Los órganos del cuerpo y su relación con las emociones.
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Bienvenido Welcome Herzlich willkommen
lunes, 17 de marzo de 2014
domingo, 16 de marzo de 2014
EL INSTINTO DE EXPLORAR
La historia de la evolución de la vida es una larga historia
ininterrumpida de seres vivos en
movimiento: aventurándose en medios nuevos, explorándolos, adaptándose a
ellos, abandonándolos de nuevo. El oso sube a la montaña a ver lo que puede
ver; la semilla recorre quinientos kilómetros antes de caer en la tierra y
echar raíces. Colón zarpó hacia el Nuevo Mundo, pese a que muchos pensaban que
se despeñaría cuando llegase al límite de la Tierra.
Si le dice usted a un niño que le gustaría llevarlo a la
selva para que viera lo que hay allí seguro que se sentiría entusiasmado de
inmediato. Fíjese en que los niños cuando van de acampada, antes de que la
tienda esté instalada ya están deseando lanzarse a recorrer el lugar,
examinarlo, seguir ese sendero y bajar por la orilla del río y subir las
laderas, llenos de entusiasmo y de ansias de
moverse y de ver.
No he conocido a nadie que no se sintiese, al menos en
secreto, emocionado ante la perspectiva de vagar, vagar y explorar. Pero, por
desgracia, he conocido a muchos que ahogan sus instintos de vagabundo,
aferrándose a la rutina de su vida, casa y trabajo o veraneando en el mismo
lugar año tras año.
Si descubre que ha estado reprimiendo sus instintos nómadas,
quizá porque tenga miedos irracionales a lo desconocido, o porque equipare
cualquier entrega a esos instintos a irresponsabilidad, quizá está usted
eliminando esa serie de instintos para los que puede que se hayan forjado todos
los demás: su posibilidad de salir al mundo y de moverse en él y de descubrirlo
en toda su gloria.
Puede usted viajar y explorar de diversos modos. Puede
hacerlo a pie o con un equipo de bucear, con un microscopio o con un telescopio,
con un libro de historia o una revista de ciencias naturales. Puede hacerlo en
su propio pueblo o ciudad, en las selvas de África o en la superficie de la
Luna. Pero, sea como sea, ¡hágalo! Y recuerde que explorar no significa sólo
viajar: significa abrirse a todo tipo de variedades en el conjunto de la vida.
Dr. Wayne W. Dyer
viernes, 14 de marzo de 2014
REACCIONAR
MEJOR
Imaginarnos a nosotros mismos actuando
eficazmente en situaciones complejas nos prepara para superarlas.
Hay
situaciones en la vida que no dependen de nuestra voluntad y pueden afectarnos.
Se trata de sucesos, fortuitos o provocados por terceros –un robo, un accidente
de tráfico…-, que pueden provocar ciertos estados de alteración que, sin llegar
a ser traumáticos, pueden impedir a ciertas personas responder eficazmente.
Otras, en cambio, son capaces de responder eficazmente de manera responsable y
eficaz a estas mismas circunstancias.
Pero, ¿qué es
lo que marca esta diferencia? Según la programación neurolingüística (PNL) se
trata de la forma cómo afrontamos –codificamos y archivamos- dichas
experiencias.
ACTUAR
CORRECTAMENTE
Las personas
que viven las experiencias negativas completamente fusionadas a ellas,
demasiado “pegadas” a lo que les sucede, sienten una fuerte carga emocional.
Aquellas que, por el contrario, las viven como testigos objetivos, son más
capaces de buscar alternativas para responder adecuadamente.
Podemos
desarrollar un método sencillo para lograr la distancia suficiente para
modificar las respuestas limitantes ante estos acontecimientos.
Recuerda una
situación vivida en la que, por la impresión, no pudiste responder de la forma
adecuada. A continuación, borra esta imagen e imagina cómo podrías haber
actuado: con serenidad, decisión, eficacia… Añade color, brillo, luz a la
escena. Ahora dispones de dos cuadros: el que te limita y el que te potencia.
