sábado, 23 de agosto de 2014

Bonita imagen "camino de Corralejo", con vistas a Isla de Lobos y al fondo, Lanzarote.

Imagen de Carlos González
www.fotografiatindaya.com

jueves, 21 de agosto de 2014


DOLOR DE CUELLO Y HOMBROS, CAUSAS FÍSICAS Y EMOCIONALES.


El dolor en la parte superior de la espalda, hombros y cuello es uno de los más frecuentes y hasta 7 de cada 10 personas lo van a padecer el algún momento de sus vidas, pero para combatirlo, el primer paso es conocer qué músculos están implicados y cómo fortalecerlos.

Los músculos del cuello y hombros no solo soportan el peso de la cabeza, sino que además deben realizan una gran variedad de movimientos finos y precisos que nos permiten girar la cabeza en múltiples direcciones, asentir, negar, etc. Eso requiere tanto fuerza como flexibilidad, así como un complejo sistema de músculos, huesos, tendones y nervios en buena forma.

Músculo trapecio: el principal responsable

Cuando sientes dolor en el cuello y los hombros, el principal músculo implicado suele ser el trapecio, pudiendo ser también el responsable de ciertos dolores de cabeza, que se sienten sobre todo en la parte posterior.

Es un músculo de gran tamaño que abarca la parte superior de la espalda, hombros y parte posterior del cuello. El trapecio trabaja junto con los músculos del cuello y parte superior de la espalda para soportar la cabeza y colabora con diversos músculos de los hombros para estabilizar y mover las escápulas (también llamadas paletillas u omóplatos) y la articulación del hombro.

Causas del dolor de cuello y hombros

Existen diversas causas que pueden estar dándose de manera simultánea. Las más frecuentes son las siguientes:

Debilidad en los músculos. A menudo, el músculo trapecio y otros músculos del cuello, hombros y espalda están debilitados por la falta de ejercicio, lo que favorece que se vean más afectados por las malas posturas o el estrés. Por este motivo, es muy importante hacer ejercicios diariamente que fortalezcan estos músculos.

Falta de flexibilidad y malas posturas. Cuando pasas muchas horas en una misma postura (por ejemplo, trabajando con un ordenador), tus músculos se acostumbran a ella y se vuelven más rígidos. Por tanto, es importante hacer estiramientos que impliquen movimientos en todas las direcciones, como mirar hacia ambos lados, hacia arriba, mover los brazos en distintas direcciones, sentarse en el suelo apoyando los brazos o los codos en el suelo y, en definitiva, cambiar de postura con frecuencia a lo largo del día y parar cada media hora mientras trabajas para hacer algunos estiramientos o los ejercicios que verás más abajo.

Echar la cabeza hacia delante. Imagina que mientras lees esto aparece una frase con letra tan pequeña que no puedes leerla. Lo que haces en estos casos es echar la cabeza hacia delante. Al hacer esto, los músculos de la parte posterior de tu cuello deben permanecer contraídos para poder mantener tu cabeza derecha. Eso acaba generando contracturas y dolor. Algunas personas tienen la costumbre de usar esa postura con frecuencia mientras usan un ordenador o conducen. Si es tu caso, corrige tu postura: mantén la cabeza equilibrada sobre tu cuello, sin inclinarla hacia delante, procura que toda tu espalda esté apoyada y que la pantalla del ordenador esté a la altura de tus ojos. Mientras escribes, ten apoyados los brazos en todo momento en los reposabrazos de tu silla, puesto que tener los brazos levantados sin apoyo produce una gran presión sobre el trapecio.

Dormir boca arriba o boca abajo con la cabeza doblada hacia un lado puede ser también una causa de dolor de cuello.

Doblarte hacia delante mientras trabajas. Por ejemplo, cuando una persona está cosiendo y no cuida su postura es muy probable que acabe con toda la espalda inclinada hacia delante. Esto también puede suceder al trabajar sobre una mesa o con un ordenador.

El estrés emocional es también una causa importante de dolor de cuello, cabeza y espalda.

Qué puedes hacer para acabar con el dolor

1. Para fortalecer el trapecio:

•Encoge los hombros como si quisieras tocar tus orejas con ellos, mantenlos así unos segundos y luego relájalos. Repite este ejercicio varias veces y cada media hora mientras trabajas en una postura que implique usar el trapecio (utilizar un ordenador, tocar el piano, trabajos de peluquería, etc.)

