 1984. De hecho, es una ocurrencia tan común en la cultura
espiritual reinante, que muy pocos la perciben su existencia y los peligros que
trae aparejados.
Autores como Ken Wilber y Robert Augustus Masters incluso
advierten que muchos consejeros religiosos y psicólogos transpersonales hoy
promueven este error, con las mejores de las intenciones, al proponerle a
quienes buscan su ayuda soluciones espirituales a problemas de otro origen
(cognitivos, psicológicos, hasta corporales).
El psicoterapeuta Robert Masters dice en su libro Bypass
espiritual: cuando la espiritualidad nos desconecta de lo que verdaderamente
importa que nuestra dificultad para tolerar y hacer frente a nuestra sombra
personal y colectiva es el motor que nos lleva a buscar la espiritualidad como
refugio o solución fácil a nuestros problemas. En estos casos, las prácticas o
creencias no ayudan a elevarnos sino a evitar el costoso tránsito por el
auto-examen y la auto-observación, a acallar la voz interior que nos dice que
algo no está bien, a barrer bajo la alfombra conflictos y dificultades que
piden a gritos ver la luz del día.
Así lo describe John Welwood, quien acuñó el término a
partir de lo que observaba en su comunidad de practicantes budistas, y en él mismo:
“Cuando caemos en el ‘bypass spiritual’, usamos la meta de la iluminación o la
liberación para racionalizar lo que yo llamo trascendencia prematura: intentar
elevarnos por encima del costado crudo y desprolijo de nuestra humanidad antes
de haberlo enfrentado verdaderamente y haber hecho las paces con él. Y entonces
procuramos usar la verdad absoluta para descalificar nuestras necesidades
humanas relativas, nuestros problemas psicológicos, nuestras dificultades
vinculares o déficits de desarrollo. Creo que este es una especie de ‘peligro
ocupacional’ del camino espiritual, dado que la espiritualidad conlleva la
visión de ir más allá de nuestra situación kármica actual”.
¿De qué formas se manifiesta esta tendencia en las personas?
En una actitud de desapego excesivo, la represión de ciertas emociones (la
tendencia a “anestesiar” la tristeza o el enojo), o a través una compasión
ciega, una inclinación exacerbada hacia lo positivo, ignorando o denostando la
propia sombra (los aspectos mal vistos de uno mismo). En casos más extremos,
puede presentarse, incluso, como delirios de iluminación.
También se denomina a esta tendencia “inflación espiritual”,
en referencia la noción de que todo puede trascenderse a pura fuerza de luz y
voluntad. Pero ya lo decía C.G. Jung: “Uno no alcanza la iluminación
fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad”.
Un ejemplo de Welwood, en relación a la práctica del budismo
en Occidente: “Si uno intenta practicar el desapego renegando de la propia
necesidad de recibir amor, lo único que logra es desterrar esa necesidad al
inconsciente, donde posiblemente actúe y se manifieste de maneras
potencialmente peligrosas”.
Explica el terapeuta: “Es fácil usar conceptos como ‘la
verdad del vacío’ de una manera distorsionada. La enseñanza es que los
pensamientos y las emociones no tienen existencia verdadera, que son apenas
ilusiones del Samsara (el mundo de las formas), y por lo tanto, no debemos
prestarles atención. ‘Debes reconocerlos como formas vacías y, atravesarlos sin
más’, es el consejo que reciben los discípulos. Esto puede ser útil en el
ámbito de la práctica, pero en situaciones de la vida, esas mismas palabras
pueden ser usadas para reprimir o negar sentimientos que requieren nuestra
atención. Lo he visto ocurrir en numerosas ocasiones”.
“Temo que lo que muchos budistas occidentales están
practicando no es desapego, sino evitación del apego. Esto no es lo mismo que
liberación del apego: es otra forma de apego: se apegan a la negación de sus
necesidades humanas, por desconfianza en el amor” , subraya.
Este fenómeno se asocia en parte con la explosión de interés
en la espiritualidad que acontece en los años 60 y la adopción por parte de
Occidente de prácticas y saberes del Oriente; y también con la deformación de
estas prácticas y creencias en lo que ha dado en llamarse “espiritualidad de
consumo rápido”.
Pero no es privativo de las tradiciones orientales ni de sus
prácticas; la oración también puede ser usada como una manera de evitar
contactar con las heridas psicológicas y los dolores del corazón.
Lo cierto es que no hay nada instantáneo en el proceso de
crecimiento espiritual. Quienes conquistan la madurez en este terreno lo hacen
a fuerza de años de trabajo interior y transparencia, sabiéndose pequeños y
falibles en cada paso del camino. En términos de Welwood, en ellos la fruta cae
del árbol por su propio peso, en lugar de ser arrancada prematuramente de la
rama.
Hay en estos seres añejados espiritualmente -sean monjes,
maestros o barrenderos- una cualidad de integridad y de arraigo. No son almas
descarnadas, ni aparentan serlo. No están, ni se pretenden, más allá de nada.
