sábado, 22 de febrero de 2014


LA BUTACA DEL CINE

¿Somos conscientes, en algún momento de nuestra vida, de que estamos representando un papel dentro de la gran obra de teatro que es la existencia humana?

Cualquiera de nosotros en algún momento hemos acudido a un cine para ver una película, pero ¿nos hemos detenido a observar qué es lo que ocurre mientras estamos entretenidos viendo ese film? ¿Por qué motivo las películas nos hacen disfrutar o sufrir? ¿Por qué motivo las películas nos hacen disfrutar o sufrir? ¿Por qué podemos sentir miedo o reírnos a carcajadas o reflexionar sobre la historia que nos están contando?

Cuando nos sentamos en la butaca de un cine y comenzamos a ver la película lo que comienza a ocurrir es que nos identificamos de una u otra forma con lo que está apareciendo en la pantalla.

Nos metemos en la piel de los personajes y comenzamos de alguna forma a vivenciar lo que les está ocurriendo a esos personajes, entramos de lleno en el guion y por ese motivo comenzamos a tener emociones a través de esos personajes con los que nos hemos identificado.

En ocasiones estamos ante una película de terror y entonces sentimos miedo, si alguien en esos momentos nos toca en el hombro podemos incluso gritar, nos asustamos porque estamos inmersos en esa historia. Al igual, si la película es de desamor se nos pueden llegar a saltar las lágrimas o si es de humor, comenzamos a sonreír.

¿Por qué sucede esto? Nosotros no somos esos personajes, es más, sabemos perfectamente que lo que se está desarrollando en la pantalla del cine es absolutamente falso, no existe, es una historia, una ficción y cuando finalice la proyección la pantalla volverá a quedarse de nuevo en blanco ¿entonces?

Ahora bien, precisamente porque de fondo tenemos la absoluta certeza de que todo lo que estamos viendo es ficción, no es real, es por ello que no existe sufrimiento, solo es una identificación momentánea, aunque sí es cierto que se producen pensamientos al respecto y emociones, incluso a veces esas emociones nos pueden embargar y hacernos reír, llorar, gritar… pero no hay sufrimiento real porque sabemos que todo es falso.

¿Por qué no atar cabos y comenzar a ver las similitudes existentes entre la realidad y nuestra vida?

Y sí claro, ya estamos empezando a verlo con claridad ¿verdad? Y es que la Vida y una película de cine son la misma irrealidad.

Cuando llegamos al mundo se nos asigna un papel dentro de la obra de teatro, a cada uno de nosotros nos envuelven dentro de una personalidad diferente, nos caracterizan con diferentes ropajes podríamos decir, son capas y capas de peculiaridades que nos van colgando según se va desarrollando el argumento, y como vivimos inconscientes, nos identificamos con esos personajes que suponemos somos nosotros mismos.

Ni más ni menos, que lo que nos pasa cuando acudimos al cine. Cada uno se identifica con un personaje y vivencia lo que a ese personaje le está ocurriendo.

Pero ¿por qué motivo si al ver la película no sufrimos realmente porque sabemos que es irreal, sí lo hacemos cuando salimos del cine? ¿Cuál es el motivo de que olvidemos que solo es un guion y que nosotros somos los espectadores de esa película y no los personajes que estamos viendo?

Si caemos en la cuenta, la única diferencia entre la película y nuestra vida, es que normalmente en la película conocemos más o menos a priori el argumento, e incluso nos ponemos a imaginar cual es el desenlace, por el contrario, en nuestra vida desconocemos ese argumento, no sabemos de qué forma se va a ir desarrollando el guion, ni por supuesto cómo va a finalizar.

Este pequeño matiz es el que hace que nos pongamos al servicio de nuestros personajes, luchando para salir vencedores de los acontecimientos, para conseguir que esa vida sea exitosa, feliz.

Ahí esté el truco, si no fuese así, jamás nos la creeríamos y dejaríamos de jugar. Si supiéramos que todo está ya determinado, que el guion fue escrito antes de llegar a este plano de existencia, entonces ¿qué objeto tendría continuar la lucha?

Si nos hiciésemos conscientes siempre y en todo momento de que nuestra vida no es otra cosa que una película, a veces de humor, a veces de terror, a veces anodina, a veces maravillosa, pero que nosotros no somos ese personaje que está “viviendo” ese argumento, sino la Conciencia que anima a esos personajes, entonces podríamos darnos cuenta de cuál es nuestra verdadera identidad, cuál es nuestra alma.

