Colores de Fuerteventura
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martes, 19 de agosto de 2014
lunes, 18 de agosto de 2014
¿QUÉ ES LA ENERGÍA VITAL?
Nuestro organismo es un reservorio de esta escurridiza
energía denominada Chi, Prana u Orgón por diferentes tradiciones, y repudiada
por la mentalidad occidental por su sutileza y dificultad de medición. No
obstante, es la resonancia que nuestro cuerpo mantiene con ella, es decir, la
capacidad de nuestras estructuras físicas para mantener esa energía bañando
nuestras células, y su capacidad para que circule sin obstáculos por los
diferentes niveles orgánicos, lo que nos
permite estar vivos… Y sanos.
La prueba más fehaciente, así como la explicación más
intuitiva y gráfica de su existencia e importancia, la obtenemos, al estudiar
el cuerpo de una persona cinco minutos antes y cinco minutos después de
fallecer de muerte natural. Si examinamos la composición de ese organismo conforme a la ciencia
tradicional bioquímica antes de producida la muerte, y después de la misma,
obtenemos ni más ni menos que… ¡Exactamente el mismo resultado! Comprenderemos
entonces fácilmente, que la Vida no es una cuestión de bioquímica, ni de
biología molecular, aunque ambas por supuesto, desempeñen su papel. No puede
ser descrita por el estudio de los átomos, moléculas, etc.… porque en ese aspecto, como hemos visto, “vida”
y “muerte” pueden ser idénticas.
La Energía de la Vida es la matriz de todo lo manifiesto. Es
el fondo del que surge todo lo creado, ya sea considerado “vivo” o “muerto” por
la mente humana. Podríamos decir que no existe nada que esté “muerto” como
tal, solo existen diferentes niveles de
“vida”. Todo es relativo a con qué se compare. ¿Acaso se puede considerar algo
en el universo como “muerto” cuando ya sabemos que está en permanente
movimiento, en permanente transformación, aunque a escala de miles de millones
de años? ¿Se puede considerar “muerte” al orden exquisito con el que se forman
y mantienen las galaxias, los sistemas solares y demás estructuras cósmicas? La
“muerte” no es más que el caldo de cultivo en la que se gestan nuevas formas de
“vida”. No hay Vida sin Muerte ni Muerte sin Vida. Todo forma un continuo en
permanente mutación. La materia no es más que energía condensada, la energía no
es más que materia sublimada.
La Energía Vital es además una energía compuesta: una pero a
la vez múltiple. Puede describirse como una sinfonía musical a este nivel: está
constituida por sonidos individuales, pero hermanados, para formar un todo, en
donde las subpartes encuentran su máxima expresión y entidad como parte de ese
algo mayor e inconmensurable que es la melodía conjunta que conforman. La Energía Vital de un organismo complejo,
como el del ser humano, se organiza exactamente así. Aunque cada órgano
(instrumento) posee su propia energía vital individual, la energía vital
conjunta del organismo actúa como director de orquesta armonizando los
distintos sonidos (funciones) para formar una bella sintonía, el cuerpo sano.
Esta energía es además pulsante como todo en el Universo.
Aunque es una se manifiesta de manera dual, bipolar. “Vida-muerte”,
“noche-día”, “femenina-masculina”, “luz-oscuridad”, el flujo y reflujo de las
mareas. Es en este sentido fácilmente moldeable, muy flexible, se deja llevar…
Pero muy reactiva. Siempre va a manifestar su doble cara. Cuanto más se intente
reprimir una de ellas, con más fuerza y violencia manifestará la otra, llegado
su momento. El pensamiento analógico tan bien manejado en Oriente y vetado en
Occidente como algo pueril y primitivo, nos puede asistir en este caso. Se
asemeja al bambú, se deja doblar fácilmente, pero es muy difícil de quebrar y
en cuanto se suelta, reacciona con violencia para compensar esa curvatura antes
de volver a su posición. A diferencia del bambú, no obstante, es difícil
controlar tanto el momento de su vuelta a su posición… Como la fuerza con que
lo hace.
Esa energía puede, por último, condensarse, acumularse y
formar estructuras, aparentemente individuales y separadas. Contenedores
“materiales” que manifestaran de una manera más o menos fidedigna las
cualidades de la Energía-madre-una. Esto dependerá del grado de evolución consciente
o, en otras palabras, la “afinidad” que ese “contenedor” haya desarrollado por
la Energía Madre.
