sábado, 4 de octubre de 2014

 
"No busques un motivo para ser feliz. Primero sé feliz y verás que te sobran los motivos"
 
 
Estoy completamente de acuerdo con esta afirmación. Siempre postergando la felicidad: cuando consiga esto, cuando consiga lo otro haré esto o aquello y seré feliz. Error. Porque siempre habrá algo más para postergarla y vuelta a empezar. Qué complicados somos. Yo propongo meditar, porque al aquietar la mente, nuestro mundo interior cambia y las prioridades, también.
 


FORMAS DE NACIMIENTO: RELACIÓN EMOCIONAL

La forma en que nacemos nos condiciona para el resto de nuestra vida. Diferentes actitudes con la existencia, forma de verla, enfocarla, enfrentarse a ella, etc…

Aquí te vamos a poner una lista de las formas de nacer y los condicionamientos para un posible futuro.

No lo tomes a rajatabla, ya que cada persona es un mundo, puede ser un condicionante que ya hayas superado. Solo es una idea general.

Algunos ejemplos:

Cesáreas

Insisten en hacer las cosas por sí mismos

Tienen tendencia a atraer a personas que se interponen en su camino

Tienen dificultades para terminar las cosas

 

Parto con fórceps

Luchan con la vida

No puedo hacerlo sola

Miedo a que le toquen

No les gusta sentirse controlados

 

Cordón alrededor del suelo

En las relaciones se sienten estrangulados a menudo

Reprimen sus emociones

Miedo a la intimidad

Asocian el riesgo al hecho de sentirse vivos

 

Parto prematuro

Tienen prisa e impaciencia por avanzar

No se sienten suficientes

Tienen ansias de afectividad

Suelen llegar temprano o tarde para compensar

 

 Incubadora

Se sienten aislados y solos

Tienen problemas con la temperatura

Miedo al abandono

 

 Parto inducido

Sienten que no son respetados

Se enfadan fácilmente

Les cuesta empezar las cosas

Tienen resentimiento cuando se les empujan

 

Ángeles Castell
 
 

viernes, 3 de octubre de 2014

jueves, 2 de octubre de 2014


LA MEDITACIÓN PROVOCA CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA DEL CEREBRO

No lo dice un grupo «new age», ni unos amantes de la pseudociencia o de la falsa espiritualidad, sino un equipo de psiquiatras liderado por el Hospital General de Massachusetts, que ha realizado el primer estudio que documenta cómo ejercitar la meditación puede afectar al cerebro. Según sus conclusiones, publicadas en Psychiatry Research, la práctica de un programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables cambios en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la autoconciencia, la empatía y el estrés. Es decir, que algo considerado espiritual, nos transforma físicamente y puede mejorar nuestro bienestar y nuestra salud.

«Aunque la práctica de la meditación está asociada a una sensación de tranquilidad y relajación física, los médicos han afirmado durante mucho tiempo que la meditación también proporciona beneficios cognitivos y psicológicos que persisten durante todo el día», explica la psiquiatra Sara Lazar, autora principal del estudio. «La nueva investigación demuestra que los cambios en la estructura del cerebro pueden estar detrás de esos beneficios demostrados, y que la gente no se siente mejor solo porque se han relajado», apunta.

Lazar ya había realizado estudios previos en los que había encontrado diferencias estructurales entre los cerebros de los profesionales de la meditación, con experiencia en este tipo de prácticas, y los individuos sin antecedentes, como, por ejemplo, un mayor grosor de la corteza cerebral en áreas asociadas con la atención y la integración emocional. Pero entonces la investigadora no pudo confirmar si este proceso había sido fruto de, simplemente, haber pasado unos ratos de reflexión.

Conciencia sin prejuicios

Para el estudio actual, los científicos tomaron imágenes por resonancia magnética de la estructura cerebral de 16 voluntarios dos semanas antes y después de realizar un curso de meditación de ocho semanas, un programa para reducir el estrés coordinado por la Universidad de Massachusetts. Además de las reuniones semanales, que incluían la práctica de la meditación consciente, que se centra en la conciencia sin prejuicios de sensaciones y sentimientos, los voluntarios recibieron unas grabaciones de audio para seguir con sus cavilaciones en casa.

