viernes, 17 de octubre de 2014



LA CONCIENCIA Y LA CURACIÓN

Durante las cuatro últimas décadas se ha escrito mucho sobre el papel de la mente en la salud. Nuestras actitudes tienen un papel importantísimo en la creación y la destrucción de la salud corporal.

La depresión, por ejemplo, no sólo afecta a la capacidad para sanar, sino que deteriora directamente el sistema inmunitario. El enfado, la amargura, la rabia y el resentimiento obstaculizan el proceso de curación, cuando no lo impiden totalmente. 

La voluntad de sanar tiene un enorme poder, y sin ese poder interior una enfermedad suele salirse con la suya. Gracias a esta nueva forma de entender, el poder de la conciencia está recibiendo un lugar oficial en el modelo médico de la salud y la enfermedad.

Es sorprendente cuántas personas reconocen que la experiencia de una enfermedad las motivó a dirigir su atención hacia el interior y a examinar atentamente sus actitudes y estilo de vida. Todas describen esencialmente el mismo proceso de recuperación: el viaje desde la mente personal hacia la mente impersonal.

Al principio, al enterarse del diagnóstico, el miedo les invade la mente. Pero, como dice la mayoría, una vez que se enfrentan consigo mismas, comprenden que ya presentían que algo iba mal, aunque descartaban ese presentimiento por miedo. Eso es importante, porque nuestra orientación intuitiva nos avisa cuando hay una fuga de poder en el cuerpo. 

Cuando el miedo va disminuyendo poco a poco, se vuelven hacia dentro para revisar el contenido de su mente y su información emocional. Así es como estas personas comienzan el proceso de adquirir una coherencia mental y emocional, o de tomar conciencia de la distancia que existe entre lo que piensan y lo que sienten. La curación exige la unión de la mente y el corazón, y por lo general es la mente la que debe ajustarse a los sentimientos, que con mucha frecuencia no hemos respetado en nuestras decisiones cotidianas.

Así, las personas exponen las medidas que han tomado para reorganizar su vida, dando voz creadora a sus sentimientos en sus actividades diarias.

La historia de Sylvia ilustra este viaje a la conciencia de corazón y mente. Le diagnosticaron cáncer de mama y le extirparon los dos pechos. El cáncer se le había extendido también a algunos ganglios linfáticos. Habría sido natural que pensara constantemente en el cáncer, pero ella se separó de la idea del cáncer y se concentró en el estrés que había contaminado su energía. Revisó sus miedos y el dominio que ejercían en su psique, y reconoció que le aterraba estar sola. El cáncer se le había desarrollado poco después de divorciarse. 

Habría sido natural que se centrara en su sentimiento de soledad y en su amargura por el divorcio, pero se comprometió a encontrar algo de valor cada día de su vida. Resolvió no pensar en el ayer, sino apreciar todas las cosas buenas que le habían ocurrido y dejar que se marcharan las experiencias dolorosas, entre ellas el divorcio. Con frecuencia sentía tristeza por su situación, pero, en lugar de vivir en esa tristeza, lloraba y después pasaba a otra cosa. Luego comenzó a ayudar a otras personas a recuperarse del cáncer, lo cual dio a su vida un nuevo sentido y finalidad. 

Desde la perspectiva simbólica, se convirtió en «ordenada», es decir, que el poder que transmitía a otras personas le era devuelto mediante el reconocimiento y la gratitud de aquellos a quienes ayudaba. Jamás había experimentado ese grado de valía personal. A los seis meses su organismo estaba libre de cáncer.

Un aspecto de tomar conciencia es vivir en el momento presente y apreciar cada día. Sylvia fue capaz de separarse de su pasado y crearse una nueva vida que tenía sentido y finalidad: ésta es la definición de hacerse impersonal respecto a una crisis de la vida personal. Aunque había enfermado de cáncer, se apoyó en la verdad de que un espíritu poderoso es capaz de sanar un cuerpo enfermo, de que la mente impersonal ejerce autoridad sobre la experiencia personal. Una y otra vez he sido testigo de que la curación es cuestión de tomar conciencia, no de la enfermedad, sino de la fuerza vital que antes nunca se ha abrazado.