La Energía Vital en el ser humano:
Si bien todo está bañado por la Energía de la Vida, la misma
no se manifiesta con la misma intensidad en un trozo de roca, que en una
bacteria, en una planta o en el ser humano, su máxima expresión conocida. Esas
diversas estructuras materiales sintonizan con subpartes de esa Energía-Una,
para organizar sus átomos y moléculas de determinadas maneras que las hacen
diferentes de las otras. Es evidente que el tipo de energía que organiza los
seres vivos contiene un tipo de información que no posee la que estructura una
roca cristalina. Esa energía-información sutil, introduce la organización en
los sistemas vivientes y restaura y renueva constantemente su propio vehículo
celular de expresión. Cuando esa fuerza abandona el organismo, y este muere, el
mecanismo físico se degrada poco a poco, hasta que no queda sino una serie de
compuestos químicos caóticos e inconexos. Poco a poco, estos empiezan a
funcionar con arreglo a otro tipo de fuerzas, al no estar ya presente la
Energía Vital que los hacía funcionar coordinadamente para el mantenimiento de
esa vida individual.
La Energía Vital que forma y mantiene cada tipo de ser vivo,
tiene características diferentes del resto de especies. De la misma manera, la
Energía Vital humana varía de un individuo a otro, aunque siempre en menor
medida que con respecto de otras especies, evidentemente.
Los maestros taoístas enseñaban que existían dos componentes
en la Energía Vital de un individuo:
·Una parte, la más preciada, legada por nuestros ancestros a
través de nuestros padres. Se nos otorga en el momento de la concepción y va a
condicionar, en buena medida, los años que viviremos y con qué calidad lo
haremos. Marca y moldea nuestra estructura física durante la embriogénesis como
pertenecientes a una especie y a una raza. Es, a su vez, la que determina
nuestras características de sexo y de individualidad física y psíquica. En
definitiva, permite que nuestro cuerpo físico resuene con las energías
sutiles/campos de información que estructuran y organizan la forma de vida
humana. Es el hálito de Vida. Se nos otorga una cantidad y una calidad de esa
“Energía Tesoro” que viene determinada por el tipo de vida que nuestros
antepasados hayan llevado y resulta inamovible. No hay manera humana de
ampliarla, la única prerrogativa del “mortal” es gestionar su desgaste.
· No obstante, la sutil “Energía Tesoro” necesita para su
manifestación de una energía complementaria algo más densa. Nunca podremos aumentar la “Energía Tesoro”,
pero el tipo de vida que llevemos nos permitirá producir una fuerza energética
complementaria: la “Energía Nutricia”. Si una nos era legada por la
“providencia” y no dependía de nosotros directamente, esta última depende
exclusivamente del ejercicio del libre albedrío del individuo, es decir, de sus
decisiones.
Este suplemento energético protege a la Energía Tesoro del
desgaste, retrasándolo y haciéndolo más suave y armonioso.
Esta energía depende de una adecuada respiración (ejercicio
físico) y nutrición, pero también de la calidad del sueño, de la armonía
pensamiento-sentimiento (satisfacción/frustración de las relaciones afectivas,
satisfacción/frustración derivada del trabajo etc.. ) y de la calidad de las
energías electromagnéticas que nos rodean (donde residimos, trabajamos,
dormimos, se desarrolla nuestro ocio).
Los errores que cometemos en nuestra forma de vida (aire,
bebida, comida, descanso, toxicología química, toxicología energética
(radiaciones electromagnéticas: aparatos electrónicos de todo tipo, móviles,
wifi, radar, estaciones eléctricas) producen un estrés que aceleran el desgaste
de la Energía Tesoro, y con ello la
llegada de la vejez y el aumento de la posibilidad de padecer “enfermedades”.
Esto fue desarrollado con más detalle en mi escrito de Junio.
Las terapias holísticas actúan al nivel de la Energía Vital,
en sus diferentes octavas y armónicos. Buscan potenciar y armonizar el
organismo, mejorando la comunicación entre la fuente de la Vida y la Salud, las
octavas superiores de la Energía Matriz, y las octavas inferiores, que organizan
la vida física de nuestras células, órganos y sistemas.
Esa es la base de la práctica que desarrollo desde la
iniciativa GETENAT, las claves para cuidar de la Energía de la Vida, esa que
nos legaron nuestros padres en nombre de todos nuestros antepasados, como lo
que es: un auténtico Tesoro, que nos permita desarrollar una vida más saludable
y por lo tanto plena y feliz.
Víctor M.
del Hoyo Arriaza
Naturólogo (Pronadher N001253)Gabinete de Técnicas Naturales de Salud. GETENAT
www.getenat.es
domingo, 17 de agosto de 2014
LA SENSACIÓN DE QUE TE FALTA ALGO PARA SER FELIZ
Tu vida transcurre tranquila, dentro de lo que cabe. Aunque
no sea exactamente como tú soñaste, se podría decir que es una buena vida: Tu
salud es aceptable; hay personas que te quieren alrededor y haces un montón de
cosas.
Sin embargo, tienes
la sensación de que falta algo.