Los participantes en el grupo de meditación pasaron 27 minutos cada día practicando estos ejercicios. Sus respuestas a un cuestionario médico señalaban mejoras significativas en comparación con las respuestas antes del curso. El análisis de las imágenes por resonancia magnética encontró un incremento de la densidad de materia gris en el hipocampo, una zona del cerebro importante para el aprendizaje y la memoria, y en estructuras asociadas a la autoconciencia, la compasión y la introspección. Además, se descubrió una disminución de la materia gris en la amígdala cerebral, un conjunto de núcleos de neuronas localizadas en la profundidad de los lóbulos temporales, lo que está relacionado con una disminución el estrés. Ninguno de estos cambios fue observado en el grupo de control formado por otros voluntarios, lo que demuestra que no fueron resultado solo del paso del tiempo.

 «Es fascinante ver la plasticidad del cerebro y cómo, mediante la práctica de la meditación, podemos jugar un papel activo en el cambio del cerebro y puede aumentar nuestro bienestar y calidad de vida», dice Britta Hölzel, autora principal del estudio. El hallazgo abre las puertas a nuevas terapias para pacientes que sufren problemas graves de estrés, como los que soportan un agudo estrés post-traumático tras una mala experiencia.

 
 

martes, 30 de septiembre de 2014

EL FRACASO DE LOS PADRES SE LLAMA TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN

(Un detalle muy importante: el propio "descubridor" de esta presunta "enfermedad", Leon Eisenberg, dijo antes de morir: “El TDAH es un ejemplo de enfermedad inventada. La predisposición genética para el TDAH está completamente sobrevalorada”). Juzgen ustedes mismos.
 

Freud, especialista en niños, sugirió a los padres de niños medicados por TDAH acercarse a terapeutas que entiendan que los fármacos son peligrosos.

 

Debido a su alta propagación parecería que el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un virus, lamenta Joseph Knobel Freud, psicoanalista infantil y fundador y docente de la Escuela de Clínica Psicoanalítica con Niños y Adolescentes de Barcelona, España.

“En 1950 uno de cada 10 mil niños lo padecía, ahora lo tiene el 13 por ciento de la población. En 2011, tan sólo en Estados Unidos, el 10 por ciento de la población infantil padecía esta enfermedad, pero en 2012 se duplicó. En España hay primarias donde la mitad de su alumnado está consumiendo Ritalín, fármaco recetado por psiquiatras y neurólogos para inhibir la hiperactividad de niños diagnosticados con TDAH. En México, aunque no hay datos precisos, los diagnósticos con niños que padecen el trastorno y por ende, el consumo de la medicina, va al alza” lamenta este especialista.

El doctor Joseph Knobel Freud impartió un Seminario para profesionales de la salud mental del Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infancia (CEEPI), cuyo nombre fue ‘Desmedicalización Infantil: TDA, Negativismo Desafiante y otras Etiquetas’. La sede, el Hospital General Dr. Manuel Gea González.

“La verdadera pandemia es la medicación de la vida cotidiana y esto se aplica a niños que con toda certeza no padecen TDAH. El trastorno es el resultado del fracaso de los padres de familia y de los maestros, porque son incapaces de observar que los niños están deprimidos por diversas razones y la hiperactividad que manifiestan es el efecto del problema. Lo más fácil es medicarlos, sin embargo, en unos años veremos que habrá sociedades de adultos dependientes y con altas probabilidades de ser adictos a las drogas”, explicó Knobel Freud.

El estudioso explicó que existen ejemplos de peso que sustentan sus teorías. “El 90 por ciento de los niños que fueron diagnosticados con TDAH a nivel mundial tiene a sus padres separados o divorciados. La  hiperquinesia de los niños es sólo una manera de expresar lo mal que se sienten por una realidad que no comprenden y les lastima. Los niños no han desarrollado el lenguaje adulto y no tienen palabras para expresar lo que sienten. No están enfermos sólo es que los adultos son incapaces de analizar que ellos mismos son el origen del problema. Lo que necesitan los niños, pero mucho más sus padres, es una terapia psicológica”, dijo.

Knobel Freud fue más allá. “El TDAH no existe como enfermedad, repito, el fracaso de los padres se llama TDAH. Pueden estar deprimidos y expresar una situación que implica abuso sexual o maltrato infantil. Es indispensable averiguar el origen del problema y verán que el padecimiento es inexistente”.

El terapeuta dijo que la supuesta existencia del TDAH ha permitido algo muy peligroso: que los profesores, mediante el Test de Colman, evalúen a un niño y digan si éste padece TDAH, situación anormal, porque su función es educativa, no de diagnóstico.

Freud pide a los padres de los niños diagnosticados con TDAH y medicados por esa razón que olviden los fármacos. “He visto chicos en consulta que no se mueven, que dan ganas de zarandearlos para que reaccionen porque están bajo el influjo de los medicamentos”.