ANATOMÍA DEL ESPÍRITU
CAROLINE MYSS
http://saikuhayotravidaposible.blogspot.com.ar/2014/10/la-conciencia-y-la-curacion.html


jueves, 16 de octubre de 2014



LOS RIESGOS DEL BYPASS ESPIRITUAL

¿Alguna vez recurriste a tu espiritualidad para evitar enfrentar un aspecto doloroso de tu vida? ¿Dejaste pasar abusos en nombre de la compasión? ¿Te escudaste en tus aspiraciones más elevadas para evitar sentir celos o enojo, por considerarlas emociones “poco espirituales”?Si la respuesta a alguna de estas preguntas es sí, no estás solo. La mayoría de las personas que transitan el camino espiritual caen en algún momento, sin darse cuenta, en esta distorsión que el psicólogo estadounidense John Welwood bautizó “bypass espiritual” allá por 1984. De hecho, es una ocurrencia tan común en la cultura espiritual reinante, que muy pocos la perciben su existencia y los peligros que trae aparejados.

Autores como Ken Wilber y Robert Augustus Masters incluso advierten que muchos consejeros religiosos y psicólogos transpersonales hoy promueven este error, con las mejores de las intenciones, al proponerle a quienes buscan su ayuda soluciones espirituales a problemas de otro origen (cognitivos, psicológicos, hasta corporales).

El psicoterapeuta Robert Masters dice en su libro Bypass espiritual: cuando la espiritualidad nos desconecta de lo que verdaderamente importa que nuestra dificultad para tolerar y hacer frente a nuestra sombra personal y colectiva es el motor que nos lleva a buscar la espiritualidad como refugio o solución fácil a nuestros problemas. En estos casos, las prácticas o creencias no ayudan a elevarnos sino a evitar el costoso tránsito por el auto-examen y la auto-observación, a acallar la voz interior que nos dice que algo no está bien, a barrer bajo la alfombra conflictos y dificultades que piden a gritos ver la luz del día.

Así lo describe John Welwood, quien acuñó el término a partir de lo que observaba en su comunidad de practicantes budistas, y en él mismo: “Cuando caemos en el ‘bypass spiritual’, usamos la meta de la iluminación o la liberación para racionalizar lo que yo llamo trascendencia prematura: intentar elevarnos por encima del costado crudo y desprolijo de nuestra humanidad antes de haberlo enfrentado verdaderamente y haber hecho las paces con él. Y entonces procuramos usar la verdad absoluta para descalificar nuestras necesidades humanas relativas, nuestros problemas psicológicos, nuestras dificultades vinculares o déficits de desarrollo. Creo que este es una especie de ‘peligro ocupacional’ del camino espiritual, dado que la espiritualidad conlleva la visión de ir más allá de nuestra situación kármica actual”.

¿De qué formas se manifiesta esta tendencia en las personas? En una actitud de desapego excesivo, la represión de ciertas emociones (la tendencia a “anestesiar” la tristeza o el enojo), o a través una compasión ciega, una inclinación exacerbada hacia lo positivo, ignorando o denostando la propia sombra (los aspectos mal vistos de uno mismo). En casos más extremos, puede presentarse, incluso, como delirios de iluminación.

También se denomina a esta tendencia “inflación espiritual”, en referencia la noción de que todo puede trascenderse a pura fuerza de luz y voluntad. Pero ya lo decía C.G. Jung: “Uno no alcanza la iluminación fantaseando sobre la luz sino haciendo consciente la oscuridad”.
Un ejemplo de Welwood, en relación a la práctica del budismo en Occidente: “Si uno intenta practicar el desapego renegando de la propia necesidad de recibir amor, lo único que logra es desterrar esa necesidad al inconsciente, donde posiblemente actúe y se manifieste de maneras potencialmente peligrosas”.

Explica el terapeuta: “Es fácil usar conceptos como ‘la verdad del vacío’ de una manera distorsionada. La enseñanza es que los pensamientos y las emociones no tienen existencia verdadera, que son apenas ilusiones del Samsara (el mundo de las formas), y por lo tanto, no debemos prestarles atención. ‘Debes reconocerlos como formas vacías y, atravesarlos sin más’, es el consejo que reciben los discípulos. Esto puede ser útil en el ámbito de la práctica, pero en situaciones de la vida, esas mismas palabras pueden ser usadas para reprimir o negar sentimientos que requieren nuestra atención. Lo he visto ocurrir en numerosas ocasiones”.