Piensa en la
primera imagen. Coloca en su centro, como si fuera un lunar, la escena
potenciadora. Seguidamente, como si aplicaras un potente zoom, has que la
imagen positiva crezca y ocupe todo el espacio mental mientras la limitadora
desaparece rápidamente. Repite esta secuencia siete veces seguidas o hasta que,
con sólo pensar en encontrarte ante otra situación conflictiva, te veas
respondiendo de forma adecuada y eficaz.
Salvador A. Carrión
Director del Instituto Español de PNLjueves, 13 de marzo de 2014
CULTIVAR EL OPTIMISMO
Vemos el futuro
basándonos en gran medida en cómo nos sentimos hoy. Distanciarnos de las
emociones negativas del presente nos abre a mejores resultados.
Si hemos tenido un mal día –estamos abatidos y tristes- y un
amigo nos propone una salida para la semana siguiente, seguramente diremos que
no. Pero, ¿por qué? El investigador Daniel Gilbert, de la Universidad de
Harvard (EE.UU.) ha demostrado mediante varios experimentos que las
predicciones que hacemos sobre nuestro futuro están determinadas por las
emociones y sentimientos presentes. En concreto, nos resulta difícil imaginar
que pensaremos o sentiremos de manera diferente a como lo hacemos ahora. Esto es
así tanto en lo referente a las necesidades más básicas (comer, beber…) como a
aspectos más complejos (emociones, relaciones…). Nuestro cerebro imagina la
situación desde el presente.
El problema surge cuando lo que imaginamos compite con lo
que sentimos ahora, sobre todo si nuestra visión actual está teñida por
emociones negativas. Si hoy estamos tristes, nos resultará difícil imaginarnos
alegres mañana, y esto hará que probablemente renunciemos por anticipado a
actividades o retos que en realidad podrían resultar benéficos para nosotros.
ACTUAR, PESE A TODO
La proyección negativa hace que reduzcamos nuestra
actividad, retroalimentando las emociones negativas y la sensación de
incapacidad. Esto es muy notorio en las personas depresivas, que son incapaces de
imaginarse felices en un futuro cercano. Para no caer en esta trampa de nuestra
mente, es importante darse cuenta de que los sentimientos negativos actuales no
tienen por qué perpetuarse en el futuro, y que actuar pese a ellos con
confianza y optimismo es el primer paso para conseguir resultados positivos.
Pablo
Fernández Berrocal
Profesor de
psicología de la Universidad de Málagamiércoles, 12 de marzo de 2014
ROMPER LA INERCIA EN EL TRABAJO
En cuanto el trabajo nos parezca aburrido o poco motivador, conviene
poner en marcha decididas maniobras para reactivar nuestro interés
Si realizamos una y otra vez las mismas tareas, de la misma forma, desde hace tiempo, corremos el
riesgo de automatizarlas y perder la perspectiva de lo que hacemos. Cuando
tengamos la impresión de funcionar por inercia, hay que detener la máquina y
plantearse lo siguiente:
• ¿Existen otras maneras de hacerlo? Aunque hayamos
encontrado una manera eficaz de trabajar, es interesante hablar con otras
personas que realicen funciones similares para aprender nuevos métodos.
• ¿Podría asumir otros trabajos? Para evitar el
aburrimiento, podemos pedir a nuestro superior que nos asigne nuevas tareas en
lugar de las que realizamos hasta ahora.
• ¿Quiero hacer este trabajo toda la vida? Si nos sentimos
incapaces de romper con la inercia, tal vez sea el momento de poner punto y
final, y buscar una alternativa laboral.
PAUSA PARA MEDITAR
Las personas que realizan trabajos especialmente monótonos
deben procurarse periódicamente -por
ejemplo, cada dos horas- una pausa de cinco minutos para desentumecer los
músculos y refrescar la mente. Incluso sin moverse del puesto de trabajo, una
breve meditación poniendo atención en el aire que entra y sale por las fosas
nasales es un buen antídoto contra el estrés y la fatiga.
Francesc
Millares
Coautor de
“El zen de la Empresa”
martes, 11 de marzo de 2014
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