El simple hecho de albergar este pensamiento te remuerde un
poco la conciencia. Te dices a ti mismo que hay personas que atraviesan
circunstancias peores. Quizás intentas quitártelo de la cabeza, porque te suena
egoísta o desagradecido.
No lo hagas. No ignores esa sensación.
En primer lugar, porque no eres el único que la ha
experimentado. En algún momento, muchos de nosotros conocemos de qué se trata.
En segundo, porque explorando qué es lo que crees que falta
no estás traicionando a nadie ni siendo ingrato.
Tercero, porque esa sensación seguirá ahí, “picándote”, si
no te tomas tiempo para escucharte a ti mismo.
La gratitud es una cosa y la conformidad, otra.
Siente gratitud por lo bueno que te rodea. Y siéntela
también por esa inquietud que te impulsa a mejorar, a no quedarte estancado.
Porque mañana no vivirás mejor si hoy estás totalmente
satisfecho con lo que tienes.
Pero, ¿cómo sigues
adelante si no sabes exactamente qué falta?
Vaya. Esa exploración sólo la puedes hacer tú, con calma,
observando las áreas importantes de tu vida (relaciones, trabajo, estudios…) y
tratando de identificar esos puntos con los que estás más descontento.
Por poner ejemplos, quizás se te haya quedado una espinita
clavada por no terminar una asignatura en la carrera. O puede que el malestar
se concentre más en tu vida amorosa, a la que le falta animación.
Explorando con calma
y honestidad
Tómate el tiempo que sea necesario para reflexionar, porque
no siempre es fácil dar con lo que no funciona. Quizás, al verse involucradas
emociones incómodas, tú te quedes con las respuestas fáciles cuando el problema
real es otro.
El asunto de la pareja, por ejemplo. Ya te has cansado de
besar sapos y ranas, y quieres encontrar a esa persona con la que de veras te
sientas a gusto.
Sé honesto contigo mismo y cuéntate la historia tal y como
la sientes: ¿Estás realmente dispuesto a buscarla o buscarlo? ¿Cómo? ¿Por qué?
¿Te sentirías mucho más feliz con tu pareja “ideal” al lado?
Quizás, hasta ahora te habías dicho a ti mismo que has
tenido mala suerte en el amor, cuando la verdad es otra: Te asusta el
compromiso y por eso los veías a todos como una panda de batracios.
Y, ¿qué sigue cuando has explorado tu vida y has sido radicalmente
honesto contigo mismo?
Empezar el cambio
Ya identificados las áreas o los puntos que merecen… ¡acción!,
queda empezar. Por poquito, pero empezar.
No te presiones para darle una vuelta de campana a tu vida
de aquí a mañana. En el supuesto de que hayas decidido que vas hacer un cambio
de rumbo radical, divide tu objetivo en pequeños pasos y ve dándolos despacio.
Paso que des, paso que estarás mejorando y quitándote ese
picor molesto de que algo te falta.
Vamos. ¿Qué paso darás hoy?
Fuente: http://sermejorpersona.com/p-la-sensacion-de-que-te-falta-algo-para-ser-feliz-1559#sábado, 16 de agosto de 2014
SI NO QUIERES ENFERMAR
Emociones y sentimientos que son escondidos, reprimidos,
terminan en enfermedades como: gastritis, úlcera, dolores lumbares, dolor en la
columna.
Con el tiempo, la represión de los sentimientos degenera
hasta el cáncer. Entonces, vamos a sincerar, confidenciar, compartir nuestra
intimidad, nuestros “secretos”, nuestros errores!… El diálogo, el hablar, la
palabra, es un poderoso remedio y una excelente terapia.
Si no quiere enfermar… Tome decisiones:
La persona indecisa permanece en duda, en ansiedad, en la
angustia. La indecisión acumula problemas, preocupaciones, agresiones.
La historia humana está hecha de decisiones. Para decidir es
preciso saber renunciar, saber perder ventajas y valores para ganar otros.
Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas,
gástricas y dolencias en la piel.
Si no quiere enfermar… Busque soluciones:
Personas negativas no consiguen soluciones y aumentan los
problemas. Prefieren la lamentación, la murmuración, el pesimismo.
Mejor es encender un fósforo que lamentar la oscuridad.
Una abeja es pequeña, pero produce lo más dulce que existe.
Somos lo que pensamos. El pensamiento negativo genera
energía negativa que se transforma en enfermedad.
Si no quiere enfermar… No viva de apariencias:
Quien esconde la realidad, finge, hace poses, quiere siempre
dar la impresión de estar bien, quiere mostrarse perfecto, bonachón…, está
acumulando toneladas de peso… Una estatua de bronce con pies de barro. Nada
peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas. Son personas con “mucho
barniz y poca raíz”. Su destino es la farmacia, el hospital, el dolor.