“Temo que lo que muchos budistas occidentales están practicando no es desapego, sino evitación del apego. Esto no es lo mismo que liberación del apego: es otra forma de apego: se apegan a la negación de sus necesidades humanas, por desconfianza en el amor” , subraya.

Este fenómeno se asocia en parte con la explosión de interés en la espiritualidad que acontece en los años 60 y la adopción por parte de Occidente de prácticas y saberes del Oriente; y también con la deformación de estas prácticas y creencias en lo que ha dado en llamarse “espiritualidad de consumo rápido”.

Pero no es privativo de las tradiciones orientales ni de sus prácticas; la oración también puede ser usada como una manera de evitar contactar con las heridas psicológicas y los dolores del corazón.
Lo cierto es que no hay nada instantáneo en el proceso de crecimiento espiritual. Quienes conquistan la madurez en este terreno lo hacen a fuerza de años de trabajo interior y transparencia, sabiéndose pequeños y falibles en cada paso del camino. En términos de Welwood, en ellos la fruta cae del árbol por su propio peso, en lugar de ser arrancada prematuramente de la rama.

Hay en estos seres añejados espiritualmente -sean monjes, maestros o barrenderos- una cualidad de integridad y de arraigo. No son almas descarnadas, ni aparentan serlo. No están, ni se pretenden, más allá de nada. Por esto mismo, son capaces de abrazar la complejidad de quienes los rodean con infinito amor, y mostrar el camino hacia una transcendencia real, sin trampas ni atajos, sin ilusiones de santidad, con simple vocación humana.
No podría desearnos un destino mejor.

Fabiana Fondevila


miércoles, 15 de octubre de 2014


TUS CÉLULAS ESCUCHAN LO QUE PIENSAS

La Salud es nuestro estado Natural: No solo es un concepto abstracto, es un hecho fisiológico. Nuestro organismo cuenta con un mecanismo de AUTOCURACIÓN, mediante el cual produce en la dosis y en el momento adecuado el “antibiótico, el inmunomodulador, el antidepresivo, el analgésico” o cualquier sustancia o tejido que se requiera para contrarrestar una enfermedad o daño que haya sufrido el organismo.

Nacemos con este mecanismo de Autocuración, sin embargo las creencias, las ideas, la educación que presenta la sociedad, provoca que estemos inmersos en una “Hipnosis colectiva” en la cual creemos que la Enfermedad es un estado “normal” de la historia vital del Ser Humano.

Ahora quisiera proponerles otro modelo para entender la dualidad Salud-Enfermedad.

Y para esto podemos hablar sobre ejemplos comunes de cómo nos enfermamos.

Nos han vendido… Y reitero “vendido” que es normal estar enfermos, por ejemplo si comenzamos a sentir dolor de cabeza, nos lagrimean los ojos y tenemos flujo nasal, es porque ya tenemos gripe y tenemos que asistir al médico o peor aún comprar el Antigripal de moda que anuncian tan vistosamente en la televisión… Cuando el cuerpo puede estar reaccionando a nuestro favor para expulsar algún agente físico que está irritando la mucosa nasal… Más aún quien de ustedes no ha experimentado lo siguiente: “en la oficina estornuda un compañero de trabajo y en seguida comienzan todos también a estornudar y peor aún hay quien dice “YA ME PEGO LA GRIPE”, cuando el Periodo de Incubación de la gripe es de 2 a 4 días… ¿TE DAS CUENTA DE QUE MENSAJES LE ESTAS MANDANDO A LAS CELULAS DE TU CUERPO?… y recuerda que ellas están en constante atención de las imágenes, pensamientos, palabras y sentimientos… Les estas diciendo “YA ESTOY ENFERMO”… y de manera increíble, automáticamente cada célula de tu cuerpo vibra ante tal afirmación y comienza a correr un torrente de sustancias toxicas por todo el organismo… ¿Cuál crees que sea la consecuencia de tal afirmación? Así es, llegas a tu casa del trabajo y en verdad ya la gripe comenzó a desarrollarse en tu organismo. Cuando tu cuerpo de forma automatizada pudo combatir esa infección sin ningún problema, ya que tiene las células y sustancias especializadas para ello.