•Empuja tus hombros hacia atrás, como si quisieras hacer que tus dos escápulas se tocaran, solo un segundo y vuelve a su posición normal y luego otra vez hacia atrás, repitiendo varias veces seguidas. Puedes hacerlo manteniendo los codos ligeramente elevados, o variando la altura a la que elevas los codos y hacer otras variaciones, como rotar los hombros hacia atrás (como si remaras).

•Haz ejercicios con pesas para fortalecer cuello, hombros y espalda.

2. Para fortalecer los músculos de ambos lados del cuello, coloca tu mano a un lado de tu cabeza y trata de empujarla, mientras tu cabeza se resiste (lo mismo con el otro lado). Luego coloca tu mano sobre tu frente y empuja hacia atrás, y luego en la parte posterior de la cabeza, para empujarla hacia delante, mientras ejerces resistencia.

3. Haz estiramientos de cuello: mueve la cabeza hacia un lado y luego hacia el otro (como si quisieras ver lo que hay a tu derecha y tu izquierda sin mover el cuerpo), luego inclina tu cabeza como si quisieras tocar tu hombro con tu oreja.

4. Empuja tu barbilla hacia atrás y un poco hacia abajo para relajar los músculos de los lados del cuello (los que están situados más o menos bajo tus orejas).

5. Haz ejercicios que impliquen movimientos de brazos y hombros.

PROBABLES CAUSAS EMOCIONALES
CUELLO

- Como el cuello es una de las partes flexibles del cuerpo, todo problema en él denota inflexibilidad en la persona que lo padece. Esta persona no quiere hacer frente a una situación porque no la puede controlar como quisiera. Tiene miedo de ver o de escuchar lo que pasa a su espalda, del mismo modo en que la rigidez en su cuello le impide girar la cabeza hacia atrás. Hace como que la situación no le molesta, pero en realidad siente muchas emociones.

-La presencia de este padecimiento te indica que la razón por la cual no quieres hacer frente a la situación no es buena para ti. Esta actitud mental te lleva a ponerte rígido y no te ayuda a encontrar una solución. Si tienes miedo de lo que pueda pasar a tus espaldas, date cuenta de que este temor es producto de tu imaginación y no de la realidad. Te sugiero que hables con la persona o personas involucradas y las expreses al mismo tiempo lo que crees y lo que temes.

-Para más datos, observa si la rigidez de tu cuello te impide mover la cabeza para decir sí o no. Si te es difícil moverla para decir sí, la razón por la cual te impides decírselo a alguien o a una situación dada no es válida. Descubre el temor que te impide decir sí. Te sugiero que después verifiques con la persona relacionada si tu temor está justificado realmente. En resumen, si el dolor te impide decir sí, tu cuerpo te dice que lo mejor para ti es decir sí. Te dice que tu terquedad, tu inflexibilidad, te perjudica mucho más de lo que te ayuda en la situación que vives. Si lo que se te dificulta es decir no, sigue el mismo procedimiento.

HOMBROS

-La persona a la que le duele la parte superior de los hombros, tiene la impresión de llevar una carga demasiado grande sobre ellos. Como unen los brazos al tronco, este dolor tiene relación con "querer hacer demasiado" por los demás. Esta persona se impide ir en la dirección deseada porque se cree obligada a hacerse cargo de la felicidad o del éxito de los demás. En general, este dolor se manifiesta en la persona que tiene capacidad de actuación. Su mensaje no es que deje de hacer diferentes cosas en su vida, sino que las haga por amor en vez de por obligación. Si el dolor de hombros le impide mover los brazos, el mensaje se relaciona con su dificultad para abrazar a una persona o una situación nueva.

-Tu dolor de hombros te indica que te impones tareas que no son necesarias para ti. Al querer hacer mucho por los demás te obligas a cargar sobre tus hombros un peso que no te pertenece. Mientras lo hagas, los demás no pueden aprender a hacerse cargo de su propia vida. Te sugiero que verifiques tus compromisos. ¿Prometiste a esas personas que te ocuparías de todo? O más bien... ¿crees que esto se sobreentiende de manera automática? Es tiempo de que revises tus límites y tus necesidades y que sólo cargues sobre tus hombros lo que corresponda a lo que quieres. Concédete el derecho de quererte y ocuparte de ti mismo. Date cuenta de que lo que te impones proviene de ti mismo y que los demás respetarán tus necesidades cuando tú las respetes.

