sábado, 20 de septiembre de 2014

jueves, 18 de septiembre de 2014


TENEMOS OTRO CEREBRO EN EL ABDOMEN QUE SE ENCARGA DE LAS EMOCIONES
Ángeles Castell

Un “segundo cerebro” funciona en el abdomen y regula emociones. Su red neuronal no elabora pensamientos, pero influye en el estado de ánimo y hasta en el sueño. Que se use la palabra “entripado” para referirse a un enojo podría no ser del todo metafórico.

Que el estómago “se cierre” en una situación estresante o que parezca poblado de mariposas ante el amor también tendría una explicación científica. El aparato digestivo está tapizado por una red de neuronas (células nerviosas) de tan amplio alcance que algunos científicos la han denominado “segundo cerebro”.

Ese cerebro, según estudios científicos recientes, influye en nuestro estado de ánimo, carácter y hasta en el ritmo de sueño.

 Michael Gershon, investigador de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, y autor de “El segundo cerebro” (The Second Brain), un libro de referencia en las investigaciones sobre el tema, explica que, conocido técnicamente como sistema nervioso entérico, el segundo cerebro está compuesto por capas de neuronas ubicadas en las paredes del tubo intestinal, y que contiene unos 100 millones de neuronas.

 El pequeño cerebro que tenemos en las entrañas funciona en conexión con el grande, el del cráneo, y en parte, determina nuestro estado mental y tiene un papel clave en determinadas enfermedades que afectan otras partes del organismo.

 Además de neuronas, en el aparato digestivo están presentes todos los tipos de neurotransmisores que existen en el cerebro. De hecho, el 95 por ciento de la serotonina, unos de los neurotransmisores más importantes del cuerpo, se encuentra en el intestino.

 Sin embargo, aunque su influencia es amplia, se deben evitar confusiones: el segundo cerebro no es sede de pensamientos conscientes ni de toma de decisiones.

 Como puede leerse en una nota publicada por la revista de divulgación científica Scientific American, gran parte de la potencia neurológica del segundo cerebro se concentra en la ardua tarea diaria de la digestión.

 Emeran Mayer, profesor de Fisiología, Psiquiatría y Ciencias del Bio-comportamiento de la Universidad de California, le dijo a esa publicación que una gran parte de nuestras emociones probablemente se vea influida por los “nervios de los intestinos”.

En el mismo sentido, Gershon afirma que el bienestar emocional cotidiano quizá también dependa de mensajes que el cerebro intestinal envía al cerebro craneano.

 Guido Iantorno, jefe de la Unidad de Motilidad Digestiva del Hospital Bonorino Udaondo, le explicó a Clarín que, aunque de modo indirecto, a través del eje cerebro-intestinal, el sistema nervioso entérico puede influir en situaciones emocionales y en otros síntomas como la hipersensibilidad al dolor.

 Cuenta Iantorno que mediante tomografías computarizadas por emisión de positrones pudo comprobarse que, ante un estímulo en el intestino, en las personas con afecciones funcionales del aparato digestivo reacciona un sector del cerebro diferente del que reacciona en personas sanas.

“Esto significa que la corteza cerebral responde de diferente modo si se padece, por ejemplo, el síndrome de colon irritable”, dice Iantorno.

 Algunos científicos piensan que en un futuro, algunos padecimientos intestinales podrían tratarse con terapias aplicadas a nivel neuronal.

 De hecho, el síndrome de colon irritable en parte deriva de un exceso de serotonina en el intestino, y quizá podría ser considerado una “enfermedad mental” del segundo cerebro.

 Los trabajos de Mayer con el sistema nervioso del intestino lo han llevado a pensar que, en los próximos años, la psiquiatría tendrá que ampliar su alcance para tratar el segundo cerebro además del que está sobre los hombros.

 Consultado por Clarín vía correo electrónico, el científico Michael Gershon contó que ahora se sabe además que en el intestino hay células madre adultas que pueden reemplazar a las neuronas que mueren o son destruidas.