Por esto mismo, son capaces de abrazar la complejidad de quienes los rodean con
infinito amor, y mostrar el camino hacia una transcendencia real, sin trampas
ni atajos, sin ilusiones de santidad, con simple vocación humana.
No podría desearnos un destino mejor.
Fabiana Fondevila
miércoles, 15 de octubre de 2014
TUS CÉLULAS ESCUCHAN LO QUE PIENSAS
La Salud es nuestro estado Natural: No solo es un concepto
abstracto, es un hecho fisiológico. Nuestro organismo cuenta con un mecanismo
de AUTOCURACIÓN, mediante el cual produce en la dosis y en el momento adecuado
el “antibiótico, el inmunomodulador, el antidepresivo, el analgésico” o
cualquier sustancia o tejido que se requiera para contrarrestar una enfermedad
o daño que haya sufrido el organismo.
Nacemos con este mecanismo de Autocuración, sin embargo las
creencias, las ideas, la educación que presenta la sociedad, provoca que
estemos inmersos en una “Hipnosis colectiva” en la cual creemos que la
Enfermedad es un estado “normal” de la historia vital del Ser Humano.
Ahora quisiera proponerles otro modelo para entender la
dualidad Salud-Enfermedad.
Y para esto podemos hablar sobre ejemplos comunes de cómo
nos enfermamos.
Nos han vendido… Y reitero “vendido” que es normal estar
enfermos, por ejemplo si comenzamos a sentir dolor de cabeza, nos lagrimean los
ojos y tenemos flujo nasal, es porque ya tenemos gripe y tenemos que asistir al
médico o peor aún comprar el Antigripal de moda que anuncian tan vistosamente
en la televisión… Cuando el cuerpo puede estar reaccionando a nuestro favor
para expulsar algún agente físico que está irritando la mucosa nasal… Más aún
quien de ustedes no ha experimentado lo siguiente: “en la oficina estornuda un
compañero de trabajo y en seguida comienzan todos también a estornudar y peor
aún hay quien dice “YA ME PEGO LA GRIPE”, cuando el Periodo de Incubación de la
gripe es de 2 a 4 días… ¿TE DAS CUENTA DE QUE MENSAJES LE ESTAS MANDANDO A LAS
CELULAS DE TU CUERPO?… y recuerda que ellas están en constante atención de las imágenes,
pensamientos, palabras y sentimientos… Les estas diciendo “YA ESTOY ENFERMO”… y
de manera increíble, automáticamente cada célula de tu cuerpo vibra ante tal
afirmación y comienza a correr un torrente de sustancias toxicas por todo el
organismo… ¿Cuál crees que sea la consecuencia de tal afirmación? Así es,
llegas a tu casa del trabajo y en verdad ya la gripe comenzó a desarrollarse en
tu organismo. Cuando tu cuerpo de forma automatizada pudo combatir esa
infección sin ningún problema, ya que tiene las células y sustancias
especializadas para ello.
Ahora imagínate por un momento que sucede cuando en lugar de
una gripe, a una persona de manera imprevista le dicen “TIENES CANCER”, casi es
posible ver como la vida se escapa literalmente del cuerpo de esa persona.
Torrentes de toxinas recorren su cuerpo en ese preciso instante, más aún todo
su Sistema Inmunológico se estremece y deja de producir lo necesario para su
Autocuración.
Y las células
neoplásicas (cancerígenas) tienen el campo abierto para su proliferación.
Estos son algunos ejemplos de cómo nuestro cuerpo reacciona
ante nuestros pensamientos, palabras, imágenes mentales y sobre todo ante
nuestras emociones…
Ahora se estarán preguntando ¿Qué hago para que mi cuerpo no
se vea afectado de esta forma?
En las siguientes publicaciones estaremos hablando sobre
algunas formas de evitar que nuestro Organismo enferme a causa de nuestros
pensamientos y emociones. Además trataremos un tema que es fundamental, en que
consiste la dualidad:
SALUD-ENFERMEDAD.
Recuerden… “La Salud es nuestro estado Natural”
martes, 14 de octubre de 2014
QUIEN TE ENFADA TE DOMINA
Un día un visitante fue a ver a Buda, y empezó a propinarle
insultos.
A Buda parecían
dejarle impasible los insultos que le lanzaba aquel visitante. Cuando, más
tarde, sus discípulos quisieron saber cuál era el secreto de su
imperturbabilidad, él dijo:
“Imaginad lo que ocurriría si alguien os ofreciera algo y no
lo tomarais; o si alguien os enviara una carta y os negarais a abrirla: su
contenido no os afectaría en lo más mínimo, ¿no es así? Pues haced lo mismo
cuando os injurien, y no perderéis la calma.”
La única clase de auténtica dignidad es la que no sufre
menoscabo con la falta de respeto de los demás. Por mucho que escupas a las
cataratas del Niágara, no lograrás reducir su grandeza.
Ángeles Castell
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