Llegamos al mundo y nos ponemos un ropaje determinado, y en base a él comenzamos a funcionar, según vamos siendo sometidos a determinadas experiencias, esos ropajes, la forma en que enfocamos nuestra visión de las cosas, se va distorsionando más y más. Vamos adquiriendo miedos, deseamos, juzgamos, comparamos, rechazamos, reprimimos… Y todo porque olvidamos quiénes somos en realidad, somos Conciencia en estado puro, sin ningún tipo de ropaje, ¡¡¡somos el espectador de la película!!!

Cuando vamos siendo más y más conscientes de esta Realidad, nuestros personajes continuarán transitando por el argumento de nuestras particulares películas, pero como no existirá identificación con ellos, el guion no nos mantendrá cogidos, paralizados. Seguiremos teniendo pensamientos, emociones y seguiremos ¡cómo no! actuando, pareciendo que decidimos, pero no nos importará el resultado de todas esas acciones porque de fondo y con toda seguridad NOSOTROS NO SOMOS ESO.

Simplemente estamos experimentando diferentes argumentos, desconocidos a priori para nuestro personaje ficticio, pero nuestra identidad se mantiene intacta, y en esa identidad no hay deseos, no hay nada que temer, todo es perfecto aquí y ahora.

Podemos descubrir que nuestra alma nunca podrá verse tocada por los acontecimientos, por el argumento, sea cual sea ese argumento. Nuestra alma se mantiene libre de desilusión, desamor engaños, odios, resumiendo de cualquier sufrimiento. Nuestra alma es pura Libertad, puro Amor.

SOMOS LOS ESPECTADORES DE LA PELÍCULA, NO NOS LIMITEMOS A NOSOTROS MISMOS PENSANDO QUE SOMOS LOS PERSONAJES.

Lola Bermejo. Directora de la “Escuela de Crecimiento Personal”

Una de mis películas favoritas: "Memorias de África" y un cartel de actores espectacular, así como la fotografía y la banda sonora. Para mí, un clásico.
 

viernes, 21 de febrero de 2014


EL TÉ VERDE POTENCIA LOS ANTIBIÓTICOS

Un equipo de investigadores de la Universidad de Alejandría (Egipto) asegura que el té verde favorece que los antibióticos sean más efectivos en la lucha contra las bacterias resistentes a los medicamentos. Unos pacientes afectados por infecciones tomaron té verde junto con los antibióticos, mientras que otros no lo hicieron. Los primeros se curaron antes, entre otras razones porque el té verde aumentó la vulnerabilidad de las bacterias a antibióticos  como la cefalosporina, que a menudo es ineficaz contra ciertas bacterias resistentes.

Revista Cuerpo Mente
 


SECRETOS ANCESTRALES MILENARIOS QUE ENSEÑAN A SANAR DESDE LAS EMOCIONES

Si deseas que tu vida cambie, es necesario que tus emociones cambien y empieces a vivir en el aquí y el ahora. De este modo cambiará la dirección de tu vida.

Hace 5.000 años una tribu milenaria se encargó de proteger el secreto tal vez más maravilloso que podría entregársenos a los seres humanos, un secreto de empoderamiento que revelaría lo que seríamos capaces de hacer si estuviéramos conectados con el universo, despiertos en medio de tanto caos y distracciones mediáticas.

Algo tuvo que movernos en ese entonces para que ellos consideraran que debía ser un conocimiento secreto y sagrado, estaban convencidos de que la humanidad no estaba preparada para saberlo. Ellos eran capaces de caminar sobre lava ardiente, de sanar huesos rotos al instante y de resolver conflictos a través de métodos muy sencillos. 

Hoy en día la apertura energética tan maravillosa que acontece y este momento vital tan importante en el que hemos decidido nacer, nos ha permitido acceder a estos conocimientos sagrados.

Lo más importante de este acontecimiento es que es de todos, todos pueden utilizarlo, nosotros sólo somos facilitadores de unas herramientas e intentamos ser una guía de luz y amor para todas aquellas personas que quieran cambiar su vida, anteponiendo siempre como verdad absoluta que el trabajo racional es, muchas veces, parte fundamental para lograr resultados verdaderamente satisfactorios y para toda la vida.

En el momento en el que comprendemos que el mundo es lo que nosotros creemos que es, que no hay límites en el plano de la creación, que todos estamos conectados con todos y con todo y que la energía fluye y actúa justo donde enfocamos nuestra atención, nuestra visión del Universo y de nuestro papel en él, se transforma de forma radical.