 Además, afirmó Gershon: “El sistema nervioso entérico le habla al cerebro y este le responde.  El intestino puede afectar el humor, y la estimulación del nervio principal que conecta al cerebro con el intestino (el vago) puede ayudar a aliviar la depresión, y es usado para tratar la epilepsia”.

Para Gershon, el segundo cerebro tiene un papel en la mayoría de las cosas que enferman al intestino, desde el síndrome de colon irritable hasta las enfermedades relacionadas con la inflamación del intestino.

“Uno no puede vivir sin su sistema nervioso entérico.  Hasta la constipación de la tercera edad es un problema del segundo cerebro.  Necesitamos saber más sobre él para tener mayor información sobre cómo abordar muchos de los males más comunes de la humanidad”, le dijo el experto a Clarín.

 Tenemos dos cerebros: el de la cabeza y el del estómago.

 El estómago es una red extensa de neuronas (100 millones) interconectadas. Su estructura neuronal posee la capacidad de producir y liberar los mismos neurotransmisores, hormonas y moléculas químicas que produce el cerebro superior.

 En nuestro sistema digestivo se produce y almacena el 90% de la serotonina de nuestro cuerpo; su función es esencial: absorción, aporte nutricional y movimientos musculares. Es la misma serotonina que en un 10% se crea en nuestro cerebro superior y de la que depende nuestro bienestar.

 La famosa hormona de la felicidad la tenemos en el estómago, por eso debemos escuchar más al sistema digestivo. De cómo sintamos nuestras tripas depende nuestro ánimo. Si aprendemos a escuchar sus señales estaremos más sanos, perceptivos y equilibrados.

 Desde la digestión podemos influir en nuestras emociones. Hay una relación continua de intercambio de información entre los dos cerebros. Un ejemplo: un estreñimiento crónico puede suponer una falta de serotonina, nos convierte en pesimistas y baja la libido.

 Al cuidar tu estómago, puedes mejorar tu estado de ánimo. Si empiezas a reconectar, sentir, entender lo que te sienta mal, ser consciente de lo que comes y cómo, en quince días notas un cambio. La gente que escucha sus tripas, se hace masajes y sabe comer, transmite más equilibrio, comprensión, paciencia y son más intuitivos.

 Si mimamos y relajamos el abdomen nuestras neuronas estomacales producen benzodiazepinas, las moléculas que usamos como ansiolíticos para relajar e inducir el sueño y para descontracturar músculos. Hay muchas sustancias químicas que nosotros producimos y que si no somos capaces de liberar, manifestamos depresión, ansiedad o cansancio crónico.

 Para liberarlas podemos comenzar con pequeños cambios: comer bien y con paz. Ir al baño sin prisa, unos 15 minutos. Nuestro intestino se mueve un centímetro al minuto, es una ola de movimiento muscular lenta, tranquila y equilibrada, hay que respetarlo. Es muy beneficioso hacer un automasaje en la tripa, movimientos muy suaves empezando por el lado derecho y avanzando en el sentido de las agujas del reloj; eso relaja el sistema digestivo. Hacer diariamente diez minutos de estiramientos.

 A media tarde, cuando aparece el cansancio, respirar con la barriga durante diez minutos. Un vaso de agua caliente en ayunas con unas gotitas de limón o menta activa la función muscular del estómago, vesícula e intestino. De vez en cuando un fin de semana de depuración a base de batidos de verduras es aconsejable. Y ejercicio regular.

 Del sistema digestivo también depende nuestra piel. Nuestro sistema digestivo representa el 70% de las defensas. Si uno come mal, tiene mucho estreñimiento o gastroenteritis, infecciones, o toma muchos antibióticos, se trastorna todo el tráfico, es decir la función de filtrar, defender, eliminar y absorber.