Ahora imagínate por un momento que sucede cuando en lugar de una gripe, a una persona de manera imprevista le dicen “TIENES CANCER”, casi es posible ver como la vida se escapa literalmente del cuerpo de esa persona. Torrentes de toxinas recorren su cuerpo en ese preciso instante, más aún todo su Sistema Inmunológico se estremece y deja de producir lo necesario para su Autocuración.

 Y las células neoplásicas (cancerígenas) tienen el campo abierto para su proliferación.

Estos son algunos ejemplos de cómo nuestro cuerpo reacciona ante nuestros pensamientos, palabras, imágenes mentales y sobre todo ante nuestras emociones…

Ahora se estarán preguntando ¿Qué hago para que mi cuerpo no se vea afectado de esta forma?

En las siguientes publicaciones estaremos hablando sobre algunas formas de evitar que nuestro Organismo enferme a causa de nuestros pensamientos y emociones. Además trataremos un tema que es fundamental, en que consiste la dualidad:

SALUD-ENFERMEDAD.

Recuerden… “La Salud es nuestro estado Natural”

Por Leo Heart

 
 
 

 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 
 
 
 
 

 
 
 

 

martes, 14 de octubre de 2014


QUIEN TE ENFADA TE DOMINA

Un día un visitante fue a ver a Buda, y empezó a propinarle insultos.

 A Buda parecían dejarle impasible los insultos que le lanzaba aquel visitante. Cuando, más tarde, sus discípulos quisieron saber cuál era el secreto de su imperturbabilidad, él dijo:

“Imaginad lo que ocurriría si alguien os ofreciera algo y no lo tomarais; o si alguien os enviara una carta y os negarais a abrirla: su contenido no os afectaría en lo más mínimo, ¿no es así? Pues haced lo mismo cuando os injurien, y no perderéis la calma.”

La única clase de auténtica dignidad es la que no sufre menoscabo con la falta de respeto de los demás. Por mucho que escupas a las cataratas del Niágara, no lograrás reducir su grandeza.

Ángeles Castell
 
 

lunes, 13 de octubre de 2014

TU MENTE CREA LA REALIDAD

Entrevista al Dr. Joe Dispenza

Recomiendo su libro "Deja de ser tú", entretenido, con datos científicos pero muy fácil de leer. 


https://www.youtube.com/watch?v=JYfp1HBwf2I&sns=em





METAMEDICINA Curar el cuerpo con la mente

Las emociones que no sabemos canalizar se graban en nuestra memoria subconsciente y afloran una y otra vez condicionando nuestra vida y causándonos malestar y enfermedad.

Encontrar el origen de esas memorias registradas y transformarlas para que jueguen a nuestro favor, nos ayudará a vivir una vida más sana y feliz.

La palabra “metamedicina” proviene del prefijo griego meta, que significa “más allá”, y del sustantivo latino medicina, “ciencia y arte de precaver y curar enfermedades del cuerpo humano”.

La metamedicina, por tanto, busca no sólo eliminar el dolor y otras manifestaciones desagradables que pueden provocarnos una dolencia, sino también descubrir las causas que la han originado.

La metamedicina considera que un 80% de nuestras enfermedades tienen un origen psicosomático, es decir, nacen de una emoción que no se ha conseguido liberar, muchas veces porque la situación que la ha provocado se produjo en nuestra etapa prenatal o en la más tierna infancia.

Esta emoción crea una especie de registro, una suerte de memoria que permanece en nuestro subconsciente y vuelve a aparecer cada vez que una situación de nuestra vida vibra en la frecuencia de esa emoción, es decir, despierta el recuerdo en nuestro subconsciente y volvemos a sentirnos de nuevo con el desamparo, el miedo, la culpa… que experimentamos de niños.

Así, la sensación de abandono o de no sentirnos queridos por nuestros padres puede conllevar un miedo a la vida que nos conduzca a enfermar. Emociones estancadas como la vergüenza, la ira, el sentimiento de culpa, el miedo, las fobias o la ansiedad también pueden ocasionar grandes dolencias si no aprendemos a desactivarlas.