Freud recuerda el caso de un chico a quien diagnosticaron con TDAH por su excesivo descontrol; el niño acudía a la consulta de las cuatro de la tarde casi dormido a causa de los medicamentos.

Durante la terapia Freud descubrió que el chico era inquieto debido a las fuertes y constantes peleas entre sus padres. Además, aprendió a controlar sus impulsos, “que es muy diferente a que no se mueva”.

Freud acepta la existencia de niños impulsivos pero no tolera que, lejos de averiguar qué motiva esa inquietud, se quiera tapar un problema medicando al pequeño. “Los psicoanalistas y los psicoterapeutas debemos averiguar el por qué de ese comportamiento; el chico de la terapia tenía miedo por la manera en que sus padres se trataban; tras una terapia familiar la situación mejoró y el niño se fue tranquilizando” cuenta.

Este método es paulatino. “No soy partidario de la rapidez, y debo decir que el cambio no se logró en un mes, casi tardamos un año, pero ese tiempo no tomó drogas, lo único que le metí fueron palabras. Los psicoterapeutas tenemos que defender la capacidad de las personas de hablar de sus problemas, no de taparlos con drogas”.

Freud, especialista en niños, sugirió a los padres de niños medicados por trastornos como el TDAH acercarse a terapeutas que entiendan que los fármacos son peligrosos. “Además de los efectos secundarios, los medicamentos son malos en algunos casos porque siguen la lógica de ‘voy a buscar un elemento químico, externo a mi propia química, que provoque un cambio que yo no consigo’; las medicinas están bien para un dolor de cabeza”.

Joseph resalta que los medicamentos para los niños con TDAH son conocidos como “la pastillita de portarte bien” pues los niños están más tranquilos aunque el padre le pegue a la  madre, pero, en el fondo, la intranquilidad persiste y como el chico no sabe cómo procesarla siempre está inquieto y los padres y los terapeutas tapan el síntoma con un medicamento.

“Cuando un padre le da al hijo un medicamento para acallar los síntomas le enseña la dialéctica de que algo de fuera te puede producir un estado mental diferente, así que cuando el joven fume marihuana el padre no podrá decirle que no pues desde que era un niño le administró metilfenidato para lograr el comportamiento deseado, le enseñó que es más fácil tomar un diazepam que aprender a relajarse” explica este especialista.

Freud insta a la gente interesada a buscar los manifiestos que apoyan el movimiento por la despatologización de la vida. “Las firmas de apoyo ayudan a la lucha contra las grandes empresas que quieren negociar con la salud de nuestros hijos, porque esto es un negocio, y eso es lo que más rabia da; si el Ritalín saliera de los árboles y fuera gratis le apuesto lo que quiera que no existiría el TDAH ni su respectivo  medicamento, hay un negocio detrás”.

lunes, 29 de septiembre de 2014


DESCONECTANDO

¿Necesitas realmente Desconectar? ¿De qué? ¿De la rutina? ¿De la vida que llevamos? ¿Del repetitivo martilleo de la mente? ¿De los conflictos? Porque todo ello te produce; dolor. A ti, y a los que te rodean. ¿Necesitas “ver” una salida? ¿Te niegas a seguir llevando una vida miserable?

Es frecuente, y más cuando se acerca el verano, época, que para la mayoría marca un fin y un comienzo de temporada, y que habitualmente relacionamos con el descanso, buen tiempo, recargar las pilas, decir: Necesito desconectar.

Desconectar realmente ¿De qué? ¿De la rutina? ¿De la vida que llevamos? O simplemente descansar. Esto último es razonable, pero probablemente haya algo más, cuando digo; quiero desconectar, estoy poniendo de manifiesto una resistencia, un “no estar satisfechos” de una vida quizás marcada por el temor a perder personas, cosas y situaciones, a unos deseos por los que suspiramos y tememos que no se hagan realidad.

Esta situación, que sin darnos cuenta se puede haber convertido en permanente, y que ha tomado forma física con un sufrido y repetitivo martilleo de la mente, con pensamientos que se repiten, una y otra vez, trazando un camino cada vez más profundo, como si pisáramos una y otra vez, por un camino de tierras blandas, y el mismo camino se hiciera cada vez más hondo y profundo del que lógicamente cada vez nos costará más salir.

 Y que provoca que a veces, situaciones relativamente sin importancia, nos hagan saltar, a veces incluso con relativa violencia, provocando siempre dolor emocional.