Si no quiere enfermar… Acéptese:
El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que
nos volvamos ajenos de nosotros mismos. Ser uno mismo es el núcleo de una vida
saludable.
Quienes no se aceptan a sí mismos son envidiosos, celosos,
imitadores, competitivos, destructivos.
Aceptarse, aceptar ser aceptado, aceptar las críticas, es
sabiduría, buen sentido y terapia.
Si no quiere enfermar… Confíe:
Quien no confía no se comunica, no se abre, no se relaciona,
no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas.
Sin confianza no hay relacionamiento. La desconfianza es
falta de fé en sí, en los otros y en Dios.
Si no quiere enfermar… No viva siempre triste:
El buen humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperan la
salud y traen larga vida.
La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde
vive.
“El buen humor nos salva de las manos del doctor”.
La alegría es salud y terapia.
Fuente:
Dr. Dráuzio Varella
http://saikuhayotravidaposible.blogspot.com.ar/2014/08/si-no-quieres-enfermar.HTMLjueves, 14 de agosto de 2014
LA MEDITACIÓN PROVOCA CAMBIOS EN LAS ESTRUCTURAS DEL CEREBRO
Las áreas de materia gris relacionadas con la memoria, la
empatía y el estrés se transforman de forma considerable.
No lo dice un grupo «new age», ni unos amantes de la
pseudociencia o de la falsa espiritualidad, sino un equipo de psiquiatras
liderado por el Hospital General de Massachusetts, que ha realizado el primer
estudio que documenta cómo ejercitar la meditación puede afectar al cerebro.
Según sus conclusiones, publicadas en Psychiatry Research, la práctica de un
programa de meditación durante ocho semanas puede provocar considerables
cambios en las regiones cerebrales relacionadas con la memoria, la
autoconciencia, la empatía y el estrés. Es decir, que algo considerado
espiritual, nos transforma físicamente y puede mejorar nuestro bienestar y nuestra
salud.
«Aunque la práctica de la meditación está asociada a una
sensación de tranquilidad y relajación física, los médicos han afirmado durante
mucho tiempo que la meditación también proporciona beneficios cognitivos y
psicológicos que persisten durante todo el día», explica la psiquiatra Sara
Lazar, autora principal del estudio. «La nueva investigación demuestra que los
cambios en la estructura del cerebro pueden estar detrás de esos beneficios
demostrados, y que la gente no se siente mejor solo porque se han relajado»,
apunta.
Lazar ya había realizado estudios previos en los que había
encontrado diferencias estructurales entre los cerebros de los profesionales de
la meditación, con experiencia en este tipo de prácticas, y los individuos sin
antecedentes, como, por ejemplo, un mayor grosor de la corteza cerebral en
áreas asociadas con la atención y la integración emocional. Pero entonces la
investigadora no pudo confirmar si este proceso había sido fruto de,
simplemente, haber pasado unos ratos de reflexión.pensativo
Conciencia sin
prejuicios
Para el estudio actual, los científicos tomaron imágenes por
resonancia magnética de la estructura cerebral de 16 voluntarios dos semanas
antes y después de realizar un curso de meditación de ocho semanas, un programa
para reducir el estrés coordinado por la Universidad de Massachusetts. Además
de las reuniones semanales, que incluían la práctica de la meditación
consciente, que se centra en la conciencia sin prejuicios de sensaciones y
sentimientos, los voluntarios recibieron unas grabaciones de audio para seguir
con sus cavilaciones en casa.
Los participantes en el grupo de meditación pasaron 27
minutos cada día practicando estos ejercicios. Sus respuestas a un cuestionario
médico señalaban mejoras significativas en comparación con las respuestas antes
del curso. El análisis de las imágenes por resonancia magnética encontró un
incremento de la densidad de materia gris en el hipocampo, una zona del cerebro
importante para el aprendizaje y la memoria, y en estructuras asociadas a la
autoconciencia, la compasión y la introspección. Además, se descubrió una
disminución de la materia gris en la amígdala cerebral, un conjunto de núcleos
de neuronas localizadas en la profundidad de los lóbulos temporales, lo que
está relacionado con una disminución el estrés. Ninguno de estos cambios fueron
observados en el grupo de control formado por otros voluntarios, lo que
demuestra que no fueron resultado solo del paso del tiempo.
«Es fascinante ver la plasticidad del cerebro y cómo, mediante
la práctica de la meditación, podemos jugar un papel activo en el cambio del
cerebro y puede aumentar nuestro bienestar y calidad de vida», dice Britta
Hölzel, autora principal del estudio. El hallazgo abre las puertas anuevas
terapias para pacientes que sufren problemas graves de estrés, como los que
soportan un agudo estrés post-traumático tras una mala experiencia.
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