Somos creadores de nuestra realidad

La curación no ocurrirá con sólo conocer su causa. Porque incluso cuando se ha solucionado un conflicto o se ha liberado una emoción, el cuerpo puede necesitar un tiempo más o menos largo para proceder a la reparación del tejido o del órgano afectado.

La curación no es más que volver al estado de armonía y de equilibrio. Admitir una dificultad o una debilidad es estar ya en el camino de superarla.

Para la metamedicina nuestro cuerpo es como un mapa de símbolos que nos da información sobre dónde puede hallarse el origen de nuestro malestar o dolor.

Cada órgano, músculo o hueso representa una actitud mental, y su función en el organismo nos da pistas de qué puede estar pasándonos cuando no funciona. La dolencia en sí también nos da información sobre cuál puede ser su causa emocional.

Un ejemplo: el sistema circulatorio distribuye el oxígeno y los nutrientes a nuestras células, es el encargado, por tanto, de hacer llegar “la vida” a todos los rincones de nuestro organismo.

Uno de sus órganos principales es el corazón, cuya misión es garantizar la buena circulación de la sangre.

El corazón, además, es un músculo, y como tal representa el esfuerzo que, en su caso, se relaciona con la vida.

Así, las dolencias que implican al corazón pueden estar relacionadas con el esfuerzo que hacemos para vivir y ser felices. Si pensamos que, para ser valientes, hay que trabajar mucho, sin detenerse ni quejarse, podemos exigir a nuestro corazón un excesivo esfuerzo y llegar a agotarlo,

El corazón es la bomba que, con Amor, hace que el júbilo circule por nuestras venas.

Cuando nos privamos del Amor y el júbilo, el corazón se encoge y se enfría, y como resultado, la circulación se hace perezosa y vamos camino de la anemia, la angina de pecho y los ataques cardíacos.

Pero el corazón no nos «ataca». Somos nosotros los que nos enredamos hasta tal punto en los dramas que nos creamos, que con frecuencia dejamos de prestar atención a las pequeñas alegrías que nos rodean. Nos pasamos años expulsando del corazón todo el júbilo, hasta que, literalmente, el dolor lo destroza.

La gente que sufre ataques cardíacos nunca es gente alegre. Si no se toma el tiempo de apreciar los placeres de la vida, lo que hace es prepararse un «ataque al corazón».

Por otra parte, entre las muchas dolencias que pueden derivarse de un mal funcionamiento del sistema circulatorio, tenemos la hipertensión: En la hipertensión, el flujo emocional es demasiado fuerte, la sangre se calienta y la presión aumenta.

Puede estar relacionada con una emoción fuerte o no resuelta.

Afecta sobre todo a las personas que reprimen sus emociones.

El simbolismo del cuerpo no puede tomarse al pie de la letra. Es una guía que nos ayudará en todo el trabajo de encontrar el origen de nuestra enfermedad, pero también deberemos tener en cuenta otros factores, como la situación en la que apareció la enfermedad, las circunstancias, etc., ya que un mismo suceso puede dar distintos síntomas y el mismo síntoma o dolor tener diferentes causas.

Lo que nos impide realizar aquello que deseamos son nuestras propias resistencias, que hacen que nos aferremos a lo que ya conocemos.

Nosotros mismos creamos todo lo que llamamos «enfermedad». El cuerpo, como todo en la vida, es un espejo de nuestras ideas y creencias. El cuerpo está siempre hablándonos; sólo falta que nos molestemos en escucharlo. Cada célula de su cuerpo responde a todo lo que pensamos y decimos.

Cuando hay problemas con los oídos, eso suele significar que a uno le está pasando algo de lo que no se quiere enterar. El dolor de oídos indica que lo que se oye provoca enfado.  Observen que cuando un miembro de una pareja es «duro de oído», generalmente el otro es charlatán.

El pelo representa la fuerza.

Cuando estamos tensos y asustados, es frecuente que nos fabriquemos estas «bandas de acero» que se originan en los músculos de los hombros y desde allí suben a lo alto de la cabeza; a veces incluso rodean los ojos.

