viernes, 28 de marzo de 2014


 
"Nunca sabes cuan fuerte eres hasta que ser fuerte es la única elección que tienes. Y cuando esto sucede, eres intocable."
 
 
- Chuck Palahniuk -

jueves, 27 de marzo de 2014


¿Para qué repetir antiguos errores, habiendo tantos errores nuevos por cometer?
 
- Bertrand Russell -

martes, 25 de marzo de 2014


UNA DORADA MEDIOCRIDAD

Pertrechado en el sofá, mientras meriendo, he decidido asumir que soy mediocre. No es que haya tomado precisamente ahora conciencia de mi mediocridad –de hecho es un ejercicio que practico con asiduidad y hasta con cierto nivel de éxito- sino que, si hasta hoy la percibía negativamente y la catalogaba como algo que convenía superar, ahora encuentro interesante aceptarla como una forma de vida deseable.

Seguiré con mis sueños y esforzándome por alcanzar lo que ilusione. Pero me he propuesto cambiar el deseo de hacer más cosas y llegar más lejos por el de mirar, desde mayor distancia, el significado de la palabra “más”.

DISMINUYE EL UMBRAL DE FUSTRACIÓN

No ha sido ajeno a mi decisión cierto miedo o, cuando menos, una sana prudencia.

Vivimos bajo la amenaza del mito de la eficiencia: ya se trate del trabajo o del ocio, de las relaciones emocionales, del consumo o del sexo… todo parece concebirse como actividades evaluables en función de la productividad, el rendimiento, el triunfo y, últimamente, ¡la excelencia!

Conceptos todos interesantes y magníficos… siempre que no superen nuestras posibilidades.

Y ahí radica el problema: en que las expectativas son cada vez mayores y generan más gente insatisfecha. Observando el tamaño de las estanterías dedicadas a los libros de autoayuda en las  librerías, ciertos programas televisivos con éxito de audiencia o las ventas de antidepresivos, no creo desatinado afirmar que cada vez hay más personas que no se aceptan como son o al menos no están contentas con la vida que llevan.

Desear más es sin duda razonable, pero cuidado: no hay que olvidar que la frustración es el sentimiento que invade a aquellas propuestas de vida en que no se cumplen las expectativas. Y los pronósticos de psicólogos y sociólogos no auguran nada bueno: cada vez las expectativas son mayores y tenemos más bajo lo que se ha dado en llamar el umbral de frustración, la tolerancia al fracaso.

DÉDALO Y HORACIO

El concepto de la “mediocridad dorada” lo acuñó el poeta Horacio -allá por el siglo I aC- y me lo recordó una amiga el otro día: proponía no subir muy alto para no lastimarse demasiado al caer o, para navegar seguro, no adentrarse en altamar ni aproximarse más de la cuenta a la costa.

La alternativa a la búsqueda del triunfo, o al abandono al fracaso, era vivir una mediocridad dorada, buscar una existencia sin sobresaltos, sin riquezas ni penurias, a salvo tanto de la adversidad como de la envidia ajena.

Aparentemente es sencillo pero, a medida que lo pienso, voy dándome cuenta de que lograrlo puede ser una tarea heroica.

Definir la línea que separa lo necesario de los superfluo, evitar los extremos, medir las posibilidades reales antes de acometer una empresa y, sobre todo, ser capaces de disfrutar del quehacer cotidiano, conseguir que las rutinas dejen de ser anodinas y se conviertan en algo lleno de sentido, no es tarea fácil. Vivir cada momento como lo que es: un tiempo único; sentir cada abrazo como un regalo de la vida; renunciar al deseo de más para disfrutar de lo que se es y se tiene, requiere realmente un esfuerzo titánico.

ACEPTAR O CONFORMARSE

Reconozco que de pronto he sentido un temor reverencial y me he planteado seguir con la comodidad que implica continuar deseando siempre más, aspirar a ser lo que no soy, soñar con que la suerte cambie mi vida, vivir corriendo tras metas inalcanzables…

En ese momento mi hija Andrea ha venido sonriente a “compartir” mi merienda, me he sentido dichoso, he entendido la diferencia entre aceptar y conformarse, y he decidido seguir luchando por mi dorada mediocridad.

Dr. Fernando Torrijos
 
 


"¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?
 
-Vincent van Gogh-


FIESTA EN EL CAMPO

Nada más hermoso que una flor en detalle, sutil, coqueta, específica añadiendo su color y perfume al mundo, volcando toda su inteligencia en su belleza. La simetría prefecta de una dalia, la discreción de la campanilla, la sofisticación de la orquídea… cada flor busca su versión de la delicadeza, sin olvidar que su objetivo último es la visibilidad: pedir un poco de atención para lo que ofrece.

La naturaleza asombra por su ingenio; detrás de cada forma hay una razón y hasta en los pétalos como papel de seda de la amapola se esconde una intención: si maravilla su naturaleza frágil y encendida es porque se dirige a los insectos que la han de mirar y polinizar. Así, se eleva entre el trigo como estandarte de la fertilidad y de la vida, como el triunfo a un mismo tiempo de la sutileza y del atrevimiento.

REFINAMIENTO NATURAL

El milagro de los campos engalanados no deja de deslumbrar en mayo, el mes florido por excelencia. Las flores traen la primavera y cada pueblo ha encontrado el modo de festejarlo: acercándose a los cerezos en Japón o Extremadura, regalando una rosa de abril en Cataluña, ofreciendo flores a las vírgenes o celebrando el “día de la Madre”. Encarna el amor, la pureza, el agradecimiento y el refinamiento espiritual; todo lo que cada cultura ha creído ver en el esfuerzo de la naturaleza por dar lo mejor de sí misma.

En todas partes, los ramos y las guirnaldas sirven para expresar sentimientos profundos y están presentes en los grandes momentos: hay flores en la habitación de un recién nacido, en el ramo del enamorado y sobre las tumbas. Tal vez quieran expresar lo que vivir tiene de bello pero también de efímero.

Lo inaprensible de las flores radica tanto en su fugacidad como en su perfume esquivo, imposible de reproducir en un laboratorio, y tal vez en sus vibraciones energéticas, que estudió el Dr. Bach para el equilibrio emocional. Las flores ejercen con su simple presencia un efecto balsámico que alegra las casas como una insinuación de la naturaleza más amable. Es posible que nuestra felicidad dependa de la importancia que concedamos a esa belleza.
 
 

domingo, 23 de marzo de 2014


 
"La Felicidad es como una mariposa. Cuánto más la persigues, más huye. Pero si posas la atención en otras cosas, viene y se posa suavemente en tu hombro".