 Cuando este sistema depurativo, el más grande del cuerpo, funciona mal, otro órgano, como la piel, coge su función. Las consecuencias son dermatitis, psoriasis, acné, piel atópica, manchas… síntomas cuyo origen en un 80% es intoxicación interna.

 Hay una conexión directa entre el envejecimiento precoz y procesos degenerativos tanto de piel y articulaciones con la salud del estómago. Ya lo estudió Iliá Mechnikov, premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1908, la fermentación pútrida en el intestino es la razón principal del envejecimiento precoz. Y el estreñimiento y la putrefacción proteica están vinculados al desarrollo del cáncer y a los procesos degenerativos sistémicos prematuros. Si la célula está bien nutrida e hidratada y mantiene adecuadamente el proceso de eliminación y desactivación de las toxinas y de los radicales libres, puede estar joven y activa durante mucho tiempo.

 Con la vida que llevamos (sedentaria, estresada, alimentación cuya calidad no está muy controlada…) no eliminamos todo lo que ingresamos y por tanto absorbemos toxinas, sufrimos putrefacción, inflamación, intoxicación y bajan las defensas. Un tratamiento para el colon una vez al año es muy recomendable.

 Es recomendable que de vez en cuando, durante un mes, se retiren de la dieta trigo, azúcar, lácteos y alcohol; y fuera cereales, salvo arroz, avena y algo de centeno.

 Referencias: * The second brain
 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

lunes, 15 de septiembre de 2014


RELACIÓN EMOCIONAL: ASMA “EL GRITO SILENCIOSO”


http://barcelonalternativa.es/relacion-emocional-asma-el-grito-silencioso/
Ángeles Castell

El asma es una enfermedad intermitente. Se manifiesta en forma de un acceso de sofocación, que se presenta al expirar haciéndolo difícil y doloroso, mientras que la inspiración es fácil y rápida; esta sofocación se acompaña de silbidos que se perciben tanto por el oído como mediante el estetoscopio. Entre las crisis, la respiración es normal y el tórax permanece silencioso. El asma es una afección respiratoria caracterizada por la dificultad de respirar, pudiendo ir incluso hasta la sofocación.

 Durante una crisis de asma, la reacción del sistema inmunitario frente a las sustancias causando alergias (alérgenos) es tan fuerte que puede conllevar un bloqueo de la respiración corporal, silbidos respiratorios y a veces incluso la muerte. Necesito tomar la vida en mí (inspiración) y no consigo dar (expiración) a tal punto que empiezo a ser preso de pánico (inspiro con facilidad pero expiro con dificultad) de tal modo que la respiración (es decir mi habilidad en respirar, se vuelve insuficiente y muy limitada porque libero un mínimo de aire.

¿Me engancho a ciertas personas o a ciertas cosas que rehúso soltar? ¿Me ahogo con la rabia o la agresividad que rehúso ver, al punto que esto me “coge a la garganta”? ¿Tengo miedo de carecer de algo, sobre todo de amor? Así, el asma está fundamentalmente ligada a la acción de “ahogo”. Me siento cogido a la garganta, sofoco, me ahogo con relación a un ser amado o una situación. Me siento limitado en mi espacio. Incluso puedo vivir una querella que me lleva a la confrontación, al enfrentamiento y que envenena mi vida. Uso el asma para atraer el amor, la atención o una forma de dependencia afectiva. El asma siendo similar a la asfixia y a la alergia, puedo tener el sentimiento de estar limitado y de dejarme invadir por los demás en mi espacio vital, de estar fácilmente impresionado por el poder de los demás en detrimento del mío, de querer complacer, de cumplir acciones que no me convienen, yendo incluso hasta ahogarme para significar una rebelión interior vinculada a una situación.