 

miércoles, 20 de agosto de 2014

 
"Si no tienes la oportunidad de hacer grandes cosas, puedes hacer pequeñas cosas de forma grandiosa"
 
 


lunes, 18 de agosto de 2014


¿QUÉ ES LA ENERGÍA VITAL?


Nuestro organismo es un reservorio de esta escurridiza energía denominada Chi, Prana u Orgón por diferentes tradiciones, y repudiada por la mentalidad occidental por su sutileza y dificultad de medición. No obstante, es la resonancia que nuestro cuerpo mantiene con ella, es decir, la capacidad de nuestras estructuras físicas para mantener esa energía bañando nuestras células, y su capacidad para que circule sin obstáculos por los diferentes niveles orgánicos,  lo que nos permite estar vivos… Y sanos.

La prueba más fehaciente, así como la explicación más intuitiva y gráfica de su existencia e importancia, la obtenemos, al estudiar el cuerpo de una persona cinco minutos antes y cinco minutos después de fallecer de muerte natural. Si examinamos la composición de  ese organismo conforme a la ciencia tradicional bioquímica antes de producida la muerte, y después de la misma, obtenemos ni más ni menos que… ¡Exactamente el mismo resultado! Comprenderemos entonces fácilmente, que la Vida no es una cuestión de bioquímica, ni de biología molecular, aunque ambas por supuesto, desempeñen su papel. No puede ser descrita por el estudio de los átomos, moléculas, etc.…  porque en ese aspecto, como hemos visto, “vida” y “muerte” pueden ser idénticas.

La Energía de la Vida es la matriz de todo lo manifiesto. Es el fondo del que surge todo lo creado, ya sea considerado “vivo” o “muerto” por la mente humana. Podríamos decir que no existe nada que esté “muerto” como tal,  solo existen diferentes niveles de “vida”. Todo es relativo a con qué se compare. ¿Acaso se puede considerar algo en el universo como “muerto” cuando ya sabemos que está en permanente movimiento, en permanente transformación, aunque a escala de miles de millones de años? ¿Se puede considerar “muerte” al orden exquisito con el que se forman y mantienen las galaxias, los sistemas solares y demás estructuras cósmicas? La “muerte” no es más que el caldo de cultivo en la que se gestan nuevas formas de “vida”. No hay Vida sin Muerte ni Muerte sin Vida. Todo forma un continuo en permanente mutación. La materia no es más que energía condensada, la energía no es más que materia sublimada.

La Energía Vital es además una energía compuesta: una pero a la vez múltiple. Puede describirse como una sinfonía musical a este nivel: está constituida por sonidos individuales, pero hermanados, para formar un todo, en donde las subpartes encuentran su máxima expresión y entidad como parte de ese algo mayor e inconmensurable que es la melodía conjunta que conforman.  La Energía Vital de un organismo complejo, como el del ser humano, se organiza exactamente así. Aunque cada órgano (instrumento) posee su propia energía vital individual, la energía vital conjunta del organismo actúa como director de orquesta armonizando los distintos sonidos (funciones) para formar una bella sintonía, el cuerpo sano.

Esta energía es además pulsante como todo en el Universo. Aunque es una se manifiesta de manera dual, bipolar. “Vida-muerte”, “noche-día”, “femenina-masculina”, “luz-oscuridad”, el flujo y reflujo de las mareas. Es en este sentido fácilmente moldeable, muy flexible, se deja llevar… Pero muy reactiva. Siempre va a manifestar su doble cara. Cuanto más se intente reprimir una de ellas, con más fuerza y violencia manifestará la otra, llegado su momento. El pensamiento analógico tan bien manejado en Oriente y vetado en Occidente como algo pueril y primitivo, nos puede asistir en este caso. Se asemeja al bambú, se deja doblar fácilmente, pero es muy difícil de quebrar y en cuanto se suelta, reacciona con violencia para compensar esa curvatura antes de volver a su posición. A diferencia del bambú, no obstante, es difícil controlar tanto el momento de su vuelta a su posición… Como la fuerza con que lo hace.