EL CAMINO ES LA EXPERIENCIA PERSONAL
Montaigne aprendió tantas cosas como quiso en su vida y las mezcló según su albedrío, de él rescatamos como filosofía de vida propia cuestionarnos todo, no seguir gurús ni dogmas sin antes experimentar si verdaderamente es bueno, y todavía más, una vez comprobado que es útil y bueno, validar el conocimiento constantemente, teniendo en cuenta que lo que es bueno para una persona, para otra tal vez no lo sea y que el universo evoluciona constantemente.
Lo más importante es que, aunque encontremos la forma de ser parte de la respuesta, también sigamos siendo parte de la respuesta, también sigamos siendo parte de los que buscan, de los que se cuestionan, de los que se inquietan, esa nos parece la mejor forma de evolucionar.

El camino del conocimiento milenario hasta nuestro quehacer cotidiano hoy en día, es una historia de aprendizaje constante, de darnos cuenta, de cuestionarnos, de tomar lo mejor de cada enseñanza y de reciclarnos a partir de experimentar, aprender y crear nosotros mismos un camino en el que el descubrimiento fue concluyente: encontramos que la mayoría de los dolores y padecimientos provenían de las emociones, de traumas arraigados a nuestro subconsciente; y decidimos evolucionar y focalizar nuestra enseñanza en ir directamente a la emoción que generó todo lo que somos, tenemos, padecemos en nuestro estado adulto.

Cuando la energía de las emociones fluye, todos los aspectos de nuestra vida empiezan a fluir.

EL PODER DE LAS EMOCIONES
Durante un día normal de nuestra vida experimentamos una gran variedad de sentimientos. En realidad, respiramos tanto como sentimos.

Si lo pensáramos en serio, nos daríamos cuenta de que nuestras vidas son controladas por nuestros sentimientos y, que éstos a su vez, crean nuestros pensamientos.
Todo lo que somos hoy en día es la suma total de todos los sentimientos que hemos experimentado toda la vida hasta este momento. Cuando una emoción conecta con un pensamiento se crea un sentimiento. Es realmente interesante lo que nos condicionan las emociones que tuvimos en nuestra infancia y lo mucho que repercuten en nuestra etapa adulta.

LA MAGIA Y LA CONSCIENCIA
Hay una persona que a algunos les inquieta cuando se habla de herramientas para transformar la realidad y es ¿mi vida va a ser perfecta? Al principio, cuando esa pregunta recaía sobre nosotros “y vosotros, ¿tenéis algún problema  sabiendo todo esto?” nos cuestionábamos nuestros problemas y los rechazábamos, pero con el tiempo aprendimos a sonreír y a amar eso que nos ocupaba y aprendimos a sonreír y a amar eso que nos ocupaba y aprendimos sobre todo la belleza que hay detrás del trabajo honesto y consciente con nosotros mismos. También en nuestro caso había circunstancias que persistían incluso cuando las trabajábamos con una técnica y con otra: hoy en día hacemos especial hincapié en la importancia de practicar el propio empoderamiento sin dejar de lado la observación y la responsabilidad que tenemos todos sobre cada circunstancia.

Si tuviéramos que hablar de algo que somos en esencia, diríamos que con nuestro trabajo recordamos a las personas que tienen un poder, les damos herramientas para usarlo y les entregamos una cajita extra con un pequeño timbre que resuena cada vez que se encuentran una y otra vez con el mismo patrón, el timbre que les recuerda que somos totalmente creadores de todo lo que somos y tenemos.

MÉTODO Y HERRAMIENTAS
Aprender a sentir nuestra propia energía, conectarnos con nuestro Yo Superior, aprender a identificar la emoción que genera un dolor, trauma, enfermedad, conectar con la energía superior, trabajo consciente, reprogramación del subconsciente, sanación de todos tus cuerpos en esta vida, momento de nacimiento e incluso vidas pasadas, conectar con nuestra intuición y capacidad creativa, Sanar a otros…

Angélica Echevarría y Tania Hernández
Fundadoras de ALL EMOTIONS


martes, 18 de febrero de 2014


PISAR AGUA FRÍA ES SANO

FORTALECE EL ORGANISMO Y AYUDA A RELAJARSE

Muchas veces me he preguntado dónde se inspiró Sebastian Kneipp, para darse cuenta de los beneficios de pisar el agua fría. Es de admirar que un hecho tan sencillo genere reacciones tan positivas y sea un pilar fundamental para el fortalecimiento general del organismo.