¿Quieres tal vez desconectar, de esas mañanas en las que desde el principio, sin ser consciente, entras en conflicto con todo? Cuando todo nos molesta, y ¡Cuidadito del que se cruce! Porque sin duda, haga lo que haga, estará equivocado, y no tendrá ninguna razón.

¿Cuál es la causa de que me sienta así? ¿Simplemente que me he levantado “de mala leche”? Obviamente, hay mucho más.

Detrás de esa necesidad de conflicto, y esto no nos gusta para nada aceptarlo, está nuestro ego. Ese ego, que te dice que no, que esto no es así, que el que escribe esto está equivocado, que no sigas leyendo. Confirmación inequívoca, de que realmente es el ego el que está detrás. Ese ego que busca el conflicto, para reafirmarse y seguir gobernando en nosotros. Ese ego, que sólo produce: Dolor.

Un dolor, que se acumula, y que termina arrastrándonos a situaciones, por lo general, muy difíciles de reponer, en particular cuando afecta a las relaciones personales, y más aún, cuando lo proyectamos en nuestra pareja.

Un dolor, que nos conduce a un callejón, dentro del cual, es como si necesitáramos ya de ese dolor, ese dolor que se adueña de nuestro propios pensamientos, que por supuesto son negativos, todo lo vemos negro, no lo reconocemos, pero nos encanta lo negativo, vivimos en ello, es nuestro hábitat natural, no podemos estar sin él. Por supuesto, nada de esto lo reconocemos jamás. No hace falta decir, a dónde nos conduce e incluso sus repercusiones a medio plazo sobre la salud.

Y como no podía ser de otra forma, esta actitud se proyecta en las personas cercanas, en las que también provocan emociones negativas, y rechazo, en particular en la pareja, hasta instaurar una relación de dolor permanente.

Tal vez, esta sea una de las principales razones, por las que aunque, sigamos sin reconocerlo, decimos: Necesito desconectar. Situación que dicho sea, es más frecuente de lo que parece, no nos pasa sólo a nosotros, pero eso no debe ser consuelo, necesitamos “ver” una salida, porque la alternativa es aceptar que lo que nos resta, es seguir llevando una vida miserable.

Pero, ¿Cómo salir? Esa es la gran pregunta. Es cierto, que unas vacaciones, en las que tienes menos presión, cambias la rutina, recibes nuevos estímulos, descansas físicamente, etc., ayudan, y en eso fijamos nuestras esperanzas de desconectar cuando las tomamos en verano. Por supuesto que si además, puedes disfrutar de unos días, en los que compartir experiencias con las que te sientes bien, porque te “identificas”, o bien porque responden a la idea de tu forma de vida anhelada, con personas de gustos y formas de vida que responden a ese modelo, disfrutar del contacto con la naturaleza, de la comida sana, hacer ejercicio…, todo te ayudará.

También nos ayuda la intervención de personas expertas y honestas con conocimientos, y un alto grado de consciencia, que nos pueden acompañar a conectar contigo mismo, con tu maravillo ser, que tal vez aún no hayas tenido la oportunidad de conocer, que eres.

Pero, si de verdad quieres iniciar el camino, de desconectar, de separación, de liberación, de ese dolor, las vacaciones te vendrán muy bien, en particular si se orientan en el sentido indicado, pero debemos saber la verdad. Y es que de nada servirán, si no empezamos a reconocer los aspectos, anteriormente indicados y a los que nos negamos reconocer, principalmente, que detrás de todo está nuestro ego, el que busca el conflicto, el que lo necesita, el que manda en mí.

Reconocer, darse cuenta, observar, esto va a ser probablemente, la mayor ruptura, la mayor desconexión de nuestras vidas. Se trata de ir rompiendo con el dolor, que se ha ido acumulando mucho tiempo, y para eso, seamos honestos, no necesito ni el verano, ni unas vacaciones, ni se consigue en una semana, porque eso se tiene que dar, dentro de mí, y el comienzo está en, percibirlo, “verlo” dentro de mí.

Y aunque, evidentemente un ambiente, un entorno y las personas adecuadas pueden ayudarte, a darte cuenta de esto, tú y sólo tú, cuando dejes de alimentar ese dolor, y se trata de un proceso gradual, tal vez con la ayuda de un buen terapeuta, empezarás a ver la salida, porque: ¡Hay salida!.

 Juan Moreno
 Coach-coordinador de Vacaciones Desconecta.
http://www.vacacionesdesconecta.com