Esa energía puede, por último, condensarse, acumularse y formar estructuras, aparentemente individuales y separadas. Contenedores “materiales” que manifestaran de una manera más o menos fidedigna las cualidades de la Energía-madre-una. Esto dependerá del grado de evolución consciente o, en otras palabras, la “afinidad” que ese “contenedor” haya desarrollado por la Energía Madre.

La Energía Vital en el ser humano:

Si bien todo está bañado por la Energía de la Vida, la misma no se manifiesta con la misma intensidad en un trozo de roca, que en una bacteria, en una planta o en el ser humano, su máxima expresión conocida. Esas diversas estructuras materiales sintonizan con subpartes de esa Energía-Una, para organizar sus átomos y moléculas de determinadas maneras que las hacen diferentes de las otras. Es evidente que el tipo de energía que organiza los seres vivos contiene un tipo de información que no posee la que estructura una roca cristalina. Esa energía-información sutil, introduce la organización en los sistemas vivientes y restaura y renueva constantemente su propio vehículo celular de expresión. Cuando esa fuerza abandona el organismo, y este muere, el mecanismo físico se degrada poco a poco, hasta que no queda sino una serie de compuestos químicos caóticos e inconexos. Poco a poco, estos empiezan a funcionar con arreglo a otro tipo de fuerzas, al no estar ya presente la Energía Vital que los hacía funcionar coordinadamente para el mantenimiento de esa vida individual.

La Energía Vital que forma y mantiene cada tipo de ser vivo, tiene características diferentes del resto de especies. De la misma manera, la Energía Vital humana varía de un individuo a otro, aunque siempre en menor medida que con respecto de otras especies, evidentemente.

Los maestros taoístas enseñaban que existían dos componentes en la Energía Vital de un individuo:

·Una parte, la más preciada, legada por nuestros ancestros a través de nuestros padres. Se nos otorga en el momento de la concepción y va a condicionar, en buena medida, los años que viviremos y con qué calidad lo haremos. Marca y moldea nuestra estructura física durante la embriogénesis como pertenecientes a una especie y a una raza. Es, a su vez, la que determina nuestras características de sexo y de individualidad física y psíquica. En definitiva, permite que nuestro cuerpo físico resuene con las energías sutiles/campos de información que estructuran y organizan la forma de vida humana. Es el hálito de Vida. Se nos otorga una cantidad y una calidad de esa “Energía Tesoro” que viene determinada por el tipo de vida que nuestros antepasados hayan llevado y resulta inamovible. No hay manera humana de ampliarla, la única prerrogativa del “mortal” es gestionar su desgaste.

 Los Taoístas achacan el envejecimiento y muerte al desgaste de esa “Energía Tesoro”. Su agotamiento paulatino va provocando la falta de sintonía entre la estructura físico-química de naturaleza intrínsecamente inerte, y la energía vitalizante de los planos sutiles. De esa desarmonía deriva el  inevitable caos que se va apoderando de nuestras estructuras materiales con el tiempo. El progresivo envejecimiento culminaría irremisiblemente con el desorden total que representa la muerte, que no sería sino el agotamiento total de esa “Energía Tesoro”.

· No obstante, la sutil “Energía Tesoro” necesita para su manifestación de una energía complementaria algo más densa.  Nunca podremos aumentar la “Energía Tesoro”, pero el tipo de vida que llevemos nos permitirá producir una fuerza energética complementaria: la “Energía Nutricia”. Si una nos era legada por la “providencia” y no dependía de nosotros directamente, esta última depende exclusivamente del ejercicio del libre albedrío del individuo, es decir, de sus decisiones.

Este suplemento energético protege a la Energía Tesoro del desgaste, retrasándolo y haciéndolo más suave y armonioso.

Esta energía depende de una adecuada respiración (ejercicio físico) y nutrición, pero también de la calidad del sueño, de la armonía pensamiento-sentimiento (satisfacción/frustración de  las relaciones afectivas, satisfacción/frustración derivada del trabajo etc.. ) y de la calidad de las energías electromagnéticas que nos rodean (donde residimos, trabajamos, dormimos, se desarrolla nuestro ocio).

Los errores que cometemos en nuestra forma de vida (aire, bebida, comida, descanso, toxicología química, toxicología energética (radiaciones electromagnéticas: aparatos electrónicos de todo tipo, móviles, wifi, radar, estaciones eléctricas) producen un estrés que aceleran el desgaste de la Energía Tesoro,  y con ello la llegada de la vejez y el aumento de la posibilidad de padecer “enfermedades”. Esto fue desarrollado con más detalle en mi escrito de Junio.