Es un medio excelente de sentirme fuerte, de conseguir todo lo que quiero manipulando a los demás como nadie, si no quiero ver mis limitaciones, la confianza en mí se sustituirá repentinamente por inquietud y angustia. No sabré como “bregar” con mis emociones y sentiré una gran soledad. Tendré que aprender con la vida y permitirme gozar de ésta. Los demás lo harán todo por salvarme! Tengo la imagen de una persona débil que exige mucho amor sin estar lista para el don de AMOR, como un niño que grita para sus necesidades sin tener la madurez de compartir y abrirse lo bastante al don divino. La vida es un intercambio mutuo, equilibrado y constante entre dar y recibir.

Todo esto, evidentemente, está relacionado con el pasado, una especie de amor agobiante que interpreté como tal (generalmente materno), a una tristeza inhibida de la primera infancia. Es también un miedo recordando la primera respiración, en mi nacimiento, en que me sentí ahogado o asustado por mi madre (inconscientemente) o por una situación similar. Así, la respiración simboliza la independencia de la vida, la individualidad, la capacidad de respirar yo – mismo. No consigo manifestar un sentimiento de independencia, vivir mi propia vida, me siento rechazado por la llegada de alguien más. Siento dificultades en tomarme en mano y a soltarme de mis ataduras con mis padres (una dependencia represiva, sobre todo frente a mi madre o al cónyuge). ¡No concibo separarme de esta maravillosa imagen (mi madre) dulce y confortante, casarme o ver cómo se divorcian mis padres sin tener ninguna reacción! Estoy en una cólera “azul”, estoy furioso de rabia y sigue la crisis de asma.

Compruebo si la dolencia se presenta periódicamente y cambio mi programación mental. Ahora, tomo mi vida de la mano, doy generosamente y tranquilamente sin forzar. Reconozco humildemente lo que soy capaz de realizar incluso si esto parece poco y, sobre todo, acepto abrirme al nivel del corazón y trabajar con el proceso de integración que corresponde a lo que realmente necesito. Todo se arreglará para lo mejor, estaré satisfecho, colmado de amor, ternura y dotado de una respiración normal y equilibrada. Aprendo a amarme y a amar la vida.
 

 

domingo, 14 de septiembre de 2014


KINESIOLOGÍA… PRÁCTICO MÉTODO DE DIAGNÓSTICO EN LA TERAPIA FLORAL


La kinesiología pone a nuestra disposición otra valiosa herramienta para comprendernos mejor a nosotros mismos. Dicho de forma sencilla, la kinesiología es un sistema en el que ciertos músculos específicos del cuerpo son testados para que nos provean de información sobre estados físicos y emocionales. Con el testaje muscular podemos determinar, de forma exacta, qué es aquello que un órgano o un estado emocional requieren para recuperar su armonía. A través de los músculos somos capaces de conectar con el cerebro y con el sistema nervioso. Entonces, podemos preguntar al cuerpo qué es lo que realmente necesita, y prácticamente cualquier otra cosa que deseemos saber. Podemos testar muscularmente para averiguar que esencia es la que necesita la persona, y también durante cuánto tiempo deberá tomarla.

En la actualidad, habiendo utilizado el testaje muscular durante muchos años, he llegado a la conclusión de que podemos, fácilmente, confiar en exceso en esta técnica, en lugar de escuchar nuestras intuiciones. Con el testaje muscular estamos, con frecuencia, confirmando nuestra propia  intuición, y pienso que nuestra intuición es uno de los activos más importantes que poseemos; por tanto, desarrolla tu intuición y no permitas que su importancia se vea disminuida, al tiempo que adquieres otras valiosas técnicas.

En cualquier caso, la kinesiología nos provee de una técnica avanzada que puede sernos de gran ayuda en nuestro intento de liberarnos de factores limitadores en nuestras vidas, y en las vidas de nuestros hijos, nacidos o no nacidos. Puede ayudar a las personas a llevar vidas más felices y más completas, al poderse expresar a sí mismas de forma más poderosa, más amorosa, y más abundante, aumentando así la posibilidad de lograr generar una paz y una alegría mayores en este planeta.