En Alemania la técnica no sólo es recomendada por los médicos, sino que también tiene una gran aceptación social y muchas ciudades construyen incluso “andadores de agua” en los parques públicos.

Pisar el agua fría produce una estimulación general que varía en intensidad según el frío del agua y el tiempo que estemos en ella. En general, por el día refresca y estimula todo el organismo, y por la noche puede ayudar a conciliar el sueño, siempre que haya una buena reacción de los pies y estos estén calientes. También ayuda a tranquilizarse en momentos de estrés.

Pisar agua fría estimula la circulación venosa de retorno y fortalece las venas, ayuda a la descongestión de órganos internos, provoca calentamiento, favorece la circulación arterial, previene infecciones en tratamientos continuados y activa el metabolismo. También ayuda a mejorar el apetito y produce una sensación de euforia.

Lo podemos aconsejar como indicación terapéutica en los siguientes procesos: insomnio, problemas leves de circulación arterial, alteraciones de la regulación térmica, propensión a infecciones, neurosis cardiaca, sopor, sudoración excesiva de los pies…

Está contraindicado en caso de menstruación e infecciones de bajo vientre en las mujeres, infecciones urinarias y enfermedades renales, alteraciones graves de la circulación arterial, tiritar, sensación de frío en piernas o pies. Aunque sería muy recomendable que estas personas hicieran un entrenamiento progresivo.

Cuando se adopta esta costumbre la persona puede volverse más campechana, con facilidad para descalzarse y tomar contacto con el agua o la tierra. También facilita la convivencia con quienes andan subidos en zapatos, botas, tacones o tronos. Pisar el agua es recuperar parte de esa alegría y seguridad que da el contacto con la tierra.

Recomendaciones:

● Andar de 3 a 5 minutos en orillas poco profundas de un río, arrollo o mar. Debe cubrir hasta la anchura de una mano por debajo de la rodilla.

● Caminar por el agua, entre ½ y 1 minuto con paso se cigüeña o de caballos andaluces, elevando a cada paso una pierna por encima del agua. Dejarlo si se siente dolor.

● Salir del agua y ponerse calcetines y zapatos para evitar el enfriamiento.

Dr. Pablo Saz
 
 
Preciosa playa al sur de Fuerteventura.
 

 

domingo, 16 de febrero de 2014


Fuerteventura, un paraíso por descubrir, por Luis Ramos.

https://www.youtube.com/watch?v=BObLxC6MWLg




UN ENCUENTRO CON EL SILENCIO

Aquieta tu mente, deja que el silencio se apodere de ti, ríndete a lo divino, contempla tu miedo y ámalo, permite que suceda todo aquello que está sucediendo, descubre simplemente cuál es el sabor de tu alma.

Teresa de Jesús decía algo así como…

“Contemplar es abandonar a la Loca de la casa”. ¿Quién es esa Loca? ¡La mente!.

¿A quién no le gustaría en algún momento de su vida que le pudieran desconectar? Cuando hablamos de desconectar, es poder dejar de pensar en aquellas historias que nos producen preocupación, dolor, nerviosismo y que nos hacen involucrarnos de una forma absolutamente negativa en lo que está aconteciendo.

Pero, ¿sabemos cómo hemos llegado a esa situación? Realmente no lo sabemos hasta que comenzamos a observar.

Cuando la vida nos presenta situaciones complicadas es porque sin darnos cuenta llevamos mucho tiempo dejando que nuestros pensamientos sean de una determinada calidad, y como no hemos caído en la cuenta en el momento que se producen, les dejamos vía libre para que campen a sus anchas en nosotros. Esos pensamientos negativos van dejando un poso y generando una serie de emociones negativas a su vez y todo ello lo somatiza nuestro cuerpo en último término.

No prestamos nunca atención a lo que ocurre en el aquí y en el ahora, qué le está sucediendo a nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo nos habla constantemente y no le escuchamos. Tampoco prestamos atención a lo que nos están diciendo nuestras emociones, ni qué tipo de pensamientos aparecen en nuestra mente. Y sin darnos cuenta vamos creando nuestro propio enemigo.

Contemplar es ser sin ningún objetivo que conseguir. Podemos sentarnos en silencio y soledad y eso, qué duda cabe, al principio nos puede ayudar a encontrar ese “hueco” que desconocemos, pero profundamente “contemplar” es convertirse en un testigo de todo lo que está aconteciendo en nuestro interior.