Las terapias holísticas actúan al nivel de la Energía Vital, en sus diferentes octavas y armónicos. Buscan potenciar y armonizar el organismo, mejorando la comunicación entre la fuente de la Vida y la Salud, las octavas superiores de la Energía Matriz, y las octavas inferiores, que organizan la vida física de nuestras células, órganos y sistemas.

Esa es la base de la práctica que desarrollo desde la iniciativa GETENAT, las claves para cuidar de la Energía de la Vida, esa que nos legaron nuestros padres en nombre de todos nuestros antepasados, como lo que es: un auténtico Tesoro, que nos permita desarrollar una vida más saludable y por lo tanto plena y feliz.

Víctor M. del Hoyo Arriaza
Naturólogo (Pronadher N001253)
Gabinete de Técnicas Naturales de Salud. GETENAT
www.getenat.es


domingo, 17 de agosto de 2014


LA SENSACIÓN DE QUE TE FALTA ALGO PARA SER FELIZ

Tu vida transcurre tranquila, dentro de lo que cabe. Aunque no sea exactamente como tú soñaste, se podría decir que es una buena vida: Tu salud es aceptable; hay personas que te quieren alrededor y haces un montón de cosas.

Sin embargo, tienes la sensación de que falta algo.

El simple hecho de albergar este pensamiento te remuerde un poco la conciencia. Te dices a ti mismo que hay personas que atraviesan circunstancias peores. Quizás intentas quitártelo de la cabeza, porque te suena egoísta o desagradecido.

No lo hagas. No ignores esa sensación.

En primer lugar, porque no eres el único que la ha experimentado. En algún momento, muchos de nosotros conocemos de qué se trata.

En segundo, porque explorando qué es lo que crees que falta no estás traicionando a nadie ni siendo ingrato.

Tercero, porque esa sensación seguirá ahí, “picándote”, si no te tomas tiempo para escucharte a ti mismo.

La gratitud es una cosa y la conformidad, otra.

Siente gratitud por lo bueno que te rodea. Y siéntela también por esa inquietud que te impulsa a mejorar, a no quedarte estancado.

Porque mañana no vivirás mejor si hoy estás totalmente satisfecho con lo que tienes.

Pero, ¿cómo sigues adelante si no sabes exactamente qué falta?

Vaya. Esa exploración sólo la puedes hacer tú, con calma, observando las áreas importantes de tu vida (relaciones, trabajo, estudios…) y tratando de identificar esos puntos con los que estás más descontento.

Por poner ejemplos, quizás se te haya quedado una espinita clavada por no terminar una asignatura en la carrera. O puede que el malestar se concentre más en tu vida amorosa, a la que le falta animación.

Explorando con calma y honestidad

Tómate el tiempo que sea necesario para reflexionar, porque no siempre es fácil dar con lo que no funciona. Quizás, al verse involucradas emociones incómodas, tú te quedes con las respuestas fáciles cuando el problema real es otro.

El asunto de la pareja, por ejemplo. Ya te has cansado de besar sapos y ranas, y quieres encontrar a esa persona con la que de veras te sientas a gusto.

Sé honesto contigo mismo y cuéntate la historia tal y como la sientes: ¿Estás realmente dispuesto a buscarla o buscarlo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Te sentirías mucho más feliz con tu pareja “ideal” al lado?

Quizás, hasta ahora te habías dicho a ti mismo que has tenido mala suerte en el amor, cuando la verdad es otra: Te asusta el compromiso y por eso los veías a todos como una panda de batracios.

Y, ¿qué sigue cuando has explorado tu vida y has sido radicalmente honesto contigo mismo?

Empezar el cambio

Ya identificados las áreas o los puntos que merecen… ¡acción!, queda empezar. Por poquito, pero empezar.

No te presiones para darle una vuelta de campana a tu vida de aquí a mañana. En el supuesto de que hayas decidido que vas hacer un cambio de rumbo radical, divide tu objetivo en pequeños pasos y ve dándolos despacio.

Paso que des, paso que estarás mejorando y quitándote ese picor molesto de que algo te falta.

Vamos. ¿Qué paso darás hoy?
Fuente: http://sermejorpersona.com/p-la-sensacion-de-que-te-falta-algo-para-ser-feliz-1559#