El pelo crece desde los folículos pilosos, y cuando hay mucha tensión en el cuero cabelludo, puede estar sometido a una presión tal que no le deja respirar, provocando así su muerte y su caída. Si la tensión se mantiene y el cuero cabelludo no se relaja, el folículo sigue estando tan tenso que el pelo nuevo no puede salir, y el resultado es la calvicie.

• Los ojos representan la capacidad de ver, y cuando tenemos problemas con ellos eso significa, generalmente, que hay algo que no queremos ver, ya sea en nosotros o en la vida, pasada, presente o futura. Muchas personas han tenido experiencias de curación impresionantes cuando se han mostrado dispuestas a retroceder en el pasado para hacer una «limpieza», y tirar aquello que no querían ver uno o dos años antes de que tuvieran que empezar a usar las gafas.

Si tenemos las articulaciones agarrotadas e incapaces de moverse nos volvemos rígidos, nuestro medio de expresión se toma rígido e inflexible. Una inflamación en las articulaciones revela, por tanto, una resistencia o irritación respecto al movimiento, tal vez un temor a lo que nos espera delante, o una dificultad en someternos a ello. Hay una falta de la energía que se desplaza por las articulaciones, lo que indica que estamos tomando energía de esa parte de nuestro cuerpo-mente. Esto dependerá de la zona del cuerpo afectada. Así, por ejemplo, las articulaciones del hombro, codos y muñecas nos permiten desplazar la energía desde el corazón hasta las manos, para que podamos expresar nuestros sentimientos afectivos. Estas articulaciones autorizan además la libre expresión de nuestra energía creativa y activa, nuestras aptitudes manipuladoras y ejecutivas. Una disfunción en cualquiera de esas articulaciones puede indicar un temor a expresar esa energía, una contrariedad o resistencia a ello.

Los dolores de cabeza provienen del hecho de desautorizarnos a nosotros mismos.

Las migrañas o jaquecas se las crean las personas que quieren ser perfectas y que se imponen a sí mismas una presión excesiva. En ellas está en juego una intensa cólera reprimida.

Los problemas en los senos paranasales Que se manifiestan en la cara, en la zona más próxima a la nariz, significan que a uno lo irrita alguien que es una presencia muy próxima en su vida. Hasta es posible que sienta que esa persona lo está sofocando o aplastando.

La parte superior de la espalda tiene que ver con la sensación de no tener apoyo emocional. «Mi marido (mujer, amante, amigo o jefe) no me entiende o no me apoya.»

La parte media se relaciona con la culpa, con todo eso que dejamos a nuestras espaldas.

El dolor de garganta es siempre enfado. Si además hay un resfriado, existe también confusión mental.

La laringitis significa generalmente que uno está tan enojado que no puede hablar.

La garganta representa también el fluir de la creatividad en nuestro cuerpo. Es el lugar del cuerpo donde expresamos nuestra creatividad, y cuando la frustramos y la sofocamos, es frecuente que tengamos problemas de garganta.

La amigdalitis y los problemas tiroideos no son más que creatividad frustrada, incapaz de expresarse.

El centro energético situado en la garganta, el quinto chakra, es el lugar del cuerpo donde tiene lugar el cambio. Cuando nos resistimos al cambio, o nos encontramos en pleno cambio, o estamos intentando cambiar, es frecuente que tengamos mucha actividad en la garganta.

Si decidimos tomar las riendas de nuestra vida y aceptamos nuestra responsabilidad en ella, ya estamos preparados para empezar el trabajo que supone descubrir el origen de nuestra dolencia para después poder sanarla.

Uno de los primeros pasos será reconstruir la historia de nuestra enfermedad.

Para ello tendremos que seguir una serie de etapas, éstas son algunas de ellas:

- Buscar qué representa cada órgano o la parte afectada

- Hallar el significado de la afección

- Buscar cuándo aparecieron los primeros síntomas

- Investigar qué ventajas nos aporta

- Descubrir qué nos impide hacer

- Aprender qué quiere esta enfermedad que comprendamos

- Elegir la solución que nos beneficiará

- Extraer la lección de esa experiencia y aprender de ella

Algunos ejemplos de qué nos puede estar pasando cuando enfermamos son:

- Necesitamos huir de una situación

- Estamos llamando la atención de alguien

- Es un mecanismo de supervivencia

- Culpabilizamos a otros de nuestros sufrimientos
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