Cuando comenzamos a hacer silencio, a meditar, a contemplar, comenzamos a ver por primera vez que existe algo más que lo que nosotros pensábamos que era lo real. Llega a nosotros un estado de conciencia superior, donde somos más nosotros mismos que en ningún otro “lugar”.

Hablar de silencio sinceramente es un sinsentido, el silencio es eso, no sólo no hablar externamente, sino tampoco hacerlo de forma interna, es un espacio por denominarlo de alguna forma, donde somos sin condicionantes, donde la conciencia que somos se manifiesta, aunque en realidad nunca se fue, siempre estuvo ahí. El silencio es un abandono de la hipnosis divina.

Es absurdo pensar que ese silencio moldeará nuestras vidas de una forma y otra, que hará que seamos mejores personas o nos hará conseguir la felicidad. El tema no va de eso, la experiencia de Dios es algo absolutamente interno, privado, intransferible y lógicamente, tendrá efectos en nuestra personalidad, pero eso no nos tiene que importar, porque en esos momentos en que estamos en ese “espacio” donde no se necesita nada, ni a nadie, ni tan siquiera necesitamos a nuestra persona, es decir, a lo que siempre hemos creído que somos… de ese espacio no se puede hablar, sólo lo podemos experimentar, y cada uno de nosotros tendrá una experiencia diferente que cuando se materialice en palabras lógicamente adquirirá las características concretas de la personalidad que lo está enunciando, pero eso ya no es silencio, ya hemos caído en la vida, en las formas.

No existe nada más valioso que poder descubrir qué somos en realidad, ningún objetivo vital a conseguir puede alcanzar ni por asomo lo que se “siente” cuando se hace un espacio de silencio en nuestro interior. Ahí ya no hay necesidades, no hay ningún deseo, es la nada y es el todo.

Pero ¡no nos preocupemos! Porque seguiremos “yendo y viniendo”, identificándonos con nuestros personajes y actuando en base a nuestros pensamientos y emociones. Tenemos un guion que cumplir en este plano de existencia y sin lugar a dudas lo cumpliremos, lo que ocurre es que no es igual hacerlo de una forma absolutamente inconscientemente, y siendo arrastrados una y otra vez por esa inconsciencia, que hacerlo con la certeza de fondo de que no somos ese personaje que está interpretando ese guion.

Realmente desconocemos qué estamos haciendo aquí, supongo que hasta que salgamos de este sueño no podremos saberlo, pero todo parece indicar que hay aprendizajes que llevar a cabo, y podemos hacerlos con plena conciencia o completamente dormidos.

De lo que sí que nos damos cuente a poco que observemos, es que todos estamos buscando el amor incondicional, la paz absoluta, la belleza, la verdad en todo lo que hacemos, la felicidad, y este anhelo que es común a todos los seres humanos, creemos que lo vamos alcanzando cuando intentamos conseguir nuestros objetivos externos: un trabajo creativo, una pareja ideal, amigos de verdad, poder, dinero, prestigio… Aunque para alcanzarlos utilicemos cualquier tipo de artimaña, de estrategia, es decir, empleamos el egoísmo, primero yo, siempre yo y después ya tendré en cuenta al otro, y eso siempre que se acomode a mis objetivos.

Pero pese a ese egoísmo todos estamos buscando exactamente lo mismo y si algo se busca es que existe, no tendríamos sed, si el agua no fuese alcanzable.

Reclamemos a Dios, meditemos, busquemos cada vez más momentos de silencio y de soledad, observemos. Hagamos lo que hagamos en cada momento, no dejemos correr más tiempo sin perseguir nuestro anhelo. Este sueño se terminará antes o después y sólo nuestras almas quedarán. La Verdad nos está llamando, no nos permitamos más hacer oídos sordos a esa llamada de nuestro Ser profundo.

Dejemos los problemas a un lado, dejemos de jugar a ciegas con querer y no querer, no hay nada que perder, ya está todo ganado. Somos distraídos corazones que quiere pintar de azul su cielo, pero desde esa inconciencia no podemos conseguirlo. Dejémonos de intereses de conveniencia que no podrán jamás darnos la paz anhelada, seamos de una vez por todas lo que SOMOS.

¡CANTEMOS EN TODO MOMENTO A LO DIVINO SIN MIEDO A PERDER. SI LO HACEMOS NO PODREMOS NUNCA PERDER NADA, AHÍ LO ENCONTRAREMOS TODO! ¡APRENDAMOS A CALLAR PARA ESCUCHARLE!

Lola Bermejo
Directora de la “Escuela de Crecimiento Personal”